Ventajas del uso del agua bendita, que consiguen los fieles que la toman o emplean devotamente, como leemos en las oraciones con que la bendice la Iglesia para remedio de nuestras necesidades espirituales y corporales.
UTILIDADES ESPIRITUALES
- 1.a Dice así el Misal al echar sal en el agua: "Que seas hecha sal exorcizada o conjurada para la salud de los creyentes". "Ut efficiaris sal exorcizatum in salutem credentium".
- 2.a Y se aparte y huya del lugar donde fueres derramada, toda fantasía, maldad, astucia y engaño del diablo. "Et effugiat a loco in quo aspersum fueris, omnis phantasia et nequitia, vel versutia diabolicae fraudis".
- 3.a Conjurado por El (por Jesucristo), expele toda infección del espíritu inmundo, o sea toda tentación lasciva. "Adjuratus per eum, discedit omnis spiritus immundus".
- 4.a Se perdonan por ella los pecados veniales. "Sit omnibus sunmentibus, salus mentis".
- 5.a Aleja todas las asechanzas ocultas del enemigo. "Discedant omnes insidiae latentis inimici".
- 6.a Por la invocación del santo nombre de Dios se libra uno de los malos pensamientos. "Per invocationem Sancti Nominis Dei, omnis infestatio immundi spiritus abigatur".
- 7.a Y a todos los que pedimos con viva fe la asistencia del Espíritu Santo, donde quiera que nos hallemos se nos da. "Et praesentia Sancti Spiritus nobis misericordiam tuam poscentibus ubique adesse dignetur".
UTILIDADES TEMPORALES
- 1.a Se dice en el Misal, que mandó Dios al profeta Eliseo echar sal en el agua para sanar la esterilidad de la tierra agostada con tres años de sequía. "Deus qui creatura salis per Eliseum Prophetam in aquam mitti jussit, ut sanaretur sterilitas aquae".
- 2.a Preserva de enfermedades. "Morbosque pellendos".
- 3.a Purifica el aire de todo contagio. "Non illic resideat spiritus pestilens, non aura corrumpens".
- 4.a A todos los que usan esta agua con fe, supuesto el estado gracia, da salud en el alma y en el cuerpo. "Sit omnibus sumentibus sanitas animae et corporis".
Mas para alcanzar todas estas gracias es preciso usar del agua bendita, no por mera costumbre, sino con la intención de unir nuestras oraciones con las de la Santa Madre Iglesia. Así la usaba Santa Teresa de Jesús, según se lee en el capítulo 31 de su vida con estas palabras:
"De muchas veces tengo experiencia, que no hay cosa con que huyan más los demonios para no tornar, como del agua bendita. De la cruz también huyen, mas vuelven luego. Debe ser grande la virtud del agua bendita; para mí es particular y muy conocida consolación la que siente mi alma cuando la tomo. Es cierto que lo muy ordinario es sentir una recreación que no sabría yo darla a entender, con un deleite interior que toda el alma me conforta. Esto no es antojo ni cosa que me ha acaecido sola una vez, sino muy muchas, y mirándolo con gran advertencia, digamos, como si uno estuviese con mucho calor y sed, y bebiese un jarro de agua fría, que parece todo él sintió el refrigerio. Considero yo qué gran cosa es todo lo que está ordenado por la Iglesia, y regálame mucho el ver que tengan tanta fuerza aquellas palabras que así la ponen en el agua, para que sea tan grande la diferencia que hace a lo que no es bendito".
Al tiempo de tomarla, se puede decir: "Aqua benedicta, sit nobis salus et vita" ("Agua bendita, danos salud y vida"). Tómala con fe, y cree firmemente que te librarás de todas las tentaciones, especialmente de las lascivas.
Sí, de las lascivas, y de todas las demás tentaciones con que pueda combatirnos Satanás. Primeramente, y para que el efecto sea más evidente, debemos aficionarnos a las obras y ejercicios de caridad y misericordia que tanto agradan a Dios, y a nosotros son de especial mérito y provecho. Lo segundo es que procuremos satisfacer en esta vida todo lo que pudiéremos por nuestras culpas, ofreciendo a Dios para este fin algunas mortificaciones voluntarias, y sufriendo con paciencia los trabajos que Su Majestad nos enviare, o las molestias que nos ocasionaren nuestros prójimos, para que en el Purgatorio tengamos menos que padecer. Lo tercero es que nos apiademos de las ánimas del Purgatorio, socorriéndolas continuamente con nuestras oraciones, sufragios y obras satisfactorias que pudiéremos.
Obrando de esta suerte no temamos, que es fiel Dios y no ha de permitir que nuestro Purgatorio, caso de que entremos en él, sea largo.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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