Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

7.10.18

De las virtudes y de los vicios: Rectitud



Undécima familia: Orden.

Los inocentes y los hombres rectos se han unido conmigo. Sal. 24, 21.
La ciencia de los santos es la prudencia. Pr. 9, 10.


Rectitud
La Rectitud es hija del Orden y de la Justicia; es una de las más grandes gracias que puede tener un alma, porque ella la conduce directamente al cielo. Esta virtud es una brújula divina, la cual constantemente va a un punto, que es Dios. Esta preciosa virtud es un tender vigoroso y constante del alma a todo lo bueno y aun a lo perfecto, sin inclinarse a ningún extremo, porque su apoyo es la Prudencia. Su influencia se extiende a todo cuanto toca, haciendo muchos bienes y evitando muchos males. Su fruto es la tranquilidad de conciencia. El alma recta posee la Paz del Espíritu Santo y es feliz.

La Rectitud es una roca inamovible que no la conmueven las tempestades del corazón, aunque generalmente éstas son el crisol en donde se prueba la firmeza. El demonio mucho trabaja contra ella y no descansa haciéndole guerra para derrocarla; emplea un escuadrón de enemigos, entre los cuales los principales son: la Turbación, los Escrúpulos, los Engaños e imaginaciones que la atormentan. Sus únicas armas son: la Humildad y la Pureza de intención; su escollo está en la Debilidad y en la Condescendencia culpable. La Rectitud finalmente, es un signo de predestinación en el alma que la posee.

Quiero que todas estas virtudes se practiquen en el Oasis. Son también para muchas almas.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com