Vicios opuestos a las virtudes de correspondencia.
Desagrada a Dios la promesa infiel e imprudente. Qo. 5, 3.
La esperanza del ingrato se deshará como la escarcha del invierno. Sb. 16, 29.
Inconstancia
La Inconstancia es hija de la Disipación. Toda alma disipada, aunque la Gracia la toque y comience el camino de la virtud, no persevera en él.
La Inconstancia es el sello de las almas disipadas, las cuales son volubles o inestables en sus propósitos, indecisas y ligeras.
El hombre lleva en su ser la Inconstancia: nace amasado con ella. La Fijeza huye del hombre como su propia sombra. Sin embargo, la Disipación refina esta Inconstancia natural y empeora lo que es malo y debiera corregirse.