Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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4.1.20

Santa Hildegarda de Bingen y el vicio de la lujuria


El Liber Vitae Meritorum, "Libro de los méritos de la vida" (1158-1163) es una guía de cómo adquirir merecimientos, a fin de evitar o reducir, por medio de la penitencia en esta vida, cualquier posible castigo futuro.

Está dividido en seis partes. En las cuatro primeras un Hombre mira hacia cada uno de los cuatro puntos cardinales y en la quinta contempla la totalidad del orbe. Las cinco siguen el mismo esquema. En la sexta el Hombre remueve los confines de la tierra, en el sentido que se explica posteriormente. En estas cinco primeras partes, ve y describe un total de 35 imágenes, cada una representa un vicio que hace un parlamento en el que intenta justificar su actuación.

22.12.19

Piedad Hosticéntrica


Yo simplificaría la vida entera de un cristiano, con todos sus deberes, derechos, virtudes, recursos, alegrías, aciertos y triunfos, en esto sólo: en que su Misa y Comunión de cada día sean el principio y el término de todas sus actividades, y más claro, que cuanto haga, diga o sienta cada día, sea preparación o acción de gracias de su Misa y Comunión.

¿Exageración? Mientras más lo parezca, más razón hay para insistir en la necesidad de instruir al pueblo cristiano en la verdad, simplicidad y belleza de esta doctrina.

Sí, hay que decir de todos los modos a los cristianos y a los piadosos, cualquiera que sea su ocupación, su rango o su ministerio, que el mejor cristiano será el que esté más unido a Cristo-Misa, por dar así a Dios la mayor gloria y a Cristo-Comunión por recibir así de Él la mayor gracia que es Él mismo, Fuente de toda gracia.

Obispo Manuel González †

7.2.19

Unión con el Salvador perpetuamente Inmolado


"Dichosos los que han lavado sus vestidos con la sangre del Cordero, para tener derecho al Árbol de la vida y entrar en la ciudad por las puertas" (Apoc. XXII, 14).

El amor divino nunca dice: ¡Basta!. Por lo tanto, después de consolar al Corazón de Jesús con nuestro amor y celo, podemos también consolarle con nuestras inmolaciones.

3.2.19

A grandes males, grandes socorros


Nuestro Señor Jesucristo ha preparado maravillosamente este doble socorro de luz y fuerza, para los últimos tiempos del mundo, con la revelación y el culto de su Sagrado Corazón.

Escuchemos a su admirable Esposa y Víctima, la bienaventurada Margarita María: "Todos los primeros viernes del mes, -dice-, el Corazón adorable de Jesús se me presentaba más brillante que un sol. Los ardientes rayos de su brillante luz daban de lleno sobre mi corazón".

1.2.19

El soldado en la Iglesia militante


El trabajo constante de la adorable Trinidad, después del pecado original, es el de volver a cada uno de los hijos de Adán a aquel estafo feliz en que el hombre, adornado de sus más nobles prerrogativas, era la imagen clara de Dios, que le había formado.

Pero el enemigo del bien, el que fue homicida desde el principio (Juan, VIII), se opone a esta misericordiosa reparación con un odio implacable; y desde la entrada de cada alma en la vida, se esfuerza en pervertirla y hacerla semejante a él en odio, en tinieblas y en malicia.

16.12.18

El niño Jesús perdido y hallado en el templo


Este acontecimiento de la niñez de Cristo se describe en los evangelios, podemos leerlo en Lucas 2,41, y también es uno de los misterios gozosos que contemplamos en el Santo Rosario.

Los evangelistas no hacen mención alguna a la infancia de Jesús, y todos ellos se centran, en casi su totalidad, en lo que se ha dado en llamar "su vida pública", es decir, los años en los cuales estuvo anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios, llamando a la conversión. Esta vida pública de Jesús se lleva todo el protagonismo en los Evangelios, ¿por qué, entonces, San Lucas nos hace detenernos en el pasaje del templo?

11.11.18

Introducción al estudio de las virtudes. Advertencias y nociones preliminares


Notas de la presente edición:
El texto de "Las virtudes y los vicios" de la venerable Concepción Cabrera de Armida, es un libro bastante difícil de encontrar y, además, ciertamente desconocido. Desde el Oratorio Carmelitano hemos decidido revisar completamente los textos disponibles para, como solemos hacer, volver a repasar íntegramente el manuscrito, y mejorar o actualizar en lo posible contenido que haya quedado desprovisto de significado o cuya terminología no sea ya usada, algo muy importante al tratarse, en este caso, de un manuscrito tan antiguo.

Este libro que tienes ante ti es fruto, por tanto, de una labor continuada de muchos meses, en donde se ha tratado de conseguir una actualización de la obra de Cabrera de Armida a nuestros días. No obstante, hemos seguido fielmente el original, y esta edición, aunque "modernizada", sigue estrictamente los libros o tratados anteriores. Con ello queremos que el lector disfrute de una lectura más cómoda y, a la vez, logre profundizar con más soltura y conocimiento en las explicaciones de la Venerable.

Confiamos en haberlo conseguido. Os rogamos un Avemaría por nuestra labor.

Oratorio Carmelitano, mes de ánimas del año 2018


9.11.18

De las virtudes y de los vicios: Conclusión



He cumplido lo que había ofrecido. Que las almas agradezcan este gran beneficio de mi Bondad y se aprovechen de él para su perfección espiritual, y para darme gloria. Mucha recibirá mi Corazón por este medio, y la Cruz triunfará y el Dolor reinará por la extirpación de los Vicios y el triunfo de las virtudes verdaderas y sólidas.

Un gran impulso recibirá la vida espiritual e interna por medio del conocimiento de esta gran gracia y de mi eterna e infinita Misericordia.

8.11.18

De las virtudes y de los vicios: Impenitencia Final



La Impenitencia final procede de la falta de Fe, o sea de la incredulidad o indiferentismo ocasionados por los vicios.

La Impureza, con todo el séquito que la acompaña, y la Soberbia, ocasionan generalmente, y en todos los casos, el terrible y decisivo fin de la Impenitencia final.

El tiro de Satanás en todos los vicios, ahí va dirigido; entibia a las almas, las engaña con mil engaños producidos por la Soberbia y Amor propio, concluyendo por arrastrarlas al pecado, y de ahí materializándolas, les arranca la Fe, precipitándolas en la desgracia de las desgracias que es la Impenitencia final.

7.11.18

De las virtudes y de los vicios: Sensibilismo



El Sensibilismo o (sensibilidad), es hijo del Amor propio, y crece y se desarrolla dentro de la Sensualidad.

El mundo actual se compone de estos dos vicios: Sensibilismo y Sensualidad, y vive de la Soberbia y de los sentidos.

El Sensibilismo abarca un gran campo en el orden de la Piedad, y ayuda también mucho a falsificarla.

Ha llegado a arraigar la creencia de que la Religión está fundada en el Sensibilismo. ¡Error craso! Todo lo contrario, la Religión ni siquiera lo tolera.

6.11.18

De las virtudes y de los vicios: Libertad



La libertad es la más grande aspiración del hombre, pero si se cambia en desorden, lo conduce al despeñadero, al plano inclinado de todos los vicios.

La Libertad bien entendida consiste en no tenerla, es decir, en la Sujeción y en la Obediencia. La Libertad en su origen divino, es muy buena si se lleva por el camino de la Rectitud pero como el hombre inclinado al mal, abusa de ella, la convierte en veneno para su alma. La Libertad mal entendida lo inclina a todos los vicios.

5.11.18

De las virtudes y de los vicios: Desobediencia




La Desobediencia es hija de la Soberbia y de la Libertad falsa y humana, la cual hace reinar el Propio juicio sin querer sujetarlo a otro.

Muy dañosa es para el alma la Desobediencia, y en la vida espiritual hace caer almas muy elevadas.

Es la Desobediencia la ruina completa de la Religión, por lo mismo que la Obediencia contribuye al cimiento de ella.

La Desobediencia viene a echar a pique la vida espiritual, pues un alma sin Obediencia es una nave sin piloto que concluye por estrellarse en algún arrecife, o ser despedazada por los vientos.

4.11.18

De las virtudes y de los vicios: Dureza de Juicio



La Dureza de Juicio es hija del Orgullo y de la Soberbia; el que la lleva consigo da muestras de un espíritu contumaz del cual poco se puede esperar para la vida espiritual.

Es la Dureza de Juicio la antagonista de la Docilidad, ella se opone totalmente a la santa virtud de la Obediencia, y más aún a la perfección de esta virtud, o sea a la Obediencia ciega; y como sin la Obediencia no hay vida espiritual posible, la Dureza de juicio impide al alma entrar en ella.

3.11.18

De las virtudes y de los vicios: Injusticia


Vicios opuestos a las virtudes perfectas.
La ira de Dios cae sobre los que desconfían. Ef. 5, 6.
Avergonzarnos del compañero y del enemigo injustos. Si. 41, 23.
No vayáis a tener perdición en vuestras obras. Sb. 1, 12.


Injusticia
La Injusticia procede de la Dureza de corazón, de la Soberbia y del Juicio propio.

Constituye un pecado de los mayores, sobre todo si se ejecuta en la persona del pobre y del desvalido; hiere directamente la Caridad, Y Yo la castigo muy especialmente con terribles penas.

Es la Injusticia uno de los pecados que más aborrece mi Corazón y que, sin embargo, en el mundo corre como el agua haciendo innumerables víctimas que sólo Yo conozco.

2.11.18

De las virtudes y de los vicios: Perfección



La Perfección es la madre de la Santidad y nace corno ella del mismo Dios.

La Perfección alcanza más grados y más alturas que la Santidad.

La Perfección es una virtud que encierra a todas las virtudes en sí, y en grado heroico hasta donde puede una criatura alcanzar; por lo mismo es la virtud que se acerca más a Dios.

1.11.18

De las virtudes y de los vicios: Voluntad de Dios



La Voluntad divina es el broche de oro que encierra y lleva en su seno a todas las virtudes ordinarias y a las espirituales perfectas.
Ellas las diviniza y hace que brillen con más esplendor ante la Presencia de Dios.

Ella hace aumentar el valor de cada una en las balanzas eternas. Ella baña las acciones del alma pura con un tinte en el cual se complace el Espíritu Santo.

31.10.18

De las virtudes y de los vicios: Presencia



La Presencia de Dios nace del Silencio interno y de la Modestia espiritual perfecta en sus dos grados. La Presencia de Dios sólo habita en las almas puras o purificadas, pues esta divina Presencia es tan limpia y delicada, que no admite cerca de sí la menor mancha en el alma.

Existen diversos grados de Presencia de Dios, los cuales da el Espíritu Santo cómo y a quien le place.

La Presencia de Dios es a veces tan intensa que raya en Oración altísima y elevada que casi llega a Unión.

Otras veces es menos vehemente, diré, y sólo experimenta el alma el indecible bienestar que le produce.

30.10.18

De las virtudes y de los vicios: Unión



La Unión es la madre de la Perfección, y nace de la Caridad, es decir, de Dios, porque Dios es Caridad.

Nunca llega a la Unión sino el alma purificada, crucificada y ejercitada en las virtudes.

A la Unión no llega sino el alma humilde y obediente.

A la Unión no llega sino el alma muerta a todo propio querer. El lazo que estrecha al alma a la Unión es la Voluntad divina. La Unión es la antesala del cielo. Todavía existe más allá de la Unión otra cosa más alta, como grado de la misma.

29.10.18

De las virtudes y de los vicios: Santidad



¡Cuán poca verdadera Santidad que a Mí me satisfaga hay en el mundo! La hermosísima virtud de la Santidad o el foco de todas las virtudes, las cuales lleva en su seno, es la hija predilecta de Dios, y una participación del mismo Dios.

La Santidad forma el descanso de Dios; ella atrae las miradas del Eterno Padre, ella es el nido del Espíritu Santo.

28.10.18

De las virtudes y de los vicios: Gracia



La Gracia es la madre de todas las virtudes. La Gracia divina es producida por el Espíritu Santo. Dios es Caridad. Sin la Gracia no hay Humildad, ni ninguna otra virtud. La Gracia da vida a todas las virtudes y las santifica. Sin la gracia santificante, los actos del hombre, aunque en sí sean meritorios, no merecen.

Muchos grados existen en la Gracia y ella sola encierra un campo infinito que Yo sólo sé y puedo medir y valorar. El hombre conoce solamente parte de la Gracia, pero sólo Yo la abarco, porque sólo Yo la poseo infinitamente.