- Del Santísimo Sacramento de la Eucaristía. -
Hasta ahora, hija mía, he trabajado en proveerte, como has visto, de cuatro armas espirituales, y enseñarte el modo de servirte de ellas para vencer a los enemigos de tu salud y de tu perfección.
Ahora quiero mostrarte el uso de otra arma, más excelente, que es el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Este augusto Sacramento, así como excede en la dignidad y en la virtud a todos los demás Sacramentos, así de todas las armas espirituales es la más terrible para los demonios. Las cuatro primeras reciben toda su fuerza y virtud de los méritos de Cristo, y de la gracia que nos ha adquirido con el precio de su sangre; pero esta última contiene al mismo Jesucristo, su carne, su sangre, su alma y su divinidad. Con aquellas combatimos a nuestros enemigos con la virtud de Jesucristo; con esta los combatimos con el mismo Jesucristo, y el mismo Jesucristo los combate en nosotros y con nosotros; porque quien come la carne de Cristo y bebe su sangre, está en Cristo y Cristo en él (Joann. VI, 57).
Mas como puede comerse esta carne y beberse esta sangre en dos maneras, esto es, realmente, una vez cada día, y espiritualmente; cada hora y cada momento, que son dos modos de comulgar muy provechosos y santos, usarás del segundo con la mayor frecuencia que pudieres, y del primero todas las veces que te sea dado.
Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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