Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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20.10.18

De las virtudes y de los vicios: Precipitación



La Precipitación es hija de la Imaginación desordenada y de la Ligereza. Este es un defecto que llega a ser vicio, y vicio de grandes consecuencias. En ningún caso la Precipitación es buena; a veces es indispensable el apresurarse, pero esto es distinto. La Precipitación espiritual siempre acarrea daños para el alma.

La Precipitación es un desorden y el antagonista del Reposo. El alma precipitada nunca es ordenada, y la Precipitación se encuentra muy lejos de la Prudencia. El alma precipitada en sus operaciones huye del Espíritu Santo que es Espíritu de Paz y de Quietud. El Espíritu Santo no desciende ni acostumbra comunicarse con estas almas precipitadas que todo lo atropellan, cuando menos por salir del paso. Satanás es muy amigo de la Precipitación, porque no ignora que ésta todo lo desvirtúa y desdora. La precipitación es el enemigo capital de la Oración, puesto que ésta se funda en la santa quietud de un alma pura y tranquila para derramar sus Frutos. Por lo mismo, las almas precipitadas no pueden orar, se derrumban por los peñascales de la Imaginación, siguiendo los torbellinos que ésta les levanta, y nada hacen ni podrán hacer en la vida del espíritu.

19.10.18

De las virtudes y de los vicios: Imprevisión



La Imprevisión es un defecto que muchas veces conduce al pecado y es hija de la Imprudencia y de la Ligereza. Este defecto parece pequeño y no lo es, sino grande y de multiplicadas consecuencias. La Imprevisión lleva consigo sus defectos, ella deja sobrevenir los males y daños propios y del prójimo sin ocuparse de alejarlos, detenerlos o destruirlos.

¡Cuántas veces se ven envueltas las almas en grandes males por la Imprevisión! En el mismo mundo pasan muchos casos de funestas consecuencias ocasionados por esta hija de la Ligereza e Imprudencia.

Previsión infame.

18.10.18

De las virtudes y de los vicios: Imprecaución



La Imprecaución es hija de la Imprudencia y se anida en las almas frívolas, vanas y ligeras. La Imprecaución es compañera de la Improvisación y hacen una pareja digna de contemplarse por los daños y males que a su paso van esparciendo.

La Imprecaución lleva consigo mil disgustos, contrariedades y serios enojos de consecuencias que va dejando a su paso, sembrando así las discordias en muchos corazones. La Imprecaución en muchos casos altera la paz. De ella se vale el demonio para atizar a la Ira, a la Cólera y a otros vicios. Mas cuando no puede conseguir esto, se conforma a lo menos con entretener a las almas y hacerlas perder el Recogimiento y la Serenidad.

17.10.18

De las virtudes y de los vicios: Desorden


Vicios opuestos a las virtudes del orden.

Mas la lengua del imprudente viene a ser su ruina. Si 5, 15.
(Os instamos) que os apartéis de cualquiera de vuestros hermanos que proceda desordenadamente. 2 Ts 3, 6.


Desorden

Así como Yo soy el mismo Orden del cual se derivan desde toda la eternidad todos los bienes, así Satanás, criatura criada y culpable, desde su funesta caída, lleva consigo a todo Desorden, comunicándolo y esparciéndolo a todo cuanto toca. Satanás desde que la Soberbia llenó su corazón es el mismo Desorden. Todo desorden procede, como causa indispensable, de él.

No se puede ponderar el gran desorden que existe en el mundo y en las almas y en la vida del espíritu. Este maldito vicio que quita la Paz y la aleja, todo lo inficiona y a todo alcanza, porque la Paz, o sea el Espíritu Santo que la produce, no puede acercarse ni morar en donde hay Desorden.

16.10.18

De las virtudes y de los vicios: Previsión



La Previsión es una virtud muy hermosa nacida de la Prudencia.

Consiste en prevenir anticipadamente las cosas, quitando suavemente todo tropiezo para su ejecución.

Un alma previsora es una joya de mucho valor. Mas debe ser un alma previsora con la Previsión que desciende de la Prudencia y lleva consigo a la Rectitud, porque hay otra clase de Previsión que es mala (véase en los Vicios, "Imprevisión" y "Previsión infame").

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

15.10.18

De las virtudes y de los vicios: Liberalidad



La Liberalidad es un Fruto que da el Espíritu Santo a las almas humildes, pero la Liberalidad de la cual hablo es bien ordenada y totalmente ligada con la virtud de la Prudencia, de quien es inseparable, por existir entre ellas una singular unión.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

14.10.18

De las virtudes y de los vicios: Mansedumbre



La Mansedumbre es hija de la Rectitud y don del Espíritu Santo. Esta virtud es muy indispensable en la vida del hombre sobre la tierra. Es muy rica en frutos para el alma.

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12.10.18

De las virtudes y de los vicios: Discreción



La Discreción es una virtud muy hermosa e indispensable en la vida espiritual, es hija de la Prudencia, y la poseen muy pocas almas. Es inseparable de su madre, y se llega a adquirir en el trato con Dios y en la práctica de las virtudes. Su viso más hermoso resplandece en la oscuridad de la Humildad en un tacto finísimo con el cual toca a los espíritus sin que éstos lo sientan ni lo conozcan, tal es su suavidad.

Refleja en su seno al Espíritu Santo, con el cual constantemente se comunica, recibiendo de Él la luz y la gracia, tanto para el alma que la posee como para otras muchas. Esta preciosa virtud es una joya muy escondida.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

11.10.18

De las virtudes y de los vicios: Justicia



La Justicia es una virtud que casi no existe en el mundo, y por esto los males y el pecado inundan la tierra y también los espíritus. La Justicia no existe en donde no existe la Humildad con las más inseparables virtudes que la acompañan. No existe la Justicia en donde no estoy Yo: porque Yo soy Justicia. El alma que me posee lleva consigo a la Justicia, aunque está oculta bajo la capa de la Humildad.

La virtud de la Justicia es la más difícil para el hombre y la que con frecuencia quebranta. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque estos tienen hambre y sed de Mí mismo; y Yo sólo seré su recompensa.

10.10.18

De las virtudes y de los vicios: Prudencia



La Prudencia es la sal de todas las virtudes; es el sol que debe calentarlas y el Regulador que las debe medir. Es también esta virtud hija del Orden, y como su primogénita y la primera en hermosura. Ella debe acompañar todos los actos, así los interiores como los exteriores, de la criatura.

Es muy grande esta virtud, y el alma que la tiene posee un tesoro inapreciable, pero es rara en la tierra el alma que la posee. Esta virtud es muy escondida, y, ¡cuántas veces el hombre cree que obra bajo la sombra de esta virtud, y no obra sino por pasiones!, y sólo Yo lo veo.

9.10.18

De las virtudes y de los vicios: Oportunidad



La Oportunidad es una cualidad muy rara que puede llegar a ser virtud. Es hija de la Prudencia, y muy necesaria en la vida del hombre, sobre todo en aquellos que tienen algún mando, cargo o superioridad.

La Oportunidad hace mucho bien en el círculo que debe recorrer; su apoyo es la Oración, su ser, la Sencillez, su fuerza la Sinceridad, y sus enemigos capitales la Ligereza y la Precipitación.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

8.10.18

De las virtudes y de los vicios: Pureza de Intención



La Pureza de intención es otra virtud de suma importancia en la vida del espíritu, sin la cual se anulan la mayor parte de las obras que se practican. Nace esta Pureza de intención del Amor de Dios, y crece y se desarrolla en el Silencio y Recogimiento interno de un alma limpia. La Sencillez es su compañera, sin embargo, la Pureza de intención la supera, porque se eleva a otra esfera más alta que la de las virtudes simples.

La Pureza de intención va a dar hasta el trono mismo de Dios, llevando consigo las acciones del hombre, y no solamente las que por su grandeza merecen ser mencionadas y elevadas, sino aun las más bajas y sencillas: a todas diviniza con su contacto sobrenatural.

7.10.18

De las virtudes y de los vicios: Rectitud



Undécima familia: Orden.

Los inocentes y los hombres rectos se han unido conmigo. Sal. 24, 21.
La ciencia de los santos es la prudencia. Pr. 9, 10.


Rectitud
La Rectitud es hija del Orden y de la Justicia; es una de las más grandes gracias que puede tener un alma, porque ella la conduce directamente al cielo. Esta virtud es una brújula divina, la cual constantemente va a un punto, que es Dios. Esta preciosa virtud es un tender vigoroso y constante del alma a todo lo bueno y aun a lo perfecto, sin inclinarse a ningún extremo, porque su apoyo es la Prudencia. Su influencia se extiende a todo cuanto toca, haciendo muchos bienes y evitando muchos males. Su fruto es la tranquilidad de conciencia. El alma recta posee la Paz del Espíritu Santo y es feliz.

La Rectitud es una roca inamovible que no la conmueven las tempestades del corazón, aunque generalmente éstas son el crisol en donde se prueba la firmeza. El demonio mucho trabaja contra ella y no descansa haciéndole guerra para derrocarla; emplea un escuadrón de enemigos, entre los cuales los principales son: la Turbación, los Escrúpulos, los Engaños e imaginaciones que la atormentan. Sus únicas armas son: la Humildad y la Pureza de intención; su escollo está en la Debilidad y en la Condescendencia culpable. La Rectitud finalmente, es un signo de predestinación en el alma que la posee.

Quiero que todas estas virtudes se practiquen en el Oasis. Son también para muchas almas.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

6.10.18

De las virtudes y de los vicios: Indiferencia



La Indiferencia procede también de la Disipación. La Soberbia, la Frialdad y la Tibieza forman su atmósfera. La Indiferencia llega a helar hasta tal grado el corazón, que nada es capaz de volverlo a la vida de la Gracia. Este horrible vicio hace que la Infidelidad y la Inconstancia suban de punto. El sello de la Indiferencia es la Ingratitud.

Un alma pecadora tiene remedio, un alma indiferente no lo tiene. La Indiferencia es la reina de los vicios, es la que lleva al alma a la Impenitencia final y de ésta al infierno. Las almas pecadoras y aun las almas obstinadas llegan con un golpe de la divina gracia a convertirse, mas los indiferentes llevan a su ser la Sordera total, esa fatal insensibilidad para todo lo divino que les cierra por completo las fuentes del arrepentimiento y de la gracia.

5.10.18

De las virtudes y de los vicios: Sordera



La Sordera procede de la Disipación y trae en sus venas la sangre de la Infidelidad, Inconstancia e Ingratitud. Estos elementos no sólo la producen, sino también la conservan y hacen crecer.

La Sordera espiritual es ciertamente un gran mal y de funestas consecuencias para el alma que la lleva consigo. Este es el mayor obstáculo que impide la Perfección; porque el alma sorda, no escucha ni puede escuchar la suavísima y delicada voz del Espíritu Santo; no puede percibir sus gemidos, sus arrullos, y ni siquiera sus purísimos toques. Este Espíritu tiene sus comunicaciones divinas en el silencio y en la quietud del alma pura, y es tan delicado el contacto del Espíritu Santo, que el alma sorda ni se apercibe de Él, ni de sus santas comunicaciones.

4.10.18

De las virtudes y de los vicios: Ingratitud



La Ingratitud es hija de la Infidelidad y del Orgullo, y es uno de los vicios o males que más lastiman mi amantísimo Corazón. Y sin embargo, el mundo espiritual se encuentra lleno de Ingratitud.

La Ingratitud es un monstruo en el corazón del hombre, es un fenómeno que engendra el vicio y el pecado, es la esencia misma que Satanás inocula en las almas infieles. Satanás se compone en su mayor parte de la Soberbia e ingratitud, y trata de asimilar a sí a las almas, comunicándoles su ponzoña y veneno.

3.10.18

De las virtudes y de los vicios: Infidelidad



La Infidelidad es hija de la Inconstancia, aunque el veneno de la Infidelidad es más fino que el de la Inconstancia.

Ambos vicios proceden de la maldita Disipación que los engendró y continúa presentándoles su maléfica sombra.

La Infidelidad es la muerte del alma, porque el Espíritu Santo se aleja con sus Gracias y Dones del espíritu infiel. La Infidelidad es más culpable que la Inconstancia, porque la Inconstancia se refiere al trabajo en adquirir los bienes, y la Infidelidad se refiere a los bienes recibidos y alcanzados.

2.10.18

De las virtudes y de los vicios: Inconstancia



Vicios opuestos a las virtudes de correspondencia.

Desagrada a Dios la promesa infiel e imprudente. Qo. 5, 3.
La esperanza del ingrato se deshará como la escarcha del invierno. Sb. 16, 29.



Inconstancia
La Inconstancia es hija de la Disipación. Toda alma disipada, aunque la Gracia la toque y comience el camino de la virtud, no persevera en él.

La Inconstancia es el sello de las almas disipadas, las cuales son volubles o inestables en sus propósitos, indecisas y ligeras.

El hombre lleva en su ser la Inconstancia: nace amasado con ella. La Fijeza huye del hombre como su propia sombra. Sin embargo, la Disipación refina esta Inconstancia natural y empeora lo que es malo y debiera corregirse.

1.10.18

De las virtudes y de los vicios: Perseverancia



La Perseverancia es una virtud que depende de Dios con la cual corona y premia la vida que vive continuadas virtudes y puros sacrificios. La Perseverancia es una corona con la cual Dios anticipa sus frutos a los que han de ser suyos.

La Perseverancia es también un signo de predestinación.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

30.9.18

De las virtudes y de los vicios: Fidelidad



La Fidelidad es hija de la Correspondencia y del Vencimiento; es fruto del Dominio propio y la da el Espíritu Santo a las almas muy ejercitadas en las virtudes. La Fidelidad es hermana de la Perseverancia, y la que corona la vida de los Santos en su paso por la tierra. La Fidelidad es la prueba del divino amor, llega a un grado más alto que su Madre la Correspondencia, porque ésta puede detenerse más o menos tarde, o puede corresponder mas o menos, pero la Fidelidad es la que corona todas las virtudes. El alma que la posee, posee el cielo. Su fin es la gloria de Dios, porque su vida está concretada en Dios sólo: Él es su Todo. Aquella dichosa alma es fiel porque ama, y la Fidelidad amorosa no tiene otra razón que el mismo amor. Es fiel en las penas porque ama; es fiel en las contradicciones, porque ama; es fiel en las penitencias, porque ama; es fiel en los dolores, en los desamparos, en las luchas y abandonos, y sequedades y obscuridades y tempestades horribles, porque ama, porque ama, y sólo porque ama; ¡oh admirable fuerza la del Amor divino! El alma que está poseída de este amor Mío, esta alma es fiel. El alma infiel no me ama, o su amor no es puro, ni es para Mí sólo; el alma infiel se busca a sí, ni soy Yo sólo el objeto principal de sus amores.

Muchas almas existen engañadas sobre este punto tan importante. Creen que puede haber amor puro en donde existe el amor de la criatura. Se engañan, se engañan. Doy también el grito de alerta al Oasis, para que conozca el escollo que tiene la Fidelidad, que está en el amor propio, en el cariño.