Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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4.10.21

Luces Vespertinas: 22. Mis libros



Uno de los puntos más importantes para la vida buena o mala son las lecturas. La ley natural manda que nos abstengamos de malas lecturas y nos aconseja que leamos buenos libros. Y la Iglesia además, cuando el libro es claramente nocivo, lo incluye en el Índice de Libros Prohibidos, que no se pueden leer sin su licencia.

Tres clases hay de lecturas: perversas, vanas, buenas.

Perversas: Son las irreligiosas, las inmorales, las obscenas.

Vanas: Son las que no producen ningún bien o muy poco; verbigracia, las de fantasía.

He aquí dos reglas, y de pocas excepciones: el que es malo, lee lo malo, y el que es bueno, lee lo bueno. El que lee lo malo se hace malo, y el que lee lo bueno se hace bueno.

Puede ser que tengas necesidad, por tu cargo o por tus estudios, de leer libros prohibidos por las reglas generales del Índice o nominalmente incluidos en el Índice. Si es así, pide licencia y te la darán. Habla con un confesor acerca de ello.

¿Qué libros tengo? ¿Son libros buenos? ¿Contrarios a la religión? ¿Son libros deshonestos, futiles? Los prohibidos no se pueden tener sin licencia.

Y quien habla de libros, habla también de películas, programas de radio o de televisión.

¿Qué libros leo o qué televisión o cine veo? ¿Los buenos? ¿Lo hago para instruirme en mi religión? ¿Lo hago para instruirme en mi profesión, para instruirme en los conocimientos humanos, para recrearme lo justo? ¿Leo algo malo, algo prohibido? ¿Leo demasiadas cosas fútiles y de fantasía y deleite? Leer algo de recreo y de fantasía está bien, pero leer mucho vano por deleite y no leer otras cosas es mal defecto, es el llamado "vicio de la lectura".

Pon una biblioteca conveniente para ti y tu familia, en un buen sitio, bien arreglada, y compra todos los años algunos libros buenos y léelos. Te resultarán muy buenos amigos y consejeros, que valen lo que cuestan.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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9.11.23

Interesantes libros de religión por descarga directa



En la página de Mensajeros de la Vida, dentro de la sección "publicaciones", se pueden descargar gratuitamente libros de temáticas muy interesantes, incluyendo "El manuscrito del Purgatorio", un interesante libro de cómo actúa el demonio que lleva por título "¿Cómo actúa el demonio? ¿Tenemos un demonio para cada uno?", o libros de prácticas de oración, como el dedicado al Santo Rosario.

En resumen, una interesante colección de libros que pueden ayudarnos en gran manera en estos duros momentos en los que se pone tan a prueba nuestra fe.


11.11.18

Introducción al estudio de las virtudes. Advertencias y nociones preliminares


Notas de la presente edición:
El texto de "Las virtudes y los vicios" de la venerable Concepción Cabrera de Armida, es un libro bastante difícil de encontrar y, además, ciertamente desconocido. Desde el Oratorio Carmelitano hemos decidido revisar completamente los textos disponibles para, como solemos hacer, volver a repasar íntegramente el manuscrito, y mejorar o actualizar en lo posible contenido que haya quedado desprovisto de significado o cuya terminología no sea ya usada, algo muy importante al tratarse, en este caso, de un manuscrito tan antiguo.

Este libro que tienes ante ti es fruto, por tanto, de una labor continuada de muchos meses, en donde se ha tratado de conseguir una actualización de la obra de Cabrera de Armida a nuestros días. No obstante, hemos seguido fielmente el original, y esta edición, aunque "modernizada", sigue estrictamente los libros o tratados anteriores. Con ello queremos que el lector disfrute de una lectura más cómoda y, a la vez, logre profundizar con más soltura y conocimiento en las explicaciones de la Venerable.

Confiamos en haberlo conseguido. Os rogamos un Avemaría por nuestra labor.

Oratorio Carmelitano, mes de ánimas del año 2018


16.9.19

Novedades editoriales de la librería del Oratorio


Tenemos interesantes novedades que queremos compartir con todos vosotros, nuestros queridos lectores y visitantes del Oratorio. En primer lugar, acaba de presentarse/lanzarse la 3ª edición de la Biblia Clerus. Durante cuatro años (la anterior edición data de 2015) Episcode Productions ha estado revisando desde el principio hasta el final toda la Biblia, para ofrecernos ahora, y de manera gratuita, la Biblia electrónica que podría considerarse más actualizada de Internet (al menos, la más actualizada de las Clerus).

Con el fin de facilitar el acceso a la misma en los diferentes formatos digitales usados hoy, os la ofrecemos en un pack que incluye: pdf, mobi (Kindle y visores de libros electrónicos), rtf y txt (en este caso, ANSI). De esta manera cualquiera podrá acceder a ella y obtener notas, extractos o libros de la misma, de una manera fácil y rápida.

Esta tercera edición la podéis obtener desde el link habitual de la Librería del Oratorio, o bien accediendo a ella directamente siguiendo éste enlace.

No acaban ahí las novedades. Un estimado lector nos ha actualizado de forma altruista y gentil el tratado "De las virtudes y de los vicios", de la beata Concepcion Cabrera de Armida. Son casi 300 páginas que, gracias al trabajo de esta persona - por quien os rogamos una oración - os ofrecemos también en la Librería, o bien desde éste enlace directo.

En la Librería del Oratorio encontraréis tanto la anterior versión que en su día hicimos aquí (del año 2018), como la actualización, ya con su autora en los altares, y que supone sin duda el mejor tributo que se le podría hacer a un alma tan generosa y dispuesta para llevar a cabo la voluntad del Señor, como lo fue Cabrera de Armida.

| Redacción: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

22.2.23

"Subida al Monte Carmelo" y "Noche Oscura", de San Juan de la Cruz, actualizada (159)



6. Lo mismo tienen éstos en la oración que ejercitan, que piensan que todo el negocio de ella está en hallar gusto y devoción sensible, y procuran sacar ese gusto, como se suele decir, a fuerza de brazos, cansando y fatigando las potencias y la cabeza y, cuando no han hallado el tal gusto, se desconsuelan enormemente pensando que no han hecho nada. Y por esta pretensión pierden la verdadera devoción y espíritu, que consiste en perseverar en esos ejercicios con paciencia y humildad, desconfiando de uno mismo, sólo por agradar a Dios. A esta causa, cuando no han hallado una vez sabor en este u otro ejercicio, tienen mucha desgana y repugnancia de volver a él y a veces lo dejan. Son, en fin, como hemos dicho, semejantes a los niños, que no se mueven ni obran por razón, sino por el gusto.

Todo se les va a este tipo de personas en buscar gusto y consuelo de espíritu, y por esto nunca se hartan de leer libros, y ahora toman una meditación, ahora otra, andando a la caza de estos gustos con las cosas de Dios, a los cuales les niega Dios muy justa, discreta y amorosamente consuelos y gozos porque, si esto no lo hiciese, crecerían por esta gula y chuchería espiritual en males sin cuento. Por lo cual conviene mucho a éstos entrar en la noche oscura que vamos a mostrar, para que se purguen de estas niñerías.

7. Estos que así están inclinados a estos gustos también tienen otra imperfección muy grande, y es que son muy flojos y remisos en ir por el camino áspero de la cruz, puesto que su alma está dada al sabor, con lo cual de forma natural les supone un esfuerzo y un desagrado exagerado todo sinsabor de negación propia.

8. Tienen éstos otras muchas imperfecciones que de aquí les surgen, las cuales el Señor a su tiempo les trata de corregir a base de tentaciones, sequedades y otros trabajos, que todo es parte de la noche oscura. De estas imperfecciones, por no alargarme, no quiero tratar aquí más, sino sólo decir que la sobriedad y templanza espiritual lleva otro temple muy diferente hecho a base de mortificación, temor y sujeción en todas sus cosas, poniendo atención en que no está la perfección y valor de las cosas en la multitud y gusto de las obras, sino en saberse negar a sí mismo en ellas. Esto es lo que ellos han de procurar hacer cuanto pudieren de su parte, hasta que Dios quiera purificarlos de lleno haciéndolos entrar en la noche oscura, y con el fin de abordar la mencionada noche oscura paso deprisa y sin detenerme más en la exposición de este tipo de imperfecciones.


29.8.17

Vivirlo uno mismo


He leído durante mi vida bastantes libros de autoayuda. E intentado poner sus recetas en práctica, cumplir sus consejos... No me han servido de nada. Lo que allí ponía su autor (o autores) que iba a pasar, no pasaba.

He leído también libros del tipo "cómo hacerse millonario", "cómo conseguir la fama", "como triunfar en la vida", etc., etc., etc. Todos ellos estaban plagados de recetas huecas, fórmulas vacías. Consejos vanos. Alguno de ellos he intentado seguir al pie de la letra y solo acabé más desgraciado de lo que ya era.

16.4.23

"Subida al Monte Carmelo" y "Noche Oscura del alma" de San Juan de la Cruz, ya disponibles para descargar



Ya puedes obtener en un único pack la actualización que durante estos últimos meses hemos estado llevando a cabo en el Oratorio Carmelitano respecto a los tratados "Subida al Monte Carmelo" y "Noche Oscura del alma", escritos por el reformador carmelita San Juan de la Cruz. Ambos libros son referencia imprescindible y fundamental para todo contemplativo, así como para todo aquel creyente que desee profundizar en la oración y en su experiencia mística. Son, a la vez, una guía fundamental y de un incalculable valor para directores de almas y consejeros espirituales.

Esta edición que os ofrecemos gratuitamente desde el Oratorio Carmelitano supone la actualización más completa y reciente de estos libros del Doctor de la Iglesia, y además, se ha llevado a cabo una estricta adaptación del lenguaje medieval utilizado en las ediciones anteriores para convertirlo en un lenguaje más asequible y fácil de leer, con lo que el texto gana muchísimo también en comprensión (exceptuando las referencias bíblicas ya que se ha decidido respetar las originales, puesto que se pueden consultar mediante sus capítulos y versículos, si se necesita, en textos de Biblias modernas, como la Biblia del Clero, también disponible para su descarga gratuitamente en el Oratorio Carmelitano).

Es, por lo tanto, un texto de un incuestionable valor que el Oratorio se ha esforzado en actualizar altruistamente y que ahora se complece en presentar, el cual ya tienes a tu disposición, de forma totalmente gratuita, desde la sección de descargas del Grupo.


12.8.21

Treinta y un consejos para una buena vida y una santa muerte



1- Ama a Dios más que a todas las cosas y personas.
2- Ten temor de Dios y no miedo de los hombres.
3- Confía en Dios mientras tengas algo de vida.
4- Ama mucho a la Iglesia, al Papa y su doctrina.
5- Procura tener una sólida instrucción religiosa.
6- Pide mucho a Dios que te salves, y te salvarás.
7- Ten frecuencia de sacramentos y serás bueno.
8- Si pecas gravemente confíesate cuanto antes.
9- Misa y comunión diaria son la mejor devoción.
10- Procura comprar, tener y leer libros buenos.
11- Lleva siempre algún escapulario o medalla contigo.
12- Ten en tu casa un Crucifijo y una imagen de la Virgen.
13- Los domingos y fiestas, reza, descansa, y goza.
14- Si vives en buenas ocasiones, serás bueno.
15- Si te metes en malas ocasiones, serás malo.
16- Métete en alguna congregación o sociedad religiosa.
17- Nunca te metas en asociaciones malas o peligrosas.
18- Los pecados más comprometidos y de peores consecuencias son: la deshonestidad, el hurto, y la maledicencia.
19- Haz bien, y sufre bien los sinsabores de cada día.
20- Haz el bien y nunca te arrepentirás de ello.
21- Si haces el mal, te arrepentirás tarde o temprano.
22- No leas periódicos, revistas ni libros malos.
23- No leas novelas sino muy pocas, y muy buenas.
24- Aprovecha bien el tiempo y ahorra el dinero.
25- Ten alegría, buen humor y diversiones buenas.
26- No tengas afán de gozar mucho, sino con templanza.
27- Trabaja para descansar, y descansa para trabajar.
28- Acostúmbrate a hacer bien todo y bien a todos.
29- A nadie hagas nunca mal.
30- Da lismona, toda la que puedas; no perderás nada.
31- Habla bien de todos y si no puedes, calla antes que hablar mal.

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17.2.23

"Subida al Monte Carmelo" y "Noche Oscura", de San Juan de la Cruz, actualizada (154)



CAPÍTULO 3
Se explican algunas imperfecciones que suelen tener algunos de éstos principiantes respecto al vicio capital, que es la avaricia, espiritualmente hablando.


1. Tienen muchos de estos principiantes también a veces mucha avaricia espiritual, porque apenas les verán contentos en el espíritu que Dios les da y andan muy desconsolados y quejosos porque no encuentran el consuelo que querrían en las cosas espirituales.

Muchos no se acaban de hartar de oír consejos y aprender preceptos espirituales y tener y leer muchos libros que traten de eso, y se les va más en esto el tiempo que en obrar la mortificación y perfección de la pobreza interior de espíritu, que es lo que deberían hacer. Porque, además de esto, se cargan de imágenes y rosarios muy adornados y bonitos, y cuando ahora dejan unos, ya toman otros; ahora truecan, ahora destruecan; ya los quieren de esta manera, ya de esa otra, aficionándose más a este tipo de cruz que a aquélla otra, por ser más curiosa, y cosas semejantes. Y veréis a otros cargados de "agnusdeis" (los "agnusdeis" eran láminas de cera con la imagen de Cristo o de algún santo, y bendecidas por el Papa), y reliquias y nóminas (las "nóminas" eran reliquias con los nombres de santos escritas en ellas), como los niños de dijes ("dijes" se refiere a alhajas, abalorios y adornos engarzados).

En lo cual yo condeno el apego de su corazón y el asimiento que tienen al modo, multitud y curiosidad de cosas, lo cual es muy contrario a la pobreza de espíritu, que sólo mira en la sustancia de la devoción, aprovechándose de aquello en lo tocante a lo exterior sólo en cuanto le basta para esa devoción, y cansándose de ese otro lado de multiplicidad, adornos, estéticas y curiosidades de las devociones. Y es que la verdadera devoción ha de salir del corazón, sólo en la verdad y sustancia de lo que representan las cosas espirituales, y todo lo demás es asimiento y apego de imperfección que, para pasar de alguna manera adelante en cuanto a la perfección, es necesario que se acabe el tal apetito.

2. Yo conocí una persona que durante más de diez años se aprovechó de una cruz hecha toscamente de un ramo bendito, clavada con un alfiler retorcido alrededor, y nunca la había dejado, trayéndola consigo hasta que yo se la retiré. Y esa no era persona de poca razón y entendimiento. Y vi otra que rezaba por las cuentas que estaban hechas de huesos de las espinas del pescado, cuya devoción es cierto que por eso no era de menos quilates delante de Dios, en lo cual se ve claramente que esos dos ejemplos de personas no tenían su devoción simplemente en la imagen exterior, la estética, el acabado, el material, la lujosidad ni en el valor económico.

Los que van, pues, bien encaminados desde estos principios, no se sujetan a los instrumentos visibles, ni se cargan de ellos, ni les mueve para nada el saber más de lo que conviene saber para obrar, porque sólo ponen los ojos en ponerse bien con Dios y agradarle, y esta es toda su "codicia". Y así con gran generosidad y desprendimiento dan cuanto tienen, y su gusto es saberse quedar sin ello por Dios y por la caridad del prójimo, dando igual que sean cosas espirituales que temporales porque, como digo, sólo ponen los ojos en lo importante de la perfección interior: dar a Dios gusto, y no a sí mismo en nada.

3. Pero de estas imperfecciones, como de las demás, no se puede el alma purificar cumplidamente hasta que Dios la ponga en la pasiva purgación de la oscura noche que luego abordaremos. Mas conviene al alma, en cuanto pudiere, procurar poner de su parte para hacer esfuerzos por perfeccionarse, con el fin de que merezca con sus intentos que Dios le ponga en aquella divina cura, donde sana el alma de todo lo que ella no alcanzaba a remediarse. Y es que, por más que el alma se ayude, no puede ella por sí misma activamente purificarse de manera que esté dispuesta siquiera en la menor parte para la divina unión de perfección de amor si Dios no la tomase de la mano y la purgase en aquel fuego oscuro a la medida de ella (nota del corrector: es decir, de todo lo que sea contrario al Señor), cómo y de la manera que más adelante vamos a explicar.


23.12.22

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (100)



CAPÍTULO 2.
Se explican las aprehensiones naturales de la memoria, y se va mostrando la forma en la que el espiritual se ha de vaciar de ellas para que el alma se pueda unir con Dios según esta potencia.


1. Necesario le es al lector advertir en cada uno de estos libros el propósito sobre el vamos tratando porque, de lo contrario, le podrán surgir muchas dudas acerca de lo que va leyendo, como ahora las podría tener en lo que hemos dicho del entendimiento y ahora diremos de la memoria, y más adelante diremos de la voluntad. Y es que, viendo cómo aniquilamos las potencias respecto de sus operaciones, quizá la parecerá que antes destruimos el camino del ejercicio espiritual que lo edificamos, lo cual sería verdad si quisiesemos instruir aquí no más que a principiantes, a los cuales conviene disponerse por esas aprehensiones discursivas y aprehensibles.

2. Pero, dado que aquí vamos dando doctrina para ir avanzando en la contemplación hacia la unión con Dios (para lo cual todos esos medios y ejercicios sensitivos de potencias han de quedar atrás y en silencio, para que Dios de suyo obre en el alma la divina unión), conviene ir por este estilo desprendiéndose, vaciándose y haciendo negar a las potencias su jurisdicción natural y operaciones, para que se dé lugar a que sean infundidas e ilustradas de lo sobrenatural, pues su capacidad no puede llegar a negocio tan alto, antes lo estorban, e incluso puede que hagan perderlo de vista.

3. Y así, siendo verdad, como lo es, que a Dios el alma antes le ha de ir conociendo por lo que no es que por lo que es, de necesidad para ir a Él uno debe negarse y no admitir hasta lo último que pudiere negar de sus aprehensiones, así naturales como sobrenaturales. Por lo cual así lo haremos ahora respecto a la memoria, sacándola de sus límites y quicios naturales y elevándola sobre sí, esto es, sobre toda noticia distinta y posesión aprehensible, hacia la suma esperanza de Dios incomprehensible.

4. Comenzando, pues, por las comunicaciones naturales, este tipo de noticias naturales en la memoria son todas aquellas que se pueden formar de los objetos de los cinco sentidos corporales, que son: oído, vista, olor, gusto y tacto, y todas las que con esos sentidos ella pudiere fabricar y formar. Y de todas estas noticias y formas se ha de desnudar y vaciar, y procurar perder la aprehensión imaginaria de ellas, de manera que en ella no le dejen impresa noticia ni rastro de cosa, sino que se quede limpia y rasa, como si no hubiese pasado por ella, olvidada y suspendida de todo.
Y no puede ser menos sino que acerca de todas las formas se aniquile la memoria si se ha de unir con Dios. Porque esto no puede ser si no se desnuda totalmente de todas las formas que no son Dios, pues Dios no cabe ni se le puede reducir debajo de forma ni noticia alguna distinta a Él, como lo hemos dicho en la noche del entendimiento. Y, pues ninguno puede servir a dos señores, como dice Cristo (Mt. 6, 24), no puede la memoria estar juntamente unida en Dios y a su vez en las formas y noticias mundanas, que son distintas, y como Dios no tiene forma ni imagen que pueda ser comprendida ni retenida ni contenida por la memoria, de aquí se desprende que cuando está la memoria unida con Dios, como también por experiencia se ve cada día, se queda sin forma y sin figura, perdida la imaginación, embebida la memoria en un sumo bien, en gran olvido, sin recordar nada, porque aquella divina unión le vacía la fantasía y barre de ella todas las formas y noticias, y la sube a lo sobrenatural.

5. Y así es cosa notable lo que a veces pasa en esto, ya que en ocasiones, cuando Dios hace estos toques de unión en la memoria, súbitamente le da un vuelco en el cerebro, que es donde ella tiene su asiento, de forma tan sensible que le parece se desvanece toda la cabeza y que se pierde el juicio y el sentido. Y esto a veces de una forma más notoria que otras, según el grado más o menos fuerte del mencionado toque. Y entonces, a causa de esta unión, se vacía y purga la memoria, como decimos, de todas las noticias, y queda olvidada (y a veces olvidadísima), tanto que se tiene que obligar a hacerse gran fuerza y esforzarse para acordarse de algo.


23.12.17

El juicio al que nos enfrentaremos


Omnes enim nos manifestari oportet ante tribunal Christi.
Porque es necesario que todos nosotros seamos manifestados ante el tribunal de Cristo. (II Cor., 5, 10).


Consideremos la presentación del reo, acusación, examen y sentencia de este juicio. Primeramente, en cuanto a la presentación del alma ante el Juez, dicen comúnmente los teólogos que el juicio particular se verifica en el mismo instante en que el hombre expira, y que en el propio lugar donde el alma se separa del cuerpo es juzgada por nuestro Señor Jesucristo, el cual no delegará su poder, sino que por Sí mismo vendrá a juzgar esta causa. "A la hora que no penséis vendrá el Hijo del Hombre" (Lc., 12, 40). "Vendrá con amor para los buenos -dice San Agustín-, y con terror para los malos".

¡Oh, qué espantoso temor sentirá el que, al ver por vez primera al Redentor, vea también la indignación divina! ¿Quién podrá subsistir ante la faz de su indignación? (Nah., 1,6).

27.2.23

"Subida al Monte Carmelo" y "Noche Oscura", de San Juan de la Cruz, actualizada (164)



CAPÍTULO 10
Se muestra el modo en el que se han de disponer los que transitan por el camino de esta noche y purgación sensitiva.


1. En el tiempo, pues, de las sequedades de esta noche sensitiva (en la cual hace Dios la transformacion de la que hemos tratado líneas arriba), sacando Dios al alma de la vida del sentido a la del espíritu que es de la meditación a contemplación, donde ya no hay poder obrar ni discurrir en las cosas de Dios el alma con sus potencias, como también explicamos, es en ese tiempo, decimos, en el que padecen los espirituales grandes penas, no tanto por las sequedades que sufren como por el recelo que tienen de que van perdidos en el camino, pensando que se les ha acabo el bien espiritual y que los ha dejado Dios, pues no hallan apoyo ni gusto en cosa buena. Entonces se fatigan y procuran, como lo han hecho por costumbre, acercar con algún gusto las potencias a algún objeto de discurso, pensando ellos que, cuando no hacen esto y se sienten obrar, no se hace nada. Esta forma de actuar no se lleva a cabo sin harta desgana y repugnancia interior del alma, que gustaba de estarse en aquella quietud y ocio, sin obrar con las potencias. En lo cual, agobiándose en lo uno, no aprovechan en lo otro. Y es que, por buscar espíritu, pierden el espíritu que tenían de tranquilidad y de paz. Y así son semejantes al que deja lo hecho para volverlo a hacer, o al que se sale de la ciudad para volver a entrar en ella, o al que deja la presa que tiene ya cazada para volver a andar a la caza. Y esto en esta parte de su progreso hacia la perfecta contemplación es excusado, porque no hallará nada ya por aquel primer estilo de proceder, como queda dicho.

2. Estos, en este tiempo, si no hay quien los entienda ni los asesore, vuelven atrás, dejando el camino, aflojando o, a lo menos, se dificultan a sí mismos el ir adelante, por las muchas diligencias que ponen de ir por el camino de meditación y discurso, fatigando y trabajando demasiadamente el ser natural, imaginando que se quedan así por su negligencia o pecados. Lo cual les es excusado y es comprensible porque los lleva ya Dios por otro camino, que es de la contemplación, muy diferente del primero dado que el uno es de meditación y discurso, y el otro no es a cuenta de la imaginación ni del discurrir.

3. Los que de esta manera se encuentren les conviene que se consuelen perseverando con paciencia, no teniendo pena, y confiando en Dios, que no deja a los que con sencillo y recto corazón le buscan, ni los dejará de dar lo necesario para el camino hasta llevarlos a la clara y pura luz de amor, que les dará por medio de la noche oscura del espíritu (si merecen que Dios los ponga en ella).

4. El estilo que han de tener en ésta noche del sentido es que no dediquen nada de esfuerzos por el discurso y meditación, pues ya no es tiempo de eso, sino que dejen estar el alma en sosiego y quietud, aunque les parezca claro que no hacen nada y que pierden tiempo, y aunque les parezca que por su debilidad no tienen ganas de pensar nada en ese estado, que sin embargo harán mucho con tener paciencia en perseverar en la oración sin hacer ellos nada. Sólo lo que aquí han de hacer es dejar el alma libre, desprendida y descansada de todas las noticias y pensamientos que les vengan, no teniendo cuidado allí de qué pensarán ni qué meditarán, contentándose sólo con una advertencia (nota del actualizador: "advertencia", es decir, estar en la presencia o bajo la mirada, sin más) amorosa y sosegada en Dios, y estar sin cuidado, sin esmerarse en lograr eficacia, y sin empeño o ahínco por gustar al Señor o de sentirle, ya que todas estas pretensiones desconcentran y distraen el alma de la sosegada quietud y ocio suave de contemplación que aquí se da.


9.11.22

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (56)



CAPÍTULO 12.
Se explica qué son las aprehensiones imaginarias naturales, y se muestra cómo no pueden ser un medio adecuado ni proporcionado para llegar a la unión con Dios, así como el daño que produce el no saber desasirse de ellas.


1. Antes que tratemos de las visiones imaginarias que sobrenaturalmente suelen ocurrir al sentido interior, que es la imaginativa y fantasía, conviene aquí tratar, para que procedamos con orden, de las aprehensiones naturales de ese mismo interior sentido corporal, para que así vayamos procediendo de lo menos a lo más y de lo más exterior hacia lo más interior, hasta llegar al íntimo recogimiento donde el alma se une con Dios. Y ese mismo orden hemos seguido hasta aquí, ya que primero tratamos de desnudar los sentidos exteriores de las aprehensiones naturales de los objetos -y, por el consiguiente, de las fuerzas naturales de los apetitos, lo cual tocamos en el primer libro, donde hablamos de la noche del sentido- y luego comenzamos a desnudar a esos mismos sentidos de las aprehensiones exteriores sobrenaturales, que inciden sobre los sentidos exteriores, según en el pasado capítulo acabamos de hacer, para encaminar al alma en la noche del espíritu.

2. En este segundo libro lo que vamos a tocar ahora tiene que ver con el sentido corporal interior, o sea, la imaginación y la fantasía, de la cual también hemos de vaciar todas las formas y aprehensiones imaginarias que naturalmente en él pueden caer, y probar cómo es imposible que el alma llegue a la unión de Dios mientras no cese de enredarse en ellas, por cuanto no pueden ser propio medio y cercano de la tal unión.

3. Es, pues, de saber que los sentidos de los que aquí particularmente hablamos son dos sentidos corporales (interiores), que se llaman imaginación y fantasía, los cuales sucesivamente se sirven el uno al otro. Porque el uno discurre imaginando, y el otro forma la imaginación o lo imaginado fantaseando, y para nuestro propósito lo mismo es tratar del uno que del otro. Por lo cual, cuando no los nombremos específicamente se tendrá que entender que hablaremos de los dos, o indistintamente de cualquiera de ellos.
De aquí, pues, es que todo lo que estos sentidos pueden recibir y producir se llaman imaginaciones y fantasías, que son formas que con imagen y figura de cuerpo se representan a estos sentidos. Las cuales pueden ser de dos maneras: unas sobrenaturales, que sin obra de estos sentidos se pueden representar, y surgen en ellos pasivamente (o sea, instantáneamente, sin intervención o explícito deseo nuestro), las cuales llamamos visiones imaginarias por vía sobrenatural, de las cuales hablaremos después. Otras son naturales, que son las que por su habilidad activamente puede fabricar en sí uno mismo por su operación, decisión y voluntad, en forma de formas, figuras e imágenes.
Y así, a estas dos potencias pertenece la meditación, que es acto discursivo por medio de imágenes, formas y figuras, surgidas e imaginadas por dichos sentidos. Por ejemplo, entra en este campo el imaginar a Cristo crucificado, o siendo azotado en la columna, o en otro momento de su pasión, o a Dios con gran majestad en un trono...; o considerar e imaginar la gloria como una hermosísima luz, etc. y, por el semejante, otras cosas cualquiera, ahora divinas, ahora humanas, que pueden surgir en la imaginativa. De todas estas imaginaciones se ha de vaciar el alma, quedándose a oscuras (apagada de este sentido), para llegar a la divina unión, por cuanto ellas no pueden tener alguna proporción de próximo medio con Dios, como las corporales que sirven de objeto a los cinco sentidos exteriores tampoco la tienen.

4. La razón de esto es porque la imaginación no puede fabricar ni imaginar cosas algunas fuera de las que con los sentidos exteriores ha experimentado, es a saber: visto con los ojos, oído con los oídos, etc. o, cuando mucho, componer semejanzas de estas cosas vistas u oídas y sentidas, que no ascienden a ser mayor entidad, ni a más sublime de aquellas que recibió por los sentidos mencionados. Porque, aunque imagine palacios de perlas y montes de oro (sea porque ha visto oro y perlas en la realidad), menos es todo lo imaginado que la esencia y el valor real de un poco de oro o de una perla, aunque en la imaginación sea más en cantidad y esplendor. Y por cuanto todas las cosas creadas, como ya está dicho, no pueden tener proporción alguna con el ser de Dios, de ahí se deduce que todo lo que imaginare a semejanza de ellas no puede servir de medio cercano para la unión con Él sino que antes, como decimos, sirven de menos eficacia por ser mera especulación e imaginación.


30.10.22

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (46)



CAPÍTULO 7.
Se explica lo angosta que es la senda que lleva a la vida eterna y lo desnudos y liberados que conviene que estén los que han de caminar por ella. Se comienza a hablar sobre la desnudez del entendimiento.


1. Para poder ahora tratar de la desnudez y pureza de las tres potencias del alma, sería necesario otro mayor saber y espíritu que el mío, con que pudiese bien dar a entender a los espirituales cuán angosto es este camino que dijo nuestro Salvador que guía a la vida para que, persuadidos en esto, no se maravillen del vacío y desnudez en que en esta noche hemos de dejar las facultades del alma.

2. Para lo cual se deben notar con advertencia las palabras que por san Mateo, en el capítulo 7 (v. 14), nuestro Salvador dijo de este camino: "¡Cuán angosta es la puerta y estrecho el camino que guía a la vida, y qué pocos los que van por él!". En latín sería: "Quam angusta porta, et arcta via est, quae ducit ad vitam, et pauci sunt qui inveniunt eam", po lo que debemos prestar mucha atención a la importancia y encarecimiento que contiene en sí la partícula "quam" porque es como si dijera: "de verdad es mucho más angosta de lo que pensáis". Y también hay que destacar que primero dice que es angosta la puerta, para dar a entender que para entrar el alma por esta puerta de Cristo, que es el principio del camino, primero se ha de angostar y desnudar la voluntad que tengamos puesta en todas las cosas sensuales y temporales, amando a Dios sobre todas ellas, lo cual pertenece a la noche del sentido de la que ya hemos hablado con anterioridad.

3. Y luego dice que es estrecho el camino, conviene a saber: de la perfección, para dar a entender que, para ir por el camino de perfección, no sólo se ha de acceder por la puerta angosta, vaciándose de lo sensitivo, sino también se ha de estrechar, desapropiándose y desanudándose específicamente en lo que es de parte del espíritu. Y así, lo que dice de la puerta angosta podemos referirlo a la parte sensitiva del hombre; y lo que dice del camino estrecho, podemos entender se refiere a la parte espiritual o racional; y lo que dice sobre que pocos son los que hallan ese camino se debe notar la causa, que es porque pocos hay que sepan y quieran entrar en esta suma desnudez y vacío de espíritu. Porque esta senda del alto monte de perfección, como quiera que ella vaya hacia arriba y sea angosta, requiere unos guías que ni lleven carga que les haga peso cuanto a lo inferior ni cosa alguna que les haga engancharse en cuanto a lo superior ya que, pues de lo que se trata aquí es a sólo Dios buscar y aspirar, ninguna otra cosa y nada más que a Dios es el que se ha de buscar y granjear.

4. De esto se ve claro que no sólo de todo lo que es de parte de las criaturas ha de ir el alma desembarazada, mas también de todo lo que es de parte de su espíritu ha de caminar desapropiada y aniquilada. De donde, instruyendonos e induciendonos nuestro Señor en este camino, dijo por san Marcos, capítulo 8 (v. 34­35) aquella tan admirable doctrina, no se si diré tanto menos ejercitada de los espirituales cuanto les es más necesaria la cual, por serlo tanto y tan a nuestro propósito, la referiré aquí al completo, y declararé según el humano y espiritual sentido de ella. Dice, pues, así: "Si alguno quiere seguir mi camino, nieguese a sí mismo y tome su cruz y sígame. Porque el que quisiere salvar su alma, la perderá, pero el que por mí la perdiere, la ganará".


9.3.23

"Subida al Monte Carmelo" y "Noche Oscura", de San Juan de la Cruz, actualizada (173)




CAPÍTULO 3
Notas a tener en cuenta para los temas que luego se abordarán.

1. Estando ya, pues, estas personas espirituales ya aprovechados gracias al tiempo que han pasado alimentando los sentidos con dulces comunicaciones, con lo cual la parte sensitiva se ve atraída y saboreada del espiritual gusto, una relación que del espíritu le manaba, llega la mencionada parte sensitiva a unirse y acomodarse en armonioso conjunto con el espíritu, comiendo cada uno en su manera de ser de un mismo manjar espiritual y en un mismo plato, así como de un solo supuesto y sujeto. Con esto ambas naturalezas, la sensitiva y espiritual, en alguna manera juntos y conformes en uno, se encuentran entonces colocados también para que juntos estén en disposición para sufrir la áspera y dura purgación del espíritu que les espera. Porque en esta purgación se han de encontrar expiando cumplidamente estas dos partes del alma, espiritual y sensitiva, porque la una nunca se purga de manera adecuada sin la otra ya que la purgación válida para el sentido se realiza cuando, de propósito, comienza la del espíritu. Con lo cual la noche que hemos dicho del sentido, más se la puede y debe llamar cierta reformación y enfrenamiento del apetito que purgación. La causa es porque todas las imperfecciones y desórdenes de la parte sensitiva tienen su fuerza y raíz en el espíritu, donde se sujetan todos los hábitos buenos y malos y así, hasta que éstos no sean purgados, las rebeliones y siniestros del sentido no se pueden purgar tampoco bien [en consecuencia, la noche, en su sentido pleno, es algo global del sentido y espíritu: "entrambas partes se purgan juntas" (nn. 2-3). No conviene, pues, forzar las divisiones en detrimento del conjunto].

2. Por todo ello en esta noche que se sigue se purgan las dos partes juntas, que éste es el fin para el cual convenía haber pasado por la reformación de la primera noche y la bonanza que de ello se obtiene para que, aunado con el espíritu el sentido, en cierta manera se purgue y padezca aquí con más fortaleza, porque para tan fuerte y dura purga es menester (o sea, disposición) tan grande. Y es que, sin haberse reformado antes la flaqueza de la parte inferior y cobrado fortaleza en Dios por el dulce y sabroso trato que con Él después ha tenido, no se conseguirían las fuerzas ni las disposiciones el ser natural para poder sufrirla.

3. Por tanto téngase en cuenta que estos aprovechados todavía el trato y operaciones que tienen con Dios son muy bajas y muy naturales (a causa de no tener purificado e ilustrado el oro del espíritu), por lo cual todavía entienden de Dios como pequeñuelos, y saben y sienten de Dios como pequeñuelos, según dice san Pablo (1 Cor. 13, 11), por no haber llegado a la perfección, que es la unión del alma con Dios. Mediante la unión se logrará el que, como grandes, obren grandezas en su espíritu, siendo ya sus obras y potencias más divinas que humanas, como después se dirá. Queriendo Dios desnudarlos de hecho de este viejo hombre y vestirlos del nuevo, que según Dios es creado en la novedad del sentido, que dice el Apóstol, les desnuda las potencias y afecciones y sentidos, así espirituales como sensitivos, así exteriores como interiores, dejando a ocuras el entendimiento y la voluntad a secas, vacía la memoria, y las afecciones del alma en suma aflicción, amargura y aprieto, privándola del sentido y gusto que antes experimentaba de los bienes espirituales, dada que esta privación es uno de los principios que se requiere en el espíritu para que se introduzca y una en él la forma espiritual del espíritu, que es la unión de amor.

Todo lo cual opera el Señor en ella por medio de una pura y oscura contemplación, como el alma lo da a entender por la primera poesía. La cual, aunque está declarada al propósito de la primera noche del sentido, principalmente la entiende el alma por esta segunda del espíritu, por ser la principal parte de la purificación del alma. Y así, a este propósito la pondremos y declararemos aquí otra vez.


13.12.23

Homenaje para la festividad de Santa Ana y San Joaquín (padres de María)



El día 26 de julio la Iglesia Católica celebra la festividad de Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María. Aunque los nombres de los padres de la Virgen María no aparecen en los libros bíblicos, la tradición los ha recogido de textos apócrifos que los mencionan. No obstante lo importante no es saber el nombre en sí, sino que en este día se recuerda a los padres de nuestra Señora la Virgen María, indiferente de cuales fuesen sus nombres históricamente.

Por ser Joaquín y Ana abuelos de Jesucristo, éste día también es el día de los abuelos.



Oración:
Bendito sea el Señor, que escogió a la bienaventurada Ana para Madre gloriosa de Nuestra Reina, la siempre Virgen María, y que se digne recibir benignamente los honores tributados a la que fue tan favorecida por su misericordia.

Amén.


Oración a Santa Ana:
Señora Santa Ana, a quien reverencia la católica Iglesia como digna madre de la Reina del cielo, yo uno mis felicitaciones en este augusto día a cuantas os son dirigidas por todos los ámbitos del mundo cristiano, y lleno de gozo el corazón por vuestra dicha eterna cerca de la excelsa Hija por quien fuisteis hecha gloriosa abuela del Señor, os suplico respetuosamente me dispenséis vuestra protección, para que después de honrar vuestra memoria en la tierra, logre la felicidad de acompañaros en el cielo, a cuya gloriosa Reina, vuestra bendita Hija, también felicito humilde en esta festividad, que celebramos en honor vuestro, para gloria del soberano dispensador de todas las gracias, de las que tanto os colmó.

Amén.


Cántico:
Madre augusta de María,
de los pobres pecadores
no desprecies los loores
en este tu fausto día.

Y pues gozas tanto honor
cerca de tu Hija bendita,
para todos solicita
la bendición del Señor.


Así sea en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Oración a San Joaquín:
Rogad por nosotros, patriarca San Joaquín. Rogad también por los fieles difuntos, para que vuestra felicidad, que hoy celebramos, lleve la alegría a todas las almas.

Amén.


Cántico a San Joaquín:
Patriarca ilustre,
Joaquín dichoso
que a tu Hija miras
en almo solio.

Y oyes que se alzan
cantos sonoros
con que la aplauden
celestes coros.

Hoy que en la tierra
los fieles todos
gracias al cielo
rinden devotos

porque le plugo
darte con colmo
la excelsa dicha
que es nuestro asombro.

Deja, gran Santo,
que al común gozo
mi pecho se una
cual ambiciono.

Yo, con la Iglesia,
tu nombre encomio,
tu dicha aplaudo,
tu auxilio invoco.

Y ante el Eterno
mi frente postro,
y sus bondades
contigo adoro.


Así sea en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.




5.10.21

Luces Vespertinas: 23. Mis periódicos y revistas



Periódicos, revistas..., casi más que los libros influyen los periódicos en las ideas y conducta de los hombres. Poco a poco el periódico se infiltra en el lector y lo asimila a sí mismo.

Dime qué periódico lees y te diré lo que eres.

Si tu periódico es de malas ideas, tendrás malas ideas. Si tu periódico es de buenas ideas, serás de buenas ideas. Si tu periódico es de ideas medianas, tibias, cobardes, tú serás de esas mismas ideas.

Ni digas: "yo sólo leo las noticias", porque ya sabes que en las noticias está muchas veces el peor veneno. Los periódicos, por medio de las noticias, dan o quitan la fama a quien quieren, desprestigian o ensalzan a personas e instituciones, y educan o deseducan al pueblo.

Es asunto que debes tomar con la debida seriedad. No te dejes llevar de la rutina, ni de la imprudencia, ni de la excesiva curiosidad. Lo primero es lo primero, el deber, la conciencia, la verdad, la dirección de la Iglesia, maestra de doctrinas.

Los católicos debemos favorecer a nuestros periódicos, honrarlos, sostenerlos, y aborrecer a los periódicos contrarios a nosotros y a nuestra religión y a nuestro Señor Jesucristo, y de ningún modo leerlos, ni comprarlos, ni honrarlos. ¿Lo hago así? ¿Qué periódico leo? ¿Soy traidor a los míos?

Caso de duda, pregunta sinceramente a un docto, prudente y entero confesor; él te dirá amigablemente lo que puedes sin faltar a la ley de Dios.

Caso de leer algunas cosas malas por necesidad, con la debida licencia, ¿las lees en público o en secreto? ¿Sintiendo escándalo o sin él?

Y, ¿revistas? ¿Qué revistas lees? ¿Lees revistas obscenas, mundanas? ¿Las lees con cautela? ¿Se las das a otros? ¿Puede que incluso las des a tus hijos?

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5.2.23

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (143)



CAPÍTULO 39.
Se muestra cómo debe ser el correcto uso de los lugares de oración, oratorios y templos, para encaminar el espíritu a Dios por ellos.


1. Para encaminar a Dios el espíritu en este género, conviene advertir que a los principiantes bien se les permite y aun les conviene tener algún gusto y néctar sensible respecto de las imágenes, paisajes, decoraciones, oratorios y otras cosas devotas visibles, por cuanto aún no tienen destetado y desarrimado el paladar de las cosas del siglo, con el fin de que con este gusto dejen los placeres mundanos. Como al niño que, al quitarle de la mano una cosa, se la ocupan con otra para que no llore si le dejasen las manos vacías.
Pero para ir avanzando también se ha de desnudar el espiritual de todos esos gustos y apetitos en que la voluntad puede gozarse, porque el puro espíritu muy poco se ata a nada de esos objetos, sino tan sólo se ocupa en el recogimiento interior y el trato mental con Dios que, aunque se aprovecha de las imágenes y oratorios, es muy de pasada, yendo rápido a poner en Dios su espíritu, olvidándose de todo lo sensible.

2. Por tanto, aunque es mejor orar donde más decencia hubiere, con todo y no obstante esto, el lugar de oración se ha de escoger donde menos se embelese y se distraiga el sentido y el espíritu de ir a Dios, que debe ser su ocupación principal. En lo cual nos conviene tomar aquello que responde nuestro Salvador a la mujer samaritana, cuando le preguntó que cuál era más acomodado lugar para orar, el templo o el monte. El Señor le respondió que no estaba la verdadera oración aneja al monte ni al templo, sino que los adoradores de que se agradaba el Padre son los que le adoran en espíritu y verdad (Jn. 4, 23­24) (nota del corrector: es decir, sin importar el lugar, sino su disposición interior).
De donde se desprende que, aunque los templos y lugares apacibles son dedicados y acomodados a la oración, ya que el templo no se ha de usar para otra cosa excepto para el negocio del trato tan interior como este que se hace con Dios, se debe escoger aquel lugar que menos ocupe y lleve tras de sí el sentido. Y así no ha de ser lugar ameno y deleitable al sentido, como suelen procurar algunos, porque en vez de recoger a Dios el espíritu acaba siendo un sitio de recreación y gusto y sabor del sentido. Y por eso es bueno un lugar solitario, y aun áspero, para que el espíritu sólida y derechamente suba a Dios, no impedido ni detenido en las cosas visibles ni en sus comodidades. Cierto que lugares cómodos alguna vez ayudan a levantar el espíritu, mas esto siempre que sea olvidando todo gusto y recreación y quedándose sólo en Dios. Por lo cual nuestro Salvador escogía lugares solitarios para orar (Mt. 14, 24), y aquellos que no distrajeran mucho los sentidos, para darnos ejemplo, siendo lugares que levantasen el alma a Dios, como eran los montes (Lc. 6, 12; 19, 28), que se levantan de la tierra y ordinariamente sus peladas cumbres carecen de sensitiva recreación.

3. De todo esto se desprende que el verdadero espiritual nunca se ata ni mira en que el lugar para orar sea de tal o tal comodidad, porque esto todavía es estar atado al sentido, sino sólo al recogimiento interior, en olvido de lo uno y de lo otro, escogiendo para su oración el lugar más libre de objetos y elementos sensibles, retirando de enmedio la presencia o la influencia de todo eso para poder gozarse más a solas de criaturas con su Dios. Porque es cosa notable ver algunos espirituales que todo se les va en componer oratorios y acomodar lugares agradables a su condición o inclinación y del recogimiento interior, que es lo más importante del caso, tienen menos cuidado y se preocupan muy poco de él porque, si lo tuviesen, no podrían tener gusto en aquellos modos y maneras, antes les cansarían.


9.2.23

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (147)



CAPÍTULO 43.
Se explica la necesidad de poner atención sobre los erróneos motivos de orar que usan muchas personas, utilizando en ellos una gran variedad de ceremonias.


1. Los gozos inútiles y la propiedad imperfecta que acerca de las cosas que hemos dicho muchas personas tienen, puede que en ocasiones sean algo tolerables por ir esos devotos en este tipo de prácticas de forma un tanto inocentemente. Asimismo, el gran apego que algunos tienen a muchas maneras de ceremonias introducidas por gente poco ilustrada y falta en la sencillez de la fe, es insufrible.
Dejemos ahora aquellas que en sí llevan envueltos algunos nombres extraordinarios o términos que no significan nada, y otras cosas no sacras, que gente necia y de alma ruda y sospechosa suele interponer en sus oraciones que, por ser claramente malas e incluso en que hay pecado y hasta en muchas de ellas pacto oculto con el demonio (con las cuales provocan a Dios a ira y no a misericordia), las dejo aquí de tratar.

2. Pero de aquellas otras maneras de ceremonias o costumbres sólo quiero decir que, por no tener en sí esas formas sospechosas entrepuestas con las cuales quedaría patente su ineficacia o/y su error, muchas personas el día de hoy con devoción indiscreta las usan, poniendo tanta eficacia y fe en aquellos modos y maneras con que quieren cumplir sus devociones y oraciones que entienden que si en un punto faltan y salen de aquellos límites no aprovecha ni la oirá Dios, poniendo más fiducia en aquellos modos y maneras que en lo vivo de la oración, no sin gran desagrado y agravio de Dios. Así por ejemplo, cosas como que sea la misa con tantas candelas y no más ni menos, y que la diga sacerdote de tal o tal suerte, y que sea a tal hora y no antes ni después, y que sea después de tal día según su parecer y no otro, y que las oraciones y estaciones sean tantas y tales y a tales tiempos, y con tales y tales ceremonias, y no antes ni después ni de otra manera, y que la persona que las hiciere tenga tales partes y tales propiedades. Y piensan que, si falta algo de lo que ellos llevan propuesto, no se hace nada. Y de este tipo y semejantes hay muchas costumbres de otras mil cosas y maneras que se ofrecen y usan.

3. Y lo que es peor (e intolerable) es que algunos quieren sentir algún efecto en sí, o cumplirse lo que piden, o saber que se cumple al tal fin por el que hacen aquellas sus oraciones ceremoniáticas. Con todo ello resulta que lo único que logran no es menos que tentar a Dios y enojarle gravemente. Tanto es así que algunas veces el Señor da licencia al demonio para que los engañe, haciendolos sentir y entender cosas harto ajenas del provecho de su alma, mereciendolo ellos por la propiedad e intenciones vanales y estéticas que llevan en sus oraciones, no deseando más que se haga antes lo que ellos pretenden, y no lo que Dios quiere. Y así, porque no ponen toda su confianza en Dios, nada les sucede bien.


11.2.23

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (y149)



CAPÍTULO 45.
Se explican el segundo género de bienes distintos en que se puede gozar vanamente la voluntad.


1. La segunda manera de bienes distintos sabrosos en que vanamente se puede gozar la voluntad, son los que provocan o persuaden a servir a Dios, que llamamos bienes provocativos. Estos son bienes que llegan mediante las predicaciones, de los cuales podríamos hablar de dos maneras, es a saber: cuanto a lo que toca a los mismos predicadores, y cuanto a los oyentes. Porque a los unos y a los otros no deben dejarse de advertir cómo han de dirigir hacia Dios el gozo de su voluntad, así los predicadores como los que los oyen, acerca de esta práctica de predicación.

2. Cuanto a lo primero, el predicador, para aprovechar al pueblo y no aprisionarse a sí mismo con vano gozo y presunción le conviene advertir que aquel ejercicio es más espiritual que vocal porque, aunque se ejercita con palabras hacia fuera, su fuerza y eficacia no la tiene sino del espíritu interior. Por lo tanto, por más alta que sea la doctrina que predica y por más esmerada la retórica y subido el estilo con que ella va vestida, no hace de suyo ordinariamente más provecho que el que tuviere de espíritu. Porque, aunque es verdad que la palabra de Dios de suyo es eficaz, según aquello de David (Sal. 67, 34) que dice "Cantad, que Él dará a su voz, voz de virtud", recordemos sin embargo que tambien el fuego tiene virtud de quemar, y no quemará cuando en el sujeto no hay disposición.

3. Y para que la doctrina llegue con toda su fuerza, dos disposiciones ha de haber: una del que predica y otra del que escucha. Porque ordinariamente es el provecho tanto como hay la disposición de parte del que enseña. Que por eso se dice que, cual es el maestro, tal suele ser el discípulo.
Recordemos cuando en los Hechos de los Apóstoles aquellos siete hijos de aquel príncipe de los sacerdotes de los judíos que acostumbraban a conjurar los demonios con la misma forma que san Pablo, se embraveció el demonio contra ellos, diciendo: "A Jesús confieso yo y a Pablo conozco, pero vosotros ¿quien sois?" (19, 15) y, embistiendo contra ellos, los desnudó y llagó. Lo cual no fue sino porque ellos no tenían la disposición que convenía, y no porque Cristo no quisiese que en su nombre no lo hiciesen (ya que una vez hallaron los Apóstoles a uno que no era discípulo echando un demonio en nombre de Cristo, y se molestaron, y el Señor se lo reprendió diciendo: "No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es" (Mc. 9, 38). Pero tiene ojeriza con los que, enseñando ellos la ley de Dios, no la guardan, y predicando ellos buen espíritu, no lo tienen. Por eso mismo por san Pablo se nos dice (Rm. 2, 21): "Tú enseñas a otros, y no te enseñas a ti. Tú que predicas que no hurten, hurtas". Y por David (Sal. 49, 16­17) dice el Espíritu Santo: "Al pecador dijo Dios: ¿Por qué platicas tú mis justicias y tomas mi ley con tu boca, y tú has aborrecido la disciplina y echado mis palabras a las espaldas?". En lo cual se da a entender que a este tipo de gente tampoco les dará espíritu para que hagan fruto.

4. También comúnmente vemos que, en cuanto podemos juzgar, cuando el predicador es de mejor vida mayor es el fruto que hace, aún por bajo que sea su estilo y poca su retórica, e incluso siendo su doctrina común. Porque del espíritu vivo se pega el calor, pero el otro muy poco provecho hará, aunque más subido sea su estilo y doctrina. No debemos olvidar que aunque es verdad que el buen estilo y acciones y subida doctrina y buen lenguaje mueven y hacen efecto cuando va acompañado de buen espíritu, sin esa parte de fervor espiritual aunque dé sabor y gusto el sermón al sentido y al entendimiento, muy poco o nada de fruto llega a la voluntad, debido a que comúnmente se queda tan floja y remisa como antes para obrar, aunque se le hayan predicado maravillosas cosas y todas ellas maravillosamente dichas, que al final sólo sirven para deleitar el oído como una música concertada o sonido de campanas armonioso; mas el espíritu, como digo, no sale de sus quicios más que antes, no teniendo la voz virtud para resucitar al muerto de su sepultura.

5. Poco importa oír una música mejor que otra sonar si no me mueve esta más que aquella a hacer obras, porque aunque hayan dicho maravillas, luego se olvidan, debido a que no incendiaron su fuego en la voluntad. Y es que, aparte que de suyo no hace mucho fruto aquella asimilación que hace el sentido en el gusto de la tal doctrina, impide asimismo que no pase al espíritu, quedándose sólo en estimación del modo y accidentes con que va dicha la palabra y alabando al predicador en esto o aquello y simplemente siguiendole por las formas y los modos, más que por la enmienda que de ahí saca.
Esta doctrina da muy bien a entender san Pablo a los de Corinto (1 Cor. 2, 1­4), diciendo: "Yo, hermanos, cuando vine a vosotros, no vine predicando a Cristo con alteza de doctrina y sabiduría, y mis palabras y mi predicación no eran retórica de humana sabiduría, sino en manifestación del espíritu y de la verdad". Aunque obviamente la intención del Apóstol y la mía aquí no es condenar el buen estilo y retórica y el buen término, ya que antes hace mucho al caso al predicador como también a todos los negocios. Y es que la buena redacción, vocabulario y estilo aun las cosas caídas y aburridas las levanta y reedifica, así como los malos modos y dialéctica a las buenas las estropea y pierde.



11 de febrero de 2023, Sábado de Nuestra Señora del Monte Carmelo y festividad de Nuestra Señora de Lourdes. FIN DE LA OBRA.


Nota del corrector:
Esta es considerada la primera parte de la Subida al Monte Carmelo, y como se puede ver, queda inconclusa. San Juan de la Cruz la continuará en la llamada "Noche oscura". Y es que hasta aquí el Tratado ha afrontado la denominada "noche activa", y en el siguiente afrontará la llamada "noche pasiva". Podríamos decir que este tratado es de purgación o limpieza, necesario para avanzar hacia la noche oscura en donde nos sustenta la fe en completo abandono de uno mismo.