Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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28.7.19

Ofrecimiento a las almas del Purgatorio


Que Jesucristo, muerto y crucificado por nuestro bien, tenga piedad de Vosotras, oh almas afligidísimas, y que por la aspersión de su sangre, os consuele en vuestros tormentos. Yo os encomiendo el amor excesivo que hizo descender de los cielos al Hijo de Dios y le sometió en la tierra a la muerte más amarga; que se digne compadecerse de vuestros dolores, por el amor que manifestó a los afligidos cuando estaba clavado en la cruz.

Y para refrigeraros plenamente, os ofrezco el amor filial, el mismo que Jesucristo tuvo por su Padre en cuando Dios, y por María su Madre en cuanto hombre. Amén.

29.3.19

Ofrecimiento del santo Sacrificio


¡Padre eterno!, os ofrezco el sacrificio que de sí mismo hizo Vuestro amado Hijo Jesús en el árbol de la Cruz, y que hoy renueva sobre nuestros altares; Os lo ofrezco en nombre de todas las criaturas, con las misas que se han celebrado y celebrarán en todo el mundo hoy, para adoraros y tributaros el honor que merecéis, para daros gracias por tantos beneficios como nos dispensáis sin merecerlos, para aplacar Vuestra cólera justamente irritada por nuestros pecados, para daros digna satisfacción de ellos y, en fin, para alcanzar nuevas gracias, para la Iglesia, para el mundo entero, para las almas del Purgatorio, y para mí.

Uno a este tesoro infinito todas las virtudes y gracias de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos; todas las buenas obras de todos los hombres, y el tesoro entero de la santa Iglesia.

Os hago también la misma ofrenda para aumentar la alegría y gloria de la Humanidad santísima de Nuestro Señor Jesucristo, el culto y veneración de los fieles hacia todos los misterios de su vida y muerte, para aumentar, en fin, la gloria y bienaventuranza de la santísima Virgen María, de todos los santos, sobre todo de mis santos patronos y abogados y santos de mi devoción, y de los santos que hoy se conmemoran.

(Esta oración rezada durante la Misa, tiene concedidas tres años de indulgencia).

7.3.19

Consagración al Sagrado Corazón de Jesús


¡Oh amabilísimo Jesús mío!, para probaros mi gratitud, y en desagravio del gran número de infidelidades con que Os he ofendido, yo [decir nuestro nombre] Os ofrezco mi corazón, me consagro enteramente a Vos, y me propongo con Vuestra gracia no volver a ofenderos jamás.

100 días de indulgencias una vez al día. Indulgencia plenaria una vez al mes, si se ha dicho todos los días.

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5.3.19

Oración del Apostolado


¡Divino Corazón de Jesús! Os ofrezco por el Corazón Inmaculado de María todas las oraciones, obras y trabajos de este día, en unión con todas las intenciones, con las cuales Os inmoláis sin cesar en el altar. Os las ofrezco, más particularmente, por las intenciones encomendadas en este mes y este día a las asociaciones a las que pertenezco y a los movimientos religiosos a los que me siento unido, igualmente por todos mis familiares y hermanos en general.

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3.3.19

Primer suspiro del día dirigido a Nuestro Señor Jesucristo


Nuestro Señor dijo a Santa Matilde: "el que al despertar suspire con todo su corazón hacia mí y me pida que influya durante el día en todas sus acciones, ese me atrae a sí, y hace todo por mí".

Oración:

¡Oh amantísimo Jesús mío! Os presento mi primer suspiro de este día. Os lo ofrezco desde lo más profundo de mi corazón, suplicándoos, con todas las fuerzas que yo pueda, que os dignéis dirigir Vos mismo, durante este día, todas mis acciones de alma y de cuerpo, y que las purifiquéis en Vuestro dulcísimo Corazón, ofreciéndolas unidas con Vuestras obras perfectísimas a Dios Padre, para su eterna gloria. Amén.

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1.3.19

Ofrecimiento del día


¡Oh, Eterno Dios!, vedme aquí postrado ante Vuestra infinita Majestad, Os adoro humildemente y Os ofrezco todas mis palabras y acciones de este día;

tengo intención de hacerlo todo por amor Vuestro y por Vuestra gloria, para cumplir Vuestra divina voluntad, para serviros, alabaros y bendeciros, para obtener luz en los misterios de la fe, para asegurar mi salvación y esperar en Vuestra misericordia;

para satisfacer a Vuestra divina justicia por los pecados tan enormes que he cometido;

para alivio de las almas del Purgatorio;

para obtener la gracia de una verdadera conversión a todos los pecadores;

en fin, quiero hacer hoy todas mis acciones en unión con las intenciones purísimas que tuvieron en esta vida Jesús y María, todos los santos que están en el cielo, y los justos de la tierra.

Quisiera poder firmar con mi propia sangre esta intención y repetirla en todos los instantes de mi vida y de la eternidad. Recibid, pues, ¡oh, Dios mío!, mi buena voluntad, y dadme Vuestra santa bendición, con una gracia eficaz para no volver a cometer durante el resto de mi vida ni un solo pecado mortal, y muy particularmente en este día en el que deseo ganar las Indulgencias que yo pueda, y asistir a todas las Misas que se celebren hoy en todo el mundo; deseo aplicarlas por las almas del Purgatorio, para librarlas de sus penas. Amén.

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