Ellas necesitan de nuestras oraciones. En una visión de la Hermana Sor María de la Cruz, del Convento de las Agustinianas de Valonges (Francia), el ánima de Sor María Gabriela le decía:
¡No sé si puedes imaginarte las penas que se sufren en el Purgatorio! En el mundo nadie lo piensa. También las Comunidades Religiosas lo olvidamos. Por esto el buen Dios quiere que se rece de modo especial por las pobres ánimas del Purgatorio.
("El manuscrito del purgatorio").
En este mundo tan descreído de hoy en día se ha olvidado de orar, y más aún la oración por los difuntos, abandonándolos a su suerte (aunque nunca están abandonados, cuentan con el auxilio divino, de la Virgen Carmelitana y los ángeles) y olvidándolos en nuestras oraciones. Dediquémosles, por ello, algunas misas, recordémosles en nuestras oraciones diarias y recemos cada mañana, en especial, la oración de Santa Gertrudis.