Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

29.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [13]


Lunes, 30 de julio de 1900
Esta mañana, lunes, 30 ([Por error, Gema escribe 29]) de julio, he ido a recibir la sagrada Comunión. No la quería recibir, me remordía la conciencia, he titubeado hasta las nueve si debía o no hacerlo, pero al fin venció Jesús, y la hice, pero ¿cómo? ¡Con qué frialdad! A Jesús no le he sentido para nada.

Hoy no he podido recogerme en todo el día; he sido mala, me he impacientado, aunque a solas, sin que nadie se diera cuenta, he llorado mucho, porque mi hermana no quería salir de la habitación... Ayer, domingo, por la tarde, estuvo por despecho en mi habitación hasta las once, diciendo, para burlarse de mí, que quería verme caer en éxtasis; hoy ha hecho otro tanto. Ayer escribió una carta a Baños de San Julián ([El hermano Guido, farmacéutico en Baños de San Julián (Luca)]) y hablaba mucho de mí y de mis cosas. Estas cosas, que debería recibir bien, dando gracias a Jesús, me causan mucho disgusto y hay momentos en que me desespero.




Estando en este estado, el Ángel de la Guarda, que me estaba mirando, me dijo:

- ¿Por qué te intranquilizas así, hija mía? Hay que sufrir algo por Jesús. (A la verdad, lo que más me había disgustado eran ciertas palabras que mi hermana había dicho), y por esto el Ángel dijo:

- Sólo mereces ser despreciada, porque has ofendido a Jesús.

Luego me tranquilizó, se sentó junto a mí y comenzó a decirme con cariño:

- Oh, hija, ¿pero no sabes que debes ser en todo conforme a la vida de Jesús? Él sufrió mucho por ti, ¿y no sabes que tú debes aprovechar toda ocasión de sufrir por él? Y luego, ¿por qué das este disgusto a Jesús, de dejar todos los días la meditación sobre la Pasión? - Era verdad, me acordé que la meditación sobre la Pasión no la hago más que el jueves y el viernes.

- Debes hacerla todos los días, no te olvides. - Al terminar me dijo:

- ¡Ánimo, ánimo!, este mundo no es lugar de descanso: el descanso viene después de la muerte; ahora tienes que sufrir y sufrirlo todo, para librar a algún alma de la muerte eterna.

Le pedí que le dijera a mi Mamá que viniese un poquito conmigo, pues tengo muchas cosas que decirle, me dijo que lo haría. Pero esta tarde no ha venido.

Santa Gemma Galgani | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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