Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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24.1.20

Adoración al Santísimo Sacramento


-· Introducción ·-

Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha salvado, aún contra mi propia voluntad. Gracias, Padre mío, por Tu inmensa paciencia que me ha esperado. Gracias, Dios mío, por Tu inconmensurable compasión que tuvo piedad de mí. La única recompensa que puedo darte en retribución de todo lo que me has dado es mi debilidad, mi dolor y mi miseria.

Estoy delante Tuyo, Espíritu de Amor, que eres fuego inextinguible y quiero permanecer en tu adorable presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y adoración.

Jesús bendito, estoy frente a Ti y quiero arrancar a Tu Divino Corazón innumerables gracias para mí y para todas las almas, para la Santa Iglesia, tus sacerdotes y religiosos. Permite, oh Jesús, que estos momentos sean verdaderamente momentos de intimidad, momentos de amor en los cuales me sea dado recibir todas las gracias que Tu Corazón divino me tiene reservadas.

Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, nuestra Madre carmelitana, me uno a Ti y te suplico me hagas partícipe de los sentimientos de Tu Corazón Inmaculado.

¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

-· Oración de Fátima ·-

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todos los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.

Oración de Santo Tomás de Aquino para visitar el Santísimo Sacramento


¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido!, concededme:

desear ardientemente,
buscar prudentemente,
conocer verdaderamente

y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre todo lo que os agrada.

Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo cumpla como es menester y conviene a mi alma.

Dadme, ¡oh Señor Dios mío!, que no desfallezca entre las prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me ensalce, ni en éstas me abata.

De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de Vos.

A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos.

Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas.

Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y que no ambicione cosa ninguna fuera de Vos.

Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos.

Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoción.

Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida,
obediente sin contradicción,
pobre sin rebajamiento,
casto sin corrupción,
paciente sin disipación,
maduro sin pesadumbre,
diligente sin inconstancia,
temeroso de Vos sin desesperación,
veraz sin doblez.

Haced, Señor Jesucristo,
que practique el bien sin presunción,
que corrija al prójimo sin soberbia,
que le edifique con palabras y obras sin fingimientos.

Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento curioso se aparte de Vos;
dadme un corazón noble que por ninguna intención siniestra se desvíe de Vos;
dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se quebrante;
dadme un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine.

Otorgadme, oh Señor Dios mío,
entendimiento que os conozca,
diligencia que os busque,
sabiduría que os halle,
comportamiento que os agrade,
perseverancia que confiadamente os espere,
y esperanza que, finalmente, os abrace.

Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras alegrías por gloria.

Señor que vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos.

Amén.

Preces al Santísimo Sacramento


Señor, ten misericordia de nosotros.
!Oh Cristo! ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.
!Oh Cristo!, óyenos.

Señor, ten misericordia de nosotros.
!Oh Cristo!, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.

Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Santísima Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

Pan vivo que bajaste del Cielo, ten misericordia de nosotros.

Dios escondido y Salvador, ten misericordia de nosotros.

Comida de los escogidos, ten misericordia de nosotros.

Vino que engendras vírgenes, ten misericordia de nosotros.

Pan substancioso y de los reyes regalo, ten misericordia de nosotros.

Sacrificio continuo, ten misericordia de nosotros.

Ofrenda pura, ten misericordia de nosotros.

Cordero sin mancha, ten misericordia de nosotros.

Mesa purísima, ten misericordia de nosotros.

Comida de los ángeles, ten misericordia de nosotros.

Maná escondido, ten misericordia de nosotros.

Memorial de las maravillas de Dios, ten misericordia de nosotros.

Pan sobresubstancial, ten misericordia de nosotros.

Verbo hecho carne, ten misericordia de nosotros.

Dios con nosotros, ten misericordia de nosotros.

Hostia Santa, ten misericordia de nosotros.

Cáliz de Bendición, ten misericordia de nosotros.

Misterio de fe, ten misericordia de nosotros.

Preexcelxo y venerable Sacramento, ten misericordia de nosotros.

Sacrificio, el más santo de todos, ten misericordia de nosotros.

Verdadero propiciatorio por los vivos y difuntos, ten misericordia de nosotros.

Remedio celestial, con el que nos preservamos de todos los pecados, ten misericordia de nosotros.

Milagro asombroso sobre todos los milagros, ten misericordia de nosotros.

Memoria sacratísima de la Pasión del Señor, ten misericordia de nosotros.

Don que excedes a toda riqueza, ten misericordia de nosotros.

Memorial principal del amor divino, ten misericordia de nosotros.

Abundancia de liberalidad divina, ten misericordia de nosotros.

Sacrosanto y augustísimo misterio, ten misericordia de nosotros.

Medicamento de inmortalidad, ten misericordia de nosotros.

Sacramento vivífico digno de todo respeto, ten misericordia de nosotros.

Pan hecho carne por el Todopoderoso, ten misericordia de nosotros.

Sacrificio incruento, ten misericordia de nosotros.

Comida y fuente de vida, ten misericordia de nosotros.

Convite dulcísimo en el que sirven los ángeles, ten misericordia de nosotros.

Sacramento de piedad, ten misericordia de nosotros.

Vínculo de caridad. ten misericordia de nosotros.

Oferente y ofrecido, ten misericordia de nosotros.

Espiritual dulzura gustada en la misma fuente, ten misericordia de nosotros.

Sustento de las almas santas, ten misericordia de nosotros.

Viático de los que mueren en el Señor, ten misericordia de nosotros.

Prenda de la gloria que esperamos, ten misericordia de nosotros.


Sé para nosotros propicio, perdónanos, Señor.

Sé para nosotros propicio, escúchanos, Señor.


De la comunión sacrílega, líbranos, Señor.

De la concupiscencia de la carne, líbranos, Señor.

Del deseo desordenado de los ojos, líbranos Señor.

De las soberbia de la vida, líbranos, Señor.

De toda ocasión de pecar, líbranos , Señor.

Por aquel deseo con que deseaste comer esta pascua con tus discípulos, líbranos, Señor.

Por la encendida caridad con que instituiste este divino Sacramento, líbranos, Señor.

Por tu sangre preciosa, que nos dejaste en el altar, líbranos, Señor.

Por las cinco llagas de tu cuerpo sacratísimo, que por nosotros recibiste, líbranos, Señor.


Nosotros pecadores, te rogamos óyenos.

Que te dignes aumentar y conservar en nosotros la fe, reverencia y devoción de este admirable Sacramento, te rogamos óyenos.

Que te dignes guiarnos por la verdadera confesión de los pecados, a la frecuente comunión, te rogamos, óyenos.

Que te dignes librarnos de toda herejía, infidelidad y ceguedad de corazón, te rogamos óyenos.

Que te dignes hacernos participantes de los frutos preciosos y celestiales de este Santísimo Sacramento, te rogamos óyenos.

Que te dignes confortarnos y fortalecernos en la hora de nuestra muerte con este Viático celestial, te rogamos óyenos.


!Oh Hijo de Dios! te rogamos óyenos.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

!Oh Cristo, óyenos!

!Oh Cristo, escúchanos!

!Señor, ten misericordia de nosotros!

!Señor, ten misericordia de nosotros!

(Padre nuestro, Avemaría, Gloria).

v/ El pan del cielo les has dado.
r/ Que contiene en sí todo el deleite.

v/ Bendito eres, Señor, en los Cielos.
r/ Digno de todas las alabanzas, y de ser exaltado y glorificado en todos los siglos.

v/ Señor, oye gustoso mi súplica.
r/ Y llegue a tu oído mi clamor.

v/ El Señor esté con vosotros.
r/ Y con tu espíritu.

Oración:
Oh Dios, que nos dejaste la memoria de tu Pasión en este admirable Sacramento, concédenos que de tal suerte veneremos los sagrados misterios de tu cuerpo y sangre, que experimentemos continuamente en nosotros el fruto de nuestra redención. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Alabanzas de desagravio


Bendito sea Dios.

Bendito sea su Santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su Gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo Esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Amén.

Alabad al Señor todas las naciones, alabadle todos los pueblos. Porque su misericordia ha sido confirmada sobre nosotros y la verdad del Señor permanece para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.



Latín:

Laudáte Dóminum omnes gentes, laudáte eum, omnes pópuli, quóniam confirmáta est super nos misericórdia eius, et véritas Dómini manet in aetérnum.

Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto; sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in saecula saeculórum. Amen.

Pange, língua


1. Canta, lengua, el misterio del cuerpo glorioso y de la sangre preciosa que el Rey de las naciones, fruto de un vientre generoso, derramó como rescate del mundo.

2. Nos fue dado, nos nació de una Virgen sin mancilla; y después de pasar su vida en el mundo, una vez esparcida la semilla de su palabra, terminó el tiempo de su destierro dando una admirable disposición.

3. En la noche de la última cena, recostado a la mesa con los hermanos, después de observar plenamente la ley sobre la comida legal, se da con sus propias manos como alimento para los Doce.

4. El Verbo hecho carne convierte con su palabra el pan verdadero en su carne, y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo. Y aunque fallan los sentidos, basta la sola fe para confirmar al corazón recto en esa verdad.

5. Veneremos, pues, inclinados tan gran Sacramento; y la antigua figura ceda el puesto al nuevo rito; la fe supla la incapacidad de los sentidos.

6. Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y júbilo, salud, honor, poder y bendición; una gloria igual sea dada al que de uno y de otro procede. Amén.

Les diste el pan del cielo.
- Que contiene en sí todo deleite.

Oremos:

Oh Dios, que en este admirable Sacramento nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.



Pange, língua (latín):

1. Pange, língua, gloriósi Córporis mystérium, Sanguinísque pretiósi, quem in mundi prétium, fructus ventris generósi Rex effúdit géntium.

2. Nobis datus, nobis natus ex intácta Vírgine, et in mundo conversátus, sparso verbi sémine, sui moras incolátus miro cláusit órdine.

3. In suprémæ nocte cœnæ, recúmbens cum frátribus, observáta lege plene, cibis in legálibus, cibum turbæ duodénæ se dat suis mánibus.

4. Verbum caro, panem verum, Verbo carnem éfficit, fitque sanguis Christi merum, et, si sensus déficit, ad firmándum cor sincérum, sola fides súfficit.

5. Tantum ergo Sacraméntum venerémur cérnui; et antíquum documéntum novo cedat rítui; præstet fides suppleméntum sénsuum deféctui.

6. Genitóri, Genitóque laus et iubilátio, salus, honor, virtus quoque sit et benedíctio; procedénti ab utróque compar sit laudátio. Amen.

Panem de cælo præstitísti eis.
- Omne delectaméntum in se habéntem.

Orémus:

Deus, qui nobis sub sacramento mirábili, passionis tuæ memóriam reliquísti: tríbue, quæsumus, ita nos córporis et sánguinis tui sacra mystéria venerári, ut redemptiónis tuæ fructum in nobis iúgiter sentiámus. Qui vivis et regnas in sæcula sæculórum.

Amén

Adóro te devóte


1. Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

2. Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta con el oído para creer con firmeza. Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

3. En la Cruz se escondía sólo la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad. Creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

4. No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios. Haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere, que te ame.

5. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que da la vida al hombre. Concédele a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.

6. Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre: de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

7. Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.



Adóro te devóte (latín)

1. Adóro te devóte, latens Déitas, quæ sub his figúris vere látitas. Tibi se cor meum totum súbiicit, quia, te contémplans, totum déficit.

2. Visus, tactus, gustus in te fállitur, sed audítu solo tuto créditur. Credo quidquid dixit Dei Fílius: nil hoc verbo veritátis vérius.

3. In Cruce latébat sola Déitas; at hic latet simul et humánitas. Ambo tamen credens atque cónfitens, peto quod petívit latro pœnitens.

4. Plagas, sicut Thomas, non intúeor; Deum tamen meum te confíteor. Fac me tibi semper magis crédere, in te spem habére, te dilígere.

5. O memoriále mortis Dómini! Panis vivus vitam præstans hómini, præsta meæ menti de te vívere, et te illi semper dulce sápere.

6. Pie pellicáne, Iesu Dómine, me immúndum munda tuo sánguine: cuius una stilla salvum fácere totum mundum quit ab omni scélere.

7. Iesu, quem velátum nunc aspício, oro, fiat illud quod tam sítio; ut te reveláta cernens fácie, visu sim beátus tuæ glóriæ. Amen.

Oraciones eucarísticas para visitar a Jesús Sacramentado




ACTOS DE ADORACIÓN

Vengo, Jesús mío, a visitarte.
Te adoro en el sacramento de tu amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro, sobre todo, en donde estás más abandonado y eres más ofendido.
Te ofrezco todos los actos de adoración que has recibido desde la institución de este Sacramento y recibirás hasta el fin de los siglos.
Te ofrezco principalmente las adoraciones de tu Santa Madre, de San Juan tu discípulo amado, y de las almas más enamoradas de la Eucaristía.

Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Ángel de mi Guarda, ve y visita en mi nombre todos los Sagrarios del mundo. Dile a Jesús cosas que yo no sé decirle, y pídele su bendición para mí.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE FE

Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo que has venido a salvarnos.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar.
Creo que estás, por mi amor, en el Sagrario noche y día.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo.
Creo que bendices a los que te visitan, y que atiendes los ruegos de tus adoradores.
Creo que eres el viático de los moribundos que te aman para llevarlos al cielo.
Creo en Ti, y creo por los que no creen.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE ESPERANZA

Espero en Ti, Jesús mío, porque eres mi Dios y me has creado para el cielo.
Espero en Ti, porque eres mi Padre. Todo lo he recibido de tu bondad. Sólo lo malo es mío.
Espero en Ti, porque eres mi Redentor.
Espero en Ti, porque eres mi Hermano y me has comunicado tu filiación divina.
Espero en Ti, porque eres mi Abogado que me defiendes ante el Padre.
Espero en Ti, porque eres mi Intercesor constante en la Eucaristía.
Espero en Ti, porque has conquistado el cielo con tu Pasión y muerte.
Espero en Ti, porque reparas mis deudas.
Espero en Ti, porque eres el verdadero Tesoro de las almas.
Espero en Ti, porque eres tan bueno que me mandas que confíe en Ti para no sufrir la pena de condenación eterna.
Espero en Ti, porque siempre me atiendes, y me consuelas, y nunca has defraudado mi esperanza.

¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE CARIDAD

Te amo, Jesús mío, y te ruego me ayudes a amarte con todo lo que soy y tengo, con todas mis fuerzas, y como a nadie.

Porque Tú me has amado infinitamente.
Porque Tú me has amado desde la eternidad.
Porque Tú has muerto para salvarme
Porque Tú no has podido amar más.
Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo sea de tu gloria.
Porque Tú te entregas del todo a mí en la Comunión.
Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.
Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.
Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.
Porque Tú eres mi mayor Amigo.
Porque Tú me llenas de tus dones.
Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e ingratitudes.
Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.
Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.

¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!
Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.

Te amo por los que no te aman.
Te amo por los que nunca piensan en Ti.
Te amo por los que no te visitan.
Te amo por los que te ofenden e injurian. ¡Que pena por esto!

Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e infinito, que tienes hacia tu Padre celestial! ¡Oh Padre adorable! Te ofrezco el amor eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío que es. Te amo cuanto tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes).




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE CONTRICIÓN

¡Jesús mío, misericordia!

Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante mi vida.
Por los de mi niñez y adolescencia.
Por los de mi juventud.
Por los de mi edad adulta.
Por los que conozco y no conozco.
Por lo mucho que te he disgustado con ellos.
Por lo mal que me he portado contigo.
Siento mucho haberte ofendido.

¡Perdóname, perdóname, perdóname!

Perdóname según tu gran misericordia.
Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti.
Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados.
Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad.
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador.
Perdóname, porque estoy muy arrepentido.
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia.
Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes.
Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados.
Perdóname, porque me reconozco pecador y reo.
Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho.

Jesús, sé todo para mí Jesús.

Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús.

¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación!




ORATORIO CARMELITANO





ACTOS DE GRATITUD

Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.
Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré eternamente.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.

Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo honor y toda gloria.

Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.
Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas renuevo.
Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.
Por haberme dado un gran amor a tan tierna Madre.
Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.
Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE SÚPLICA

Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.
Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación.
A nuestra patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.




ORATORIO CARMELITANO





ORACIÓN FINAL

Jesús mío, dame tu bendición antes de salir, y que el recuerdo de esta visita, que acabo de hacerte, persevere en mi memoria y me anime a amarte más y más. Haz que cuando vuelva a visitarte, vuelva más santo. Aquí te dejo mi corazón para que te adore constantemente y lo hagas más agradable a tus divinos ojos.

Jesús mío y Dios míos, yo sé que Tú nunca te separas de mí, no permitas que nunca yo me separe de Ti. Que siempre te tenga presente en todos mis actos y pensamientos y a lo largo de toda mi vida en esta tierra, para adorarte un día en el cielo por toda la eternidad. Amén.

9.10.19

La Escuela del Sagrado Corazón de Jesús: 8. Visita al Santísimo Sacramento


Un fervoroso seguidor del Maestro debe vivir dentro del Tabernáculo; su corazón debe llevarle allá lo más frecuentemente posible. Asociado a los ángeles que rodean sin cesar al divino Cautivo, si no le es dado permanecer como ellos en adoración perpetua delante de Nuestro Señor, debe al menos ir con alegría a unir sus homenajes a los de ellos, tan pronto tenga la libertad y la oportunidad de hacerlo.

Muy propio es al creyente presentarse delante del trono Eucarístico con una confianza de hijo, hablar a Nuestro Señor con la sencillez de niño y la sinceridad de amigo. ¿No es El como su más fiel compañero, su dulce Consolador? ¡Oh!, sí: el ojo incisivo de la fe penetra hasta el fondo de la oscuridad del velo que oculta a las miradas mundanas al Maestro más amable, al Padre más tierno, al Amigo más generoso; esto es muy factible.

Representémonos al amantísimo Jesús, tan realmente presente (como lo está de hecho), tan dulce, tan amable, tan poderoso y bueno como lo era cuando vestido de carne mortal recorría Judea, derramando beneficios por todas partes.

Después de adorarle humildemente, expongámosle nuestras penas, nuestras necesidades con entera confianza, diciendo algo semejante:

"Mi buen Jesús, yo vuestro servidor, tengo este negocio espinoso, este temor, esta dificultad, este deseo...; vengo a consolarme en la ternura de Vuestro divino Corazón, y a suplicaros me ayudéis".

Ocupémonos también en los intereses de Jesús:

"¡Qué solo estás!" - le diremos - ", mi dulce Maestro, cómo Os abandonamos y Os desconocemos, a Vos, el más hermoso de los hijos de los hombres. Aceptad en compensación mis pobres homenajes y todo el amor de mi corazón. Daos a conocer, amabilísimo Jesús, haceos amar. Yo quisiera que todos los corazones fuesen conquistas y víctimas de Vuestro amor".

Y añadiremos:

"¡Oh amor!, amor desconocido, amor olvidado, desechado; triunfad, triunfad pronto de mi dureza y de la dureza de todos los hombres. Haced que vengamos a Vuestros pies constantemente, encadenadnos con los dulces lazos de Vuestro amor, y no nos dejéis en la perdición que supondría alejarnos de Vos".

6.8.19

Cántico ante el Santísimo



Latín:

Ave verum Corpus natum
de Maria Virgine,
Vere passum, inmolatum
in Cruce pro homine.

Cuius latus perforatum
unda fluxit cum sanguine;
esto nobis praegustatum
mortis in examine.

¡Oh Iesu dulcis! ¡Oh Iesu pie!
¡Oh Iesu Fili Mariae!


Castellano:

Os saludo, Cuerpo Santo,
Víctima pura, inmolado;
que en la Cruz sacrificado
quisiste padecer tanto.

Dulce Jesús, nuestro encanto,
de tu amante Corazón
brotó nuestra salvación.

Jesús, Hijo de María,
en la postrera agonía
válganos tu redención.


Latín:
O Cor, amoris victima,
caeli perenne gaudium,
mortalium solatium,
mortalium spes ultima.

Cor dulce Cor amabile,
amore nostri languidum
amore nostri saucium,
fac sis mihi placabile.


Castellano:

Oh Corazón muy amado,
dulce alegría del cielo,
del mortal dicha y consuelo,
víctima de amor llagado.

Por nosotros traspasado
en la Cruz quieres estar,
para los nuestros robar.

Corazón que languidece
y por nosotros padece,
déjate, pues, hablandar.

14.7.19

Visita a la Santísima Virgen María


Acto de veneración.


· Yo os venero con todo mi corazón, ¡oh Virgen santísima!, sobre todos los Ángeles y santos del paraíso como hija del eterno Padre, y os consagro mi alma con todas sus potencias.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

· Yo os venero con todo mi corazón, ¡oh Virgen santísima!, sobre todos los Ángeles y santos del paraíso, como madre del Unigénito Hijo de Dios, y os consagro mi cuerpo con todos sus sentidos.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

· Yo os venero con todo mi corazón, ¡oh Virgen santísima!, sobre todos los Ángeles y santos del paraíso, como Esposa querida del Espíritu Santo, y os consagro mi corazón con todos sus afectos, pidiéndoos me alcancéis de la Santísima Trinidad las gracias necesarias para salvarme.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

(100 días de indulgencia. Indulgencia plenaria una vez al mes, si se reza esta oración todos los días, para pedir a la Virgen Santísima su protección en el ejercicio de las santas virtudes, particularmente de la castidad).


8.7.19

Oración de San Cayetano (con indulgencias)


Mirad, Señor, desde Vuestro santuario, y desde la altura de los cielos en que habitáis, y ved esta Hostia santísima que Os ofrece nuestro gran Pontífice Vuestro Hijo Jesucristo, por los pecados de sus hermanos. ¡Ah!, dejaos ablandar, y perdonad la multitud de nuestros crímenes.

Ved que la voz de la sangre de Jesús, nuestro hermano, clama a Vos desde lo alto de la Cruz. Escuchadla, Señor, y aplacad Vuestro enojo; mirad y obrad sin tardanza por la atención a Vos mismo, oh Dios mío, y porque Vuestro nombre ha sido invocado sobre Vuestro Pueblo la Iglesia. Tratadnos, pues, según Vuestra gran misericordia.

(Recitada de rodillas y delante del Santísimo Sacramento, esta oración tiene 100 días de indulgencia una vez al día. Indulgencia plenaria el primer jueves de cada mes, con las condiciones ordinarias. 7 años y 7 cuarentenas los demás jueves del año, bajo las mismas condiciones).

4.7.19

Unión a Jesús Inmolado


Oh dulce Jesús mío, único amor de mi corazón, suave tormento de mi alma y martirio grato de mi cuerpo. La única gracia que Os pido para honrar Vuestro estado de hostia en el Santísimo Sacramento es que viva y muera yo víctima de Vuestro Corazón sagrado, por una amarga repugnancia de todo lo que no sois Vos; víctima de Vuestra santa alma, por todas las angustias de que es capaz la mía; víctima de Vuestro Cuerpo, tanto por la separación de todo lo que puede satisfacer al mío, cuanto por el odio de una carne criminal y maldecida.

Amén.

(Santa Margaria María).

1.7.19

Salutación al Sagrado Corazón de Jesús


Os saludo, Corazón de mi Jesús, salvadme.
Os saludo, Corazón de mi Creador, perfeccionadme.
Os saludo, Corazón de mi Jesús, perdonadme.
Os saludo, Corazón de mi Padre, gobernadme.
Os saludo, Corazón de mi Esposo, amadme.
Os saludo, Corazón de mi Maestro, enseñadme.
Os saludo, Corazón de mi Pastor, guardadme.
Os saludo, Corazón de mi Jesús Niño, atraedme.
Os saludo, Corazón de Jesús, moribundo en la Cruz, pagad por mí.
Os saludo, Corazón de Jesús, en todos los momentos de la vida, daos a mí.
Os saludo, Corazón de mi Hermano, permaneced en mí.
Os saludo, Corazón caritativo, cumplid Vuestros designios en mí.
Os saludo, Corazón humildísimo, reposad en mí.
Os saludo, Corazón pacientísimo, soportadme.
Os saludo, Corazón pacífico, calmadme.
Os saludo, Corazón bendito, médico y remedio de nuestros males, curadme.
Os saludo, Corazón Jesús, consuelo de los afligidos, consoladme.
Os saludo, Corazón amante, hoguera ardiente, consumidme.
Os saludo, Corazón de eternas bendiciones, llamadme.

29.6.19

Afectuosas salutaciones a nuestro Señor


(Afectuosas salutaciones de Santa Gertrudis a Jesús, blasfemado en su pasión).

["A cualquiera, dijo Nuestro Señor a Santa Gertrudis, que me haya saludado con un afecto semejante para desagraviarme de las blasfemias proferidas contra mí, yo me mostraré para con él en el día del terrible juicio con la misma ternura; y sus enemigos sorprendidos huirán temblando".]

Os saludo, perla vivificante de la nobleza divina;
Os saludo, flor inmortal de la dignidad humana,
¡amantísimo Jesús!,
para reparar las blasfemias e injurias que se Os han prodigado en la tierra.

Os saludo y os bendigo con el afecto y amor de todas las criaturas, tantos millares de veces cuantas son las gotas que derramásteis en Vuestra Pasión;
cuantas heridas habéis contado en vuestro sagrado cuerpo;
cuantos golpes, bofetadas y malos tratos habéis recibido.

Os bendigo y Os saludo, oh dulcísimo Jesús,
tantos millares de veces cuantas habéis suspirado,
derramado lágrimas y sufrido dolores.

Os bendigo y Os saludo tantos millares de veces, cuantos actos de virtudes habéis practicado,
cuantos ardientes deseos habéis tenido de la salvación de los hombres,
cuantas miradas habéis dirigido a Vuestra Madre y amigos.

Os alabo y Os saludo tantas veces cuantas habéis caído en el camino del Calvario,
cuantas son las que habéis desfallecido y movido pies y manos.

Os bendigo y Os saludo, oh dulcísimo Jesús,
tantos millares de veces cuantas gotas de sangre habéis sudado,
cuantos pasos dolorosos habéis dado,
cuantos gemidos habéis dirigido a Vuestro Padre por nosotros.

Os bendigo y Os saludo, oh suavísimo Corazón de Jesús,
tantos millares de veces cuantos son los golpes que Os han despedazado en los azotes,
las heridas de las espinas en la coronación,
y las asquerosas salivas que Os afearon.

Os bendigo y Os saludo tantos millares de veces cuantas Os han atado y golpeado,
cuantos son los oprobios con que Os han agobiado,
y las impías salutaciones con que Os han escarnecido.

Os bendigo y Os saludo tantos millares de veces, cuantas acusaciones de falsos testigos y odiosas calumnias habéis sufrido,
y cuantos inicuos juicios Os han condenado.

Y todas estas alabanzas y salutaciones, Os las ofrezco mil y mil veces multiplicadas, y deseo ofrecéroslas a cada hora del día, oh mi buen Jesús, queriendo con todo mi corazón, con toda mi alma, borrar por completo todas las injurias y blasfemias con que tan indignamente Os han ofendido a Vos, mi dulcísimo Redentor, suplicándoos no desechéis el deseo de esta Vuestra pobre criatura, sino que Os sea agradable y lo aceptéis favorablemente, según Vuestra paternal bondad.

Así sea.

25.6.19

Salutación al Corazón de Jesús


Salutación inspirada por Nuestro Señor a Santa Matilde, para reparar sus negligencias en el servicio a Dios:

Os saludo, ¡oh Corazón dulcísimo de Jesús, harmonioso instrumento de la Santísima Trinidad! Os saludo, Corazón más dulce que la miel, fuente viva de toda bondad y gracia. Os saludo, Corazón amantísimo de Jesús, noble tesoro de las riquezas de Dios. Mil y mil veces os bendigo y Os saludo en la bondad divina por la cual sois la fuente y el origen de donde brota toda bondad y misericordia.

¡Oh dulce y precioso Corazón de Jesucristo!, por la mutua complacencia que la adorable Trinidad encuentra en sí misma, Os saludo y Os adoro en la abundancia de todas las gracias, que se han derramado y se derramarán sin término sobre las almas santas y devotas, a quienes tantas veces habéis inundado y embriagado en el torrente de Vuestras divinas delicias.

21.6.19

Jaculatoria al Sagrado Corazón de Jesús


Alabado, adorado, amado y tiernamente correspondido sea en todo momento el Corazón Eucarístico de Jesús en todos los Tabernáculos del mundo, hasta la consumación de los siglos. Así sea.

(100 días de indulgencia, una vez al día).

16.6.19

Visita al Santísimo Sacramento


["Cuanto estemos delante del Santísimo Sacramento, en lugar de mirar a nuestro derredor, cerremos los ojos y abramos el corazón, así el Dios de bondad nos abrirá el suyo. Iremos a Él, y Él vendrá a nosotros, el uno para pedir, el otro para recibir, lo cual vendrá a ser como una santa insuflación del uno al otro". San Juan Bautista María Vianney, Cura de Ars].

Señor mío Jesucristo, que por el amor que tenéis a los hombres, estáis de noche y de día en el Santísimo Sacramento lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a todos los que vienen a visitaros: yo creo que estáis presente en el Sacramento del Altar; os adoro desde el abismo de mi nada, y os doy gracias por todas las mercedes que me habéis hecho, especialmente por haberme dado en este Sacramento vuestro Cuerpo, vuestra Sangre, vuestra Alma y vuestra Divinidad; por haberme concedido por mi Abogada a vuestra Santísima Madre la Virgen María, y haberme ahora llamado a visitaros en este lugar santo.

Adoro a vuestro amantísimo Corazón, y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en agradecimiento de esta preciosa dádiva; el segundo, para desagraviaros de todas las injurias que habéis recibido de vuestros enemigos en ese Sacramento; y el tercero porque deseo en esta visita adoraros en todos los lugares de la tierra, donde estáis sacramentado con menos culto y más desprecio.

¡Jesús mío!, os amo con todo mi corazón; pésame de haber tantas veces ofendido en el pasado a vuestra infinita bondad, por lo que os ruego que me muera antes que ofenderos, y propongo, ayudado de vuestra gracia, enmendarme en lo venidero; y ahora, miserable como soy, me consagro todo a Vos, y entrego y resigno en vuestras divinas manos mi voluntad, afectos, deseos y todo cuanto soy y puedo. Haced, Señor, de mí todo lo que os agrade: lo que yo quiero y lo que os pido es vuestro santo amor, la perfecta obediencia a vuestra santísima voluntad, y la perseverancia final.

Os recomiendo las ánimas del purgatorio, especialmente las más devotas del Santísimo Sacramento y de Santa María del Carmelo, y os ruego también por todos los pecadores. Amado Salvador mío, uno todos mis afectos y deseos con los de vuestro amorosísimo Corazón, y así unidos los ofrezco a vuestro Eterno Padre, y por el amor que os tiene, le pido en vuestro nombre que los oiga y reciba favorablemente.

Amén.

San Alfonso María de Ligorio.

(300 días de indulgencia cada vez que se rece delante del Santísimo Sacramento. Indulgencia plenaria una vez al mes, si se ha rezado todos los días).

11.2.18

Visita a Jesús Sacramentado


Atraído por los encantos de tu amor, Jesús Sacramentado, vengo a tu presencia para adorarte como a mi Dios y mi Padre, aquí presente; para alabarte en compañía de la Corte celestial, que tienes a tu alrededor; para darte las más rendidas gracias por los incontables beneficios, que me has concedido durante mi vida; y, finalmente, para pedirte nuevos favores para mí y para el mundo entero, que en adelante vamos a necesitar.

Protege mi vida con tu amor de Padre y concédeme a mí y a mis familiares todos, a mis amigos y a cuantos se encomiendan a mis oraciones, las gracias espirituales y materiales que necesitamos para amarte y servirte como debemos.

31.1.18

Oración para visitar la exposición del Santísimo


Vuelve, Señor, los ojos desde tu Santuario y desde la alta morada de los cielos, y mira con benignidad esta Sagrada hostia que te ofrece nuestro gran Pontífice, tu Santo Hijo y Señor nuestro Jesucristo, por los pecados de sus hermanos, y aplácate sobre la muchedumbre de nuestras maldades. Mira que la sangre de nuestro Hermano Jesús está clamando a ti desde la Cruz. Escúchanos, Señor: aplaca, Señor, tu ira, atiende y haz lo que te pedimos.

No tardes, Dios mío, en hacerlo: hazlo por amor de Ti mismo, porque todos somos tus hijos, y así trátanos según tu misericordia. Amén.

21.9.17

Quedaos


"Mane nobiscum, Domine, quoniam advesperascit". "Maestro, quedados con nosotros, porque se hace tarde".

Quedaos en este mundo, oh Jesús; quedaos siempre en él, a pesar de sus frialdades, su indiferencia y sus crímenes; porque sin vuestra presencia perpetua, el mundo no sería más que un campo de sangre, una sentina de vicios, una tierra en que el mal, Satanás y el pecado reinarían como dueños absolutos; quedaos para purificarla, oponed vuetra pureza a sus manchas, vuestras oraciones a sus blasfemias, vuestras adoraciones a sus idolatrías.

Quedaos con la Iglesia, oh Jesús, para vivificarla en su alma, sostenerla en sus luchas, conducirla en su camino, consolarla en sus dificultades; quedaos ahora más que nunca, pues nunca hubo para ella horas más difíciles, y Vos sois su Esposo, su Padre y su Rey.

Quedaos con vuestro pontífice y asistidle en todas sus empresas; consoladle de la ingratitud de sus hijos rebeldes; quedados y sostened su débil ancianidad, ¡oh Divino Cristo de vida y salud!

Quedaos con vuestros sacerdotes, vuestros religiosos y religiosas, vuestros consagrados, vuestro pueblo rescatado, e inspiradles el deseo, la necesidad, la pasión de vuestra presencia en el Sacramento. Que se mantengan dichosos cerca de Vos, que os rodeen con amor, y que comprendan que esta es su primera misión y el más poderoso de los apostolados.

Haceos conocer de los que os ignoran, oh benéfica presencia de Jesucristo; lanzad en sus almas algunos rayos ardientes, haced que tengan necesidad de Vos, en que habiendo encontrado en Vos el socorro o el consuelo que buscaban, se unan a Vos para siempre.

Quedaos conmigo, oh mi Dios, mi buen Jesús, ahora y siempre. No me privéis jamás de vuestra presencia: ¿dónde iría, lejos de Vos? ¿Qué sería de mí sin Vos?

Yo os pido la gracia y tomo la resolución de dedicarme muy seriamente al gran deber de honrar vuestra presencia por la visita cotidiana al Santísimo, y la adoración de tu sagrado cuerpo y sangre, a penetrarme en tus llagas y amarte en el dolor compartiendo mi dolor, penas y sufrimientos, con el tuyo, para sobrellevar a tu lado mi cruz. Ayúdame a prepararme cada vez que acuda a tu santa audiencia, de no quitar de ella sin absoluta necesidad ni un solo minuto, de estimar este tiempo a tu lado en su gran valor, de emplearlo con la fidelidad y el piadoso apresuramiento del amor y de la gratitud. De verte, y visitarte, como mi gran Rey y Señor.

¡Oh, Jesús Hijo de Dios, quedaos! ¡Vos siempre aquí abajo en vuestro Sacramento! ¡Vos siempre en el Cielo en vuestra gloria eterna!

Amén.