Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

Cofradía Carmelitana



Índice
- Oración de agradecimiento
- Consagración
- Las tres prerrogativas
- Oraciones diversas
- Preguntas y respuestas
- Santo Rosario Carmelitano
- Visita semanal




Oración de agradecimiento a Nuestra Señora del Carmelo por su escapulario

Gracias, Madre Carmelitana, por ofrecernos a los carmelitas tu prenda de amor, un humilde escapulario, la parte más sencilla y laboriosa del vestido monacal, en representación al cariño que te tenemos y a las labores y esfuerzos que tenemos que pasar por esta vida para alcanzar la auténtica Vida. Que ese tu vestido nos recuerde siempre nuestra auténtica patria, el Cielo, y nos haga siempre presente la vida de acción y oración, traducida en unas buenas obras y en actos de ardorosa devoción hacia el Señor, para que así revestidos nos reconozcas y nos auxilies en nuestro paso al otro mundo. Que tu Hijo Jesús nos aliente siempre a ser fieles a ese especial estado de amor hacia tu obra del Carmelo y su carisma. Ruega a Él por nosotros.

Amén.







Consagración a Nuestra Señora y Reina del Carmelo

María Santísima: has suscitado en la Iglesia la Orden del Carmelo, dándole el Escapulario como signo especial de tu protección.

Eres el modelo de nuestra vida consagrada al servicio de Cristo en la contemplación de la Palabra y en la entrega generosa a los hermanos.

YO [decir el nombre] ME CONSAGRO A TI, VIRGEN DEL CARMELO, para mejor vivir en obsequio de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.


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Explicación:
El Acto de Consagración a la Virgen Carmelitana es uno de los momentos más especiales e importantes dentro de la vida de fe de todo carmelita, por lo tanto no debe tomarse a la ligera. Es un acto que, junto con la imposición del escapulario, nos incorpora al ideal carmelitano y con el cual pedimos la especial intervención de nuestra queridísima Madre para que nos asista, así como su vigilancia e intercesión poderosa a lo largo de nuestra vida mortal.

En él, nos comprometemos a cuidar y enriquecer nuestra vivencia como cristianos, y profesamos nuestra especial devoción y consideración a la Virgen del Carmelo (Virgin of Carmel) bajo la advocación de Nuestra Señora del Monte Carmelo (Our Lady of Mount Carmel).

En ella rogamos que la bendita Virgen del Carmen nos proteja y asista, en especial que nos guarde y nos auxilie en el momento de nuestra partida, y que nos cubra con su manto para llevarnos al Cielo a través de todas las vicisitudes, tentaciones y peligros a los que tenemos que enfrentarnos en nuestro quehacer diario.

Es conveniente realizar la consagración estando en gracia de Dios, y renovarla al menos una vez al año. Podemos elegir como fecha de renovación de los votos de nuestra consagración carmelitana el día de la festividad carmelitana, un sábado que específicamente nos resulte especial, la fecha del aniversario de nuestra consagración, la de nuestra profesión religiosa, la fecha de admisión a la cofradía, la de la imposición del escapulario, etc.

Asimismo, es aconsejable a todos los carmelitas realizar la visita semanal y realizar las oraciones de la misma, con el fin de no dejar enfriar nuestra vida religiosa y espiritual, auténtico alimento para nuestra alma en su relación con la Madre y Reina del Monte Carmelo. La práctica de la visita semanal debería de tratarse de un momento de meditación, acompañado de oración, con las plegarias de la misma visita.

El creyente carmelita consagrado deberá tratar por todos los medios que Dios ponga a su disposición de llevar una vida lo más santa y crístiana posible, que incluye la práctica de las obras de misericordia, el estudio de la Biblia, la oración constante, y por supuesto las prácticas de piedad y asistencia a misas y realización de confesiones que aconseja la Santa Madre Iglesia.






Las tres prerrogativas del Escapulario Carmelitano

Primera: En este privilegio, nos adopta María Santísima a los Carmelitas, y a todos los que visten el escapulario, por especiales hijos suyos. Esta filiación, y adopción espiritual, no es la común y general de la que gozan todos los fieles por la gracia Santificante, sino es más especial, al estar específicamente destinada a los hijos del carmelo.

Segunda: El segundo privilegio de esta Vestidura Celestial de Ntra. Sra. del Monte Carmelo es, quien devotamente la vistiese, no padecerá fuego eterno. Esto es: que alcanzará con la eficaz intercesión de su amantísimo Hijo, los auxilios necesarios para que en esta vida se arrepienta, muera en gracia y, por tanto, se salve. Este es el genuino sentido de la promesa de la Virgen Carmelitana.

Tercera: Y el tercer privilegio de nuestro Sagrado Escapulario, es el de ser señal de salud, especialmente espiritual. Es también señal de paz, y pacto, que hizo Santa María Virgen, con que firmaba su perpetua protección, su tierno y maternal amor, y su amparo, a todos los que vistiesen este Santo Escapulario, con cuya protección se logra también un pacto eterno de paz entre Dios y el hombre, verificándose en esto que ningún devoto de esta Soberana Reina se aleja de su Hijo, como dice Justiniano ("Super illud Mulier ecce filius tuus", "Mujer, ahí tienes a tu hijo").

Para ganar estos privilegios no pide nuestra Señora del Carmelo otra cosa que vestir el santo Escapulario, como debe vestirse, hasta morir. Así con razón muchos autores nos aplican a los carmelitas, y a los que llevan el Escapulario, aquellas palabras de Job: "Yo te libraré en seis días de toda tribulación, pero en el séptimo, que es sábado, no te tocará ningún mal", explicando en esto la continua y especial protección que tenemos de tan poderosa Madre.






Oraciones diversas a Nuestra Señora y Reina del Carmelo


¡Oh, Virgen y Señora Carmelitana, María Santísima!, que extendiendo tu amor favoreciendo a los carmelitas, aun después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario, consuelas sus almas cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan de aquellas penas cuanto antes para ir a gozar de Dios en la gloria eterna. Te ruego me alcances, Señora, de Su Majestad, que cumpla yo las obligaciones de todo fiel cristiano, y continúa fervientemente la devoción de tu santo escapulario de tal modo que logre este singularísimo favor.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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Virgen y Reina nuestra Carmelitana, María Santísima, que diste en tu Santo Escapulario a los que devotamente lo visten un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo, y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, me sea también este Escapulario defensa poderosa en esta mortal vida, para que en todas las tribulaciones, y riesgos, halle la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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Oh, Virgen y Madre, María Santísima del Monte Carmelo, que ofreciste tu especial asistencia en la hora de la muerte a los que devotamente visten tu santo escapulario, para que así logren, por medio de la verdadera penitencia, salir de esta vida en gracia de Dios, y librarse de las penas del Infierno. Te ruego pues, Reina y Señora mía, me asistas, me ampares, y me consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera y perfecta contrición y penitencia de todos mis pecados, encendido amor de Dios, y deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni se condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria celestial.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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Oh Virgen Carmelitana, mi Señora y Reina María Santísima, que para señalar a los carmelitas por especiales hijos tuyos los enriqueciste con la singular prenda del Sagrado Escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para los que devotamente te sirven, y que cumpliendo con sus obligaciones procuren vivir, mostrando en imitar tus virtudes, ser tus hijos e hijos de tu Orden. Te ruego por tanto, Señora, me alcances lo haga yo así siempre, y señalándome en servirte con amorosos obsequios merezca lograr los frutos de esta Santa devoción, y me muestre agradecido a favor tan singular.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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¡Oh Virgen María, Madre de Dios, y de los pecadores!, especial Protectora de los que visten tu Sagrado Escapulario: por lo que su Majestad te ha engrandecido, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo Jesucristo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio a mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones, y esta especial gracia (dígase la gracia que se desea), si conviene para tu mayor honra y gloria, y para bien de mi alma.

Para conseguir tales fines me valgo, oh Señora, de tu intercesión poderosa ante tu Hijo, y quisiera tener el espíritu de todos los Ángeles, Santos y Justos, para alabarte dignamente. Uniendo con sus afectos mi voz, te saludo diciendo:


(rezar un Avemaría).

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¡Oh Señora y Reina del Carmelo!, Virgen María Santísima, que fuiste figurada en aquella Nubecita que el gran profeta de Dios, Elías, vio levantarse del mar, y con su lluvia hizo florecer la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas. Te ruego, Señora, me alcances de Su Majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, con lo cual, sirviéndole a tu Queridísimo Hijo con perfección en esta vida, merezca gozar de su presencia en la eterna, y al presente consiga también lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea).

Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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Virgen Carmelitana, nuestra Santa Madre María, que por tu singular amor a los carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo, de los cuales dichosamente gozaron. Te ruego pues, Señora, que me asistas con ese especial trato, alcanzándome de tu Bendito Hijo Jesucristo, luz para conocer su bondad, y amarle, conocer mis culpas y llorarlas, perseverar en la fe y actuar conforme a Su Santa voluntad, para con toda perfección servirle; y que mi trato y conversación sea siempre para su mayor honra y gloria, así como para edificación del prójimo.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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Oh Virgen Carmelitana, nuestra Santa Madre María, que te dignaste en admitir piadosa, con singular amor, el obsequio de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que te edificaron templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos y devotos ermitaños a darte cultos y alabanzas. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de virtudes, donde su Majestad habite siempre; templo de mi Amado, Adorado y Alabado Señor Jesucristo, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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Virgen Carmelitana, Madre de nuestro Señor Jesucristo, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos, y hermanos tuyos, alentando con este singular favor su confianza para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, y alentándoles a procurar imitar tus excelentes virtudes. Te ruego pues, Señora, me mires como amorosa Madre y me alcances te imite yo en todo, de modo que dignamente goce de llevar tan dulce nombre de hijo tuyo, consiguiendo así que mi nombre sea escrito en el Libro de los predestinados, junto con los Hijos de Dios y Hermanos de mi Señor Jesucristo.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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Virgen Carmelitana, María Santísima, que para defender a los carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la Sagrada Religión del Carmelo, mostrando el singular amor con que los amparas, mandaste al pontífice Honorio III los recibiese benignamente, y confirmaste su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu Hijo Jesús, castigando a los que especialmente lo contradecían. Te ruego pues, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y de cuerpo, para que con quietud y paz me emplee siempre fervoroso en el servicio de Dios, y en el tuyo.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).

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Oh, Virgen y Madre, María Santísima del Monte Carmelo, que ofreciste tu especial asistencia en la hora de la muerte a los que devotamente visten tu santo escapulario, para que así logren, por medio de la verdadera penitencia, salir de esta vida en gracia de Dios, y librarse de las penas del Infierno. Te ruego pues, Reina y Señora mía, me asistas, me ampares, y me consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera y perfecta contrición y penitencia de todos mis pecados, encendido amor de Dios, y deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni se condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria celestial.

Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:


(rezar un Avemaría).






Preguntas y respuestas sobre el Escapulario Carmelitano


- ¿Qué promete Nuestra Madre la Virgen del Carmelo en el escapulario?
"Quien muere investido con este Escapulario será preservado de las llamas eternas. Es un signo de salvación, una segura salvación en peligro, una promesa de paz y de mi especial protección hasta el fin de los siglos ".

- ¿Quién puede investirse del escapulario?
Cualquier cristiano independientemente de su edad.

- ¿Cual es el acto de investidura del escapulario?
El acto de investidura de un escapulario es el siguiente:

Oficiante: - Muéstranos, oh Señor, tu misericordia.
Respuesta: - Y concédenos Tu salvación.
O: - Señor, escucha mi oración.
R: - Y que mi clamor llegue a Ti.
O: - El Señor esté con vosotros.
R: - Y con tu Espíritu.
O: - Señor Jesucristo, Salvador de la raza humana, santifica + por Tu poder estos escapularios, que por amor de Ti y por amor a Nuestra Señora del Monte Carmelo tus siervos se vestirán con devoción, para que por intercesión de la misma Virgen María, Madre de Jesucristo, y protegidos contra el espíritu maligno, perseveran hasta la muerte en Tu gracia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


El oficiante toca con agua bendita el escapulario y a la persona, y se lo pone diciendo:

O: - Recibe este bendito escapulario y suplica a la Santísima Virgen que a través de sus méritos, puedas vestirlo sin machan alguna. Que te defienda contra toda adversidad y te acompañe a la vida eterna. Amén.

Tras la investidura el oficiante continúa con las oraciones:

O: - Yo, por el poder que me es conferido, os admito a participar en todos los beneficios espirituales obtenidos por la misericordia de Jesucristo por la Orden Religiosa del Monte Carmelo. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo. + Amén.

Que Dios Todopoderoso, el Creador del Cielo y de la tierra, que se ha dignado unirte a la Confraternidad de la Santísima Virgen del Monte Carmelo, te bendiga +. Rogamos a ella que aplaste la cabeza de la antigua serpiente para que puedas entrar en posesión de tu herencia eterna por medio de Cristo nuestro Señor.

R: - Amén.


A continuación se vuelve a derramar agua bendita en la persona que acaba de recibir el escapulario.


- ¿Qué requisitos debe tener el escapulario?
Debe estar bendecido previamente.

- ¿Quién puede investir el escapulario?
Antiguamente solo y exclusivamente los carmelitas podían investir el escapulario a otros fieles. Por fortuna, actualmente, cualquier sacerdote puede hacerlo y de esta manera todo cristiano puede aprovecharse de las bendiciones y beneficios que otorga la protección especial de la Virgen del Carmen. También se defiende que, como ocurre con el bautismo, cualquier fiel bautizado pueda investirle el escapulario a otros, algo especialmente importante en sitios de misión o donde no hay acceso fácil a sacerdotes (o en países donde, simplemente, las iglesias están muy alejadas y no es posible desplazarse). No obstante la Iglesia aún no se ha pronunciado oficialmente al respecto.

- ¿Qué ocurre tras la investidura?
Antes se daba un número de registro y se entraba a pertenecer a una cofradía o hermandad del carmelo. Aunque esto suele ocurrir todavía hoy cuando se impone el escapulario en un templo carmelita, cuando la imposición es por alguien que no está en la Orden obviamente esto ya no ocurre. Por ello, desde el Oratorio Carmelitano aconsejamos que cada uno realice una especie de recordatorio para poder rememorar esa importante fecha.

- ¿Qué derechos me otorga el escapulario dentro del Carmelo?
Todo el que recibe el escapulario entra a formar parte de la Confraternidad de la Virgen del Carmelo, perteneciendo automáticamente y formando parte de una familia espiritual por la que se tiene el privilegio de ser afiliado a la Orden Carmelita, participando en los méritos de los Padres Carmelitas y Religiosos en la vida y en la muerte, así como recibir las promesas de Nuestra Señora a través del escapulario.

- ¿Se puede tener un escapulario de otro color que el marrón?
El escapulario es marrón debido al hábito carmelita, pero también está permitido el escapulario de color negro, si se prefiere.

- ¿De qué tejido tiene que ser el escapulario?
De algodón o lana, a poder ser.

- ¿Y si le tengo alergia al algodón o la lana? ¿Puedo usar otro tejido?
La Virgen María no especificó qué tejido debía usarse. Por lo tanto, un escapulario marrón de otro tejido debería cumplir la misma función.

- ¿Qué medidas debe tener el escapulario?
No existe una medida en concreto, y de hecho hay escapularios de todo tipo de medidas, algunos más grandes para lucir en ceremonias especiales, y otros minúsculos para llevar siempre con nosotros. En cualquier caso, y siempre, el escapulario debe ser rectangular (con los lados más estrechos en horizontal) o cuadrado, nunca redondo, oval ni poligonal.

- ¿Puedo usar una medalla en sustitución del escapulario? ¿Y si lo pierdo? ¿Y si se me estropea? ¿Y si no puedo reemplazarlo?
La promesa de Nuestra Señora tiene que ver con vestir su escapulario, tal como se le apareció en 1251 a San Simón Stock. Es un signo externo de nuestra consagración a la Virgen María, pero no está claro qué decoración llevaba ni qué símbolos tenía inscritos, o leyendas (si es que tenía alguna, pero dado que el escapulario en origen era una prenda de trabajo que se ponían los monjes sobre los hombros, seguramente que no). La actual ornamentación (la imagen de la Virgen Carmelita, el escudo de los carmelitas o su emblema) es simplemente testimonial, y en todos los casos se recomienda que predomine el color marrón. Sería desacertado, no obstante, que como señal de identidad con la Virgen del Carmelo el escapulario fuera un trozo de tela sin más, de manera que si no nos fuera posible otra ornamentación, lo aconsejable sería grabar en él la cruz, tal como la tiene el emblema del carmelo. Podemos hacer esta ornamentación de forma muy sencilla simplemente recortando sobre el mismo escapulario la cruz.

Se puede llevar otro trozo de tela si hemos perdido o estropeado el que teníamos, siempre y cuando esté bendecida.

Respecto a la medalla-escapulario, tan famosa en nuestros días, el decreto de 16-XII-1910, a partir de San Pío X y los siguientes papas, han permitido su uso sobre todo teniendo en cuenta misiones en climas tropicales y en el extranjero, donde los escapularios pudieran dañarse fácilmente y estropearse (de hecho fue una concesión del papa para los países del trópico). Estas deben ser las únicas razones para usar la medalla, nunca por vanidad, conveniencia, vergüenza o respeto humano, ya se corremos los riesgos de no beneficiarnos de las promesas de la Virgen. Ante esto, conviene tener siempre presente que el escapulario es una forma de vestir el mismo hábito religioso de los carmelitas, y éstos no los sustituyen ni se puede sustituir por otra cosa.

Muchas personas, porque se sienten avergonzadas, no quieren vestir el escapulario, pero hay que entender que el escapulario es una muestra de nuestra devoción y consagración a la Nuestra Señora del Monte Carmelo, y usarlo es una forma de mostrar nuestra confianza, fe, amor y fervor hacia Ella. Si por miedo, vanidad o vergüenza nos lo quitamos, difícilmente se quedaría complacida con nosotros.

- ¿Puedo usar el escapulario mientras me doy un baño o me ducho?
Sí, no hay ningún problema.

- Si necesito un nuevo escapulario, ¿tengo que volver a llevarlo al sacerdote para que lo bendiga?
No es necesario. La bendición es dada a la persona en el primer escapulario, y se extiende a todos los demás. No obstante sería aconsejable que se le rocíe con agua bendita. La bendición del agua puede realizarla cualquier persona, así como la del escapulario, no es necesario un sacerdote puesto que todos somos cristianos y participamos del Cuerpo Místico, cualquiera con la suficiente fe y en gracia de Dios puede bendecir el agua y el escapulario.

- Mi escapulario se estropea cada dos por tres y tengo que estar comprando escapularios sin parar, y tampoco quiero llevar la medalla, ¿puedo hacerme yo uno?
Es una cuestión que se pregunta alguna gente: si por motivos de higiene tengo que sustituir muy habitualmente el escapulario, pero a la vez no quiero o no me gusta llevar la medalla por no ajustarse a lo que la Virgen dijo, ¿puedo hacerme yo uno? Lo cierto es que nada impide esta posibilidad, siempre y cuando se sigan las normas establecidas en torno al escapulario, esto es: forma, y disposición. Dado que puede ser bastante problemático o difícil añadir adornos, recordamos la posibilidad de ponerle al escapulario una cruz. Por escasas o pobres que sean las posibilidades de una persona, cualquiera puede hacerse con un trozo de tela marrón o negro para su escapulario y así cumplir los deseos y las directrices de su adhesión al carmelo.

- ¿Puedo llevar el escapulario sobre la ropa, o tiene que ser directamente sobre la piel?
Por la aparición a San Simón se puede deducir que cualquiera que lo vista se podrá aprovechar de sus beneficios, siendo el escapulario una muestra, un trozo de prenda del propio hábito carmelitano, puede servir su vestimenta sobre cualquier parte de nuestro cuerpo, siempre que ésta sea con respeto y devoción a su significado. Así, se puede vestir también sobre otro tipo de prendas sin ningún problema.

Hubo un tiempo en que incluso se les cosía a las ropas a los niños, para que no lo perdieran.

- ¿Qué diferencia el escapulario de un amuleto? ¿No es un signo de superstición?
Es cierto que, hoy en día, donde tantas supersticiones existen, para algunos no entendidos o con escasa formación el escapulario roza la superstición. Pero hay que recordar siempre, y esto la iglesia lo ha tenido muy claro, que el escapulario por sí mismo no salva si uno se empeña en no salvarse. Pero si eres cristiano y dudas de tu salvación o temes perderte, la protección de Nuestra Señora y la confianza en ella te aliviarán y, para eso, el escapulario es un signo de tu predestinación muy importante. Como explicó la Virgen del Monte Carmelo al entregarlo, el escapulario es "un signo".

- ¿Qué indulgencias se obtienen con el escapulario?
Existen dos tipos de indulgencias que podemos obtener gracias al escapulario carmelita: indulgencias plenarias, e indulgencias parciales.

· Indulgencias plenarias:
·· El día en que se recibe el escapulario (con la condición de confesión y comunión).
·· Indulgencia plenaria en el momento de la muerte (con la condición de confesión y comunión, e invocar devotamente con los labios -o mentalmente si con los labios no es posible- el santo nombre de Jesús).
·· En la fecha de celebración de la festividad carmelitana (cuando se celebre en la parroquia, con confesión y comunión). Y también en estas fiestas:
···San Simón Stock (16 de mayo).
···San Elías Profeta (20 de Julio).
···Santa Teresa de Jesús (15 de Octubre).
···Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre).
···San Juan de la Cruz (14 de Diciembre).
···Todos los Santos Carmelitas (14 de Noviembre).

· Indulgencias parciales:
·· Rezo devoto del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario: 100 días de indulgencia.
·· Cada vez que se besa el escapulario: 500 días de indulgencia.

- ¿Qué es el "privilegio sabatino" y en qué consiste?
El "privilegio sabatino" se basa en una visión que tuvo el papa Juan XXII, y que dio lugar a una bula, el 3 de marzo de 1322. La Santísima Virgen le prometió que quienes hayan usado su escapulario devotamente los liberará del purgatorio lo más pronto posible, el primer sábado después de su muerte a más tardar, y los llevará "a las mansiones celestiales de la vida eterna). La santa sede ratificó definitivamente este privilegio en 1908.

Las condiciones para este privilegio son las siguientes:
·· Portar el escapulario asiduamente y ser fiel a los compromisos que emanan de él, es decir, de nuestra consagración a la Madre de Jesucristo.
·· Observar la castidad según el estado de vida en el que estemos.
·· Rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas, o rezar diariamente los cinco misterios del rosario), o bien abstenerse de comer carne los miércoles y los sábados.






Santo Rosario Carmelitano

Introducción
El Santo Rosario es muy completo, encierra misterios de contemplación Gozosos (en donde aparece el anuncio y nacimiento de Cristo, y también aspectos de su infancia), Dolorosos (donde contemplamos y meditamos su pasión y muerte), Gloriosos (donde contemplamos la resurrección del Señor, y los gozos celestiales) y, desde el año 2002 en que San Juan Pablo II añadió los Misterios Luminosos, se contemplan cinco misterios concernientes a aspectos que tienen que ver con la revelación del Reino de Dios y con el sacramento eucarístico.

Sin embargo como devotos de la Virgen Carmelitana la verdad es que se echa en falta un rosario con Misterios que estén muy en sintonía tanto con la Vida Eterna y nuestra disposición hacia ella, como con la realidad e importancia suma y urgente de seguir fiel y firmemente a Cristo. Por lo tanto, este rosario es eminentemente escatológico, como no podría ser de otra forma, en donde en sus misterios podemos contemplar aspectos tanto de la predestinación, la esperanza, y la perseverancia entre el mundo cotidiano en el que se desenvuelve el cristiano.

Por supuesto su oración es libre, y no debería sustituir al Rosario con los Misterios tradicionales, pero sí nos vendría bien meditar sobre él al menos una vez a la semana. El sábado sería un día perfecto para hacerlo, no solo porque es el día que tradicionalmente está dedicado a Nuestra Señora del Monte Carmelo, sino porque es, además, el día anterior al Domingo, que es el día del Señor y en el cual conmemoramos o recordamos más atentamente nuestro gozo de seguir a Jesucristo y nuestro anhelo por su venida. Por ello, que el día anterior repasemos sobre nuestra necesidad de perseverancia y sobre el estado actual de nuestra alma y de nuestra vida cristiana es una práctica muy provechosa.

No obstante, y dicho lo anterior, podemos elegir cualquier otro día para rezar estos Misterios. Ocurre a veces que tras rezar los Misterios del día del Santo Rosario, nos encontramos con un hueco a lo largo del resto del día en donde nos apetece rezar el Rosario pero quizá no los mismos misterios, por lo tanto estos Misterios pueden servirnos perfectamente para esas ocasiones.

Como es obvio, estos Misterios del Santo Rosario Carmelitano se rezan como el resto del Rosario, es decir: tras cada misterio se reza 1 Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria, y la oración aconsejada por la Santísima Virgen María en Fátima.

Santo Rosario Carmelitano


1er. Misterio carmelitano: Nada vale más que el alma.
"Quien quiera salvar su vida, la perderá" (Mateo 16:25):

24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? 27 Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta".

Pedimos en este Misterio por la resignación en las pruebas a la voluntad divina, el espíritu de penitencia, y el conocimiento del valor de la Eternidad.

· Padre nuestro:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

· Ave María:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

· Gloria:
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

· Oración:
María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

· Oración de Fátima:
Oh Jesús mío, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia.

(en latín):

· Pater noster:
Pater noster, qui es in Cælis, sanctificétur nomen tuum. Advéniat Regnum tuum. Fiat volúntas tua, sicut in Cælo et in terra.
Panem nostrum quotidiánum da nobis hódie. Et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem, sed líbera nos a malo. Amen.

· Ave Maria:
Ave María, gratia plena; Dóminus tecum. Benedícta tu in muliéribus, et benedíctus fructus ventris tui, Iesus.
Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc, et in hóra mortis nostræ. Amen.

· Gloria:
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.

· Oratio:
Maria, Mater gratiæ, Mater misericordiæ, tu me ab hoste protege et hora mortis suscipe. Amen.

· Oratio Fatima:
O mi Iesu, dimítte nobis débita nostra, líbera nos ab ígne Inférni, conduc in cælum omnes ánimas, alléva ánimas Purgatórii, præsértim illas quæ maxime indigent misericordia tua.


2do. Misterio carmelitano: Preparemos tesoros para la Vida Eterna.
"Haceos tesoros en el cielo" (Mateo 6:20):

"19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y la corrosión corrompen, y donde ladrones minan y hurtan. 20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla, ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".

Pedimos en este Misterio por el desapego, la caridad, y la búsqueda de los auténticos tesoros para el Cielo.


3er. Misterio carmelitano: Construid vuestro edificio sobre roca.
"Pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca" (Mateo 7:25):

"24 Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; 25 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. 26 Todo el que oye estas palabras Mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; 27y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción".

Pedimos en este Misterio una fe sólida, la sabiduría y gracia divina, y el saber interpretar las Escrituras y los tiempos.


4to. Misterio carmelitano: Siempre preparados para cuando llegue nuestro Señor.
"Velad, porque no sabéis ni el día ni la hora" (Mateo 24:42):

"42 Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene. 43 Pero comprended esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa. 44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre".

Pedimos en este Misterio la perseverancia, la entrega generosa y total a Dios, y el auténtico amor cristiano a los hermanos.


5to. Misterio carmelitano: La victoria final es de nuestro Dios.
"Tened confianza: yo he vencido al mundo" (Juan 16:33):

"33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo".

Pedimos en este Misterio la fortaleza, el gozo espiritual, y la confianza inquebrantable en el Señor ante cualquier imprevisto, contratiempo y tribulación.






Visita semanal a Nuestra Señora y Reina del Carmelo


¡Madre mía del Monte Carmelo! Heme aquí en vuestra presencia a donde vengo a visitaros con todo el afecto de un corazón agradecido. Os saludo y humildemente os doy gracias por todos los beneficios que de Vos he recibido. Soy vuestro devoto hijo/a y llevo amorosamente vuestro santo Escapulario. Y para demostraros mejor mi afecto filial, me uno en vuestro amor a los que conmigo os saludan con la Visita semanal.

Vengo a visitaros, Madre, en nombre de la Iglesia universal. Os saludo en nombre de todos los Santos que os aclaman en el Cielo, de las almas que os esperan en el purgatorio, de vuestros hijos que luchan en la tierra; en nombre de los corazones que os aman, de los labios que os bendicen, de las almas puras que ruegan, de tentados que os llaman...

Vengo a visitaros en nombre de vuestra Orden del Carmelo, vuestra familia querida, a la que un buen día entregásteis bondadosa vuestro santo escapulario, vestido y señal de vuestras predilecciones. Os saludo en nombre de vuestros hijos carmelitas, que en oración, retiro y soledad os sirven en el santo Monte Carmelo; en nombre de los que nos asociamos a sus obras meritorias por medio de vuestro santo Escapulario; en nombre de todos los que visten vuestro sagrado vestido...

Os ruego, Madre del Carmelo, por la Iglesia de vuestro Hijo, por las intenciones del papa, por los gobernantes de todas las naciones, por los cristianos que flaquean en la fe, por la juventud que se quiere apartar de Dios, por tantos hogares rotos, por los que lloran en silencio las injusticias humanas, por los enfermos que sufren, por los niños que mueren de hambre, por los obreros que no tienen trabajo, por los ancianos que no encuentran cariño...

Y mirad también compasiva a mis familiares, parientes, allegados, amigos, bienhechores y a todos los que están o en algún momento estuvieron a mi lado. Que os sirvamos todos en la paz y santa alegría de los hijos de Dios, unidos en lazos de amor y de caridad. Por Jesucristo nuestro Señor. Así sea.


PETICIONES:
A. Por todos aquellos que invocan a María como Madre y Protectora, para que encuentren en Ella refugio en las adversidades y estímulo en la vida cristiana...
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

B. Por todos aquellos que llevan el santo Escapulario, signo de consagración y de esperanza, para que aprendan a imitar las virtudes de la Virgen y reflejen en sus obras una vida evangélica...
Dios te salve María...

C. Por todos aquellos que invocan a María, la Virgen del Carmelo, en los peligros de la tierra y del mar, para que por Ella lleguen a Cristo, Salvador de todos los hombres...
Dios te salve María...

D. Por todos nuestros hermanos difuntos que murieron con la esperanza de la Resurrección, para que por intercesión de María puedan gozar cuanto antes de las alegrías del Cielo...
Dios te salve María...
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN FINAL:
¡Madre mía del Carmelo! Qué dulce es pasar un rato en tu compañía y sentir tus cariños de Madre.

Yo deseo que todos se cobijen bajo la sombra de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti por los amorosos lazos de esta insignia querida.

Míranos, Madre, con ojos de maternal cariño; dispénsanos tu protección poderosa y enciende en nuestros corazones el fuego de tu amor y el de tu Hijo Jesucristo.

Una gracia en especial te pido antes de alejarme de Ti, Madre Carmelitana. Que así como yo te visito ahora cual devoto carmelita e hijo cariñoso, así Tú te dignes visitarme en la hora de mi muerte, estés a mi lado y me ayudes con tu gracia a bien morir.

Madre, ahora el trabajo y las ocupaciones me reclaman y me tengo que marchar. Pero confío en que pronto me tendrás de nuevo aquí. Mientras, Madre, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Así sea.