Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

9.3.23

"Subida al Monte Carmelo" y "Noche Oscura", de San Juan de la Cruz, actualizada (173)




CAPÍTULO 3
Notas a tener en cuenta para los temas que luego se abordarán.

1. Estando ya, pues, estas personas espirituales ya aprovechados gracias al tiempo que han pasado alimentando los sentidos con dulces comunicaciones, con lo cual la parte sensitiva se ve atraída y saboreada del espiritual gusto, una relación que del espíritu le manaba, llega la mencionada parte sensitiva a unirse y acomodarse en armonioso conjunto con el espíritu, comiendo cada uno en su manera de ser de un mismo manjar espiritual y en un mismo plato, así como de un solo supuesto y sujeto. Con esto ambas naturalezas, la sensitiva y espiritual, en alguna manera juntos y conformes en uno, se encuentran entonces colocados también para que juntos estén en disposición para sufrir la áspera y dura purgación del espíritu que les espera. Porque en esta purgación se han de encontrar expiando cumplidamente estas dos partes del alma, espiritual y sensitiva, porque la una nunca se purga de manera adecuada sin la otra ya que la purgación válida para el sentido se realiza cuando, de propósito, comienza la del espíritu. Con lo cual la noche que hemos dicho del sentido, más se la puede y debe llamar cierta reformación y enfrenamiento del apetito que purgación. La causa es porque todas las imperfecciones y desórdenes de la parte sensitiva tienen su fuerza y raíz en el espíritu, donde se sujetan todos los hábitos buenos y malos y así, hasta que éstos no sean purgados, las rebeliones y siniestros del sentido no se pueden purgar tampoco bien [en consecuencia, la noche, en su sentido pleno, es algo global del sentido y espíritu: "entrambas partes se purgan juntas" (nn. 2-3). No conviene, pues, forzar las divisiones en detrimento del conjunto].

2. Por todo ello en esta noche que se sigue se purgan las dos partes juntas, que éste es el fin para el cual convenía haber pasado por la reformación de la primera noche y la bonanza que de ello se obtiene para que, aunado con el espíritu el sentido, en cierta manera se purgue y padezca aquí con más fortaleza, porque para tan fuerte y dura purga es menester (o sea, disposición) tan grande. Y es que, sin haberse reformado antes la flaqueza de la parte inferior y cobrado fortaleza en Dios por el dulce y sabroso trato que con Él después ha tenido, no se conseguirían las fuerzas ni las disposiciones el ser natural para poder sufrirla.

3. Por tanto téngase en cuenta que estos aprovechados todavía el trato y operaciones que tienen con Dios son muy bajas y muy naturales (a causa de no tener purificado e ilustrado el oro del espíritu), por lo cual todavía entienden de Dios como pequeñuelos, y saben y sienten de Dios como pequeñuelos, según dice san Pablo (1 Cor. 13, 11), por no haber llegado a la perfección, que es la unión del alma con Dios. Mediante la unión se logrará el que, como grandes, obren grandezas en su espíritu, siendo ya sus obras y potencias más divinas que humanas, como después se dirá. Queriendo Dios desnudarlos de hecho de este viejo hombre y vestirlos del nuevo, que según Dios es creado en la novedad del sentido, que dice el Apóstol, les desnuda las potencias y afecciones y sentidos, así espirituales como sensitivos, así exteriores como interiores, dejando a ocuras el entendimiento y la voluntad a secas, vacía la memoria, y las afecciones del alma en suma aflicción, amargura y aprieto, privándola del sentido y gusto que antes experimentaba de los bienes espirituales, dada que esta privación es uno de los principios que se requiere en el espíritu para que se introduzca y una en él la forma espiritual del espíritu, que es la unión de amor.

Todo lo cual opera el Señor en ella por medio de una pura y oscura contemplación, como el alma lo da a entender por la primera poesía. La cual, aunque está declarada al propósito de la primera noche del sentido, principalmente la entiende el alma por esta segunda del espíritu, por ser la principal parte de la purificación del alma. Y así, a este propósito la pondremos y declararemos aquí otra vez.







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