Desde muy antiguo siempre hubo una gran controversia sobre si la Virgen Carmelitana entregó a San Simón Stock un escapulario real o solo era una representación. Parece ser que el acto de entrega en la visión del monje era más bien una especie de muestra de vivir una vida santa.
Recordemos que el escapulario era una prenda de uso habitual del monje, pero no era una prenda que se ponían todo el tiempo, sino cuando iban a realizar alguna labor. Por ello, hacerle la entrega de un escapulario simbólico a San Simón era como indicarle que hicieran obras de caridad y devoción hacia ella, y a cambio la Madre del Señor los reconocería a su vez, para librarlos del purgatorio. No tendría ningún sentido de otro modo darles una prenda para salvar a los monjes, que éstos no usaban todo el tiempo. Así, la representatividad del escapulario era como una especie de indicación del "ora et labora", o sea: oración y obras buenas.