(Salutación revelada a Santa Gertrudis por la Santísima Virgen).
Salve, oh lirio de resplandeciente blancura de la radiante e inmutable Trinidad. Salve, rosa brillante de celestial belleza, de quien el rey de los Cielos ha querido nacer y recibir la leche virginal; socorredme a mí, pobre pecador, ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.