Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

16.4.18

Diario de Santa Gemma Galgani [3]


Viernes 20 de Julio de 1900
Ayer ([Ayer, viernes; la Santa escribe en sábado.]), a las cuatro poco más o menos, me vino un gran deseo de unirme a Jesús; probé y en seguida me sentí unida a Él. A decir verdad no sentía  poca repugnancia, porque me hallaba muy cansada y sin fuerzas; de nuevo me vi en presencia de Jesús. Se colocó junto a mí, pero no estaba triste como por la noche, estaba un poco más alegre; me acarició un poquito, me quitó muy contento la corona de la cabeza (algo sufrí también entonces, pero menos) y se la volvió a poner sobre la suya, dejando yo de sufrir; recobré en seguida las fuerzas, y me hallaba mejor que antes de sufrir.

Jesús me preguntó luego varias cosas; yo también le dije que no me mandase más ir a confesar con el Padre Vallini ([P. Martín Vallini, franciscano.]), que no me gusta; Jesús entonces se puso serio y un poco disgustado me dijo que, apenas tuviese necesidad, fuese en seguida a confesar con él. Se lo prometí y voy de buena gana.




Tenía muchas cosas que decir a Jesús, pero comencé a notar que iba ausentándose poco a poco, me prometió que más adelante a la oración de la tarde, volvería otra vez; entonces estaba aún más contento; me abrió su corazón, en el que vi escritas dos palabras que no entendía. Le pedí me las explicase y Jesús me respondió:

- Te quiero mucho, porque te asemejas mucho a mí.

- ¿En qué cosa, oh Jesús -le dije - pues yo me veo tan desemejante a ti?

- En ser humillada- me respondió.

Entonces lo comprendí todo, se me recordó mi vida pasada ([De las mismas alabanzas que recibe de Jesús, Gema toma ocasión para humillarse.]). Uno de mis mayores defectos ha sido siempre la soberbia. Cuando era pequeña, donde quiera que fuese se oía decir que era un gran soberbia. Mas Jesús, ¡de qué medios se ha valido para humillarme, en especial este año! Al fin he comprendido lo que de verdad soy. Gracias sean dadas siempre a Jesús.

Me dijo luego mi Dios que con el tiempo él me haría Santa ([Estas palabras, "me haría santa", se ven escritas al margen del autógrafo, señal clara de que la Santa las escribió después, para no callar nada al Confesor. Semejante revelación, y aun más clara, se la repitió Jesús a la Santa en marzo de 1901 (ef, carta 55. a Monseñor Volpi).]), mas de esto no digo nada, porque es imposible que en mí se verifique lo que él dijo.

Me dio algunos avisos para el Confesor y me bendijo. Entendí, como siempre, que se iba a alejar por algunos días. ¡Pero qué bueno es Jesús! Apenas se fue él, me dejó al Ángel de la Guarda, que con su constante caridad, vigilancia y paciencia me asiste.

¡Oh, Jesús! Te he prometido obedecer siempre, y de nuevo lo prometo. Ya sea obra de mi fantasía, ya cosa del diablo, en todo caso quiero obedecer siempre.

Santa Gemma Galgani | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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