1º. Haz la voluntad de otro antes que la tuya, y jamás te creerás ofendido.
2°. Procura cuanto esté de tu parte tener menos que más, y no tendrás que quejarte de nadie.,
3°. Escoge siempre el lugar inferior, y sujetarte, a todos, y apenas sabrás lo que es tristeza.
4°. Desea padecer y sufrir algo por Jesús, y a nadie hallarás pesado.
5°. Busca a Dios en todas las cosas, y que se haga en ti su santísima voluntad, y nunca te verás turbado.
6°. Tu alma puede decirse que se volverá una bestia, si no trata al cuerpo como a bestia. Nada te se pase sin castigo; témete a ti mismo, y castígate como a reo.
7°. Sea siempre tu principal cuidado el mortificar tu propia voluntad, aún más que el afligir tu cuerpo con penitencias.
8°. Nuestra vida debe ser un continuo temor por estar rodeados de peligros: primero la carne, que aunque no lo parece es sin embargo nuestro principal enemigo; después el mundo, todo él armado contra nosotros; y últimamente el demonio, que nos aborrece.
9°. No te fíes jamás de ti mismo, porque de lo contrario te perderás. Sé muy humilde. "La oración del que se humilla traspasará las nubes, y no reposará hasta que llegue, ni se retirará hasta que el Altísimo la mire".
10. ¿Qué te dice Aquel que no puede engañar ni ser engañado? Pues te dice: "Bienaventurados los pobres de espíritu; bienaventurados los que lloran; bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, etc". Luego, por el contrario, son malaventurados los ricos de espíritu; los que no lloran; los que no padecen persecución por la justicia, etc.
11. Desnudo murió por nosotros Jesús, y es muy justo que desnudo de todas las cosas de este mundo le busques a El solo, pues El solo, como dice Santa Teresa, basta.
12. No rehúses las molestas contradicciones y repugnancias de esta vida, cuando no te es posible pasar sin ellas: abrázalas con gusto; haz de la necesidad virtud.
13. Por más fuerte que sea el castillo de virtudes que tengas, como está fundado en tu naturaleza, y pegado a la flaqueza miserable de tu carne, no te faltarán tentaciones.
14. Pero no hay que asustarse por las tentaciones. En el Padrenuestro decimos: "Y no nos dejes caer en la tentación". Dice el apóstol Santiago: "Dios no intenta los males, y El no tienta a ninguno". Claro: Dios no inclina ni tienta a los hombres para que cometan la maldad, que esto es imposible; sino que los prueba o ejercita.
15. El deseo de agradar a Dios no ha de tener límites: debemos abrazar la cruz sin vernos jamás hartos de padecer; y no lo dudes, todo es nada respecto de la infinita misericordia de Dios.
16. "Vanidad de vanidades y todo vanidad". Sí, todo es vanidad en este mundo, y sus bienes se disipan como burbuja en el agua.
17. Gózate de haber sido creado por Dios, y de haberte redimido, honrándote hasta hacerte amigo suyo. "Vosotros sois mis amigos", dice Jesucristo a todos los que hacen su voluntad. Pues si Jesucristo murió por sus enemigos, por sus amigos ¿qué no hará?
18. Dijo Jesucristo: "Yo soy el camino y la verdad y la vida". Y dice Tomás de Kempis: "Sin camino no hay por donde andar; sin verdad, no podemos conocer; sin vida no hay quien pueda vivir". "Yo soy (dice Jesús) el camino que debes seguir, la verdad que debes creer, la vida que debes esperar".
19. Cuanto más justo es el hombre, y más ama a Dios, más suele temerle. Peleemos siempre hasta cantar victoria. Dice el Apóstol: "No es coronado sino el que pelea legítimamente".
20. Y en fin, el mayor consuelo que tenemos en este mundo, son las palabras aquellas de Jesucristo: "Padre, quiero que aquellos que Tú me diste estén conmigo en donde Yo estoy".
Si guardamos estas reglas, el bien será primero para nosotros mismos, y con ello podremos ser muy útiles a las almas del Purgatorio.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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