Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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6.5.20

Acto de consagración a la Preciosa Sangre de Cristo


Preciosa Sangre palpitando en el Eucarístico Corazón de Jesús, yo te adoro y te ofrezco en homenaje mi alabanza y amor.

En el Calvario, Tú vertiste el precio de mi redención; en el altar, Tú eres mi vida y la fuente de todas las gracias que jamás se ha conocido Sangre Divina, yo te doy gracias; Tú eres el grandísimo regalo de Dios al hombre, la prueba y promesa de amor eterno.

¡Oh Sangre Salvadora!, tan a menudo desconocida, despreciada y olvidada, yo me ofrezco a darte reparación durante mi vida, por mediación del Inmaculado Corazón de María, mi Madre. Yo deseo consagrarte todos los días de mi vida a Tu amor y adoración, pongo mi ser en forma especial bajo Tu poderosa protección, que Tu bendición siempre descanse sobre mi familia y sobre todos mis bienhechores, amistades, y todas las personas que conozco o se relacionan o han relacionado conmigo.

Cuando las tormentas de la vida se aglomeren cerca de mí, cuando pruebas y tentaciones me opriman fuertemente, sé Tú mi refugio y mi fuerza. Bendecidos por Ti, mis gozos serán más dulces y cada tristeza que yo tenga Tú la suavizarás. Sobre todo, a la hora de mi muerte, ¡oh Preciosa Sangre de Cristo!, sé Tú mi paz y mi esperanza. Que tu insignia sea mi pasaporte a las Eternas moradas, Tu Voz mi mediadora delante del trono de la Justicia de Dios, abriéndome las puertas de la Ciudad Inmortal, donde por siempre te podré amar y gozar. Amén.

1.9.19

Acto de desagravio y Consagración solemne al Sagrado Corazón de Jesús


Corazón adorable de Jesús, consumido de amor por los hombres, y devorado de sed por su salvación. ¡Corazón amante y tan poco amado! ¡Corazón tan dulce, tan misericordioso y tierno! ¡Permitid que en este día mil veces bendito, me postre humildemente delante de Vos, y os desagravie y honre solemnemente en mi nombre, y en el de todas las almas consagradas a vuestro sagrado Corazón por los ultrajes, irreverencias, profanaciones y sacrilegios cometidos contra este adorable Sacramento del Altar.

Perdón, Señor, perdón por el olvido e ingratitud de los hombres, por el abandono e indiferencia con que pagamos vuestro inmenso amor. Olvidad nuestras innumerables faltas, abrid vuestro Corazón adorable, y dejad que desciendan sobre el nuestro ríos de gracia, de misericordia y de perdón.

30.8.19

Consagración al Sagrado Corazón de Jesús


¡Oh Jesús! Hijo verdadero del Dios vivo, que desde el trono de vuestra gloria no dejáis de proferir a favor nuestro estas tiernas palabras: "¡hijo mío, dame tu corazón!"; permitid que correspondiendo a tal exceso de amor, venga a consagraros, sin reserva y para siempre, este pobre corazón del que sois tan celoso.

Demasiado tiempo, Señor, lo he entregado a frágiles criaturas y a falsos bienes de la tierra, que no han hecho otra cosa sino separarme muy lejos de Vos. Demasiado tiempo he resistido a vuestros dulces llamamientos, y buscado en vano la felicidad fuera de Vos.

Aleccionado con la propia experiencia, movido del inexplicable amor que nos manifestáis, aunque indigno, vengo a Vos, oh Jesús amantísimo, suplicándoos que aceptéis el don entero e irrevocable que hago de mi corazón. Recibidlo, oh Corazón amabilísimo, y por gran favor os pido que no me lo devolváis jamás, ya que es mi corazón de suyo ingrato, infiel, y podría traicionaros de nuevo aún sin yo quererlo ni desearlo.

A fin de reparar mis infidelidades pasadas, deseo, oh Jesús, que todos los latidos de mi corazón sean en adelante otras tantas evocaciones del amor más puro, más desinteresado, y más tierno para con Vos.

Uno este débil afecto a los que os ofrecen sin cesar vuestra Inmaculada Madre, y todos los Ángeles y Santos.

Quisiera, en fin, ¡oh Salvador amantísimo!, poder consagrar y dedicar a vuestro amor el corazón de todos los hombres, para suplir así la insuficiencia de mi amor.

Aceptad estos humildes deseos, oh Jesús dulcísimo, y dignaos bendecirlos. Haced que, habiéndoos amado fielmente, habiéndoos servido y consolado en la tierra, como verdaderos devotos tuyos tengamos la dicha en el cielo de entonar un cántico eterno de alabanza, amor y bendición. Así sea.

31.5.19

Mes de junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús: Consagración por San Alfonso María de Ligorio


Amable Jesús mío, ¿cómo no había de entregarme yo a Vos, después de que Vos me habéis entregado Vuestro Cuerpo y Sangre y todo Vos mismo? Yo Os ofrezco todo lo que tengo y todo lo que soy. Me abandono enteramente a Vos. Os consagro toda mi voluntad, dignaos aceptarla y disponer de ella según Vuestro beneplácito.

Nada tengo, nada puedo; pero tengo un corazón que me habéis dado, y que nadie puede quitarme. Con este corazón puedo amaros, con este corazón quiero amaros. Pero para amaros, necesito Vuestro auxilio, y lo imploro. A Vos Os toca, ¡oh mi amabilísimo Jesús!, hacer que mi pobre corazón sea todo Vuestro, este corazón que en lo pasado correspondió a Vuestro amor con tanta ingratitud. ¡Ojalá que mi corazón sea todo fuego para Vos, como Vos lo sois para mí! Y que en adelante esté tan unido con Vos, que Vuestra santa voluntad sea la única regla de todos mis pensamientos, acciones y deseos.

¡Oh María Inmaculada!, cuyo Corazón ha estado siempre conforme con el Corazón de Jesús, obtenedme la gracia de no desear en adelante sino lo que Jesús y Vos queráis. Así sea.

6.3.18

Consagración a la Virgen y Reina Carmelitana


¡Oh, María, Reina y Madre del Carmelo!, vengo hoy a consagrarme a ti, pues toda mi vida es como un pequeño tributo por tantas gracias y beneficios como he recibido de Dios a través de tus manos. Y porque tú miras con ojos de particular benevolencia a los que visten tu escapulario, te ruego que sostengas con tu fortaleza mi fragilidad, ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi mente, y aumentes en mí la fe, la esperanza y la caridad, para que cada día pueda rendirte el tributo de mi humilde homenaje.

El santo escapulario y mi devoción hacia ti, atraigan sobre mí tus miradas misericordiosas, sea para mí prenda de tu particular protección en las luchas de cada día, y constantemente me recuerde el deber de pensar en ti y revestirme de tus virtudes. Yo me esforzaré por vivir en suave unión con tu espíritu, ofrecerlo todo a Jesucristo por tu medio, y convertir mi vida en imagen de tu humildad, caridad, paciencia, mansedumbre, obediencia y espíritu de oración.

¡Oh Madre amabilísima!, sosténme con tu amor indefectible, a fin de que a mí, pecador e indigno, me sea concedido un día cambiar tu escapulario por el eterno vestido nupcial y habitar contigo y con los santos del Carmelo en el reino de tu Hijo. Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

24.6.17

Consagración al Inmaculado Corazón de María


Señora y Madre mía, por la conversión y por el perdón de los pecadores;
para desagraviar y glorificar tu Inmaculado Corazón,
y para que pronto veáis cumplido tu deseo de que todos los pueblos de la tierra se consagren a él,
he aquí que yo me entrego por completo a Ti, Virgen Santísima,
y te ruego que te dignes aceptar mi inteligencia y mis facultades,
mis pensamientos y mis deseos,
mis palabras y mis obras,
mi cuerpo y mi alma,
en una palabra: todo mi ser,
pues a tu Inmaculado Corazón consagro todo lo que soy, todo lo que tengo, y con ello me consagro yo mismo para siempre, Madre mía del Carmelo.