Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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15.8.19

Corona al Sacratísimo Corazón de Jesús


+ En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Ángel de Dios, que eres mi guarda, ya que la piedad divina me ha puesto bajo tu protección, ilumíname, guárdame, dirígeme y gobiérname.

(Tomando con los dedos pulgar e índice de la mano derecha la cruz del rosario, se dice):

Padre Eterno, os ofrezco la sangre preciosísima de Jesucristo, en expiación de mis pecados, y por la felicidad de la santa Iglesia.

(Y recorriendo las tres primeras cuentas del rosario próximas a la cruz, se dice en la primera):

Dios mío, creo en Vos, porque sois la suma verdad.

(En la segunda cuenta):

Espero en Vos, porque sois fiel.

(Y en la tercera):

Os amor, porque sois infinitamente bueno.

(Ahora se da paso a la Corona propiamente dicha, la cual se compone de cinco decenas, que se rezan):

Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.

(Y después se dice diez veces, recorriendo las cuentas del rosario):

Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor.

(A lo cual se responde):

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

(Rezadas estas preciosas jaculatorias diez veces, se comienza la otra decena):

Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.

(Y de nuevo otras diez veces):

Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor.

(A lo cual se responde de nuevo):

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

(Terminadas las cinco decenas, se rezan, recorriendo las tres cuentas próximas a la cruz en el rosario, estas otras jaculatorias):

- Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
- Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
- Jesús, José y María, espire en paz en vuestros brazos el alma mía.

Amén.

(A los que recen diariamente esta hermosísima Corona, se conceden cuatro indulgencias plenarias al mes, que ganarán confesando y comulgando en los días que elijan, y rogando, al visitar una Iglesia, por las intenciones del Papa).

18.7.17

Corona del Señor por los difuntos y las ánimas del Purgatorio


Esta corona, instituida por inspiración divina en 1516 por el Beato Miguel de Florencia, monje Camaldulense, y aprobada por el pontífice León X, se compone de treinta y tres Padrenuestros en veneración de los treinta y tres años que Nuestro Señor Jesucristo vivió en la tierra, y cinco Avemarías en honor de sus cinco llagas: de las cuales una se reza al principio de cada una de las tres decenas de Padrenuestros, y de las dos Avemarías restantes para completar el número de cinco, una se reza antes de los otros tres Padresnuestros y después de los mismos. Al fin de cada decena se dice un Gloria, y un Requiem por los difuntos. Se termina con el Credo, en el cual están compendiados los misterios del nacimiento, vida, muerte y glorificación de Jesucristo, que se considerarán y meditarán.

La Corona del Señor tiene numerosas indulgencias, entre ellas:
- Indulgencia de doscientos años por cada vez que se rezare la Corona verdaderamente arrepentido y haberse confesado, o al menos con el firme propósito de confesarse.
- Indulgencia plenaria en el artículo de la muerte al que arrepentido y confesado invocare, al menos con el corazón, el Santísimo nombre de Jesús, con tal de que haya rezado la dicha corona una vez durante su enfermedad con la intención de ganar la referida indulgencia y, recuperando la salud, la indulgencia de doscientos años.
- Indulgencia de doscientos años al que llevando consigo la dicha Corona, y hallándose fuera de Roma (o en Roma, pero legítimamente impedido de visitar las iglesias de las estaciones) si en los días de las mismas, confesado y comulgado, visitare una iglesia a su arbitrio, o estando impedido, rezare la Corona del Señor, los siete Salmos Penitenciales con las letanías de los santos, y preces consiguientes según el Breviario Romano.