Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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22.7.17

Ejercicio devoto de San Alfonso de Ligorio por las ánimas del Purgatorio


El ejercicio devoto ha sido compuesto por San Alfonso María de Ligorio para la novena u octavario de la conmemoración de los difuntos, en sufragio de las ánimas del purgatorio.

La devoción hacia las ánimas del purgatorio, rogando a Dios por ellas a fin de que las alivie en las grandes penas que padecen, y las lleve pronto a su gloria, es muy agradable al Señor y a la vez muy útil para nosotros. Porque aquellas benditas ánimas son sus eternas esposas, y además muy agradecidas hacia los que les obtienen su libertad de aquella cárcel, o al menos algún alivio en sus tormentos, por lo que reunidas que se hallen una vez en el cielo, no se olvidarán ciertamente de los que hubieren rogado por ellas. Y se cree piadosamente que Dios les manifiesta nuestras oraciones, a fin de que rueguen por nosotros aun antes de salir del purgatorio.

24.9.17

Nuevas cuartillas para imprimir y llevar con nosotros


Desde el Oratorio Carmelitano os hemos diseñado nuevas cuartillas (que también se pueden convertir en octavillas) de distintas oraciones muy necesarias que podemos transportar siempre con nosotros. Además, os adjuntamos unas sencillas instrucciones para convertir las hojas en cuartillas y, éstas, en octavillas.

Estas hojas están disponibles para su descarga en formato pdf, de manera que podéis llevarlas a que os las impriman en cualquier tienda fotocopista, o bien imprimirlas directamente vosotros desde el ordenador.

9.2.23

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (147)



CAPÍTULO 43.
Se explica la necesidad de poner atención sobre los erróneos motivos de orar que usan muchas personas, utilizando en ellos una gran variedad de ceremonias.


1. Los gozos inútiles y la propiedad imperfecta que acerca de las cosas que hemos dicho muchas personas tienen, puede que en ocasiones sean algo tolerables por ir esos devotos en este tipo de prácticas de forma un tanto inocentemente. Asimismo, el gran apego que algunos tienen a muchas maneras de ceremonias introducidas por gente poco ilustrada y falta en la sencillez de la fe, es insufrible.
Dejemos ahora aquellas que en sí llevan envueltos algunos nombres extraordinarios o términos que no significan nada, y otras cosas no sacras, que gente necia y de alma ruda y sospechosa suele interponer en sus oraciones que, por ser claramente malas e incluso en que hay pecado y hasta en muchas de ellas pacto oculto con el demonio (con las cuales provocan a Dios a ira y no a misericordia), las dejo aquí de tratar.

2. Pero de aquellas otras maneras de ceremonias o costumbres sólo quiero decir que, por no tener en sí esas formas sospechosas entrepuestas con las cuales quedaría patente su ineficacia o/y su error, muchas personas el día de hoy con devoción indiscreta las usan, poniendo tanta eficacia y fe en aquellos modos y maneras con que quieren cumplir sus devociones y oraciones que entienden que si en un punto faltan y salen de aquellos límites no aprovecha ni la oirá Dios, poniendo más fiducia en aquellos modos y maneras que en lo vivo de la oración, no sin gran desagrado y agravio de Dios. Así por ejemplo, cosas como que sea la misa con tantas candelas y no más ni menos, y que la diga sacerdote de tal o tal suerte, y que sea a tal hora y no antes ni después, y que sea después de tal día según su parecer y no otro, y que las oraciones y estaciones sean tantas y tales y a tales tiempos, y con tales y tales ceremonias, y no antes ni después ni de otra manera, y que la persona que las hiciere tenga tales partes y tales propiedades. Y piensan que, si falta algo de lo que ellos llevan propuesto, no se hace nada. Y de este tipo y semejantes hay muchas costumbres de otras mil cosas y maneras que se ofrecen y usan.

3. Y lo que es peor (e intolerable) es que algunos quieren sentir algún efecto en sí, o cumplirse lo que piden, o saber que se cumple al tal fin por el que hacen aquellas sus oraciones ceremoniáticas. Con todo ello resulta que lo único que logran no es menos que tentar a Dios y enojarle gravemente. Tanto es así que algunas veces el Señor da licencia al demonio para que los engañe, haciendolos sentir y entender cosas harto ajenas del provecho de su alma, mereciendolo ellos por la propiedad e intenciones vanales y estéticas que llevan en sus oraciones, no deseando más que se haga antes lo que ellos pretenden, y no lo que Dios quiere. Y así, porque no ponen toda su confianza en Dios, nada les sucede bien.


9.4.21

Caridad ejercitada con las almas del Purgatorio



En la página 165 de la Vida de la sierva de Dios sor Francisca del Santísimo Sacramento, carmelita descalza de la ciudad de Pamplona, escrita por D. Miguel Bautista de Lanuza, se lee:

"La Venerable Francisca tenía dadas a las almas del Purgatorio todas sus satisfacciones, las penalidades que padecía, y lo que trabajaba corporalmente, en que fue incansable. Rezaba a todas horas por ellas el Santo Rosario, repetía en las cuentas algunas devociones enseñadas de su propio afecto, como decir: 'Jesús, ayúdalas'. Y otras veces: 'Requiescant in pace' ('Descansen en paz'). Andaba llena de cuentas y medallas de indulgencias que procuraba ganar en las cinco Estaciones, y los días de Comunión les aplicaba estos sufragios. No daba paso que no fuese por ellas, y en siendo treinta y tres, los ofrecía en reverencia de la vida de Cristo, y cuando eran en mayor número a la de nuestra Señora, y si doce a los Santos Apóstoles, porque iba siempre con el rosario en las manos y podía llevar cabal esta cuenta. Los días de fiesta les rezaba muchos Oficios de difuntos, procuraba con los más devotos sacerdotes que celebrasen por esta intención, y que otras personas ricas les hiciesen decir Misas y aplicasen Bulas".

"Ayunaba los más días del año a pan y agua, tomaba recias disciplinas en horas enteras, y traía rigurosos cilicios. Era tan continuo el llanto en que se deshacía su corazón viéndolas padecer, que dijo en sus relaciones: 'como veo tan de ordinario las grandes penas que padecen las santas almas del Purgatorio, es tanto lo que lloro, sin ser en mi mano, que me parece he de cegar".

8.8.17

Vida de ermitaño: de la importancia de huir de la ociosidad


Acabadas las tareas del rezo y sacrificio, y determinadas horas de oración y contemplación, así como alguna lectura de libros devotos, es muy del caso la persuasión de los antiguos monjes a las labores manuales. En efecto, porque la ociosidad es uno de los vicios en los que más se aprovecha el enemigo de nuestra salvación.

El gran Casiano refiere del Abad Paulo, célebre entre los solitarios de aquellos tiempos, que ocupaba las horas de ocio en recoger hojas de palmas para formar espuertillas, y al cabo del año pegaba fuego a sus tareas, para tener motivo de volver a rehacerlas. Y da la razón de esta actitud el santo monje: "probans sine opere manun neque in locum posse monachun perdurare; nec ad perfectionis culmen aliquando trascendere: et cum hoc fieri nequaquam necesitas victus erigeret; pro sola purgatino cordis, et cogitationum soliditate, ac perseverantia cellae, vel accediae ipsius victoria, et expugnatione perfiere". Dando a entender, que no siendo la necesidad del sustento cotidiano la que le hacia solícito en estas tareas, trabajaba en ellas solo para poder perseverar constante en tanto retiro, purgar en esta vida los defectos, y purificar el corazón de los malos gustos contraídos.

27.4.21

Creo en la comunión de los Santos



El artículo noveno del Símbolo de los Apóstoles termina de este modo: "Creo en la comunión de los Santos". "Todos los miembros de la Iglesia, así los que están en el cielo como los que se hallan en la tierra y en el Purgatorio, se encuentran unidos entre sí, y con las tres Personas de la Santísima Trinidad, de un modo íntimo, eficaz y permanente". (Gaume, "Catecismo de perseverancia", tom. III, pág. 307).

De aquí se deduce que los bienaventurados que forman parte de esta gran congregación, oran por las ánimas del Purgatorio. La razón de esto es la comunión que hemos dicho existe entre los Santos, tomada de la unidad del cuerpo de la Iglesia. Como ésta forma un cuerpo cuya cabeza es Jesucristo, necesario es que esta comunicación sea no sólo de la cabeza con los miembros, sino también de estos mismos miembros entre sí, pues según el Apóstol: "No ha de haber disensión en el cuerpo, sino que todos los miembros se ocupan entre sí a ayudarse unos a otros" (1 Corintios, XII, 25).

15.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [26]


Miércoles, 15 de agosto de 1900
En este estado de aridez y de falta de Jesús he durado hasta hoy miércoles.

Desde el viernes no le he vuelto a sentir. El Confesor me asegura que es en castigo de mis pecados o para ver si puedo pasar sin Jesús y estimularme a amarlo todavía más. He estado siempre sola, quiero decir, sin Jesús. El Ángel de la Guarda no me ha dejado ni siquiera un segundo, y no obstante, ¡cuántos defectos y cuántas faltas en su presencia! ¡Dios mío, tened misericordia de mí! He comulgado todos los días, pero Jesús como si no existiera. ¿Querrá Jesús dejarme también sola en una solemnidad tan grande como es ésta? La Comunión la he hecho con algo más de consuelo, pero sin sentir a Jesús. He rogado mucho durante estos días, porque quiero una gracia de Jesús.

12.5.21

Propiedades agua bendita



Ventajas del uso del agua bendita, que consiguen los fieles que la toman o emplean devotamente, como leemos en las oraciones con que la bendice la Iglesia para remedio de nuestras necesidades espirituales y corporales.

UTILIDADES ESPIRITUALES

- 1.a Dice así el Misal al echar sal en el agua: "Que seas hecha sal exorcizada o conjurada para la salud de los creyentes". "Ut efficiaris sal exorcizatum in salutem credentium".

- 2.a Y se aparte y huya del lugar donde fueres derramada, toda fantasía, maldad, astucia y engaño del diablo. "Et effugiat a loco in quo aspersum fueris, omnis phantasia et nequitia, vel versutia diabolicae fraudis".

- 3.a Conjurado por El (por Jesucristo), expele toda infección del espíritu inmundo, o sea toda tentación lasciva. "Adjuratus per eum, discedit omnis spiritus immundus".

- 4.a Se perdonan por ella los pecados veniales. "Sit omnibus sunmentibus, salus mentis".

- 5.a Aleja todas las asechanzas ocultas del enemigo. "Discedant omnes insidiae latentis inimici".

- 6.a Por la invocación del santo nombre de Dios se libra uno de los malos pensamientos. "Per invocationem Sancti Nominis Dei, omnis infestatio immundi spiritus abigatur".

- 7.a Y a todos los que pedimos con viva fe la asistencia del Espíritu Santo, donde quiera que nos hallemos se nos da. "Et praesentia Sancti Spiritus nobis misericordiam tuam poscentibus ubique adesse dignetur".

6.2.22

Los siete domingos de San José



La devoción de Los Siete Domingos de San José consiste en comulgar siete domingos a honra de San José, y rezar en ellos los siete dolores y gozos. Es mejor hacerlos seguidos y se ganan así más indulgencias.

Indulgencias que conlleva:
- Indulgencia plenaria en cada uno de los siete domingos continuos a elegir entre año, con tal que, verdaderamente arrepentidos, confesados y comulgados, se recen las oraciones que publicamos a continuación, se visite alguna iglesia u oratorio público, y se ruegue allí por algún espacio de tiempo por las intenciones del Papa.

Si no es posible hacer las oraciones, éstas se pueden sustituir por siete veces el padrenuestro, siete veces avemaría, y siete veces el gloria.

- Indulgencia de 100 días, rezando estas mismas oraciones cada día.

- Indulgencia de 300 días, todos los miércoles del año y en cada día de los nueve precedentes a la festividad de San José (19 de marzo), o a su Patrocinio.

- Indulgencia plenaria en estas dos fiestas, confesando y comulgando.

8.4.21

Requisitos de los sufragios y oraciones por los difuntos. Testimonio



El "Colector de los ejemplos", título "De Confessione", ejemplo XXVIII, escribe cómo un hijo, compadeciéndose de las penas en que creía estar su padre, hiciese mucha oración por espacio de treinta y dos años por su alma, después de este tiempo se le apareció, y le dijo que se hallaba sufriendo gravísimos tormentos. Le preguntó el hijo si le habían aprovechado las oraciones y sufragios que había hecho por él, y le respondió que no. Replicó el hijo:

- ¿Según esto estáis condenado?

- No lo estoy - dijo el padre -, por la misericordia de Dios padezco en el Purgatorio.

- ¿Pues cómo? ¿No os han aliviado las oraciones que por tan largo tiempo he ofrecido al Señor por vos? - Interrumpió el hijo.

- Porque las has hecho - dijo el alma -, en pecado mortal.

Tornó el hijo a replicar:

- ¿Cómo puede ser eso, habiendo yo confesado y comulgado todos los años?

- Verdad es - terminó diciendo el padre -, que cumpliste siempre con el precepto pascual, pero todas tus confesiones fueron inválidas por falta de dolor verdadero y propósito de la enmienda. Trata de confesarte bien, y entonces me aprovecharán tus sufragios.

Lo hizo así el hijo, y enmendó su vida en otra muy santa y penitente, con lo cual a pocos días libertó el alma de su padre de aquel cautiverio, y se le apareció bañada de resplandores celestiales.

13.4.17

El mensaje de Fátima


Oraciones del ángel:
"Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran. no esperan y no os aman".

"Santísima Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores".

15.11.19

Mes de noviembre dedicado a las ánimas del Purgatorio. Día 15


- Ver días previos -.

Mes de noviembre en sufragio de las benditas almas del Purgatorio.

Por la señal de la Santa Cruz...

OFRECIMIENTO:
Altísimo Señor, os ofrezco todas las penas que padeció vuestro amado hijo Jesús en su Pasión y muerte, y las de su Santísima Madre María, en reparación de todas mis culpas y pecados, con el firme propósito de no ofenderos más.

Misericordia, Dios mío, misericordia y perdón.

También os ruego, Dios de bondad, por la conversión de todos los pecadores, y por las almas del Purgatorio, para que pronto gocen de vuestra gloria por toda la eternidad.

12.4.21

La liturgia fúnebre



No sin razón, decía el Crisóstomo, ordenaron los Apóstoles que en la celebración de los misterios principales se hiciese memoria de los difuntos; porque sabían de cuánta utilidad y provecho les era.

Veamos lo que dicen las liturgias, empezando por la de los nestorianos del Malabar: "Acordémonos de nuestros padres, de nuestros hermanos, y de los fieles que han salido de este mundo en la fe ortodoxa; roguemos al Señor que los absuelva, y que les remita sus pecados, sus prevaricaciones, y que los haga dignos de que dividan la felicidad eterna con los justos que se han conformado con la voluntad divina".

La liturgia de los nestorianos caldeos: "Perdonad los delitos y pecados de los que han muerto; os lo pedimos por vuestra gracia y vuestras eternas misericordias".

2.10.23

Petición previa a las oraciones de la noche



Antes de las oraciones de la noche, y antes del examen de conciencia en donde examinaremos brevemente nuestras acciones, palabras y pensamientos durante el día, reconociendo nuestras culpas y rogándole el perdón a nuestro Señor, le decimos:

Divino Maestro, que nos habéis dicho "pedid y reibiréis; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá", dignaos infundirme espíritu de verdadera devoción, para que mis humildes oraciones, santificadas por Vuestro Sagrado Nombre, me alcancen los eternos bienes que espero de la misericordia Divina, mediante la fe en vuestras inviolables promesas y en los merecimientos infinitos de vuestra vida, pasión y muerte.
Amén.



4.5.17

Roguemos por las benditas ánimas del purgatorio


Ellas necesitan de nuestras oraciones. En una visión de la Hermana Sor María de la Cruz, del Convento de las Agustinianas de Valonges (Francia), el ánima de Sor María Gabriela le decía:

¡No sé si puedes imaginarte las penas que se sufren en el Purgatorio! En el mundo nadie lo piensa. También las Comunidades Religiosas lo olvidamos. Por esto el buen Dios quiere que se rece de modo especial por las pobres ánimas del Purgatorio.
("El manuscrito del purgatorio").

En este mundo tan descreído de hoy en día se ha olvidado de orar, y más aún la oración por los difuntos, abandonándolos a su suerte (aunque nunca están abandonados, cuentan con el auxilio divino, de la Virgen Carmelitana y los ángeles) y olvidándolos en nuestras oraciones. Dediquémosles, por ello, algunas misas, recordémosles en nuestras oraciones diarias y recemos cada mañana, en especial, la oración de Santa Gertrudis.

22.2.22

Ritual del agua bendita de San Ignacio de Loyola



Acostumbrada la Iglesia a echar su bendición sobre muchos objetos, pidiendo al Señor que le conceda a quien los use algunas especiales gracias y favores de alma y cuerpo, el Agua Bendita de San Ignacio de Loyota se encuentra entre ese tipo de ritos. Esta agua sive después también para todas las demás bendiciones.

Se bendice también con especiales ritos el agua unas veces en honor de un santo, y en este caso existe en el Ritual Romano una bendición especial para el agua en honor de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús para que, por intercesión de este santo, conceda Dios favores a sus fieles.

15.9.21

Luces Vespertinas: 5. Mis oraciones



¡Qué poco rezamos los hombres! ¿Y por qué? Porque obligación tenemos, y los hombres más que las mujeres ya que somos más vehementes en las pasiones, tenemos cargos y responsabilidades que, de ordinario, nos llevan a cometer más pecados.

La doctrina católica enseña:

- 1º, que para salvarnos nos es necesario orar;

- 2º, que sin orar no podemos permanecer sin pecado mucho tiempo;

- 3º, que aún para muchas cosas humanas nos es muy necesaria o conveniente la oración;

- 4º, y que si oramos frecuentemente pidiendo a Dios nuestra salvación, nos salvaremos de seguro. Yo, ¿oro? ¿Rezo algo? ¿Sé las oraciones comunes de la Iglesia?

¿Rezo algunas oraciones al levantarme, al acostarme y después de comer? ¿Invoco a Dios en las tentaciones de pecar, y/o en los casos apurados?

¿Oigo misa los domingos? ¿Y por qué no, además, otros días? ¿No podría? Esta sería una de las mejores devociones. Y en la misa, ¿estoy distraido? ¿O llevo devocionario? ¿Y por qué no? Y, ¿estoy en buena postura?

¿Visito al Santísimo siquiera una vez al día?

¿Rezo algo en familia, por ejemplo, el rosario?

¿Comulgo frecuentemente? ¿O una sola vez al año? ¿Y por qué no con más frecuencia? La misa y la comunión diaria sería la mejor devoción de un cristiano.

Y si caigo en pecado mortal, ¿estoy mucho tiempo en él? ¿Por qué no hago pronto un acto de contrición pidiendo a Dios mi perdón? ¿Y por qué, si puedo, no me confieso pronto y comulgo?

En mi casa, ¿hay imágenes que me inciten a orar? ¿Cuadros cristianos? ¿Agua bendita? ¿Un crucifijo decente, que no debe faltar en ninguna casa cristiana?

¿Tengo una piedad egoísta, inútil, sensual, hipócrita, supersticiosa, nimia, ñoña, con lo que desacredito la verdadera devoción? ¿Tengo mucha piedad y poca caridad? ¿Muchas devociones y descuido de mis obligaciones?

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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30.4.17

Oraciones por las ánimas del purgatorio


A continuación os reunimos algunas de las más importantes oraciones por las ánimas del purgatorio. Es recomendable rezarlas asiduamente y, en especial, la de Santa Gertrudis cada día.

Además, os añadimos un vídeo con las mismas oraciones, así como un audio, por si lo queréis descargar, en formato mp3, que podéis obtener desde éste enlace directo. Ocupa 6,64 MB.

Orad sin cesar hasta la venida de Nuestro Señor, recordad la insistencia del Maestro: orar y velar.

12.2.21

¿Las almas del Purgatorio oran por nosotros?



Al tratar el punto objeto de este epígrafe, muchos se han preocupado con la opinión del Ángel de las Escuelas, dando por supuesto que este santo Doctor niega que las almas del Purgatorio puedan orar por nosotros. Esto es rebasar los límites de la doctrina tomista. Santo Tomás se expresa en estos términos: "Las almas del Purgatorio aun cuando son superiores a nosotros por su impecabilidad, son sin embargo inferiores por razón de las penas que sufren, y en este sentido no están en estado de orar, sino más bien de que se ore por ellas" ("et secundum hoc non sunt in statu orandi, sed magis ut oretur pro illis").

Ahora bien: es evidente que no es lo mismo no estar en estado de orar, que el no poder orar. Uno que no esté en estado de orar, quizá las más de las veces podrá hacer oración, como un preso o un enferrno de gravedad; y viceversa, uno que esté en estado de poder orar, acaso nunca o muy raras veces ore.

10.2.23

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (148)



CAPÍTULO 44.
Se explica cómo se debe dirigir a Dios el gozo y la fuerza de la voluntad por este tipo de devociones.


1. Sepan pues estos, que cuanta más fiducia hacen de estas cosas y ceremonias, tanta menor confianza tienen en Dios, y no alcanzarán de Dios lo que desean. Hay algunos que más oran por su pretensión que por la honra de Dios. Incluso aunque ellos suponen que, si Dios se ha de servir y si el Señor lo desea se realice lo que piden, y si no, no, todavía por la propiedad y vano gozo que en ello llevan multiplican demasiados ruegos por tratar de conseguir su parecer, y esos esfuerzos les estaría mejor mudarlos en cosas de más importancia para ellos, como es el limpiar de veras sus conciencias y entender de hecho en los aspectos que conciernen a su salvación, posponiendo muy atrás todas esas otras peticiones suyas que no estén en torno a esto. Y de esta manera, alcanzando esto que más les importa, alcanzarían también todo lo que del resto que piden les viniera a bien, aunque no insistiesen, y de una forma mucho mejor y más pronto que si toda la fuerza pusiesen en sus propios ruegos de interés.

2. Porque así lo tiene prometido el Señor por el evangelista (Mt. 6, 33), diciendo: "Pretended primero y principalmente el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os añadirán", porque esta es la pretensión y petición que es más a gusto del Señor. Y para alcanzar las peticiones que tenemos en nuestro corazón, no hay mejor medio que poner la fuerza de nuestra oración en aquella cosa que es más a gusto de Dios, ya que entonces no sólo dará lo que le pedimos, que es la salvación, sino aun lo que Él ve que nos conviene y nos es bueno, aunque no se lo pidamos, según lo da claramente a entender David en uno de sus salmos (144, 18), diciendo: "Tú abres tu mano y sacias ( ... ) Cerca está el Señor de los que te invocan ( ... ) Oirá tu clamor ( ... ) Guarda a todos los que le aman", que le piden las cosas que son de veras más sublimes, como son las de la salvación, porque de este tipo de personas dice luego (Sal. 144, 19): "La voluntad de los que le temen cumplirá, y sus ruegos oirá, y los ha de salvar". Porque es Dios el guarda de los que bien le quieren. Y así, este estar tan cerca que aquí dice David no es otra cosa que estar Dios pronto a satisfacerlos y concederles aun lo que no les pasa por el pensamiento pedir. Porque así leemos (2 Crónicas 1:7-12) que, porque Salomón acertó a pedir a Dios una cosa que le dio gusto, que era sabiduría para acertar a regir justamente a su pueblo, le respondió Dios diciendo: "Porque te agradó más que otra cosa alguna la sabiduría, y ni pediste la victoria con muerte de tus enemigos, ni riqueza, ni larga vida, yo te doy no sólo la sabiduría que pides para regir justamente a mi pueblo, mas aun lo que no me has pedido te daré, que es riquezas, y sustancia, y gloria, de manera que ni antes ni despues de ti haya rey semejante a ti". Y así lo hizo, pacificándole también sus enemigos de manera que, pagándole tributo todos en derredor, no le perturbasen. Lo mismo leemos en el Génesis (21, 13) donde, prometiendo Dios a Abraham el multiplicar la generación del hijo legítimo como las estrellas del cielo, según él se lo había pedido, le dijo: "También multiplicaré al hijo de la esclava, porque es tu hijo".

3. De esta manera, pues, se han de dirigir a Dios las fuerzas de la voluntad y el gozo de ella en las peticiones, no dejándose caer en las invenciones de ceremonias que no usa ni tiene aprobadas la Iglesia católica, dejando el modo y manera de decir la misa al sacerdote, que allí la Iglesia tiene en su lugar, puesto que él tiene orden de esa misma Iglesia sobre cómo lo ha de hacer. Y no quieran ellos usar nuevos modos, como si supiesen más que el Espíritu Santo y su Iglesia. Que si por esa sencillez no los oyere Dios, crean que no los oirá por más invenciones que hagan. Porque Dios es de manera que, si le llevan por bien y a su condición, harán de Él cuanto quisieren; mas si se dirigien al Señor por puro interés, no hay forma agradable de hablarle.

4. Y en las demás ceremonias acerca del rezar y otras devociones, no quieran llevar la voluntad a otro tipo de ceremoniales y modos de oraciones de las que nos enseñó Cristo (Mt. 6, 9­13; Lc. 11, 1­2). Porque claro está que, cuando sus discípulos le rogaron que los enseñase a orar, les comunicó todo lo que hace al caso para que nos oyese el Padre Eterno, puesto que Cristo tan bien conocía su condición y la forma de tratar con su Padre, y así es que sólo les enseñó aquellas siete peticiones del Padrenuestro en que se incluyen todas nuestras necesidades espirituales y temporales, y no les dijo otras muchas maneras de palabras y ceremonias. Más aún, antes, en otra parte, les dijo que cuando orasen no quisiesen hablar mucho, porque bien sabía nuestro Padre celestial lo que nos convenía (Mt. 6, 7­8). Sólo encargó, con muchos encarecimientos, que perseverásemos en oración, es a saber, en la del Padrenuestro, diciendo en otro lugar de los evangelios que conviene siempre orar y nunca faltar (Lc. 18, 1). Mas no enseñó variedades de peticiones ni fórmulas rebuscadas, sino que éstas simples oraciones se repitiesen muchas veces y con fervor y con cuidado porque, como digo, en estas se encierra todo lo que es voluntad de Dios y todo lo que nos conviene. Que, por eso, cuando Su Majestad acudió tres veces al Padre Eterno, todas las tres veces oró con la misma palabra del Padrenuestro (el "hágase tu voluntad"), como nos dicen los Evangelistas, orando: "Padre, si no puede ser sino que tenga que beber este cáliz, hágase tu voluntad" (Mt. 26, 39).
Y las ceremonias con que Él nos enseñó a orar sólo es una de dos: o que sea en el escondrijo y lo recóndito de nuestro aposento, donde sin bullicio y sin dar cuenta a nadie lo podemos hacer con más entero y puro corazón, según Él dijo: "Cuando tú ores, entra en tu aposento y, cerrada la puerta, ora" (Mt. 6, 6) o, si no, a los desiertos solitarios, como Él mismo lo hacía, y en el mejor y más quieto, solitario y silencioso tiempo de la noche (Lc. 6, 12). Y así, no hay para qué señalar determinado tiempo ni días limitados, ni señalar estos más que aquellos para nuestras devociones, ni hay para qué llevar a cabo otros modos ni retóricas o algarabías de palabras ni de oraciones, sino sólo las que usa la Iglesia y como ella las usa, porque todas se reducen a las que hemos dicho del Padrenuestro.

5. Y no condeno por eso, sino antes apruebo, algunos días que algunas personas a veces proponen para hacer devociones, como en ayunar y otras semejantes, sino el sentido que llevan en sus limitados modos y ceremonias con que las hacen. Como dijo Judit (8, 11­12) a los de Betulia, que los reprendió porque habían limitado a Dios el tiempo que esperaban del Señor misericordias, diciendo: "¿Vosotros ponéis a Dios tiempo de sus misericordias? No es" - dice -"esta forma de obrar para mover a Dios a clemencia, sino para despertar su ira".