¡Madre del Carmelo! Vengo a tus plantas lleno de gozo y de esperanza.
De gozo, porque sé que tu escapulario es "el canal abundante por donde bajan raudales continuos de gracias y de favores sobre el mundo; el bendito vestido espiritual que protege a los hombres por los difíciles caminos de la vida; el áncora de salvación en las múltiples borrascas espirituales y temporales; el escudo defensor en las luchas contra los enemigos del alma y contra los peligros del cuerpo".
Y de esperanza, porque tu Escapulario es "señal segura de predestinación; garantía de un feliz éxito en el tránsito a la eternidad; llave que abre las puertas del cielo", pues como Tú misma dijiste: "El que muera con mi Escapulario no se condenará".
Yo sé, Madre, que "Tú eres siempre el camino que conduce a Cristo y que todo encuentro contigo no puede menos de terminar en encuentro con Cristo mismo".
Tú conociste, Madre, las penas y tribulaciones de aquí abajo, la fatiga del trabajo cotidiano, las incomodidades y estrecheces de la pobreza y los dolores del Calvario.
Por eso acudo a Ti, Madre del Carmen, en esta Novena, "para que socorras las necesidades de la Iglesia y del mundo, escuches benignamente los clamores de paz que a Ti se elevan desde todos los confines de la tierra, ilumines a los que rigen los destinos de los pueblos y obtengas de Dios la paz verdadera que se funda sobre las bases sólidas y duraderas de la justicia y el amor", también por mis necesidades, por las almas del purgatorio y por nuestra salvación eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor. Así sea.
DÍA 1.°
MARIA, MADRE DE GRACIA Y DE MISERICORDIA
El gran místico carmelita Padre Miguel de San Agustín escribe en sus Instrucciones Místicas: "No puedo menos de recomendar a todos encarecidamente una entrañable devoción, un amor filial y un tierno afecto a María, la Madre amable, como medio de singular eficacia para vivir como buen cristiano; y ello, porque saludándola como la saludamos, con los títulos de Madre de gracia y Madre de la misericordia -gracia y misericordia que son de todo punto indispensables para llevar una vida piadosa-, ¿a quién podríamos recurrir con más derecho en busca de la gracia que a la Madre de la Misericordia? Así pues, me atrevo a hacer mías las palabras del Apóstol: !Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia en el tiempo oportuno".
Ahora bien, para poder acercarnos confiadamente a la que es trono y Madre de la misericordia, debemos primero granjearnos su amor. Por eso, todos cuantos se glorían de llamarse esclavos, hijos o hermanos de María, han de esmerarse en armonizar su vida con las exigencias de tal título, procurando parecerse a Patrona tan santa, a Madre tan amable y a Hermana tan compasiva en alguno de sus rasgos espirituales mediante la imitación de sus perfecciones y la asimilación de sus buenas cualidades. Tú -no importa quién- que amas a María como a Madre, imita su humildad, castidad, pobreza y obediencia; copia de tan soberano modelo el amor de Dios y del prójimo, así como de las demás virtudes.
Pon tu persona entera en manos de María. Acércate a Ella como a la maestra más sabia, como a la Virgen más prudente. En una palabra, pórtate con Ella como corresponde a un hijo que se precie y comprobarás por experiencia que Ella es la Madre del amor puro y de la esperanza santa, que te colmará de toda gracia y de verdad, y te alumbrará con toda esperanza de vida y de virtud.
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre Carmelitana en esta novena).
SALUTACIONES
- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por habernos dado tu escapulario, llave de oro para abrir las puertas del cielo.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por haberme vestido con tu santo escapulario, prenda segura de salvación.
Dios te salve María...
- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por tu escapulario, canal abundante por donde bajan raudales continuos de gracias sobre el mundo.
Dios te salve María...
- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por tu Escapulario, protección segura contra los peligros del alma y del cuerpo.
Dios te salve María...
- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por tu promesa: "En la vida protejo, en la muerte ayudo y después de la muerte salvo".
Dios te salve María..., y Gloria...
SÚPLICA
Acordaos, oh Virgen del Monte Carmelo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que visten devotamente vuestro santo escapulario haya dejado de experimentar vuestra protección y auxilio en la vida y en la muerte. Animado yo con esta confianza acudo a Vos, y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia. No desechéis mis súplicas, oh Madre de los carmelitas; antes bien, oídlas y atendedlas amorosamente presentándolas ante el trono de vuestro divino Hijo Jesús para que sean favorablemente despachadas. Así sea.
Oficiante: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Respuesta: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN FINAL
Te suplicarnos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María, Madre y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Así sea.
DÍA 2.°
(Todo como el día 1, menos lo siguiente...):
HERMANOS DE LA VIRGEN
"Hay una familia que recaba para sí con justísimo título la primacía en el tiempo entre las Ordenes de la Virgen. Su origen se pierde en las brumas de los tiempos, su denominación le viene de ser oriundos del bíblico Monte Carmelo en Palestina y su característica secular e inconfundible así como su principal timbre de gloria es la de ser la ORDEN DE LA VIRGEN por antonomasia. Orden eminentemente mariana en su cuna, mariana en su finalidad, en sus privilegios, en su actividad, en sus santos, en su ulterior desarrollo".
"Al rayar el siglo XII, atraídos por los Cruzados, llegan los Carmelitas procedentes de Tierra Santa a Occidente, donde pronto su apelativo de Hermanos de la Virgen María del Monte Carmelo choca con la mentalidad europea. Aquí se comprendía entonces una Orden dedicada al estudio, al trabajo manual, al canto litúrgico, a la predicación, a la pobreza o a la penitencia; pero no se concebía en aquel siglo toda una Orden religiosa consagrada al amor y al culto de la Santísima Virgen y menos todavía el apropiarse el sobrenombre de Hermanos de la Madre de Dios".
"De ahí que los Carmelitas en Europa se hicieran blanco de todas las iras y recelos, hasta que la Soberana Reina del cielo manifestó claramente sus predilecciones maternales por sus hermanos del Carmen entregando el santo escapulario".
"Hablando de las predilecciones de la Virgen para con su Orden del Carmen, escribe el ilustre mariólogo Emilio Campana: 'Para formarse una idea de la insigne complacencia con que el cielo mira a la Orden del Carmelo, cuyo espíritu se revigoriza precisamente en la devoción a María, basta considerar la pléyade de Santos de proporciones gigantescas de los que abunda su historia: como un San Juan de la Cruz, una Santa Teresa de Ávila y una Santa Teresita de Lixieux".
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre del Carmelo en esta novena.. Lo demás como el día primero...).
DÍA 3.°
(Todo como el día 1, menos lo siguiente...):
RECIBE ESTE ESCAPULARIO DE TU ORDEN
El Dr. José M. Caro, arzobispo de Santiago de Chile, escribe sobre la entrega del escapulario a San Simón Stock: "El 16 de julio de 1251, hallándose en la amargura y dolor más completos de su alma San Simón Stock invocando y llamando en su ayuda a la que es Madre de piedad y de misericordia, atendiendo Ella a las súplicas de su humilde hijo, se le aparece radiante de gloria y majestad con la hermosa librea del Santo Escapulario".
"Entregándoselo con verdadero cariño maternal le dice estas palabras consoladoras: 'Recibe, hijo mío, este Escapulario de tu Orden, señal de confraternidad, privilegio para ti y para todos los Carmelitas. Quien muriere con él no padecerá el fuego eterno. He aquí una señal de salud, salvación en los peligros, alianza de paz y de pacto sempiterno'".
"Estas palabras, pronunciadas hace ya siete siglos, tienen siempre su valor, porque fueron dichas por aquella que siendo Madre de Dios, es, a decir de los Santos Padres, la Omnipotencia suplicante. Por eso los fieles de todas las edades y latitudes se han acercado a recibir esta valiosa prenda de María y la llevan con verdadera devoción, pensando que la Santísima Virgen nunca dejará de cumplir su palabra si son fieles en continuar en su amor".
Asimismo, comentando esta visión de la Virgen, escribía el Dr. Enrique Nicodemo, arzobispo de Bari: "Yo pienso que entre todas las apariciones de la Santísima Virgen y entre todas las demostraciones de amor, ésta del Santo Escapulario del Carmelo sobrepasa a todas las demás porque no solamente se prometen gracias y favores que miran a esta vida, sino que también asegura la salvación eterna".
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre del Carmelo en esta novena.. Lo demás como el día primero...).
DÍA 4.°
(Todo como el día 1, menos lo siguiente...):
EL ESCAPULARIO, ALIANZA DE AMOR
El Escapulario del Carmelo -entregado hace siete siglos a San Simón Stock- entra con todo derecho en el número saludable de los mensajes del cielo. Su influjo bienhechor en el pueblo cristiano ha sido considerable.
No exageran los que llaman al escapulario "la señal de la alianza con María, escudo poderoso, vestido de salud y fortaleza, arma infalible contra el demonio, signo de predestinación".
Pero el Escapulario del Carmelo no es tesoro escondido de unos pocos privilegiados, ni monopolio de unos hijos afortunados, ni egoísmo de unos arrogantes herederos. El Escapulario del Carmelo es patrimonio de la Iglesia, es prenda de amor de todos sus hijos, fuente de gracias y privilegios para todos los amantes de María.
En una visión intelectual que de la Santísima Trinidad tuvo Santa Teresa de Jesús, el Padre Eterno le habló de esta manera: "Yo te di a mi Hijo y al Espíritu Santo y a esta Virgen. ¿Qué, me puedes dar tú a Mí?".
Aplicándolo al escapulario, lo menos que el mundo puede hacer es recibir con gratitud esta muestra del amor maternal de María y llevarlo en su pecho como una señal de consagración, una defensa contra los peligros del cuerpo y alma, un espejo de las virtudes cristianas y un estímulo constante para imitar a su Madre del cielo.
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre del Carmelo en esta novena.. Lo demás como el día primero...).
DÍA 5.°
(Todo como el día 1, menos lo siguiente...):
SOMOS PROPIEDAD DE MARÍA
"El devoto carmelita, al vestir el escapulario, está persuadido de que se consagra a su Madre y Reina, que ya no se pertenece, que es propiedad de María y que desde ese bendito momento comienza a formar parte de la familia carmelitana y vive bajo su tutela y protección continuas".
Pero, ¿qué es consagrarse a María? La Consagración es reconocer, ante todo, nuestra dependencia de María. Ella es nuestra Madre y nuestra Reina. Le pertenecemos. Es sentirse verdaderos hijos suyos, es darnos en propiedad y para siempre a María.
Mas en este acto de Consagración, la Virgen también toma responsabilidades de Madre y Patrona, pues acepta recibir como propiedad suya al carmelita. Sí, el alma consagrada viene a ser propiedad de María.
Cuando se consagra una cosa a Dios se aparta de los usos profanos para dedicarla enteramente a El. Pues bien, al consagrarnos a María debemos apartarnos de todo lo que desdice de la pertenencia a María, procurando que todo lo que hay en nosotros sea para el servicio y gloria de Dios y de su Madre. El pecado es la profanación de los derechos divinos sobre nosotros. Por tanto, hay que huir de todo lo que sabe a pecado.
La Consagración es un acto gratísimo a nuestra Madre celeste. Dejarnos conducir por Ella, confiar plenamente en su patrocinio, ofrecérselo todo, amarla profunda y confiadamente, llena su corazón materno. Y lo hace desbordar en gracias para nosotros sus hijos.
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre del Carmelo en esta novena.. Lo demás como el día primero...).
DÍA 6.°
(Todo como el día 1, menos lo siguiente...):
EL ESCAPULARIO, AUTÉNTICA DEVOCIÓN MARIANA
La Iglesia, desde muy antiguo, ha visto en el escapulario una auténtica devoción mariana. Ha sido testigo del gran fruto espiritual que ha realizado en las almas. Ha podido comprobar repetidamente la aprobación extraordinaria del cielo por medio de inmensos favores y milagros.
La Iglesia contempla en el Escapulario un mensaje de la Maternidad espiritual de María, que se ejerce a lo largo de nuestra vida, se acentúa a la hora de la muerte y se extiende a los sufrimientos del Purgatorio.
Por otra parte, según la enseñanza del escapulario, las promesas de la Virgen se conceden a aquellos que visten el escapulario, no sólo de un modo material, sino también de un modo espiritual, es decir, acomodándose al espíritu cristiano y al de la Orden del Carmelo, pues el escapulario es, ante todo, "vestimenta espiritual". Y pues el Escapulario es un hábito, exige una vida acorde al nuevo estado y es símbolo de las virtudes marianas que el carmelita ha de imitar.
El religioso carmelita hace profesión de servir a la Santísima Virgen del Monte Carmelo como a Madre y a Patrona.
El carmelita, asimismo, participa de esa profesión porfiando en asemejarse cuanto mejor pueda, dentro de su estado, a la vida mariana de los religiosos. Ese ideal es del todo necesario en todo carmelita que se haya consagrado y use el escapulario, para alcanzar los beneficios del mismo.
El escapulario es dinámico; es vida; es programa; un libro que enseña y conduce hacia la Madre del cielo y con Ella y por Ella a Dios. Dentro de la gran familia carmelitana un consagrado sin vida mariana sería un miembro raro, paralizado, fuera de su lugar.
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre del Carmelo en esta novena.. Lo demás como el día primero...).
DÍA 7.°
(Todo como el día 1, menos lo siguiente...):
LOS PAPAS Y EL ESCAPULARIO DE LA ORDEN CARMELITANA
Desde hace siglos los Pontífices han ido elogiando la devoción del Santo Escapulario como auténtica devoción mariana y fuente de abundantes frutos espirituales. La han favorecido con numerosas indulgencias y la han recomendado. En fin, han visto en el Escapulario un signo legítimo de consagración a María.
Del Escapulario del Carmen escribió el Papa León XIII: "La misma nobleza de su origen, su venerada antigüedad, su extraordinaria propagación entre el pueblo cristiano desde hace tantos siglos, así como los saludables efectos de piedad obtenidos por él y los insignes milagros obrados por su virtud, lo recomiendan admirablemente".
El día del Carmen de 1917, en plena guerra mundial, Su Santidad Benedicto XV terminaba así su elocuente discurso a los seminaristas de Roma: "Tened todos un mismo lenguaje y un arma común: el lenguaje, las sentencias del Evangelio; el arma, el Escapulario de la Virgen Carmelitana".
En estos últimos tiempos en que la Iglesia se esfuerza por presentar al mundo puros valores del Espíritu, medios eficaces de santidad, normas sólidas de vida cristiana, el Escapulario del Carmelo ha sido colocado en la cima de la piedad cristiana. Pío XII y Pablo VI lo han recomendado particularmente como símbolo acomodado a todas las mentes y pueblos, capaz de expresar y estimular las cualidades morales y espirituales que han de ordenar el corazón devoto de la Madre celestial.
El Papa Juan XXIII decía: "Por medio del escapulario yo pertenezco a vuestra familia del Carmelo, y aprecio muchísimo esta gracia como seguridad de una especialísima protección de María".
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre del Carmelo en esta novena.. Lo demás como el día primero...).
DÍA 8.°
(Todo como el día 1, menos lo siguiente...):
EL ESCAPULARIO Y EL ROSARIO
Es grato observar cómo en los dos más importantes y últimos mensajes de la Virgen al mundo -el de Lourdes y el de Fátima- se hayan mezclado admirablemente las dos advocaciones: la del Rosario y la del Escapulario del Carmen.
Sobre la importancia de estas dos advocaciones escribía el Papa Pablo VI al Congreso Mariológico de Santo Domingo:
"Se han de dar a conocer nuestros deseos y exhortaciones; deseos y exhortaciones que, por lo demás, coincidentes con nuestro pensamiento, tomamos de la Constitución dogmática del Concilio Ecuménico Vaticano II y formulamos aquí con sus palabras textuales: 'Estímense las prácticas y ejercicios de devoción a Ella (la Santísima Virgen), que han sido recomendados por el Magisterio a lo largo de los siglos'". Creemos que entre estas formas de piedad mariana deben contarse expresamente el Rosario y el uso devoto del Escapulario del Carmelo. Esta última práctica, "que por su misma sencillez y adaptación a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual".
Cuando se instruya al pueblo cristiano en lo tocante a la devoción mariana, se le ha de inculcar de manera insistente y categórica que, con ocasión de venerar a la Madre, trate debidamente de conocer, amar y glorificar al Hijo, "por medio del cual fueron creadas todas las cosas y en quien quiso Dios que residiera toda la plenitud", y que es el eje central de toda devoción, dedicación y práctica cristiana, para guardar así sus mandamientos.
Además, se ha de advertir con todo cuidado que la devoción a nuestra Señora "no consiste ni en un sentimentalismo estéril y pasajero ni en una vana credulidad, sino que procede de la auténtica fe, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y nos impulsa a un amor filial a nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes".
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre del Carmelo en esta novena.. Lo demás como el día primero...).
DÍA 9.°
(Todo como el día 1, menos lo siguiente...):
LA CARTA MAGNA DEL ESCAPULARIO
Realmente esta Carta es un documento de gran importancia doctrinal, pues resume en breves párrafos toda la doctrina del escapulario y sus privilegios.
Escribe el Papa Pío XII: "Nadie ignora, ciertamente, de cuánta eficacia sea para avivar la fe católica y reformar las costumbres, el amor a la Santísima Virgen, Madre de Dios, ejercitado principalmente mediante aquellas manifestaciones de devoción, que contribuyen en modo particular a ilustrar las mentes con celestial doctrina y a excitar las voluntades a la práctica de la vida cristiana. Entre éstas debe colocarse, ante todo, la devoción del escapulario de los Carmelitas, que por su misma sencillez al alcance de todos y por los abundantes frutos de santificación que aporta se halla extensamente divulgada entre los fieles cristianos...".
"Y, en verdad, no se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen; se trata, en otras palabras, del más importante entre todos los negocios y del modo de llevarle con seguridad. Es, ciertamente, el santo escapulario como una librea mariana, prenda y señal de protección de la Madre de Dios; mas no piensen los que visten esta librea que podrán conseguir la salvación eterna abandonándose a la pereza y a la desidia espiritual, ya que el Apóstol nos advierte: 'Obrad vuestra salvación con temor y temblor'".
"Todos los carmelitas vean en la forma sencilla de su hechura un compendio de modestia y candor; vean, sobre todo, en esta librea, que visten día y noche, significada con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino; reconozcan, por fin, en ella su consagración al Corazón sacratísimo de la Virgen Inmaculada, por Nos recientemente recomendada".
(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre del Carmelo en esta novena.. Lo demás como el día primero...).