Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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15.12.23

Oración para las festividades de los Santos Apóstoles



A lo largo del año, los Apóstoles tienen diferentes días para su solemnidad (San Pedro y San Pablo es el 29 de junio, el 27 de diciembre es San Juan Evangelista, San Judas Tadeo es el 28 de octubre...). En esos días el Oratorio Carmelitano os invita a hacer el siguiente homenaje:


Oración:
Glorificado sea el Señor Todopoderoso, que se dignó extender la luz del Evangelio por la palabra de los Santos Apóstoles, escogidos no entre los sabios y poderosos del mundo, sino entre los sencillos y humildes.

Dígnese el mismo Dios, cuyo soberano nombre bendecimos, aumentar nuestra fe y hacerla fecunda en buenas obras, mediante la intercesión que invocamos de aquellos bienaventurados ministros de su Verbo encarnado, para salud del mundo, y les sean gratos los homenajes que les tributamos, honrándoles como a testigos de la verdad.

Amén.


Oración al apóstol del día:
Santo Apóstol (o Santos Apóstoles, según convenga) cuya venerable memoria celebra este día la católica Iglesia. Nosotros nos asociamos a todos los honores que os dedican los pueblos cristianos en general, y en particular también venimos reverentes a los pies del divino Maestro, que os escogió por ministros de su Santo Evangelio (nota: si es la fiesta de San Pedro, se dirá: "que os escogió por cabeza de su Santa Iglesia"), para darle gracias por esa elección, que os es tan gloriosa, y por la cual os felicitamos efusivamente.

Sí, bienaventurado San (dígase el nombre del Apóstol del día), recibid nuestros respetos, nuestros honores, nuestros sentimientos afectuosos, y presentando al Salvador los humildes homenajes de nuestro reconocimiento, rogadle nos conceda la fe, la esperanza, la ardiente caridad con que tanto os enriqueció al llenaros de su Espíritu Santo, y enseñadnos desde el Cielo -como enseñásteis en la tierra- la manera de cooperar a la gran obra de nuestra salvación.

¡Cuántas veces vuestras enseñanzas alumbraron nuestro camino! ¡Cuántas vuestro auxilio nos ha consolado! Vuestra alma vive siempre entre nosotros, en los ejemplos de una vida laboriosa consagrada a la caridad (y, si es escritor sagrado, se añade: "y en la enseñanza de vuestros escritos que dictó la verdad").

Permitid, pues, que os agradezcamos cuanto reconocemos deberos, y -aunque sea mezquina la ofrenda- servíos aceptar estos recuerdos casi filiales con que os saludamos en el día de vuestra fiesta, gozándonos en la interminable recompensa que alcanza vuestros trabajos.

Amén.


Cántico final:
Honor al Santo Apóstol (o "Santos Apóstoles", en su caso)
que hoy la cristiana Iglesia
con esperanza invoca
con gratitud recuerda.

Colme el Señor su dicha,
y en la mansión eterna
preséntele él glorioso
las bendiciones nuestras.

Amén.


24.10.23

Los siete pecados capitales: la ira



La ira es madre de discordias, guerras, muertes, violencias. Nada hay más ciego que esta pasión, ni más incontrastable. La virtud que debemos oponerle desde el principio es la mansedumbre. El Salvador, nuestro gran modelo y maestro, nos ha dicho: "aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón".

¿Realmente lo hacemos así, aprendiendo de sus enseñanzas?



| sietepecados |



1.12.22

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (78)



CAPÍTULO 22.
En que se afronta la duda respecto a cómo es que no es lícito ahora en la ley de gracia preguntar a Dios por vía sobrenatural, como lo era en la Ley Vieja. Se prueba recurriendo a la autoridad de san Pablo.


1. De entre las manos nos van surgiendo las dudas, por lo que no podemos correr con la prisa que querríamos para ir avanzando. Porque, así como esas dudas van emergiendo, estamos obligados a retirarlas necesariamente, para que la verdad de la doctrina siempre quede despejada y en su fuerza. Pero las dudas siempre llevan consigo, aunque nos impidan el paso un poco al principio, el servir aún para más doctrina y claridad de nuestro intento, como se verá en la duda presente.

2. En el capítulo precedente hemos dicho cómo no es voluntad de Dios que las almas quieran recibir por vía sobrenatural cosas distintas de visiones o locuciones, etc. Por otra parte hemos visto en el mismo capítulo y colegido de los testimonios que allí se han alegado de la sagrada Escritura que se usaba el dicho trato con Dios en la Ley Vieja y era lícito, y no sólo lícito, sino que Dios se lo mandaba. Y, cuando no lo hacían, los reprendía Dios, como es de ver en Isaías (30, 2), donde reprende el Señor a los hijos de Israel porque, sin preguntárselo a Él primero, querían descender hacia Egipto, diciendo: "No preguntasteis primero a mi misma boca lo que convenía". Y también leemos en Josue (9, 14) que, siendo engañados los mismos hijos de Israel por los gabaonitas, les nota allí el Espíritu Santo esta falta, diciendo: "Recibieron de sus manjares, y no lo preguntaron a la boca de Dios". Y así vemos en la divina sagrada Escritura que Moisés siempre preguntaba a Dios, y el rey David y todos los reyes de Israel, para sus guerras y necesidades, y los sacerdotes y profetas antiguos, y Dios respondía y hablaba con ellos y no se enojaba, y era bien hecho; y si no lo hicieran estaría mal hecho, y así es en verdad. ¿Por qué, pues, ahora en la Ley Nueva y de gracia no lo será como antes lo era?

3. A lo cual se ha de responder que la principal causa de por qué en la Ley de letra escrita eran lícitas las preguntas que se hacían a Dios, y convenía que los profetas y sacerdotes quisiesen revelaciones y visiones de Dios, era porque aún entonces no estaba bien fundamentada la fe ni establecida la Ley evangélica, y así era menester que preguntasen a Dios y que Él hablase, ahora por palabras, ahora por visiones y revelaciones, ahora en figuras y semejanzas, ahora entre otras muchas maneras de significaciones, porque todo lo que respondía, y hablaba, obraba y revelaba, eran misterios de nuestra fe y cosas tocantes a ella o enderezadas a ella. Así que, por cuanto las cosas de fe no son del hombre sino de boca del mismo Dios (las cuales por su misma boca habla, por eso era menester que, como hemos dicho, preguntasen a la misma boca de Dios), y por eso los reprendía el mismo Dios cuando no lo hacían y cuando en sus cosas no recurrían al Señor para que Él respondiese, con el fin de ir encaminando sus casos y cosas a la fe, que aún ellos no tenían sabida, por no estar aún fundada. Pero ya que está fundada la fe en Cristo y manifiesta la Ley evangélica en esta era de gracia, no hay para qué ya preguntarle de aquella manera, ni para que Él hable ya ni responda como entonces. Porque en darnos como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar.

4. Y este es el sentido de aquella autoridad con que comienza san Pablo (Heb. 1, 1­2) a querer inducir a los hebreos a que se aparten de aquellos modos primeros y tratos con Dios de la Ley de Moises, y pongan los ojos en Cristo solamente, diciendo: "Lo que antiguamente habló Dios en los profetas a nuestros padres de muchos modos y de muchas maneras, ahora a la postre, en estos días nos lo ha hablado en el Hijo todo de una vez". En lo cual da a entender el Apóstol que Dios ha quedado como mudo y no tiene más que decir, porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en el todo, dándonos al Todo, que es su Hijo.

5. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad.
Porque le podría responder Dios de esta manera, diciendo: "Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿que te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos sólo en Él, porque en Él te lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en Él aún más de lo que pides y deseas. Porque tú pides locuciones y revelaciones en parte, y si pones en Él los ojos, no solo hallarás esa parte sino que lo hallarás todo; porque Él es toda mi locución y respuesta y es toda mi visión y toda mi revelación. Lo cual os he ya hablado, respondido, manifestado y revelado, pues os lo he dado por hermano, compañero y maestro, precio y premio. Porque desde aquel día que bajé con mi Espíritu sobre Él en el monte Tabor, diciendo (Mt. 17, 5): "Hic est Filius meus dilectus, in quo mihi bene complacui, ipsum audite", ("este es mi amado Hijo, en que me he complacido, oídle a Él", ya alcé yo la mano para abandonar todas esas maneras de enseñanzas y respuestas y se la di a Él. Oídle a Él, porque yo no tengo más fe que revelar, ni más cosas que manifestar. Que, si antes hablaba, era prometiendo a Cristo; y si me preguntaban, eran las preguntas encaminadas a la petición y esperanza de Cristo, en que habían de hallar todo bien, como ahora lo da a entender toda la doctrina de los evangelistas y apóstoles. Mas ahora, el que me preguntase de aquella manera y quisiese que yo le hablase o algo le revelase, sería de alguna forma pedirme otra vez a Cristo, y pedirme más fe, y ser falto en ella, que ya está dada en Cristo de manera más que suficiente. Y así, haría mucho agravio a mi amado Hijo, porque no sólo en aquello le faltaría en la fe, mas le obligaba otra vez a encarnar y pasar por la vida y muerte primera. No hallarás qué pedirme ni qué desear de revelaciones o visiones de mi parte. Míralo tú bien, que ahí lo hallarás ya hecho y dado todo eso, y mucho más, en Él".

6. "Si quisieres que te respondiese yo alguna palabra de consuelo, mira a mi Hijo, sujeto a Mí y sujetado por mi amor, y afligido, y verás cuántas te responde. Si quisieres que te declare yo algunas cosas ocultas o casos secretos, pon solos los ojos en Él, y hallarás ocultísimos misterios y sabiduría, y maravillas de Dios, que están encerradas en Él, según mi Apóstol (Col. 2, 3) dice: 'En el cual Hijo de Dios están escondidos todos los tesoros de sabiduría y ciencia de Dios'. Los cuales tesoros de sabiduría serán para ti mucho más sublimes y sabrosos y provechosos que las cosas que tú querías saber. Que por eso se gloriaba el mismo San Pablo (1 Cor. 2, 2), diciendo que no había el Apóstol dado a entender que sabía otra cosa, sino a Jesucristo, y a este crucificado. Y si también quisieses otras visiones y revelaciones divinas o materiales, mírale a Él tambien humanizado, y hallarás en eso más de lo que piensas, porque también dice el Apóstol (Col. 2, 9): 'In ipso habitat omnis plenitudo divinitatis corporaliter', ('en Cristo mora corporalmente toda plenitud de divinidad')".


12.8.22

Beato Devasahayam (Lázaro) Pillai (1712-1752); mártir



Este seglar católico indio nació en una familia de casta elevada. Como responsable del templo real de Travancore, siguió las enseñanzas y ejemplos del Evangelio. Pidió ser bautizado cuando tenía cuarenta y tres años. Para su bautismo eligió el nombre de Lázaro, aunque las gentes del lugar preferían llamarle Devasahayam, que quiere decir "socorro de Dios".

Cuando comenzó a desstacar como cristiano, a oponerse a las supersticiones de los brahmanes y a emplearse en la catequesis de sus conciudadanos, provocó la ira de los sacerdotes hindúes y del rey. No tardaron entonces en encarcelarlo y torturarlo para que rechazara la fe cristiana, a lo cual se negó en rotundo, motivo por el cual fue ejecutado.

Su tumba se encuentra en la catedral de San Francisco Javier, en la diócesis de Kottar, lugar que se convirtió pronto en centro de peregrinación.



10.4.22

Los nueve primeros viernes de mes



La gran promesa:
Entre las muchas y ricas promesas que Jesucristo hizo a los que fuesen devotos de su Sagrado Corazón, siempre ha llamado y llama la atención la que hizo a los que comulgasen en honra suya nueve primeros viernes de mes seguidos. Es tal, que todos la conocen con el nombre de "la gran promesa".

He aquí cómo la refiere santa Margarita de Alacoque:

"Un viernes, después de la Sagrada Comunión, mi Divino Maestro dijo a esta su indigna esclava lo siguiente: 'Yo te prometo en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve primeros vienes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final, que no morirán en mi desgracia ni sin recibir los Sacramentos, sirviéndoles mi Corazón de asilo seguro en aquella última hora'".

Lo que se compromete en esta promesa:
En esta promesa se promete el favor de morir en gracia de Dios. Sea que reciba los sacramentos en la última hora, sea que los haya recibido antes y no haya perdido la gracia después, sea que haga un acto de contrición equivalente al sacramento de la penitencia, según esta promesa, el que comulgue seguidos nueve primeros viernes morirá con los sacramentos, y en gracia y amistad de Dios.

Lo que es necesario hacer para obtener esta gracia:
Comulgar nueve primeros viernes de mes seguidos en gracia de Dios, con intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús. Esto es lo necesario y nada más, ni confesión, ni oraciones, ni otras prácticas de otro tipo.

Lo que conviene hacer para obtener esta gracia:
Además de esto, para celebrar bien los primeros viernes en honra del Corazón de Jesús, conviene, aunque no es necesario, honrar al Corazón divino con algunas devociones, ora solemnes, como suelen usarse en algunos Apostolados, o bien privadas, según la devoción y posibilidades de cada uno.

Culto solemne el primer viernes.
Por la mañana se puede tener comunión general a buena hora, y a la tarde una función más o menos breve y solemne al Corazón de Jesús, exponiendo al Santísimo, explicando o leyendo la Intención del mes o algunas palabras acerca de ella, rezando las letanías y algún acto de desagravio o de consagración. Caso de no poderse hacer esto a la tarde, se puede hacer todo ello en la misma mañana durante la misa de comunión.

Culto privado el primer viernes:
Cuando no hay culto público o no se puede asistir a él, se puede hacer de forma particular. Por ello, se puede realizar la oración siguiente, además de las letanías al Sagrado Corazón de Jesús, o algún acto de desagravio, o de consagración. También se puede acompañar de una novena, coincidiendo con los nueve primeros viernes de los nueve meses.


Oración para el culto privado, que puede hacerse después de cada una de las comuniones de los nueve primeros viernes de mes:
Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y bondadosísima misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos, acordaos de esta promesa y a mí, indigno siervo vuestro, que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, creyendo en Vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.

Jaculatorias:
Corazón de Jesús, Casa de Dios y Puerta del cielo, tened piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, rico con todos los que os invocan, tened piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Vos, tened piedad de nosotros.


Letanías al Sagrado Corazón de Jesús:
Señor, ten piedad de nosotros..
- Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad de nosotros...
- Cristo, ten piedad
Señor: ten piedad de nosotros...
- Señor, ten piedad

Jesucristo, óyenos...
- Cristo, óyenos
Jesucristo, escúchanos...
- Cristo, escúchanos

Oh Dios, Padre Celestial...
- Tened misericordia de nosotros

Dios Hijo, Redentor del mundo...
- Tened misericordia de nosotros

Dios Espíritu Santo...
- Tened misericordia de nosotros

Santísima Trinidad, un solo Dios...
- Tened misericordia de nosotros

Corazón de Jesús, Hijo Eterno del Padre...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, de majestad infinita...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, templo santo de Dios...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, sagrario del Dios Altísimo...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, fuego inagotable de caridad...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, donde se encierra toda justicia y todo amor...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, pleno de bondad y de amor...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, ilimitado en todas las virtudes...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, dignisimo de toda alabanza...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, en quien existen todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, en quien habita la plenitud de la divinidad...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, en quien el Padre Celestial se ha complacido plenamente...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nos enriquecemos...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, deseado de todas las naciones...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, paciente y de gran misericordia...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, rico y generoso con todos los que te invocan...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, propicio a perdonar nuestros pecados...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, saturado por los oprobios de la gente...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, quebrantado por nuestros pecados...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, obediente hasta la muerte...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, atravesado por una lanza...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, víctima de los pecadores...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren...
- Ten piedad de nosotros

Corazón de Jesús, delicia de todos los santos...
- Ten piedad de nosotros

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo...
- Perdónanos, Señor

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo...
- Escúchanos, Señor

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo...
- Ten misericordia de nosotros

¡Jesús, manso y humilde de corazón...,
- haced nuestro corazón semejante al vuestro!

Oración de las letanías:
Omnipotente y sempiterno Dios, mira al Corazón de tu amantísimo Hijo y a las alabanzas y satisfacciones que te dió en nombre de los pecadores, y concede propicio el perdón a los que imploramos tu misericordia, en nombre de tu mismo Hijo Jesucristo, que contigo vive y reina en unión con el Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.


Consagración al Sagrado Corazón de Jesús:
Rendido a vuestros pies, ¡oh, Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro amabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros, como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.

¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesucristo, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! ¡Mirad que soy muy inculto, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas para que sean luz y guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los abatidos, y caigo a cada paso y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sé tú todo para mí, Sagrado Corazón, socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda mi necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón: Vos lo alentasteis, cuando con tiernos acentos dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: "Venid a Mí..., Aprended de Mí..., Pedid..., Llamad...,". A las puertas de vuestro Corazón vengo, pues, hoy, y llamo, y espero. Del mío os hago, ¡oh mi Señor!, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo todo Vos, tomad Vos todo cuanto soy y tengo, y dadme, en cambio, lo que sabéis me ha de hacer agradable para Vos y dichoso en la eternidad. Me pongo enteramente a vuestro servicio, tomadme como Vos queráis: esclavo, siervo, servidor tuyo, con tal de que permanezca siempre fiel a Vos, y no os defraude jamás. Amén.

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8.4.22

Itinerario (oraciones para antes de emprender un viaje)



Antífona:
Por caminos de paz y prosperidad nos dirija nuestro Dios Omnipotente, Señor misericordioso; sea nuestro compañero en el viaje el ángel San Rafael, para que en paz y con salud y alegría podamos volver a nuestra casa.


Cántico de Zacarías:
Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitando una fortaleza de salvación en la casa de David, su siervo,
como lo había anunciado por los labios de sus santos profetas, que existen desde tiempos antiguos,
para salvarnos de nuestros enemigos y de todos los que nos odian,
para ejercer la misericordia con nuestros padres,
acordándose de su santa alianza,
y del juramento que juró a nuestro padre Abraham,
que nos concedería la gracia de servirle sin temor,
salvos de nuestros enemigos.

Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo,
porque irás delante de Él preparando su camino,
para dar a su pueblo el conocimietno de su salvación
con la remisión de sus pecados,
por la entrañable misericordia de nuestro Dios
con que nos ha visitado como oriente que viene del cielo,
a iluminar a los que están sentados en tinieblas y sombras de muerte
y dirigir nuestros pasos por el camino de la paz.


Antífona:
Por caminos de paz y prosperidad nos dirija nuestro Dios Omnipotente, Señor misericordioso; sea nuestro compañero en el viaje el ángel San Rafael, para que en paz y con salud y alegría podamos volver a nuestra casa.


Señor, ten piedad,
- Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad,
- Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad,
- Señor, ten piedad.

Padrenuestro...

No nos dejes caer en la tentación, Señor,
- mas líbranos del mal.

Salva a tus siervos,
- que esperan, oh Dios mío, en ti.

Envíanos, Señor, auxilio desde tu santuario,
- y desde Sión defiéndenos.

Sé para nosotros, oh Señor, torre de fortaleza,
- ante los ataques del enemigo.

Nada pueda el enemigo contra nosotros,
- y no logre dañarnos el hijo de la maldad.

Bendito sea el Señor todos los días,
- haga próspero nuestro viaje Dios nuestro salvador.

Enséñanos, oh Señor, tus caminos,
- e intrúyenos en tus senderos.

Ojalá se dirijan todos nuestros pasos,
- a la guarda de tus mandamientos.

Rectifíquese lo torcido,
- y lo áspero se convierta en camino llano.

A sus ángeles dió el Señor encargo de ti,
- para que te guarden en todos tus caminos.

Escucha, Señor, mi oración,
- y mi clamor llegue hasta ti.


Oración:
Oh Dios, que hiciste caminar a los hijos de Israel por medio del mar a pie enjuto, y que por medio de una estrella mostraste su camino a los tres Magos, te rogamos nos concedas un viaje próspero y tiempo tranquilo, para que acompañados de tu santo ángel podamos llegar felizmente a nuestro destino, y después de nuestro tránsito por este mundo, al puerto de la eterna salvación.

Oh Dios, que habiendo sacado a tu siervo Abraham de la tierra de Ur de los Caldeos, le guardaste ileso por todos los caminos de su peregrinación, te rogamos que nos guardes a nosotros, siervos tuyos. Sé para nosotros, oh Señor, auxilio al emprender el viaje, alivio al proseguirlo, sombra en el calor, abrigo en la lluvia y en el frío, sostén en el cansancio, defensa en las adversidades, báculo en los resbaladeros, puerto en el naufragio, para que, guiándonos Tú, lleguemos felizmente a destino y, finalmente, incólumes a nuestros hogares.

Atiende, te rogamos, oh Señor, a nuestras súplicas, y ordena prósperamente para nuestra salvación el camino de tus siervos, para que en todas las peripecias de esta nuestra vida y peregrinación seamos siempre protegidos por tu poderoso auxilio.

Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que esta tu familia camine siempre por los senderos de la salvación, y que siguiendo las enseñanzas de tu bienaventurado precursos San Juan Bautista, llegue con toda seguridad a aquel a quien él anunció, a Nuestro Señor Jesucristo, Hijo tuyo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Caminemos en paz,
- en el nombre del Señor.



Conclusión y oración al arcángel San Rafael:
Este santo Arcángel es protector de los caminantes, de los viajeros, y también médico de los dolientes.

Rafael significa "medicina de Dios" o "médico enviado de Dios". Él guió a Tobías el hijo, y le dió medicina para sanar a Tobías, su padre.


Oración a San Rafael:
Oh Dios, que a tu siervo Tobías diste por compañero de su viaje al bienaventurado Arcángel Rafael, concédenos a tus siervos que seamos siempre protegidos por su custodia y fortificados por su auxilio. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

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20.5.21

Estrofas del monasterio de San Francisco de Herbón



En la parte exterior de la portería del mencionado convento de San Francisco de Herbón puede leerse:

Pecador endurecido
que a Dios no quieres oír,
teme su justa venganza;
si no temes ¡ay de ti!

Todo el infierno es tormento,
todo este mundo es escoria,
todo el Purgatorio, gritos;
sólo hay descanso en la gloria.


Cristiano, ¿en qué han de parar
votar, jurar, maldecir?
¿En qué, si no en un infierno?
Si en él caes ¡ay de ti!

La sangre de Dios vertida
que hoy me convida al perdón,
será, si no me arrepiento,
mi mayor condenación.


¡Ay de mí, que ardiendo quedo!
¡Ay que no espero aliviarme!
¡Ay que no puedo salvarme!
¡Ay que pude, ya no puedo!

Número tiene el pecar;
¡Ay de mí!, que si lo lleno
a una eternidad de llamas
para siempre me condeno.


Vivir mal y morir bien
no lo podré conseguir;
como se vive se muere,
si vivo mal ¡ay de mí!

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19.5.21

Vía Crucis de San Francisco de Herbón



En cada una de las 14 Estaciones del claustro interior del convento de San Francisco de Herbón, en Galicia, dice así:

Estación 1a.:
Considera, alma perdida,
que en aqueste paso fuerte
dieron sentencia de muerte
al mismo Autor de la vida.

Estación 2a.:
Advierte lo que le cuestas,
ingrato, a tu Creador;
pues por ser tu Redentor
cargó con la cruz a cuestas.

17.5.21

Santos y beatos dominicos con indulgencia plenaria



Santos y beatos de la Orden que tienen indulgencia plenaria confesando, comulgando y haciendo visita a la iglesia.

Enero:
- Día 16. Los protomártires de la Orden de San Francisco, Berardo, Pedro y socios. Indulgencia plenaria. (18 Octubre 1844).
- Día 30. Santa Jacinta de Mariscottis, Virg. 3 O. Indulg. plen. (17 Noviemb. 1807).
- Día 31. B. Luisa de Albertoni, Vid. 3 O. Indulg. plen (8 Agosto 1862).

Febrero:
- Día 5. SS. Pedro Bautista y Socios, mrs. del Japón. Indulg. plen (15 de Julio 1739).
- Día 22. Sta. Margarita de Cortona. Indulg. plen (26 Julio 1728).

16.5.21

Normas para poner los Via Crucis



1.° Las catorce cruces, que deben ser de madera, bajo pena de nulidad, pueden ir unidas a otros tantos cuadros pintados o esculpidos, los cuales de ninguna manera se requieren para la validez de las estaciones.

2.° Las cruces se han de bendecir por el sacerdote que tenga legítima facultad; los cuadros se bendicen por congruencia.

3.° La bendición de las cruces, tanto válida como lícitamente, se puede hacer antes o en el tiempo mismo de fijarlas. Dicha bendición debe hacerla el erector no privadamente en su propia casa, sino en el mismo lugar donde se ha de hacer la elevación.

4.° No está obligado el erector a colocar las cruces por sí mismo; otro cualquiera las puede fijar y colocar privadamente y sin ceremonias, y aún en otro tiempo.

15.5.21

Oraciones con indulgencias



Según el decreto "Delatae saepius", de 7 de Marzo de 1678, ciertas indulgencias no se pueden ganar más que una sola vez al día, pero las de la Porciúncula, las de la Corona de los siete gozos, y las de la estación al Santísimo Sacramento, son exceptuadas, y se ganan todas las veces que se hacen o se dicen. (Chron. Serap, t. III, part. I, pag. 286; Seraph. Archiconfr. concess. Summ. indulg. pag. 434, n. XII).

Durante el Jubileo del Año Santo se suspenden todas las indulgencias por los vivos; sólo se pueden aplicar las de los difuntos. Se exceptúan:
- 1.° Las indulgencias concedidas a los fieles en el artículo de la muerte.
- 2.° Las anejas a la recitación del Ángelus Domini.
- 3.° Las concedidas por la visita del Santísimo Sacramento en ocasión de las Cuarenta Horas.
- 4.° Las que se conceden a aquellos que acompañan al Santísimo Sacramento cuando es llevado a los enfermos.
- 5.° Las concedidas por los Cardenales Legados "a latere", y Nuncios de la Santa Sede, y los Obispos en uso o ejercicio de sus Pontificales.

14.5.21

Fórmula para la bendición del agua



La bendición del agua se suele hacer el domingo, especialmente el domingo pascual, por un sacerdote y dentro del rito eucarístico según fórmula del misal.

La siguiente fórmula de bendición es para realizarla fuera de la misa:


Señor Dios todopoderoso,
que eres la fuente y el principio de la vida del cuerpo y del espíritu,
dígnate bendecir esta agua † que vamos a utilizar con fe, implorando el perdón de nuestros pecados y para que alcancemos la protección de tu gracia contra las enfermedades y asechanzas del enemigo.

Concédenos, Señor, por medio de tu misericordia,
que el agua viva nos sirva de salvación,
para que podamos acercarnos a ti con un corazón limpio y evitemos todo mal de alma y cuerpo.

Amén.


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12.5.21

Propiedades agua bendita



Ventajas del uso del agua bendita, que consiguen los fieles que la toman o emplean devotamente, como leemos en las oraciones con que la bendice la Iglesia para remedio de nuestras necesidades espirituales y corporales.

UTILIDADES ESPIRITUALES

- 1.a Dice así el Misal al echar sal en el agua: "Que seas hecha sal exorcizada o conjurada para la salud de los creyentes". "Ut efficiaris sal exorcizatum in salutem credentium".

- 2.a Y se aparte y huya del lugar donde fueres derramada, toda fantasía, maldad, astucia y engaño del diablo. "Et effugiat a loco in quo aspersum fueris, omnis phantasia et nequitia, vel versutia diabolicae fraudis".

- 3.a Conjurado por El (por Jesucristo), expele toda infección del espíritu inmundo, o sea toda tentación lasciva. "Adjuratus per eum, discedit omnis spiritus immundus".

- 4.a Se perdonan por ella los pecados veniales. "Sit omnibus sunmentibus, salus mentis".

- 5.a Aleja todas las asechanzas ocultas del enemigo. "Discedant omnes insidiae latentis inimici".

- 6.a Por la invocación del santo nombre de Dios se libra uno de los malos pensamientos. "Per invocationem Sancti Nominis Dei, omnis infestatio immundi spiritus abigatur".

- 7.a Y a todos los que pedimos con viva fe la asistencia del Espíritu Santo, donde quiera que nos hallemos se nos da. "Et praesentia Sancti Spiritus nobis misericordiam tuam poscentibus ubique adesse dignetur".

11.5.21

La muerte es el eco de la vida



Descenderunque vivi in infernum operti humo, et perierunt de medio multitudinis. (Num. XVI, 33).

Y descendieron.vivos al infierno cubiertos de tierra, y perecieron en medio de la multitud.



Coré, Datan y Abitón, he aquí los tres principales caudillos de la sedición contra Moisés y Aarón. El Señor castigó a aquellos tres impíos, porque abriendo la tierra su boca, se los tragó juntamente con sus tiendas y todos sus haberes. Fueron, pues, a parar, según todas las probabilidades, al infierno.

Perder a Dios es una pena infinita, y perderlo para siempre es lo más insufrible, lo más acerbo, lo más terrible, lo más desesperante que se puede decir ni pensar; tanto, que si se redoblase millares de millares de veces aquel incendio de fuego devorador, no formaría un tormento igual al de la privación de ver a Dios; así como si se redoblasen millares de millares de veces los placeres del paraíso, no formarían un gozo igual al de ver a Dios cara a cara. Y esto de no poder ver a Dios es la pena de daño, que tiene también lugar, aunque sólo temporalmente, en el Purgatorio.

10.5.21

Potestad para conceder indulgencias



La potestad para conceder indulgencias reside plenamente en el Papa, quien puede hacer en ello lo que estime conveniente, con tal que exista una causa legítima; pero los Obispos tienen esta potestad limitada según la ordenación de la Santa Sede, y por lo tanto pueden ellos hacer en esto aquello que les ha sido otorgado, y nada más. (Sto. Tomás, "Suppl". g. 26, art. 3).

El Papa, como supremo dispensador de las gracias que emanan del tesoro de la Iglesia, puede conceder toda clase de indulgencias, no sólo a los vivos, sino también a los muertos. Y aun cuando las almas del Purgatorio no estén sujetas a su jurisdicción, sin embargo, puede concederlas indulgencias parciales y plenarias por modo de sufragio.

9.5.21

Medios útiles tanto para uno, como para las almas del Purgatorio



1º. Haz la voluntad de otro antes que la tuya, y jamás te creerás ofendido.

2°. Procura cuanto esté de tu parte tener menos que más, y no tendrás que quejarte de nadie.,

3°. Escoge siempre el lugar inferior, y sujetarte, a todos, y apenas sabrás lo que es tristeza.

4°. Desea padecer y sufrir algo por Jesús, y a nadie hallarás pesado.

8.5.21

El gasto en los recordatorios



Ha tomado gran desarrollo entre nosotros esa que podemos llamar nueva "honra fúnebre", introducida de pocos años a esta parte, copiándola del extranjero. Los recordatorios han llegado a ser "de moda", porque también la moda se introduce en los entierros, en los funerales y en la mansión de los muertos, y ella es la que inspira tanta superfluidad, tanto boato como se ostenta muchísimas veces en las honras funerarias. Menos mal si no redundasen nunca en menoscabo de los sufragios que espera el difunto, pero muy generalmente están éstos en razón inversa de aquéllos. Y se explica naturalmente, porque la familia que ha gastado una parte del dinero para alfombrar de negro la iglesia, para música y demás que contribuye a hacer fastuoso un funeral, no está ya dispuesta a gastar más, a desembolsar la limosna necesaria para hacer celebrar siquiera un trentanario de Misas.

Bastante cree haber hecho con un funeral concurrido y brillante, y colocado por añadidura el cadáver en nicho o sepultura adornada con ricos mármoles. Es verdad que ni los mármoles de la sepultura, ni lo aparatoso del entierro, ni las coronas de flores, ni los penachos de los caballos del coche fúnebre, ni la negra alfombra de la iglesia, ni la escogida música del funeral han de contribuir gran cosa a abreviar la expiación del difunto; pero en cambio todo esto lisonjea, satisface la vanidad de los vivos, y ésta entra, no pocas veces, como parte principal, mientras el sufragio del difunto viene a quedar en lugar secundario.

7.5.21

Oración a San Miguel Arcángel para la hora de la muerte



Gloriosísimo príncipe San Miguel, caudillo de los ejércitos de Dios, asolador de los demonios, signífero de Jesucristo, gran sacerdote, ángel de la victoria, protector de la Iglesia y patrono universal de los fieles: defiéndeme en esta hora de mis mortales enemigos, para que mi alma no sea perturbada, ni mucho menos vencida.

Gloriosísimo arcángel San Miguel, alienta mi corazón con la esperanza firme de mi salvación eterna sin necesidad de pasar por el Purgatorio, y recíbeme bajo tu poderoso amparo, para que juntos alabemos a Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

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6.5.21

Excelencias de San Miguel



In tempore autem illo consurget Michael princeps magnus, qui stat pro filiis populi tai. (Dan. XII, 1).

Y en aquel tiempo se levantaré Miguel, príncipe grande, que es el defensor de los hijos de tu pueblo.



¿Y habré de terminar estas páginas sin decir algo de mi gran protector San Miguel Arcángel? No, por cierto, que fuera ingratitud monstruosa la mía el callarme de pusilánime por no sé qué vanos temores. Porque si San José es abogado de los agonizantes, y conviene tenerle mucha devoción, San Miguel es el juez de las almas, y de él reciben a nombre de Jesucristo, que tiene la verdadera judicatura sobre los vivos y los muertos, la sentencia final.

El arcángel San Miguel tiene a su cargo el patrocinio del linaje humano y la protección de la Iglesia universal. A los mil Angeles de guarda que le fueron asignados a la Santísima Virgen mientras vivió en este mundo, dice la Venerable Madre Agreda, en la 1a. parte, libro I, cap. XIV, n.° 205: "Y para disponer mejor este invencible escuadrón de Angeles, fue señalado por su cabeza el príncipe de la milicia celestial San Miguel, que si bien no asistía siempre con la Reina, pero muchas veces la acompañaba y se le manifestaba. El Altísimo le destinó para que en algunos misterios, como especial embajador de Cristo Señor nuestro, atendiese a la guarda de su Santísima Madre".

5.5.21

Amor a María Santísima



Et ait Maria: Magníficat anima mea Dominum, ecce enim ex hoc beatam me dicent omnes generationes. (Luc. I, 46, 48).

Y dijo María: Mi alma engrandece al Señor, pues ya desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.



Dice Nieremberg, tomo 2.° de sus "Obras espirituales", pág. 146 vuelto: "Hasta los mismos precitos deben tener por dicha haber nacido en estos tiempos, que no haya quien no alcance la piedad y clemencia de María; porque a los mismos que se han de condenar les tiene compasión librándoles en esta vida de muchas tribulaciones y trabajos, como compadecida de lo que después han de tener por no haberse querido aprovechar de su misericordia, o les acorta de compasión la vida porque no se condenen con más pecados, y después de caídos en el infierno deben a María que no les castigue Dios tanto como merecen, porque la pena menor con que dicen los teólogos que Dios castiga a los condenados, y el premio mayor con que galardona a los bienaventurados, deuda es y beneficio que se debe ahora a esta Señora. Y si, conforme a San Ildefonso, de alguna pena accidental se alivian los condenados, más razón hay para entender que regocijará en el cielo a los bienaventurados con nuevos premios accidentales. Pues los que van al Purgatorio, ¡cuan largo lo penaban antiguamente, cuando no había María que intercediese por ellos! Mas ahora con su piedad les abrevia aquellas penas, y les consuela en ellas. Para todos son dichosos estos tiempos del reino de María, después que Ella manda en el cielo y en la tierra".

Nuestras culpas, solamente ellas son las que han creado aquellos dos horribles lugares, a saber, el infierno y el Purgatorio. ¡Nuestras culpas! Pero, ¡oh feliz culpa, cantaré con la Iglesia, que nos mereció tener tal Redentor! Sí, por salvarme os hicisteis, Dios mío, Hijo de María. Por mi bien ¡oh María!, os hizo Dios su Madre. Ved, pues, Madre de mi alma, lo que ambos debéis a mis culpas, pues a no haber pecados que remediar, ni Vos, Jesús mío, seríais Hijo de María, ni Vos, Madre mía, fuerais lo que hoy sois, la Madre de Jesús. Luego ambos a dos me sois deudores; al paso que de uno y otro me reconozco con la misma obligación. Si debo, me debéis; si no hubiese de parte mía miserias que remediar, por demás fuera la misericordia, y a no haber pecados que redimir, tampoco tendríamos a Jesús, nuestra vida, por Redentor. "O felix culpa, quae talem ac tantum meruit habere Redemptorem!". Por eso puesto en medio de las dos fuentes de piedad, el Hijo y la Madre, exclamaré: Señor, perdonad al esclavo de vuestra Madre; y a Esta la diré: Madre mía, perdonad al esclavo de vuestro Hijo. Salvador mío, ¿me habéis perdonado? ¿No me enviaréis al Purgatorio? Mirad que de sólo pensar en lo dudoso de mi ulterior destino, me hace perder el juicio. Rey de cielos y tierra, Jesús mío, perdón, perdón. Madre de misericordia, Virgen Purísima, miradme con piedad, compadeceos de mí, y alcanzadme de vuestro Hijo Jesús gracia para morir verdaderamente arrepentido.