Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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28.1.24

Oración a la bienaventurada Virgen María, y a nuestro ángel de la Guarda



Gloriosa Virgen María, que conservásteis y considerásteis continuamente en vuestro corazón las maravillas de la Gracia -la cual nos llegó a nosotros por vuestra fecundidad divina-, enseñadme a contemplar estos misterios y ayudadme en mis meditaciones, para que comprenda y sienta los beneficios de esa misma gracia y la enorme vileza de mis ingratitudes.

Y vos, ¡mi buen ángel de la guarda!, inspiradme y alcanzadme espíritu de devoción verdadera.

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Nota: también podemos aprovechar para encomendarnos a continuación a los santos y/o patronos de nuestra particular devoción.



26.1.24

Método resumido sobre la forma de realizar la oración mental



La oración mental es una elevación y aplicación del espíritu y del corazón hacia Dios. Consta de tres partes:

- Preparación.
- Meditación.
- Conclusión.

Preparación.
La Preparación consiste en disponerse interiormente para el gran acto de la oración, por medio de algunos instantes de recogimiento.

Luego hay que ponerse en la presencia de Dios por un acto de fe, y rogarle se digne aceptarnos ante su divina majestad, supliendo con su misericordia lo que falte a nuestras disposiciones.

Se invoca fervorosamente al Espíritu Santo; se pide su asistente a la bienaventurada Virgen María, y después se lee detenidamente el asunto sobre el cual se quiere meditar.

No es, empero, de absoluta necesidad el realizar dicha lectura, pues aún sin el auxilio de un libro o de un texto puede uno escoger su asunto y representárselo vivamente. Por ejemplo: queriendo meditar sobre la muerte, me imagino hallarme ya en la última enfermedad, próximo al temible trance de la partida. O si me propongo que la meditación sea sobre la crucifixión del Señor, procuro transportarme con el pensamiento al monte Calvario, para formarme un cuadro de lo que allí pasó. Me represento al divino Redentor tendido sobre la cruz, a los verdugos inhumanos que se disponen a clavarlo en ella, a la santa Madre presenciando el sangriento espectáculo, a los soldados y el populacho burlándose, etc. etc.

23.1.24

Testamento espiritual



[Nota: Se puede rezar este Testamento Espiritual durante la última noche del último día de la Práctica de Preparación para la Muerte.]

Creo en el misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo; tres persoans distintas y un sólo Dios verdadero.

Creo en el misterio de la Encarnación del Hijo, en las purísimas entrañas de la siempre Virgen María.

Creo en la sacratísima pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, por cuya virtud fuimos redimidos.

Creo, finalmente, cuanto cree y enseña la santa Iglesia católica, y declaro que quiero acabar mi vida en estas santas creencias.

Declaro así mismo -invocando por testigos a la gloriosa Virgen María del Monte Carmelo y a todos los santos, así como a los celestiales espíritus- que es mi última e irrevocable voluntad: morir por amor de mi divino Redentor, como por amor mío se dignó morir Él, y que teniendo presente la infinita bondad con que me constituyó heredero de todos sus merecimientos, su cuerpo y su sangre, le suplico a mi vez sea servido aceptar todo lo que hay en mí -aunque indignísimo de serle ofrecido- como humilde correspondencia de esta tan pobre cuanto obligada criatura.

¡Sí, mi buen Jesús!, yo os hago mi heredero universal de todo cuanto soy: entregándoos mi alma, mi cuerpo, mi vida, mi muerte, mi corazón, mi espíritu; y espero de vuestra inagotable misericordia habéis de recibirlos benignamente y poseerlo todo de mí perpetuamente.

Amén.




| practicapreparacionmuerte |



21.1.24

Práctica para prepararse ante la muerte (yIV)



Día tercero.
En este último día oiremos misa, y después tendremos una meditación de una hora o de media hora, sobre la muerte.

Procuraremos visitar a uno o más pobres enfermos, o bien a un hopital, llevando socorros según nuestras facultades, y por supuesto consuelos y consejos cristianos.

Sin embargo, si esto no es posible, convendría en la propia morada o donde podamos, repartir limosna a cierto número de indigentes.

Por la noche, después de nuestras oraciones de costumbre, realizaremos la Práctica de Oración que encontraremos al final de estas líneas.


20.1.24

Práctica para prepararse ante la muerte (III)



Día segundo.
Cual si fuera la última vez, confesaremos, comulgaremos, oiremos misa (no omitiendo nunca nuestras oraciones de costumbre, pero aplicándolas por nuestra propia alma).

Después, visitaremos a nuestro Señor sacramentado. En donde se halle el Jubileo de las Cuarenta Horas, y en dicha santa visita en cualquier caso, dirigiremos al Redentor la Oración de la Preparación que se encuentra al final de este texto, después de adorarle.

Por último, dedicaremos también otra hora, o media, a la oración mental, que en este día podrá centrarse sobre los beneficios de Dios.


19.1.24

Práctica para prepararse ante la muerte (II)



Día primero.
Apenas abramos los ojos, imaginemos escuchar la sentencia que nos condena a la muerte, y reconociéndola justa, dispongamos el corazón para sufrirla resignados.

Puestos enseguida de rodillas, invocaremos a la Santísima Virgen del Carmen, al ángel de la Guarda, y al glorioso Patriarca San José, a quien los fieles veneran como especial abogado para alcanzar una buena muerte, rogándoles con todo lo íntimo del corazón que nos asistan y amparen.


12.1.24

Oración a la bienaventurada Virgen María, por habernos socorrido en medio de conflictos



Asimismo, también es muy propia esta oración para encomendar a Nuestra Señora -poniéndola bajo su protección-, la familia que nos ha dado el cielo.

El olor de tus perfumes
me atrae, ¡oh Mística rosa!,
y aspirarlos fervorosa
quisiera mi alma a tus pies,
pues ellos la embalsamaron
cicatrizando su herida,
y hoy pretende agradecida
que algo que darte le dés.

Tú eres Estrella del alba,
haz brotar, pues, con tus albores
de devoción santas flores
que rendir pueda en tu altar,
cual rasgando sombras tristes
durante mi noche oscura
supiste con tu luz pura
mi corazón alumbrar.

¡Causa de nuestra alegría!,
santificarla te toca
pues que la Iglesia te invoca
Puerta del Cielo también,
y que probarme te plugo
al escuchar mis gemidos
que eres Madre de afligidos
y de los flacos sostén.

Nada tengo, nada darte puedo,
¡oh Reina de los Santos!
aunque de favores tantos
deudor confieso ser,
pero pues Madre de gracia
te nombra el orbe cristiano
vengo a implorar de tu mano
lo que te anhelo ofrecer.

Y es, Señora, amor tan grande
por el Hijo que es tu gloria
que de mis culpas la historia
consiga borrar al fin,
y al dejar la tierra mísera
en que hoy gime desterrada
mi alma te halle en la morada
donde te canta el serafín.

¡Santa Reina de los ángeles!,
por tu dicha y honra inmensa
te ruego me dés defensa
del mundo en la áspera lid,
para que el fiero enemigo
que nos persigue tirano
pruebe que no eres en vano
Fuerte torre de David.

¡Refugio de pecadores!,
no deseches mi esperanza
y pues que a todos alcanza
tu tierna solicitud,
sé siempre la protectora
de la familia que amo
y por la cual hoy te aclamo
de los enfermos salud.

¡Oh auxilio de los cristianos!,
tu patrocinio nos valga
cuando el espíritu salga
de esta cárcel terrenal;
y en aquella patria eterna
que nos conquistó tu Hijo
entremos con regocijo
bajo tu manto real.

A cuantos amo te entrego,
no los rechaces, María,
mi pecho te los confía
Madre santa del Carmelo,
y tu poder sin medida
bendiga por doquier el hombre
cuando con gozo te nombre
Gloriosa Madre de Dios.


8.1.24

Plegaria para cuando se asista a una agonía



Del sufriente que agoniza tened, Jesús, compasión, y perdonadle las culpas que pueda tener y con las que ciegamente os ofendió. No permitáis que descargue la muerte su horrible hoz, sin que antes su alma experimente una saludable contricción.

Que la luz de vuestra gracia brille triunfante ¡oh mi Dios!, disipando las tinieblas y el horror de esta hora.

Por vuestros padecimientos en la cruz os pido que no despreciéis mi oración, ni miréis mi indignidad que reconozco y confieso, y por la cual me duelo. Sino, más bien, ved solamente esas llagas que vuestro amor os ha impreso, las cuales claman misericordia mucho más alto que mi oración.

Misericordia, pues, Jesús, misericordia, mi Señor, para esa alma que del mundo parte llamada por Vos.

En su auxilio también humildemente invoco con todo mi corazón a la Reina de los Santos, nuestra Señora del Carmelo, refugio de los pecadores y auxiliadora en las angustias.

Que toda la corte celestial acuda también veloz, rogando ante Dios misericordia; clamando misericordia ante Ti, Señor.

Amén.


Nota: Se acompaña de un Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Si las circunstancias del momento lo permiten, es conveniente recitar también las Letanías de los Santos, diciendo: "tened piedad de su alma" y "rogad por su alma", en lugar de "tened piedad de nosotros" y "rogad por nosotros".


29.12.23

Letanías del Dulce Nombre de Jesús



Dios Padre celestial,
R.: ten misericordia de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Dios Espíritu Santo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Santísima Trinidad, un solo Dios,
R.: ten misericordia de nosotros.


Jesús, escúchame.
R.: Jesús, escúchame.


Jesús, Verbo encarnado,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, esplendor del Padre,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Rey de la Gloria,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Sol de Justicia,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Hijo de la Virgen María,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús amable,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús admirable,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús Salvador fuerte,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, padre del siglo futuro,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Ángel del gran consejo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, vencedor de la muerte,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús poderosísimo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús pacientísimo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús obedientísimo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, dulce y humilde de corazón,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, amante de la castidad,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, que nos honráis con vuestro amor,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Dios de paz,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, autor de la vida,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, modelo de las virtudes,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, celador de las almas,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestro Redentor,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestro refugio,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestra esperanza,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestro Pontífice,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, padre de los pobres,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, tesoro de los fieles,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, buen Pastor,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, verdadera luz,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, sabiduría eterna,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, bondad infinita,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestra vía y nuestra vida,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, felicidad de los ángeles,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, rey de los patriarcas,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, inspirador de los profetas,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Maestro de los apóstoles,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, doctor de los Evangelistas,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, fuerza de los mártires,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, luz de los Confesores,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, pureza de las Vírgenes,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, corona de todos los Santos,
R.: ten misericordia de nosotros.


Sea tu favor con nosotros,
R.: Jesús, perdonadme.

Sea tu favor con nosotros,
R.: Jesús, escuchadme.

De mis pecados,
R.: libradme, Jesús.

De los espíritus de tinieblas,
R.: libradme, Jesús.

De los ataques del enemigo,
R.: libradme, Jesús.

De la impenitencia final,
R.: libradme, Jesús.

De la muerte eterna,
R.: libradme, Jesús.


Por el misterio de vuestra Encarnación,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra Natividad,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra infancia tierna,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra vida purísima,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestros trabajos y predicaciones,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra oración en el huerto,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra pasión cruelísima,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra cruz,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra agonía,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra muerte y sepultura,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra Resurrección triunfante,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra Ascensión gloriosa,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestras alegrías eternas,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra gloria infinita,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestro dulce y poderoso nombre,
R.: libradme, Jesús.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R.: perdonadme, Jesús.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R.: escuchadme, Jesús.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R.: ten piedad de mi alma, Jesús.


Jesús, escúchame.
R.: Jesús, escúchame.


Santa Virgen María del Carmelo,
R.: rogad por mí a Jesús.


Bendito y alabado sea el dulcísimo nombre de Jesús, y que en el instante de la muerte Él nos endulce la agonía.

Amén.


26.12.23

Homenaje para la Octava de Navidad



La Octava de Navidad comienza el día 25 de diciembre y concluye el día 1, unos días muy importantes entre los que se encuentran la festividad de San Esteban (el primer mártir cristiano, 26 de diciembre), San Juan Evangelista (27 de diciembre), el día de los Santos Inocentes (28 de diciembre) y finalmente el día 1 de enero, festividad de Santa María Madre de Dios.

"Venite, exultemus Domino...".
(Salmo 34)



Vírgenes de Judá, templad gozosas las cítaras suaves,
y vuestras frentes coronad de rosas.

Canten himnos las aves, de insólita dulzura.

Bramen de gozo los montaraces brutos,
conmueva el mar su líquida llanura.

Sus más preciosos frutos, las plantas y los árboles ostenten.

Rindan por doquier tributo,
de variados aromas,
las hierbas y las flores.

Que las ondas se argenten
de todo lago, arroyuelo y río.

Que montañas y lomas
se cubran de verdores,
bordados por las perlas del rocío.

Que arrullen las palomas,
con amorosos ecos,
de los duros peñascos en los huecos.

Que en caprichosos giros
los céfiros alados
murmuren por los valles perfumados.

Semejando de amor dulces suspiros,
que el espacio se pueble de armonías,
y que la tierra toda,
vuelta al vigor de sus primeros días,
como virgen galana que festeja su boda
de su pompa y beldad se ostente ufana.

Mientras los puros rayos matinales
recaman de oro, y de zafir y grana
los muros celestiales.

Disipando las sombras de la muerte luce, por fin,
el astro de alegría,
que un siglo al otro siglo prometía
y que hoy en gloria nuestro afán convierte.

¡Cantemos al Dios fuerte!
¡Cantemos la salud que nos envía!


22.12.23

Oración para el día de San Juan Bautista (24 de junio -solsticio de verano-)



Oración inicial:
Glorificado sea el Señor, que se dignó santificar al bienaventurado Precursor del Mesías desde antes que, saliendo del claustro materno, comenzara ante la luz del mundo su austera e ilustre vida. Amén.


Oración:
¡Oh vos, que según palabras de la Verdad misma, fuisteis en la tierra el más grande de sus servidores, y a quien nos complacemos en considerar en los cielos grande también, por el poder y la gloria que se os han otorgado! Recibid, bienaventurado Juan Bautista, los honores y las felicitacioens que os rinde mi corazón, asociándose a la Santa Iglesia, que hace de vos este día conmemoración respetuosa.

Vos que clamáis en el desierto (Isaías 40:3) para dirigir a los pecadores por los caminos del Señor, haceos oír también de nuestras almas y enderezad nuestros pasos, con vuestra asistencia, por la senda de la virtud que con tanta constancia practicásteis.

Vos, que vinísteis a la tierra para dar testimonio de la luz (S. Juan 1:6-34), alcanzad que esa divina luz nos ilumine, y que rindamos con nuestras obras testimonio de ella.

Vos, que merecísteis la honra de ser feliz precursor del Autor divino de la gracia, haced que este día sea también, mediante vuestros ruegos poderosos, precursor fausto para nosotros del día eterno que esperamos de esa misma gracia, para que os acompañemos en la felicidad de bendecir y ensalzar perpetuamente el supremo poder y la misericordia infinita, de Aquel que hace y recompensa a los santos.

Amén.


17.12.23

Homenaje para el día de Todos los Santos



Oración inicial:
Señor Dios mío, dignaos permitirme -a pesar de mi indignidad- que en este señalado día en que la Iglesia militante os rinde acciones de gracias por la felicidad de la Iglesia triunfante, se asocie mi humilde voz a todas las que os glorifican y bendicen, honrando la memoria de vuestros santos.

Ellos, Señor, son los dignos modelos que, como imágenes suyas, nos dejó en la tierra vuestro divino Hijo.

Ellos contemplan, dichosos para siempre, la gloria de aquel Glorioso Maestro, cuyas lecciones practicaron, cuyas huellas siguieron, cuya gracia patentizaron a vista del mundo con la santidad de su vida, y hoy reinan con Él en vuestra mansión dichosa, intercediendo por los hermanos que aún combatimos y sufrimos en este valle de lágrimas.

Reciba, pues, vuestra misericordia, con esos ruegos que os dirige su depurada caridad, los que osamos pronunciar bajo su amparo, nosotros pobres pecadores, que al hacer memoria de los triunfos que concedísteis a tantos campeones de Jesucristo, os pedimos rendidamente que, en virtud de los méritos del mismo Redentor nuestro, nos dispenséis la gracia de que acertemos a honrar a sus bienaventurados servidores con la imitación constante de sus virtudes.

Amén.

15.12.23

Oración para las festividades de los Santos Apóstoles



A lo largo del año, los Apóstoles tienen diferentes días para su solemnidad (San Pedro y San Pablo es el 29 de junio, el 27 de diciembre es San Juan Evangelista, San Judas Tadeo es el 28 de octubre...). En esos días el Oratorio Carmelitano os invita a hacer el siguiente homenaje:


Oración:
Glorificado sea el Señor Todopoderoso, que se dignó extender la luz del Evangelio por la palabra de los Santos Apóstoles, escogidos no entre los sabios y poderosos del mundo, sino entre los sencillos y humildes.

Dígnese el mismo Dios, cuyo soberano nombre bendecimos, aumentar nuestra fe y hacerla fecunda en buenas obras, mediante la intercesión que invocamos de aquellos bienaventurados ministros de su Verbo encarnado, para salud del mundo, y les sean gratos los homenajes que les tributamos, honrándoles como a testigos de la verdad.

Amén.


Oración al apóstol del día:
Santo Apóstol (o Santos Apóstoles, según convenga) cuya venerable memoria celebra este día la católica Iglesia. Nosotros nos asociamos a todos los honores que os dedican los pueblos cristianos en general, y en particular también venimos reverentes a los pies del divino Maestro, que os escogió por ministros de su Santo Evangelio (nota: si es la fiesta de San Pedro, se dirá: "que os escogió por cabeza de su Santa Iglesia"), para darle gracias por esa elección, que os es tan gloriosa, y por la cual os felicitamos efusivamente.

Sí, bienaventurado San (dígase el nombre del Apóstol del día), recibid nuestros respetos, nuestros honores, nuestros sentimientos afectuosos, y presentando al Salvador los humildes homenajes de nuestro reconocimiento, rogadle nos conceda la fe, la esperanza, la ardiente caridad con que tanto os enriqueció al llenaros de su Espíritu Santo, y enseñadnos desde el Cielo -como enseñásteis en la tierra- la manera de cooperar a la gran obra de nuestra salvación.

¡Cuántas veces vuestras enseñanzas alumbraron nuestro camino! ¡Cuántas vuestro auxilio nos ha consolado! Vuestra alma vive siempre entre nosotros, en los ejemplos de una vida laboriosa consagrada a la caridad (y, si es escritor sagrado, se añade: "y en la enseñanza de vuestros escritos que dictó la verdad").

Permitid, pues, que os agradezcamos cuanto reconocemos deberos, y -aunque sea mezquina la ofrenda- servíos aceptar estos recuerdos casi filiales con que os saludamos en el día de vuestra fiesta, gozándonos en la interminable recompensa que alcanza vuestros trabajos.

Amén.


Cántico final:
Honor al Santo Apóstol (o "Santos Apóstoles", en su caso)
que hoy la cristiana Iglesia
con esperanza invoca
con gratitud recuerda.

Colme el Señor su dicha,
y en la mansión eterna
preséntele él glorioso
las bendiciones nuestras.

Amén.


2.12.23

Oración en recuerdo al momento de encontrar a Jesús



Oración en recuerdo a la angustia de María cuando perdió a su Hijo, y el regocijo que sintió al volver a encontrarlo.

La Virgen Madre y su digno esposo San José, notando la ausencia de Jesús en la caravana de la que volvían de Jerusalén hacia Nazareth, le buscaron con indecible afán, y al tercer día tuvieron el gozo de encontrarlo en el Templo, preguntando y respondiendo con divina sabiduría a los doctores de la Ley, aunque sólo contaba aún con doce años.


Oración:
¡Oh la más tierna de las Madres! Cual debió ser el gozo de vuestro corazón, cuando después de buscar por tres días al tierno infante que era vuestra delicia, le hallásteis en el templo, conversando con los doctores y enseñándoles sabiduría divina.

Hacednos hoy, Virgen generosa, hacednos partícipes de vuestro júbilo, ayudándonos a hallar a Jesús y a aprender de Él la ciencia de los santos.

Amén.


27.11.23

La humildad de Jesús para con sus padres



Nuestro Señor pasó treinta años de su vida en el hogar oscuro de Nazareth, sujeto (como nos lo menciona el evangelista) a los santos esposos María y José.

Oración:
¡Oh incomparable María! Nuestro pensamiento se confunde al considerar que todo un Dios os respetaba como Madre, os estaba sujeto, y aún también a vuestro digno esposo. Os acompañaba a los dos, como buen hijo, en los quehaceres domésticos, como en cualquier otro hogar anónimo.

Y en medio de la inmensa gloria que era para Vos aquella filial sumisión del Todopoderoso, lejos de ufanarse vuestra alma, no hacía más que sumirse humildemente en la profundísima adoración de tan sagrado misterio.

Jesús vivió para Vos sola durante treinta años; dignaos pues alcanzarnos de su bondad -por el recuerdo de esa tan horadísima dicha- que nos conceda vivir desde hoy para Él solo, y a fin de merecer y realizar ese deseo enseñadnos, Virgen admirable, a adorar y a imitar como Vos los sublimes abatimientos del Verbo encarnado.

Amén.


23.11.23

Oración a San José, para las festividades de su Santísima Esposa



Patriarca ilustre San José, que os gozáis más que todos los santos en los honores tributados a su célica reina y virginal esposa vuestra, recibid también hoy las especialísimas felicitaciones que respetuosamente os presentamos.

Oh digno consorte de la Toda Pura, sed como ella propicio a nuestras súplicas, alcanzándonos que acoja el Señor las que les dirigen en general y en particular los fieles, durante esta santa solemnidad.

Amén.


15.11.23

Visita al Santísimo Sacramento IV. Oración a Jesús Sacramentado



Verbo humanado, yo os adoro humildemente en ese trono de vuestro santo amor, y os suplico me permitáis asociar mi voz, aunque tan indigna, a la de vuestra santa Iglesia, que ensalza, adora y bendice tan excepcional sacramento, instituido para vuestra gloria y nuestra santificación.

Permitid también que os rinda fervorosísimas y reverentes gracias, por ese banquete de los cielos a que os place llamar a los pobres desterrados, y que al prostrarme rendido a vuestras sagradas plantas ruegue a los espíritus angélicos y a todos los santos, y muy especialmente a su gloriosa reina vuestra bienaventurada Madre, se sirvan presentaros sus puros y ardientes homenajes, como reparación de la indignidad de los nuestros.

5.11.23

Oración a los santos tras haber comulgado



Glorioso patriarca San José, santo [o santa] de mi nombre, ángel de mi guarda, ángeles y santos de la Corte Celestial: oídme todos. Favorecedme, dad gracias a nuestro Jesús en nombre mío.

Amén



| ofrecimientocomunion |


1.11.23

Oración a Cristo Redentor inmediatamente después de comulgar



Tras recibir a Cristo y adorarle durante algunos minutos de silencio, podemos decirle:

Vos sois ahora, ¡dulce Jesús!, el dueño de mi corazón, pues os habéis dignado tomar posesión de él, escogiéndolo para vuestra morada.

¡Bendita sea, Señor, tu gran misericordia!, y permitidme daros mil veces rendísimas gracias por la institución de este Divino Sacramento, banquete celeste preparado por vuestro amor para pobres desterrados como nosotros, que sólo debieran alimentarse con lágrimas.

31.10.23

Oración breve antes de comulgar



Creo, Redentor mío, en vuestra real presencia en el Sacramento augusto que voy a recibir, y espero de vuestra bondad divina que será para mí pan de salud y de vida eterna.

Soy, Señor, indignísimo y pecador, que reconociendo su miseria bien podría deciros como San Pedro: "Apartaos de mí, Santo de los Santos". Sin embargo, honrando la infinita misericordia que os hace descender hasta tanta bajeza, exclamo a vuestros pies a imitación de San Juan: "¡Venid, Jesús mío, venid!".

Yo os amo, y quisiera amaros como Vos merecéis. Supla vuestra bondad los defectos de mis disposiciones y "colmad hoy de alegría el alma de vuestro servidor" (Salmo LXXXV). Vos sois mi salud, mi esperanza, mi fuerza, mi felicidad y mi gloria. Venid, pues, Señor: venid a enriquecer mi pobreza y a tomar posesión de esta alma, que con vuestra sangre os adquirísteis, y que os adora humildemente en este sacramento inefable de vuestro divino amor.

Amén.


¡Santa Virgen María del Carmelo! ¡Ángeles y Santos todos del Señor! Alcanzadme la bendición de la Santísima Trinidad, y enseñadme a recibir, a adorar, y a amar a mi Jesús.