- De la tentación de la desesperación, y cómo podremos defendernos de ella. -
La segunda tentación del enemigo de nuestra eterna salud es un vano terror o espanto, que nos infunde con la representación y memoria de nuestras culpas pasadas, para precipitarnos en la desesperación.
Si te hallares hija mía, amenazada de este peligro, ten por regla general que la memoria de tus pecados será un efecto de la gracia, y te será muy saludable si produce en ti sentimientos de humildad, de compunción y de confianza en la divina misericordia; pero si te causare inquietud, desconfianza y pusilanimidad, aunque te parezca que tienes grandes motivos y fundamentos para persuadirte que estás reprobada y que ya no hay para ti esperanza de salud, reconócele luego por sugestión y artificio del demonio, y no pienses entonces sino en humillarte, y en confiar más que nunca en la bondad y misericordia de Dios; que de este modo eludirás todas las estratagemas del enemigo, lo vencerás con sus propias armas, y darás al Señor honor y gloria.