Primera: En este privilegio, nos adopta María Santísima a los Carmelitas, y a todos los que visten el escapulario, por especiales hijos suyos. Esta filiación, y adopción espiritual, no es la común y general de la que gozan todos los fieles por la gracia Santificante, sino es más especial, al estar específicamente destinada a los hijos del carmelo.
Segunda: El segundo privilegio de esta Vestidura Celestial de Ntra. Sra. del Monte Carmelo es, quien devotamente la vistiese, no padecerá fuego eterno. Esto es: que alcanzará con su eficaz intercesión de su amantísimo Hijo, le dé auxilios eficaces para que en esta vida se arrepienta, muera en gracia y, por tanto, se salve. Este es el genuino sentido de la promesa de la Virgen Carmelitana.