Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

Mostrando entradas con la etiqueta mistica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mistica. Mostrar todas las entradas

11.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [22]


Jueves, 9 de agosto de 1900
También hoy, después de haber sostenido una gran batalla con el enemigo auxiliada de Dios, ha venido el Ángel de la Guarda, que riñéndome y muy severo me ha dicho:

- Hija, acuérdate de que faltando a la obediencia, sea en lo que fuere, cometes siempre pecado. ¿Por qué eres tan reacia a obedecer al Confesor? Acuérdate también que no hay camino más seguro y breve que el de la obediencia.

¿Y a qué viene hoy todo esto? Pues por mi culpa. Merecería cosas peores, pero Jesús usa siempre conmigo de misericordia.

9.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [21]


Miércoles, 8 de agosto de 1900
Vayamos a esta mañana. Apenas salí del confesionario me vino a la mente el pensamiento de que a mi parecer el Confesor disminuye demasiado mis pecados, cosa que me intranquilizó. Para calmarme se me acercó el Ángel de la Guarda. Estaba en la iglesia, y pronunciaba en voz alta estas palabras.

- Vamos a ver, ¿a quién quieres creer, al Confesor o a tu cabeza? ¿Al Confesor que tiene continuas luces y asistencia, que tiene mucha capacidad, o a ti, que no tienes nada de nada? ¡Soberbia! - Me decía- ¡Quieres hacerte maestra y guía del Confesor!

No pensé más. Hice un acto de contrición y comulgué.

Santa Gemma Galgani | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

8.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [20]


Martes, 7 de agosto de 1900
Ayer por la mañana el Ángel me prometió que por la tarde podría hablar con el Cohermano Gabriel ([El coloquio habido con el Ángel en el éxtasis 43]). Llego la tarde tan deseada; el sueño quería vencerme, luego me sobrevino una agitación tal, que me llenó de espanto. Pero es que Jesús estaba a punto de darme ese consuelo, y cuando lo hace, antes o después, me da algún dolor. Siempre sea bendito +.

Al sentir esta agitación no veía a nadie, quiero decir, al diablo. Sólo que me sentía mal, la cosa duró poco. Me calmé pronto, me sentí de repente recogida, y en seguida lo de siempre, la cabeza que se me fue y yo me hallé con el Cohermano Gabriel ([De esta aparición habla también la Santa en la carta 10 al P. Germán]).

7.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [19]


Lunes, 6 de agosto de 1900
He llegado al 6 de agosto. Los días pasan, y yo siempre en el abismo de este mundo.

Esta tarde, mientras hacía mis oraciones, el Ángel de la Guarda se me ha acercado y golpeándome en la espalda me ha dicho:

- Gema, ¿cómo tanta desgana para la oración? No le agrada a Jesús.

- No - respondí - no es desgana, hace dos días que no me hallo bien.

5.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [18]


Domingo, 5 de agosto de 1900
Hoy domingo he suplicado al Ángel tuviese la bondad de decir a Jesús que no podría hacer la meditación sobre la Pasión, porque no me sentía bien, que ya vería el hacerla por la tarde. Llegada la tarde, me encontraba sin ganas; me fui a la cama, hice la preparación y quedé recogida, sólo interiormente. He de decir que la meditación de los domingos suele ser siempre sobre la Resurrección o bien el paraíso; pero Jesús me da a entender que no quiere todavía de mí esta meditación, pues la mente vuela en seguida a algún punto de la Pasión. Hágase su voluntad.

Santa Gemma Galgani | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

3.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [17]


Sábado, 4 de agosto 1900
Hemos llegado al sábado: es el día destinado para ver a mi Mamá, pero ¿qué debo esperar?

Al fin he llegado a esta tarde ([También aquí Gema comienza a escribir el sábado por la tarde, para continuar el domingo siguiente]). Me he puesto a rezar el rosario de los Dolores. En principio estaba resignada, quiero decir, que me había conformado con el querer divino de pasar aquel sábado sin ver a Nuestra Señora de los Dolores; pero a Jesús le bastó mi intención y me contentó. No sé a qué punto del rezo me sentí recogida interiormente: al recogimiento, como de ordinario, sucedió bien pronto la pérdida de la cabeza, y sin darme cuenta me hallé en presencia (según a mí me pareció) de Nuestra Señora de los Dolores.

2.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [16]


Viernes, 3 de agosto de 1900
+ Hoy he dormido un poco ([Se trata aquí del sueño natural, como aparece por lo que sigue.]), luego me he sentido recoger interiormente; pasado el recogimiento noté que se me iba la cabeza, estaba con Jesús. ¡Qué contenta estaba! He sufrido mucho, sí, de la cabeza; me he quejado un poquito, porque me dejaba sola. Le he pedido también que me haga saber cuándo la Madre María Teresa estará en el cielo. Me ha dicho:

- Aun no, sigue sufriendo

Encomendé a mi pobre pecador, me dio la bendición a mí y a todos los miembros del sagrado Colegio y me dejó muy satisfecha.

1.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [15]


Miércoles y jueves, 1 y 2 de agosto de 1900
El miércoles no pude recogerme ni una vez, el jueves tampoco; de vez en cuando mi Ángel me decía alguna cosa, pero siempre estaba despierta.

El miércoles por la tarde me puse a pensar conmigo sola que podía muy bien estar engañada del diablo; pero me tranquilizaba, diciéndome únicamente:

- Obediencia.

30.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [14]


Martes, 31 de julio de 1900
Es martes: voy a recibir la Comunión, ¡pero en qué estado!

He prometido a Jesús ser buena y mudar de vida; se lo he dicho, pero Él no me ha respondido nada; también le he dicho que me mande a su Madre y mía, a lo que ha dicho:

- ¿Eres digna? - Quedé avergonzada y no supe qué más decir. Al fin, añadió: -Sé buena y vendrá pronto con el Cohermano Gabriel.

29.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [13]


Lunes, 30 de julio de 1900
Esta mañana, lunes, 30 ([Por error, Gema escribe 29]) de julio, he ido a recibir la sagrada Comunión. No la quería recibir, me remordía la conciencia, he titubeado hasta las nueve si debía o no hacerlo, pero al fin venció Jesús, y la hice, pero ¿cómo? ¡Con qué frialdad! A Jesús no le he sentido para nada.

Hoy no he podido recogerme en todo el día; he sido mala, me he impacientado, aunque a solas, sin que nadie se diera cuenta, he llorado mucho, porque mi hermana no quería salir de la habitación... Ayer, domingo, por la tarde, estuvo por despecho en mi habitación hasta las once, diciendo, para burlarse de mí, que quería verme caer en éxtasis; hoy ha hecho otro tanto. Ayer escribió una carta a Baños de San Julián ([El hermano Guido, farmacéutico en Baños de San Julián (Luca)]) y hablaba mucho de mí y de mis cosas. Estas cosas, que debería recibir bien, dando gracias a Jesús, me causan mucho disgusto y hay momentos en que me desespero.

27.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [12]


Domingo, 29 de julio de 1900
En este estado lo pasé hasta ayer mañana, domingo, sin poder recogerme. El Ángel de mi Guarda, sin embargo, no me fallaba; me anima, y debo decir que ese mismo domingo no tenía ganas de comer, y él me obligó a hacerlo, lo mismo ha hecho también esta mañana. No deja ninguna tarde de bendecirme y aun de reñirme y castigarme.

Hoy, domingo ([La Santa había escrito "lunes", pero luego corrigió, queriendo seguir hablando del domingo; usa, sin embargo, del tiempo presente y dice "hoy", como si escribiera el mismo domingo]), siento gran necesidad de Jesús, pero, es ya tarde y no abrigo esperanza alguna de verlo; esperaré a ver esta noche, cuando esté sola y libre.

26.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [11]


Sábado, 28 de julio de 1900
La noche la pasé muy bien; por la mañana vino el Ángel de la Guarda, estaba muy contento, me dijo que tomase papel y escribiera lo que él me dictara.

He aquí todo:
"Recuerda, hija mía, que quien ama a Jesús habla poco y sufre mucho".

"Te mando de parte de Jesús que no digas nunca tu parecer, si no eres preguntada, y que no sostengas nunca tu parecer, sino que cedas en seguida".

"Obedece puntualmente al Confesor y a quien él quiera, sin replicar; en las cosas que es debido, conténtate con una réplica sola y sé sincera con todos".

"Cuando hayas cometido alguna falta, acúsate en seguida, sin esperar que te lo pidan".

"Acuérdate finalmente de mortificar los ojos, y piensa que el ojo mortificado verá la hermosura del cielo".

25.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [10]


Viernes, 27 de julio de 1900
Este viernes sufrí bastante más, porque me vi obligada a trajinar, y a cada movimiento me creía morir.

Una de las tías ([Tía paterna. La Santa no estaba todavía habitualmente en casa Gíannini]) me había mandado subir agua; me costó mucho, me parecía (era imaginación mía) que las espinas se me clavaban en el cerebro, y una gota de sangre me corrió por la sien. Me limpié en seguida y poco vio. Me preguntó si me había caído y herido en la cabeza; le dije que me había arañado con la cadena del pozo. Luego me fui con las monjas ([Con las monjas Manteladas, llamadas en Luca Hermanitas [Suorine], con las que Gema pasaba el día cuando estaba ausente de Luca la señora Cecilia.]); eran las diez y estuve con ellas hasta las cinco: después regresé a casa, pero Jesús me la había quitado ya.

Santa Gemma Galgani | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

24.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [9]


Jueves, 26 de julio de 1900
Llegó la mañana siguiente, y al fin vino el Ángel de la Guarda, que me volvió a reñir mucho y me dejó luego sola y afligida. Recibí la sagrada Comunión, pero, ¡oh, Dios, en qué estado! Jesús no se dejó sentir. Cuando, pasado un rato, pude estar sola, comencé a desahogarme: soy culpable, me doy cuenta; pero, si he de decirlo todo, hay disgustos que a ciertas personas yo no se los querría dar nunca, pero es tan fuerte mi mala inclinación al mal, que a menudo caigo en estas cosas. Jesús me hizo estar en este estado por más de una hora; yo lloraba y me afligía. Al fin, Jesús se compadeció de mí y vino; me acarició, me hizo prometer que no lo volvería a hacer y me bendijo.

Debo decir que en el suceso de ayer dije tres mentiras, tuve pensamientos contrarios a la mansedumbre e ideé vengarme de quien había hecho el oficio de espía, pero Jesús me prohibió en absoluto hablar de esto con el Hermano Fabián u otros. Pronto recobré la paz, y para estar más tranquila corrí a confesarme.

23.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [8]


Miércoles, 25 de julio de 1900
¿Y de hoy, qué diré? No encuentro paz; la soberbia me domina más que otros días. Para hacer un pequeño acto de humildad, tengo que sufrir mucho.

De lo que me sucedió ayer ([Como se echa de ver, la Santa escribió lo que precede el 25 de julio, y el resto el 26, dejando la misma fecha 25.]) hablaré bien poco: tengo una lengua muy larga y por ello sufren otros por culpa mía.

El confesor me ha impuesto por obediencia que hable poco, y nunca con personas que sepan mis cosas. Hace unos días vino el P. Norberto, ([P. Norberto de San José, misionero Pasionista.]) y escapé en seguida; vino otra vez e hice lo mismo; a decir verdad, estaba dispuesta a obedecer, pero, ¿qué sucedió luego? Pasados unos días tuve ocasión de hablar de esto con otro fraile, e inventé una hermosa mentira, diciéndole que había sido la señora Cecilia la que me había mandado esconder; y no fue así: había salido de mí.

20.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [7]


Martes, 24 de julio de 1900
Ayer sucedió como de costumbre: me fui a dormir, me dormí de hecho, pero el demonio parece que no quería. Se me hizo ver de una manera tan puerca, me tentaba, y muy fuerte. Me encomendaba interiormente a Jesús y le pedía que me quitase la vida antes que ofenderle.

¡Qué tentaciones tan horrorosas son esas! Todas me disgustan, pero las que van contra la santa pureza, ¡cuánto me ofenden!

19.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [6]


Lunes, 23 de julio de 1900
Jesús me ha demostrado hoy nuevamente que sigue queriéndome, no al modo de antes, uniéndome con él o recogiéndome, sino de otra forma. Me fui a la cama, me dormí bien y después de un cuarto de hora o así (mis sueños son siempre breves), vi a los pies de la cama, en el suelo, al acostumbrado hombrecillo muy negro y pequeño, pequeño. Comprendí quién era y pronto lo sentí; le dije:

- Pero, ¿qué vienes ahora con esta historia de no dejarme ni siquiera dormir?

- ¡Cómo! ¿Dormir? - replicó - ¿Por qué no rezas?

- Ya rezaré más tarde -le dije - ahora voy a dormir.

18.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [5]


Domingo, 22 de julio de 1900
Recibí la sagrada Comunión, pero Jesús no se me ha hecho sentir en absoluto, ahora, empero, me encuentro bastante tranquila.

Y hoy, que creía hallarme totalmente libre de esa maldita bestia, me he visto, sin embargo, muy maltratada. Me fui con intención de dormir, pero sucedió muy al revés: comenzó a darme tales golpes, que temí morir. Se presentó como un perro muy grande y negro, que me ponía las patas sobre las espaldas; me ha hecho mucho daño, pues me ha dejado resentidos todos los huesos. Hay veces que temo no me los vaya a romper; una vez, ya hace tiempo, al tomar agua bendita, me dio un golpe tan fuerte en el brazo, que caí a tierra del dolor, y llegó hasta a sacar el hueso de su sitio; pero volvió a su lugar muy pronto, apenas lo tocó Jesús, y en eso terminó todo.

17.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [4]


Sábado 21 de julio de 1900
Hoy, sábado, 21 de julio, creí no poder recogerme en manera alguna. Pero apenas he podido estar sola, me he puesto a rezar el rosario de los Dolores, no sé a qué punto sentí que se me iba la cabeza. Mi queridísima Mamá la Virgen de los Dolores me ha querido hacer una visita (no me acordaba que es sábado, y los sábados suele dejarse ver).

Estaba afligida, no sé, pero me parecía que lloraba. La llamé muchas veces con el dulce nombre de mamá: no me respondía, pero cuando oía decir mamá, se sonreía; se lo he repetido cuantas veces he podido, y ella siempre se reía. Por fin, me dijo:

- Gema, ¿quieres venir a descansar un poco sobre mi pecho?

16.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [3]


Viernes 20 de Julio de 1900
Ayer ([Ayer, viernes; la Santa escribe en sábado.]), a las cuatro poco más o menos, me vino un gran deseo de unirme a Jesús; probé y en seguida me sentí unida a Él. A decir verdad no sentía  poca repugnancia, porque me hallaba muy cansada y sin fuerzas; de nuevo me vi en presencia de Jesús. Se colocó junto a mí, pero no estaba triste como por la noche, estaba un poco más alegre; me acarició un poquito, me quitó muy contento la corona de la cabeza (algo sufrí también entonces, pero menos) y se la volvió a poner sobre la suya, dejando yo de sufrir; recobré en seguida las fuerzas, y me hallaba mejor que antes de sufrir.

Jesús me preguntó luego varias cosas; yo también le dije que no me mandase más ir a confesar con el Padre Vallini ([P. Martín Vallini, franciscano.]), que no me gusta; Jesús entonces se puso serio y un poco disgustado me dijo que, apenas tuviese necesidad, fuese en seguida a confesar con él. Se lo prometí y voy de buena gana.