- De la comunión espiritual. -
Aunque no se puede recibir al Señor sacramentalmente sino una sola vez al día (Nota: por razones especiales se puede recibir la comunión dos veces al día, siempre y cuando la segunda comunión sea una misa especial -por difuntos, una boda...-, y esa segunda comunión no se puede recibir para la intención de uno mismo; por regla general, por lo tanto, solo se puede recibir la comunión una vez al día, ya que es alimento espiritual 'para la jornada'), no obstante se puede recibir espiritualmente, como dije arriba, cada hora y cada momento. Este es un bien, hija mía, de que solamente puede privarnos nuestra negligencia o culpa; y para que comprendas su fruto y excelencia, sabe que algunas veces será más útil al alma y más agradable a Dios esta comunión espiritual, que muchas comuniones sacramentales, si se reciben con tibieza y sin la debida preparación.
Siempre que estuvieres dispuesta, hija mía, para esta especie de Comunión, el Hijo de Dios estará pronto a darse y comunicarse a ti para ser tu alimento.
Cuando quisieras prepararte a recibirlo de este modo, levanta tu espíritu hacia Él, y después que hayas hecho alguna reflexión sobre tus pecados, le manifestarás un verdadero y sincero dolor de tu ofensa. Después le pedirás con profundo respeto, y con viva fe, que se digne venir a tu alma, y que derrame en ella nuevas bendiciones y gracias, para curarla de sus flaquezas, y fortalecerla contra la violencia de sus enemigos.
Asimismo, siempre que quisieres mortificar alguna de tus pasiones, o hacer algún acto de virtud, te servirás de esta ocasión para preparar tu corazón al Hijo de Dios, que te lo pide continuamente; y volviéndote después a Él, pídele con fervor que se digne venir a ti, como médico, para curarte, y como protector para defenderte, a fin de que ninguna cosa le estorbe o le impida poseer tu corazón.
Acuérdate también de tu última comunión sacramental, y encendida toda en el amor de tu Salvador, le dirás: "¿Cuándo, Dios y Señor mío, volveré a recibiros dentro de mi pecho? ¿Cuándo llegará este dichoso día?". Pero si quieres disponerte mejor y más debidamente para esta comunión espiritual, dirigirás desde la tarde precedente todas las mortificaciones, actos de virtud, y demás buenas obras que hicieres, a este fin.
Considerando cuán grande es el bien y felicidad del alma que comulga dignamente, pues por este medio recobra las virtudes que ha perdido, vuelve a su antigua y primera hermosura, participa de los preciosos frutos y méritos de la cruz, y haz, en fin, una acción muy agradable al eterno Padre (el cual desea que todos gocen de este divino Sacramento), procura excitar en tu corazón un deseo ardiente de recibirlo, por contentar y agradar a quien con tanto amor desea comunicarse a ti, y en esta disposición le dirás: "Señor, ya que no me es permitido recibiros hoy sacramentalmente, haced a lo menos, por vuestra infinita Bondad, que purificada de todas mis imperfecciones, y curada de todas mis dolencias y enfermedades, yo merezca recibiros espiritualmente cada día y cada hora del día, a fin de que, hallándome fortificada con nueva gracia, resista animosamente a mis enemigos, y principalmente al que ahora, por agradaros y contentaros, hago particularmente la guerra".
Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario