Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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6.9.19

Oración de preparación para la Hora Santa


¡Oh amantísimo Jesús, inmolado por nosotros! ¡Oh amado Salvador nuestro!, permitid que me arrodille a vuestro lado, en el huerto de los Olivos, y que pase íntimamente unido a vuestro corazón agonizante, la Hora Santa que habéis pedido a vuestra fidelísima amante y víctima, Santa Margarita María.

Concededme, oh adorable Salvador, una íntima participación de vuestros incomprensibles dolores, y de los sentimientos de compasión que llenaron el alma de vuestra Santísima Madre en aquella noche de mortales angustias. Os ofrezco, para suplir mi insuficiencia, los afectos de esta Madre amantísima, los de los Santos, y los de todas las almas que más os han consolado en este Misterio de dolor y de amor; y también los de todos vuestros fieles que, en esta misma hora, se asocian al amarguísimo desamparo de vuestra santísima Alma en el huerto de Getsemaní.

Oh Jesús, misericordia y dulzura mía, oh suavísimo y afligidísimo Maestro, toleradme en vuestra presencia, escuchadme, bendecidme y sumergidme en el océano de amargura que va a invadir y llenar de vuestro dulcísimo Corazón.

Amén.

3.9.19

Origen de la devoción de la Hora Santa


La devoción de la Hora Santa tuvo su origen en la oración que Jesús hizo en Getsemaní, la víspera de su muerte en la noche del Jueves al Viernes Santo.

Consiste en pasar una hora entera en oración, de las once a las doce de la noche de ese día, todas las semanas.

Su institución se debe a Nuestro Señor mismo, que la pidió a su fiel sierva Santa Margarita María en estos términos:

"Todas las noches del Jueves al Viernes, te haré participante de aquella mortal tristeza que quise sentir en el huerto de los Olivos... Y para acompañarme en la humilde oración que presenté entonces a mi Padre, te levantarás entre las once y las doce de la noche, y prosternada, pegando el rostro con la tierra, procurarás no solo aplacar la ira divina pidiendo la gracia para los pecadores, sino también endulzar de alguna manea la amargura que sentí por el abandono de mis Apóstoles, a quienes reprendí por no haber podido velar una hora conmigo".

1.9.19

Acto de desagravio y Consagración solemne al Sagrado Corazón de Jesús


Corazón adorable de Jesús, consumido de amor por los hombres, y devorado de sed por su salvación. ¡Corazón amante y tan poco amado! ¡Corazón tan dulce, tan misericordioso y tierno! ¡Permitid que en este día mil veces bendito, me postre humildemente delante de Vos, y os desagravie y honre solemnemente en mi nombre, y en el de todas las almas consagradas a vuestro sagrado Corazón por los ultrajes, irreverencias, profanaciones y sacrilegios cometidos contra este adorable Sacramento del Altar.

Perdón, Señor, perdón por el olvido e ingratitud de los hombres, por el abandono e indiferencia con que pagamos vuestro inmenso amor. Olvidad nuestras innumerables faltas, abrid vuestro Corazón adorable, y dejad que desciendan sobre el nuestro ríos de gracia, de misericordia y de perdón.

30.8.19

Consagración al Sagrado Corazón de Jesús


¡Oh Jesús! Hijo verdadero del Dios vivo, que desde el trono de vuestra gloria no dejáis de proferir a favor nuestro estas tiernas palabras: "¡hijo mío, dame tu corazón!"; permitid que correspondiendo a tal exceso de amor, venga a consagraros, sin reserva y para siempre, este pobre corazón del que sois tan celoso.

Demasiado tiempo, Señor, lo he entregado a frágiles criaturas y a falsos bienes de la tierra, que no han hecho otra cosa sino separarme muy lejos de Vos. Demasiado tiempo he resistido a vuestros dulces llamamientos, y buscado en vano la felicidad fuera de Vos.

Aleccionado con la propia experiencia, movido del inexplicable amor que nos manifestáis, aunque indigno, vengo a Vos, oh Jesús amantísimo, suplicándoos que aceptéis el don entero e irrevocable que hago de mi corazón. Recibidlo, oh Corazón amabilísimo, y por gran favor os pido que no me lo devolváis jamás, ya que es mi corazón de suyo ingrato, infiel, y podría traicionaros de nuevo aún sin yo quererlo ni desearlo.

A fin de reparar mis infidelidades pasadas, deseo, oh Jesús, que todos los latidos de mi corazón sean en adelante otras tantas evocaciones del amor más puro, más desinteresado, y más tierno para con Vos.

Uno este débil afecto a los que os ofrecen sin cesar vuestra Inmaculada Madre, y todos los Ángeles y Santos.

Quisiera, en fin, ¡oh Salvador amantísimo!, poder consagrar y dedicar a vuestro amor el corazón de todos los hombres, para suplir así la insuficiencia de mi amor.

Aceptad estos humildes deseos, oh Jesús dulcísimo, y dignaos bendecirlos. Haced que, habiéndoos amado fielmente, habiéndoos servido y consolado en la tierra, como verdaderos devotos tuyos tengamos la dicha en el cielo de entonar un cántico eterno de alabanza, amor y bendición. Así sea.

20.8.19

Himno penitente


Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


¡Ay Jesús mío!,
mis culpas fueron
las que te hirieron;
yo fui, yo fui,
¡delirio insano!,
¡infausta suerte!
Yo dura muerte,
mi bien, te dí.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


Tu amante pecho,
no fue el soldado
fue mi pecado
quien lo rasgó.
Mi horrenda culpa,
¡Ay infeliz,
qué es lo que hice!,
lo atravesó.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


Pero la Sangre
de ese costado
que yo he rasgado
me ha de lavar;
porque con ella
a tu homicida
salud y vida
le quieres dar.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


Pues de tu pecho
está, bien mío,
manando un río
de inmenso amor;
yo vengo inmundo
lleno de lodo
límpiame todo,
todo, Señor.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


Y en esa herida
que es franca puerta
para mí abierta
admíteme.
Ya no otro albergue
busco ni quiero,
Manso Cordero,
recógeme.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


En mí, ¡qué dicha!,
la suave llama
que en ti se inflama
tú encenderás.
Y para siempre,
grato y risueño,
¡oh, dulce dueño!,
mío serás.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.

18.8.19

Himno al Sagrado Corazón de Jesús


Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Venid, cristianos,
y acá en el suelo,
como en el cielo
se ve adorar;
también nosotros
adoraremos
y ensalzaremos
al Dios de paz.

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Jesús amable,
Jesús piadoso,
dueño amoroso;
Dios de piedad:
vengo a tus plantas
si tú me dejas,
humildes quejas,
a presentar.

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Divino pecho
donde se inflama
la dulce llama
de caridad,
¿por qué la tienes
ahí encerrada,
y no abrasada
la tierra está?

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Arroja en ella
tu hermoso fuego,
y toda luego
se inflamará.
¿No ves que el mundo
vive aterido,
y endurecido
en la impiedad?

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Corazón dulce,
manso y clemente,
principio y fuente
de santidad;
te vean mis ojos
desenojado,
dueño adorado,
Dios de bondad.

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Con lazo amigo
con lazo estrecho,
tu amante pecho
vengo a buscar.
Por ti suspiro,
ábreme el seno
que en él ¡cuán bueno
es habitar!

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Tú solo puedes,
Omnipotente,
mi sed ardiente
refrigerar.
Aquí, bien mío,
aquí el postrero
suspiro quiero
por ti exhalar.

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.

15.8.19

Corona al Sacratísimo Corazón de Jesús


+ En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Ángel de Dios, que eres mi guarda, ya que la piedad divina me ha puesto bajo tu protección, ilumíname, guárdame, dirígeme y gobiérname.

(Tomando con los dedos pulgar e índice de la mano derecha la cruz del rosario, se dice):

Padre Eterno, os ofrezco la sangre preciosísima de Jesucristo, en expiación de mis pecados, y por la felicidad de la santa Iglesia.

(Y recorriendo las tres primeras cuentas del rosario próximas a la cruz, se dice en la primera):

Dios mío, creo en Vos, porque sois la suma verdad.

(En la segunda cuenta):

Espero en Vos, porque sois fiel.

(Y en la tercera):

Os amor, porque sois infinitamente bueno.

(Ahora se da paso a la Corona propiamente dicha, la cual se compone de cinco decenas, que se rezan):

Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.

(Y después se dice diez veces, recorriendo las cuentas del rosario):

Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor.

(A lo cual se responde):

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

(Rezadas estas preciosas jaculatorias diez veces, se comienza la otra decena):

Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.

(Y de nuevo otras diez veces):

Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor.

(A lo cual se responde de nuevo):

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

(Terminadas las cinco decenas, se rezan, recorriendo las tres cuentas próximas a la cruz en el rosario, estas otras jaculatorias):

- Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
- Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
- Jesús, José y María, espire en paz en vuestros brazos el alma mía.

Amén.

(A los que recen diariamente esta hermosísima Corona, se conceden cuatro indulgencias plenarias al mes, que ganarán confesando y comulgando en los días que elijan, y rogando, al visitar una Iglesia, por las intenciones del Papa).

13.8.19

Oración reparadora


¡Oh Jesús, amable y bondadoso! ¡Oh divino Salvador de nuestras almas! Dignaos echar una mirada de misericordia sobre vuestros fieles que venimos a llorar a Vuestras plantas sus infidelidades y las de los pobres pecadores, sus hermanos.

Os ruego consiga conmover a Vuestro divino Corazón, y obtener de él misericordia, para nosotros, para el mundo desgraciado y culpable, y para todos aquellos que no tienen la dicha de amaros.

- Por el olvido e ingratitud de los hombres, os pido perdón, Señor.

- Por la temeridad del mundo, os pido perdón, Señor.

- Por el abandono a vuestro Santísimo Sacramento, os pido perdón, Señor.

- Por los crímenes de los pecadores, os pido perdón, Señor.

- Por el odio de los impíos, os pido perdón, Señor.

- Por las blasfemias que se profieren contra Vos, os pido perdón, Señor.

- Por los días santos que se profanan, os pido perdón, Señor.

- Por las injurias hechas a Vuestra Divinidad, os pido perdón, Señor.

- Por los sacrificios con que se profana Vuestro Sacramento de amor, os pido perdón, Señor.

- Por las inmodestias e irreverencias cometidas en Vuestra adorable presencia, os pido perdón, Señor.

- Por las traiciones de que sois la adorable víctima, os pido perdón, Señor.

- Por la frialdad de la mayor parte de vuestros hijos, os pido perdón, Señor.

- Por el desdén con que oímos vuestras llamadas de amor, os pido perdón, Señor.

- Por las infidelidades de los que se llaman amigos vuestros, os pido perdón, Señor.

- Por el abuso que se hace de vuestras gracias, os pido perdón, Señor.

- Por nuestras propias infidelidades y deshonestidades, os pido perdón, Señor.

- Por la incomprensible dureza de nuestros corazones, os pido perdón, Señor.

- Por nuestra tibieza en amaros, os pido perdón, Señor.

- Por nuestra cobardía en vuestro santo servicio, os pido perdón, Señor.

- Por la amarga tristeza de que os llena la pérdida de tantas almas, os pido perdón, Señor.

- Por los largos ratos que os hacemos estar a la puerta de nuestros corazones, os pido perdón, Señor.

- Por los amargos desdenes que se os prodigan, os pido perdón, Señor.

· Vuestros suspiros de amor,
me conmuevan.

· Vuestras lágrimas de amor,
me alivien.

· Vuestro martirio de amor,
me salve,

· Vuestra sed devoradora,
me llene,

y ablande mi corazón para no separarme jamás de Vos.


Oración
Jesús divino, Salvador amante, que habéis dejado salir de vuestros labios esta dolorosa queja de Vuestro Corazón lastimado: "Busqué quien me consolase y no lo hallé"; dignaos recibir el pequeño tributo de nuestros consuelos, y asistidnos siempre eficazmente con el socorro de Vuestra gracia, a fin de que, en lo porvenir, huyendo más y más de todo cuanto os pueda desagradar, nos mostremos siempre y en todas partes como vuestros fieles y fervorosos discípulos.

Os lo pido por Vuestro Corazón a Vos, que siendo Dios con el Padre y el Espíritu Santo, vivís y reináis por todos los siglos de los siglos.

Amén.

11.8.19

Oración a María Santísima al pie de la Cruz


¡Oh María, la más tierna y la más desolada de todas las madres! Por el dolor inmenso que sentisteis al pie de la Cruz cuando visteis al atrevido soldado acercarse al adorable cuerpo de Vuestro divino Hijo y traspasarlo de parte a parte, os suplico que os dignéis alcanzar para los pobres pecadores, cuya abogada y Madre sois, la aplicación eficaz de la sangre y agua que salieron entonces del Sagrado Corazón de Jesús, Vuestro Hijo soberano.

Vos, Señora, que habéis sido para el mundo perdido la nueva Eva, la aurora de la salvación, dignaos anunciarnos y merecernos aún días de misericordia y de perdón, inspirando a los hombres una tierna y general devoción al Corazón de Vuestro divino Hijo, propagando Vos misma el culto de reparación a su Corazón y al Santísimo Sacramento del altar.

¡Oh, Virgen bendita, Virgen medianera y reparadora! Toda mi esperanza en vos está. Dignaos descubrirnos el interior del Corazón de Jesús; hacedme, a ejemplo suyo, perfectamente humilde y dadnos, os ruego, vuestra santa bendición.

Amén.

Corazón de María, fuente amor,
vigilad Tú, Señora, mi viaje hacia Dios.

9.8.19

Acto de desagravio al Sagrado Corazón de Jesús


¡Divino Corazón de Jesús! ¡Corazón mil veces ofrecido en sacrificio! ¡Corazón víctima! ¡Corazón Real y magnífico, para el cual los hombres ingratos no tenemos más que olvido, indiferencia y desprecio! Permitidme venir en este día en demanda de misericordia a vuestras plantas. Quiero desagraviaros de las traiciones y sacrilegios de que sois la adorable víctima en vuestro Sacramento de amor.

Sí, Jesús nuestro. Quiero desagraviaros de tantas y tan horribles blasfemias, que hacen temblar la tierra. Quiero desagraviaros por la profanación de los Santos Sacramentos y del santo día de fiesta, que os está consagrado.

Quiero desagraviaros por las irreverencias que se cometen en el lugar santo, en vuestra casa, en el templo. Quiero asimismo desagraviaros por la indiferencia y cobardía que aleja de Vos a tantos cristianos cobardes. Y finalmente, quiero desagraviaros por los crímenes que se comenten. Señor, os pido perdón y vuestra gracia para todos los hombres.

Y vos, Padre Santo, Majestad Soberana, tan vilmente ultrajado, libradnos, en consideración al Corazón adorable de vuestro divino Hijo, de ofenderos; que todos los hombres vean en todos los santuarios del mundo una víctima permanente por nuestros pecados.

Os ofrezco las adoraciones infinitas y los continuos sacrificios de nuestro salvador Jesucristo. Me presento a Vos cubierto con su sangre y deseoso de sumergirme hondamente en su amor. ¡Ah!, ¡que esta sangre sea aplicada en nuestro favor, que cesen las ofensas, que vuestro amor se establezca, que reine en el corazón de todos los hombres, y que todos reinemos un día con Vos en el cielo!

Amén.

7.8.19

Oración a la llaga adorable del Corazón de Jesús


¡Oh Jesús!, tan amante, tan amable y tan poco amado, nos postramos humildemente al pie de la Cruz, para ofrecer a Vuestro divino Corazón, abierto por la lanza y consumido por el amor, el homenaje de nuestro respeto, de nuestras adoraciones, y de toda nuestra ternura.

Dignaos, Dueño bondadoso, hacerme cada día más constante y más fiel; yo os pido esta misma gracia para todos los que se encomiendan a mis oraciones, por el Corazón dulcísimo e inmaculado de vuestra Madre, que lo es también nuestra, María Santísima.

Amén.

6.8.19

Cántico ante el Santísimo



Latín:

Ave verum Corpus natum
de Maria Virgine,
Vere passum, inmolatum
in Cruce pro homine.

Cuius latus perforatum
unda fluxit cum sanguine;
esto nobis praegustatum
mortis in examine.

¡Oh Iesu dulcis! ¡Oh Iesu pie!
¡Oh Iesu Fili Mariae!


Castellano:

Os saludo, Cuerpo Santo,
Víctima pura, inmolado;
que en la Cruz sacrificado
quisiste padecer tanto.

Dulce Jesús, nuestro encanto,
de tu amante Corazón
brotó nuestra salvación.

Jesús, Hijo de María,
en la postrera agonía
válganos tu redención.


Latín:
O Cor, amoris victima,
caeli perenne gaudium,
mortalium solatium,
mortalium spes ultima.

Cor dulce Cor amabile,
amore nostri languidum
amore nostri saucium,
fac sis mihi placabile.


Castellano:

Oh Corazón muy amado,
dulce alegría del cielo,
del mortal dicha y consuelo,
víctima de amor llagado.

Por nosotros traspasado
en la Cruz quieres estar,
para los nuestros robar.

Corazón que languidece
y por nosotros padece,
déjate, pues, hablandar.

1.8.19

Oración a San Benito por una buena muerte


(Oración de Santa Gertrudis, con la promesa de asistirla a la hora de la muerte):

Glorioso Patriarca, santo padre Benito, os recuerdo aquel favor que el Señor os concedió de honraros con una muerte tan gloriosa, exhalando el último suspiro en medio de la oración, y permitiendo que aún ahora despidáis un perfume tan suave en compañía de los Santos, que todos se deleitan. Os suplico que os dignéis asistirme tan fielmente a la hora de mi muerte, que resistáis al demonio por todas partes donde le veáis redoblar sus esfuerzos contra mí, para que defendido por vos quede libre de todas sus emboscadas y llegue a los goces del Cielo para siempre.

Así sea.

30.7.19

Oración de Santa María Magdalena


(Oración revelada por Santa María Magdalena a Santa Matilde, con la promesa de una bendición especial):

Os doy gracias, oh buen Jesús, por aquel acto piadoso que la Beatísima Santa María Magdalena ejecutó, cuando regaba Vuestros pies con sus lágrimas, los enjugaba con sus cabellos, los besaba, y con preciosos perfumes los ungía. Vos la recompensasteis derramando en su corazón y en su alma tan gran caridad, que no amó en adelante nada fuera de Vos.

Yo os suplico os dignéis concederme por sus méritos lágrimas de verdadera penitencia, y llenar mi corazón del amor divino.

Amén.

28.7.19

Ofrecimiento a las almas del Purgatorio


Que Jesucristo, muerto y crucificado por nuestro bien, tenga piedad de Vosotras, oh almas afligidísimas, y que por la aspersión de su sangre, os consuele en vuestros tormentos. Yo os encomiendo el amor excesivo que hizo descender de los cielos al Hijo de Dios y le sometió en la tierra a la muerte más amarga; que se digne compadecerse de vuestros dolores, por el amor que manifestó a los afligidos cuando estaba clavado en la cruz.

Y para refrigeraros plenamente, os ofrezco el amor filial, el mismo que Jesucristo tuvo por su Padre en cuando Dios, y por María su Madre en cuanto hombre. Amén.

26.7.19

Oración por las ánimas del Purgatorio y los difuntos


Tened piedad, oh buen Jesús, de las almas que están en el Purgatorio, por cuya salvación os habéis revestido de nuestra naturaleza, y sufrido la muerte más amarga. Tened piedad de sus gemidos, y de las lágrimas que derraman en Vuestra presencia, y por los méritos de Vuestra pasión, dignaos perdonarles las penas debidas a sus pecados.

Que Vuestra sangre, oh buen Jesús, descienda sobre el Purgatorio, que purifique y consuele a los pobres cautivos y afligidos que allí están detenidos. Tendedles vuestra mano, y conducidles al lugar del refrigerio, de la luz y de la paz. Así sea.

Santa Gertrudis.

24.7.19

Salutación a Nuestra Señora


(Salutación revelada a Santa Gertrudis por la Santísima Virgen).

Salve, oh lirio de resplandeciente blancura de la radiante e inmutable Trinidad. Salve, rosa brillante de celestial belleza, de quien el rey de los Cielos ha querido nacer y recibir la leche virginal; socorredme a mí, pobre pecador, ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.

22.7.19

Tres Ave Marías para obtener una buena muerte


Rogando un día Santa Matilde a la Santísima Virgen que la asistiese en la hora de la muerte, María le respondió: "te lo prometo si me diriges todos los días las tres salutaciones".

· Ave María:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Santa María, Madre de Dios, así como Dios Padre, magnífico en su omnipotencia, os ha elevado sobre todas las criaturas, y os ha revestido de un gran poder, asistidme, os ruego, en la hora de m muerte, rechazando lejos de mí todo poder enemigo.

· Ave María:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Santa María, Madre de Dios, así como el Hijo de Dios, en su impenetrable sabiduría os ha llenado de tanta luz y ciencia que habéis tenido de la Santísima Trinidad una inteligencia mayor que la de todos los Santos, dignaos en la hora de mi muerte iluminar de tal modo mi alma con las luces de la Fe, que ningún error ni ignorancia pueda pervertirla.

· Ave María:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Santa María, Madre de Dios, así como el Espíritu Santo ha derramado en Vos la dulzura de su amor con tanta plenitud, que después de Dios, sois la más dulce y caritativa de las criaturas, así os ruego que en la hora de mi muerte derraméis en mi alma la dulzura del amor divino, para que todas mis amarguras se conviertan en suavidad.

Amén.

21.7.19

Acción de gracias de Santa Gertrudis


(Acción de gracias de Santa Gertrudis, por los favores concedidos a la Santísima Virgen).

¡Bendita sea mil veces la omnipotencia de Dios Padre, tan digna de ser siempre celebrada! ¡Bendita sea la adorable sabiduría del Hijo de Dios! ¡Bendita sea la admirable bondad del Espíritu Santo!, por la cual la siempre adorable Trinidad ha podido, sabido y querido formar, para nuestra salvación, una Virgen tan llena de gracias y comunicarle con tanta profusión la superabundancia de su divina bienaventuranza. Amén.

18.7.19

Ofrecimiento del Corazón de Jesús al Corazón de María


Os alabo y os saludo, ¡oh Virgen Dulcísima!, en aquella unión tan íntima que os acerca a Dios más que todas las criaturas.

Y para suplir, oh tierna Madre, todas las negligencias que he cometido en vuestro servicio, Os ofrezco el nobilísimo y augustísimo Corazón de Jesucristo, con todos los sentimientos de amor que como Hijo fiel os mostró de una manera tan excelente sobre la tierra, y que en lo sucesivo os mostrará eternamente en el cielo.

Amén.

(Oración revelada a Santa Gertrudis).