Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

Mostrando entradas con la etiqueta oracion. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta oracion. Mostrar todas las entradas

24.1.20

Pange, língua


1. Canta, lengua, el misterio del cuerpo glorioso y de la sangre preciosa que el Rey de las naciones, fruto de un vientre generoso, derramó como rescate del mundo.

2. Nos fue dado, nos nació de una Virgen sin mancilla; y después de pasar su vida en el mundo, una vez esparcida la semilla de su palabra, terminó el tiempo de su destierro dando una admirable disposición.

3. En la noche de la última cena, recostado a la mesa con los hermanos, después de observar plenamente la ley sobre la comida legal, se da con sus propias manos como alimento para los Doce.

4. El Verbo hecho carne convierte con su palabra el pan verdadero en su carne, y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo. Y aunque fallan los sentidos, basta la sola fe para confirmar al corazón recto en esa verdad.

5. Veneremos, pues, inclinados tan gran Sacramento; y la antigua figura ceda el puesto al nuevo rito; la fe supla la incapacidad de los sentidos.

6. Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y júbilo, salud, honor, poder y bendición; una gloria igual sea dada al que de uno y de otro procede. Amén.

Les diste el pan del cielo.
- Que contiene en sí todo deleite.

Oremos:

Oh Dios, que en este admirable Sacramento nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.



Pange, língua (latín):

1. Pange, língua, gloriósi Córporis mystérium, Sanguinísque pretiósi, quem in mundi prétium, fructus ventris generósi Rex effúdit géntium.

2. Nobis datus, nobis natus ex intácta Vírgine, et in mundo conversátus, sparso verbi sémine, sui moras incolátus miro cláusit órdine.

3. In suprémæ nocte cœnæ, recúmbens cum frátribus, observáta lege plene, cibis in legálibus, cibum turbæ duodénæ se dat suis mánibus.

4. Verbum caro, panem verum, Verbo carnem éfficit, fitque sanguis Christi merum, et, si sensus déficit, ad firmándum cor sincérum, sola fides súfficit.

5. Tantum ergo Sacraméntum venerémur cérnui; et antíquum documéntum novo cedat rítui; præstet fides suppleméntum sénsuum deféctui.

6. Genitóri, Genitóque laus et iubilátio, salus, honor, virtus quoque sit et benedíctio; procedénti ab utróque compar sit laudátio. Amen.

Panem de cælo præstitísti eis.
- Omne delectaméntum in se habéntem.

Orémus:

Deus, qui nobis sub sacramento mirábili, passionis tuæ memóriam reliquísti: tríbue, quæsumus, ita nos córporis et sánguinis tui sacra mystéria venerári, ut redemptiónis tuæ fructum in nobis iúgiter sentiámus. Qui vivis et regnas in sæcula sæculórum.

Amén

Adóro te devóte


1. Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

2. Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta con el oído para creer con firmeza. Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

3. En la Cruz se escondía sólo la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad. Creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

4. No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios. Haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere, que te ame.

5. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que da la vida al hombre. Concédele a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.

6. Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre: de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

7. Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.



Adóro te devóte (latín)

1. Adóro te devóte, latens Déitas, quæ sub his figúris vere látitas. Tibi se cor meum totum súbiicit, quia, te contémplans, totum déficit.

2. Visus, tactus, gustus in te fállitur, sed audítu solo tuto créditur. Credo quidquid dixit Dei Fílius: nil hoc verbo veritátis vérius.

3. In Cruce latébat sola Déitas; at hic latet simul et humánitas. Ambo tamen credens atque cónfitens, peto quod petívit latro pœnitens.

4. Plagas, sicut Thomas, non intúeor; Deum tamen meum te confíteor. Fac me tibi semper magis crédere, in te spem habére, te dilígere.

5. O memoriále mortis Dómini! Panis vivus vitam præstans hómini, præsta meæ menti de te vívere, et te illi semper dulce sápere.

6. Pie pellicáne, Iesu Dómine, me immúndum munda tuo sánguine: cuius una stilla salvum fácere totum mundum quit ab omni scélere.

7. Iesu, quem velátum nunc aspício, oro, fiat illud quod tam sítio; ut te reveláta cernens fácie, visu sim beátus tuæ glóriæ. Amen.

Oraciones eucarísticas para visitar a Jesús Sacramentado




ACTOS DE ADORACIÓN

Vengo, Jesús mío, a visitarte.
Te adoro en el sacramento de tu amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro, sobre todo, en donde estás más abandonado y eres más ofendido.
Te ofrezco todos los actos de adoración que has recibido desde la institución de este Sacramento y recibirás hasta el fin de los siglos.
Te ofrezco principalmente las adoraciones de tu Santa Madre, de San Juan tu discípulo amado, y de las almas más enamoradas de la Eucaristía.

Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Ángel de mi Guarda, ve y visita en mi nombre todos los Sagrarios del mundo. Dile a Jesús cosas que yo no sé decirle, y pídele su bendición para mí.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE FE

Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo que has venido a salvarnos.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar.
Creo que estás, por mi amor, en el Sagrario noche y día.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo.
Creo que bendices a los que te visitan, y que atiendes los ruegos de tus adoradores.
Creo que eres el viático de los moribundos que te aman para llevarlos al cielo.
Creo en Ti, y creo por los que no creen.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE ESPERANZA

Espero en Ti, Jesús mío, porque eres mi Dios y me has creado para el cielo.
Espero en Ti, porque eres mi Padre. Todo lo he recibido de tu bondad. Sólo lo malo es mío.
Espero en Ti, porque eres mi Redentor.
Espero en Ti, porque eres mi Hermano y me has comunicado tu filiación divina.
Espero en Ti, porque eres mi Abogado que me defiendes ante el Padre.
Espero en Ti, porque eres mi Intercesor constante en la Eucaristía.
Espero en Ti, porque has conquistado el cielo con tu Pasión y muerte.
Espero en Ti, porque reparas mis deudas.
Espero en Ti, porque eres el verdadero Tesoro de las almas.
Espero en Ti, porque eres tan bueno que me mandas que confíe en Ti para no sufrir la pena de condenación eterna.
Espero en Ti, porque siempre me atiendes, y me consuelas, y nunca has defraudado mi esperanza.

¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE CARIDAD

Te amo, Jesús mío, y te ruego me ayudes a amarte con todo lo que soy y tengo, con todas mis fuerzas, y como a nadie.

Porque Tú me has amado infinitamente.
Porque Tú me has amado desde la eternidad.
Porque Tú has muerto para salvarme
Porque Tú no has podido amar más.
Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo sea de tu gloria.
Porque Tú te entregas del todo a mí en la Comunión.
Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.
Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.
Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.
Porque Tú eres mi mayor Amigo.
Porque Tú me llenas de tus dones.
Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e ingratitudes.
Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.
Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.

¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!
Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.

Te amo por los que no te aman.
Te amo por los que nunca piensan en Ti.
Te amo por los que no te visitan.
Te amo por los que te ofenden e injurian. ¡Que pena por esto!

Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e infinito, que tienes hacia tu Padre celestial! ¡Oh Padre adorable! Te ofrezco el amor eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío que es. Te amo cuanto tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes).




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE CONTRICIÓN

¡Jesús mío, misericordia!

Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante mi vida.
Por los de mi niñez y adolescencia.
Por los de mi juventud.
Por los de mi edad adulta.
Por los que conozco y no conozco.
Por lo mucho que te he disgustado con ellos.
Por lo mal que me he portado contigo.
Siento mucho haberte ofendido.

¡Perdóname, perdóname, perdóname!

Perdóname según tu gran misericordia.
Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti.
Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados.
Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad.
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador.
Perdóname, porque estoy muy arrepentido.
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia.
Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes.
Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados.
Perdóname, porque me reconozco pecador y reo.
Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho.

Jesús, sé todo para mí Jesús.

Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús.

¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación!




ORATORIO CARMELITANO





ACTOS DE GRATITUD

Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.
Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré eternamente.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.

Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo honor y toda gloria.

Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.
Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas renuevo.
Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.
Por haberme dado un gran amor a tan tierna Madre.
Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.
Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE SÚPLICA

Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.
Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación.
A nuestra patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.




ORATORIO CARMELITANO





ORACIÓN FINAL

Jesús mío, dame tu bendición antes de salir, y que el recuerdo de esta visita, que acabo de hacerte, persevere en mi memoria y me anime a amarte más y más. Haz que cuando vuelva a visitarte, vuelva más santo. Aquí te dejo mi corazón para que te adore constantemente y lo hagas más agradable a tus divinos ojos.

Jesús mío y Dios míos, yo sé que Tú nunca te separas de mí, no permitas que nunca yo me separe de Ti. Que siempre te tenga presente en todos mis actos y pensamientos y a lo largo de toda mi vida en esta tierra, para adorarte un día en el cielo por toda la eternidad. Amén.

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020. Día 7


Conversión: Cambiar nuestros corazones y nuestras mentes.

Hechos 28, 3-6

"Pablo había recogido también una brazada de leña; al arrojarla a la hoguera, una víbora, huyendo de las llamas, hizo presa en su mano. Cuando los isleños vieron al reptil colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros: 'Este hombre es realmente un asesino; aunque se ha librado de la tempestad, la justicia divina no permite que viva'. Pablo, sin embargo, se sacudió el reptil arrojándolo al fuego y no experimentó daño alguno. Esperaban los isleños que se hinchara o que cayera muerto de repente. Pero, después de un largo rato sin que nada le aconteciese, cambiaron de opinión y exclamaron: '¡Es un dios!'".

Reflexión:

Los isleños se dieron cuenta de que se habían equivocado al juzgar a Pablo como asesino y cambiaron su forma de pensar. El hecho extraordinario de la víbora hizo posible que los isleños vieran las cosas de un modo nuevo, un modo que quizás podía prepararlos para escuchar el mensaje de Cristo a través de Pablo. En nuestra búsqueda de la unidad de los cristianos y de la reconciliación, con frecuencia se nos desafía a repensar nuestro modo de percibir las demás tradiciones y culturas. Esto exige una conversión continua a Cristo a través de la cual las Iglesias aprenden a superar su percepción del otro como una amenaza. Como consecuencia de ello, nuestra imagen negativa de los demás se desechará y seremos conducidos más cerca de la unidad.

Oración:


Dios Todopoderoso,
nos volvemos hacia ti con corazones arrepentidos.

En nuestra búsqueda sincera de tu verdad,
purifícanos de nuestras opiniones injustas de los otros
y lleva a las Iglesias a crecer en la comunión.

Ayúdanos a abandonar nuestros miedos,
para que podamos comprendernos mejor unos a otros
y al extranjero que está en medio de nosotros.

Pedimos esto en el nombre del único Justo,
tu Hijo amado, Jesucristo. Amén.

23.1.20

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020. Día 6


Hospitalidad: Mostrar una solicitud poco común.

Hechos 28, 1-2. 7

"Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Los isleños nos trataron con una solicitud poco común; y como llovía sin parar y hacía frío, encendieron una hoguera y nos invitaron a todos a calentarnos… Cerca de aquel lugar había una finca que pertenecía a Publio, el gobernador de la isla, quien se hizo cargo de nosotros y nos hospedó durante tres días".

Reflexión:

Tras los traumas y los conflictos de la tempestad en el mar, la ayuda práctica ofrecida por los isleños es experimentada como una solicitud poco habitual por los que habían sido llevados por las olas a la orilla. Tal solicitud demuestra nuestra común humanidad. El evangelio nos enseña que cuando somos solícitos con los que pasan necesidad estamos mostrando amor al mismo Cristo (cfr. Mateo 25, 40). Más aún, cuando mostramos una solicitud amorosa hacia los débiles y los desposeídos, estamos afinando nuestros corazones con el corazón de Dios en el que los pobres tienen un lugar especial. Dar la bienvenida a los de fuera, tanto si son personas de otras culturas o creencias, inmigrantes o refugiados, es a la vez amar al mismo Cristo y amar como ama Dios. Como cristianos, estamos llamados a dar un paso adelante en la fe para llegar, con el amor de Dios que todo lo abarca, también a aquellos que nos cuesta más amar.

Oración:


Dios del huérfano, de la viuda y del extranjero,
inculca en nuestros corazones un sentido profundo de hospitalidad.

Abre nuestros ojos y nuestros corazones
cuando nos pides alimentarte, vestirte y visitarte.

Que nuestras Iglesias sean activas
en acabar con el hambre, la sed y el aislamiento,
y en superar las barreras que impiden dar la bienvenida a todas las personas.

Pedimos esto en el nombre de tu Hijo, Jesús,
que está presente en el más pequeño de nuestros hermanos y hermanas. Amén.

22.1.20

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020. Día 5


Fortaleza: Partir el pan para el viaje.

Hechos 27, 33-36

"En tanto amanecía, rogó Pablo a todos que tomaran algún alimento: 'Hoy hace catorce días -les dijo- que estáis en espera angustiosa y en ayunas, sin haber probado bocado. Os aconsejo, pues, que comáis algo, que os vendrá bien para vuestra salud; por lo demás, ni un cabello de vuestra cabeza se perderá'. Dicho esto, Pablo tomó un pan y después de dar gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer. Los demás se sintieron entonces más animados, y también tomaron alimento".

Reflexión:

La invitación de Pablo a comer es una exhortación a los que están en la barca a fortalecerse para lo que les espera.

Este tomar el pan marca un cambio de actitud, ya que los que están en la barca pasan de la desesperanza al valor. De un modo parecido, la Eucaristía o la Cena del Señor nos provee de pan para el viaje y nos reorienta a la vida en Dios.

Nos fortalece. El partir el pan -que está a la base de la vida y del culto de la comunidad cristiana- nos edifica mientras nos comprometemos con el servicio cristiano. Anhelamos el día en que todos los cristianos podamos compartir en la misma mesa de la Cena del Señor y fortalecernos de un solo pan y de un mismo cáliz.


Oración:


Dios de amor,
tu Hijo Jesucristo partió el pan
y compartió el cáliz con sus amigos la víspera de su pasión.

Que podamos crecer juntos en la comunión.

Siguiendo el ejemplo de Pablo y de los primeros cristianos,
fortalécenos para construir puentes de compasión, solidaridad y armonía.

En el poder del Espíritu Santo,
pedimos esto en el nombre de tu Hijo,
que entrega su vida para que tengamos vida. Amén.

21.1.20

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020. Día 4


Confianza: No temáis. Creed.

Hechos 27, 23-26

"Pues anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, y me dijo: 'No temas, Pablo. Has de comparecer ante el emperador, y Dios te ha concedido también la vida de tus compañeros de navegación'. Por tanto, amigos, cobrad ánimo, pues confío en Dios, y sé que ocurrirá tal como se me ha dicho. Sin duda, iremos a parar a alguna isla".

Reflexión:

En medio de la tempestad el ánimo y la esperanza de Pablo contradecía el miedo y la desesperanza de sus compañeros de viaje. Nuestra vocación común a ser discípulos de Jesucristo conlleva ser signo de contradicción. En un mundo desgarrado por los miedos, somos llamados a permanecer firmes como testigos de esperanza poniendo nuestra confianza en la providencia amorosa de Dios. La experiencia cristiana nos enseña que Dios escribe recto con renglones torcidos y sabemos que, contra todo pronóstico, no nos ahogaremos ni perderemos, ya que el amor fiel de Dios permanece para siempre.

Oración:


Dios Todopoderoso,
nuestro sufrimiento personal nos lleva a gritar de dolor
y nos encogemos de miedo cuando experimentamos la enfermedad, la angustia
o la muerte de los seres queridos.

Enséñanos a confiar en ti.
Que las Iglesias a las que pertenecemos sean signos de tu solicitud providente.

Haznos verdaderos discípulos de tu Hijo
que nos enseñó a escuchar tu palabra
y a servirnos unos a otros.

Te pedimos esto con confianza, en el nombre de tu Hijo y en el poder
del Espíritu Santo. Amén.

20.1.20

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020. Día 3


Esperanza: El mensaje de Pablo.

Hechos 27, 22.34

"De todos modos, os recomiendo ahora que no perdáis el ánimo, porque ninguno de vosotros perecerá, aunque el buque sí se hundirá…, ni un cabello de vuestra cabeza se perderá".

Reflexión:

Como cristianos pertenecientes a Iglesias y tradiciones que no están plenamente reconciliadas unas con otras, frecuentemente estamos desanimados por la falta de progreso hacia la unidad visible. Incluso algunos han abandonado toda esperanza y ven esta unidad como un ideal inalcanzable. Otros ni siquiera ven la unidad como parte necesaria de su fe cristiana. Mientras rezamos por el don de la unidad visible, hagámoslo con fe resuelta, paciencia constante y esperanza firme, confiando en la providencia amorosa de Dios. La unidad es la oración del Señor para la Iglesia y él nos acompaña en este viaje. No nos perderemos.

Oración:


Dios de misericordia,
perdidos y desalentados nos volvemos hacia Ti.

Inculca en nosotros tu don de la esperanza.

Que nuestras Iglesias esperen y se esfuercen por la unidad
por la que oró tu Hijo en la víspera de su pasión.

Pedimos esto por Él que vive y reina contigo y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén.

19.1.20

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020. Día 2


Iluminación: Buscar y mostrar la luz de Cristo.

Hechos 27, 20

"El sol y las estrellas permanecieron ocultos durante muchos días y, como la tempestad no disminuía, perdimos toda esperanza de salvarnos".

Reflexión:

Cristo es nuestra luz y nuestro guía. Sin la luz y la guía de Cristo nos desorientamos. Cuando los cristianos pierden de vista a Cristo, se vuelven miedosos y se separan unos de otros. Por otro lado, muchas personas de buena voluntad que están fuera de la Iglesia no son capaces de ver la luz de Cristo, ya que a causa de nuestras divisiones los cristianos reflejamos la luz de Cristo con menos claridad y, a veces, incluso la ocultamos. Al buscar la luz de Cristo, nos vamos uniendo más unos a otros y reflejamos mejor esta luz, volviéndonos verdaderamente un signo de Cristo, la luz del mundo.

Oración:


Oh, Dios, tu palabra es luz para nuestros pasos
y sin ti nos perdemos y nos desorientamos.

Ilumínanos, para que por medio de tu palabra podamos caminar por tu senda.

Que nuestras Iglesias anhelen tu presencia que guía, consuela y transforma.

Danos la honestidad que necesitamos para reconocer
cuando hacemos difícil que otros puedan ver tu luz
y danos la gracia que necesitamos para compartir tu luz con los demás.

Pedimos esto en el nombre de tu Hijo,
que nos llama a nosotros, sus discípulos, a ser luz del mundo. Amén.

18.1.20

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020. Día 1


Siempre hemos de rezar por la unidad de los cristianos. Esta es la invitación que nos hace la Iglesia al celebrar el Octavario de Oración que se celebra desde el 18 al 25 de Enero. Este año han sido los cristianos de Malta y de Gozo quienes han preparado los materiales para las celebraciones de estas jornadas. Allí tiene lugar la fiesta del Naufragio de San Pablo que providencialmente posibilitó la llegada de la fe cristiana a esas islas.

Reconciliación: Tirar la carga por la borda.

Hechos 27, 18-19. 21

"Al día siguiente, como arreciaba el temporal, los marineros comenzaron a aligerar la carga. Y al tercer día tuvieron que arrojar al mar, con sus propias manos, el aparejo de la nave… Hacía tiempo que nadie a bordo probaba bocado; así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: 'Compañeros, deberíais haber atendido mi consejo y no haber zarpado de Creta. Así hubiéramos evitado esta desastrosa situación'".

Reflexión:

Como cristianos de diferentes Iglesias y tradiciones tenemos que lamentar que a lo largo de los siglos hemos ido acumulando mucha carga consistente en la desconfianza mutua, la amargura y el recelo. Damos gracias a Dios por el nacimiento y el crecimiento del movimiento ecuménico en el siglo pasado. Nuestros encuentros con cristianos de otras tradiciones y nuestra oración común por la unidad de los cristianos nos animan a buscar el perdón mutuo, la reconciliación y la aceptación. No debemos permitir que la carga de nuestro pasado nos impida acercarnos unos a otros. ¡Es voluntad de Dios que soltemos la carga para dejar que Dios actúe!

Oración:


Dios que perdonas,
líbranos de las memorias dolorosas del pasado,
que hieren nuestra vida cristiana compartida.

Condúcenos a la reconciliación,
para que, a través del Espíritu Santo, podamos superar
el odio con el amor,
la ira con la amabilidad y
la sospecha con la confianza.

Lo pedimos en el nombre de tu Hijo amado, nuestro hermano Jesús. Amén.

6.1.20

Intenciones marianas 2020


Intenciones marianas para el año 2020, inspiradas en el año claretiano conmemoración del 150 aniversario de la muerte del padre Claret.

· ENERO
Virgen y Madre de Dios, vuelve tus ojos misericordiosos hacia nosotros, que estamos en este valle de lágrimas y que confiamos en ti por ser hijos tuyos.

Por los misioneros que entregan su vida para extender la Buena noticia del Evangelio, para que no desfallezcan y crezcan las vocaciones misioneras.

· FEBRERO
Ayúdanos a anunciar la Buena noticia en fidelidad y fortaleza porque son muchos los que se oponen a ella por ambición de poder o por ansia de placeres.

Por las mujeres en situación de pobreza, discriminación o violencia, para que sean siempre respetadas en su dignidad y puedan salir de esas situaciones injustas.

· MARZO
Dispón de mí para cooperar con tu oficio maternal en la misión apostólica.

Por los niños, para que no les falte un hogar donde crecer humana y espiritualmente según el plan de Dios.

· ABRIL
Dios te salve, Inmaculada María, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Templo de Dios Espíritu Santo. Dios te salve, madre y abogada de los pecadores.

Por los jóvenes llamados a una vocación de especial consagración, para que escuchen la voz de Dios que les llama y enriquezcan nuestras Iglesias con santos ministros.

· MAYO
Bendita eres entre todas las mujeres
Tú eres la gloria de Jerusalén y el honor de nuestro pueblo.
Tú eres el amparo de los desvalidos.


Para que las nuevas tecnologías sean usadas responsablemente y sirvan para colaborar al bien y a la verdad.

· JUNIO
Tú eres la salud de los enfermos, el aliento de los moribundos y la puerta del cielo.

Por los religiosos, consagrados a vivir en pobreza, castidad y obediencia, para que sus vidas sean testimonio del Reino de Dios en medio del mundo.

· JULIO
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce e Inmaculada María! Tuya, Madre, será la victoria.

Por los ancianos, especialmente los que viven en soledad, para que encuentren la ayuda material y espiritual que necesitan.

· AGOSTO
¡Santa María, Madre del Divino Amor, Madre mía!
No puedo pedir cosa que te sea más grata que el divino amor. Concédemelo, Madre mía.


Por los profesionales que en los distintos servicios de la sociedad ayudan a los demás, para que lo hagan siempre con generosidad, desprendimiento y amor.

· SEPTIEMBRE
¡Oh, Corazón de María, fragua e instrumento del amor! Enciéndeme en el amor de Dios y del prójimo.

Por los catequistas y profesores cristianos, para que tengan siempre presente la importancia de su misión, se formen adecuadamente y den frutos abundantes.

· OCTUBRE
¡Oh Virgen y Madre de Dios!, bien sabes que somos hijos tuyos, formados por ti misma en la fragua de tu amor.

Por los cristianos perseguidos, para que sientan el consuelo, la fortaleza de Dios y la ayuda de nuestra oración.

· NOVIEMBRE
Somos como una saeta puesta en tu mano poderosa. Lánzanos, Madre nuestra, contra lo que se opone al Reino.

Por los cristianos perseguidos, para que sientan el consuelo y la fortaleza de Dios para justificar la violencia y la muerte.

· DICIEMBRE
Confiados en tu protección, anunciamos el Evangelio sin más armas que la divina Palabra, sin más títulos que el de Hijos de tu Inmaculado Corazón.

Por las familias cristianas, para que vivan el misterio de la Navidad como una llamada a hacer de cada hogar una familia a imagen de la familia de Jesús.

29.12.19

Oración de San Alfonso María de Ligorio para la Epifanía (fiesta de la Sagrada Familia)


Mi amado Jesús, tú eres el rey del cielo, y ahora te veo como un fugitivo errante bajo los rasgos de un niño. ¿Qué buscas? Dímelo. Estoy emocionado y conmovido viendo tu pobreza y tu anonadamiento; pero lo que más profundamente me aflige es la negra ingratitud con la que eres tratado por los mismos que tú has venido a salvar. Lloras, y yo también lloro por haber sido uno de los que te han menospreciado y perseguido; pero quiero que sepas que ahora más prefiero tu gracia que todos los reinos del mundo.

Perdóname todos los ultrajes que te he hecho. En el viaje que hago desde esta vida hasta la eternidad permíteme llevarte en mi corazón, siguiendo el ejemplo de María que te llevó en sus brazos en el camino de huída a Egipto. Mi amado Redentor, a menudo te he echado fuera de mi alma, pero ahora tengo la confianza que eres tú quien has tomado posesión de ella. Te lo suplico: únela estrechamente a ti con las dulces cadenas de tu amor


San Alfonso María de Ligorio.

20.12.19

Teresa Enríquez, "la loca del Sacramento"


La Sierva de Dios Teresa Enríquez, a quien el Papa Julio II dio el apelativo de "loca del Sacramento". Era hija de Don Alonso Enríquez y de Doña María de Alvarado, y nació en Medina de Rioseco (Valladolid). Fue muy agraciada con los dones de naturaleza y gracia, y muy piadosa desde niña, educada cristianamente por su abuela Doña Teresa de Quiñones en el Palacio de Valdescopezo. Alrededor de 1470 fue casada con D. Gutierre de Cárdenas, Comendador Mayor de los Reyes Católicos, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos: Diego, Alonso (falleció joven), y María.

Después que murió su marido, se estableció en Torrijos, haciendo de su hogar refugio de todos, socorriendo a huérfanos y necesitados. Fundó monasterios, entre otros el de las Concepcionistas de Torrijos, así como la Archicofradía. Mandó edificar la Colegiata, dedicada al Santísimo Sacramento, del cual era devotísima. Provechó a muchas iglesias pobres de Sagrarios, Ornamentos y Vasos Sagrados. El 4 de marzo de 1529 moría sobre los 80 años en Torrijos, con fama de santidad, que perdura hasta nuestros días. Su cuerpo se conserva incorrupto en este Monasterio de Concepcionistas, y su proceso de beatificación se está tramitando en Roma.

18.12.19

Preparación para el sacramento de la penitencia


- Reflexiona sobre tu condición de pecador y sobra la misericordia del Señor.

"Yo no vine a llamar a los justos, sino a los pecadores". (Mt. 9,13).

"Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia". (Lc. 15,7).

"Si vosotros perdonáis a otros sus faltas, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial. Pero si no perdonáis a los otros, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras faltas". (Mt. 6,14-15).

Nuestra Señora dijo en Fátima: "Es necesario que se enmienden; que no ofendan más a Nuestro Señor, que ya está muy ofendido". (12-10-1917).

11.12.19

Oración para el día de los difuntos en el cementerio


(La costumbre de visitar los cementerios el día de difuntos es una buena oportunidad para orar por ellos y afirmar nuestra fe en la resurrección. Proponemos para esta ocasión las siguientes oraciones:)

A/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

T/. Amén.

A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva.

T/. Bendito seas por siempre, Señor.

A/. Hermanos: Todos tenemos familiares y amigos que han muerto. Hoy los recordamos a ellos y a todos los que han fallecido y los encomendamos a la misericordia de Dios. En este cementerio nos unimos para afirmar nuestra fe en Cristo que ha vencido la muerte y nuestra esperanza de que él vencerá también nuestra muerte y nos reunirá con nuestros seres queridos en su reino de gloria. Que esta celebración nos anime a ser fieles al Señor y a seguir los buenos ejemplos que nuestros familiares nos dejaron en su vida. Comencemos reconociendo nuestros pecados ante el Señor (momentos de silencio).

A/. Tú que resucitaste a Lázaro del sepulcro, Señor, ten piedad.

T/. Señor, ten piedad.

A/. Tú que has vencido la muerte y has resucitado, Cristo, ten piedad.

T/. Cristo, ten piedad.

A/. Tú que nos has prometido una vida eterna contigo, Señor, ten piedad.

T/. Señor, ten piedad.

A/. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

T/. Amén.

L/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6, 3-4. 8-9).

"Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.

Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él
". Palabra de Dios.

T/. Te alabamos, Señor.

A/. Hermanos: Invoquemos con fe a Dios Padre todopoderoso que resucitó de entre los muertos a su Hijo Jesucristo para la salvación de todos.

A/. Para que afiance al pueblo cristiano en la fe, la esperanza y el amor, roguemos al Señor.

Todos/: Te lo pedimos, Señor.

A/. Para que libere al mundo entero de todas sus injusticias, violencias y signos de muerte, roguemos al Señor.

T/: Te lo pedimos, Señor.

A/. Para que acoja e ilumine con la claridad de su rostro a todos los que han muerto en la esperanza de la resurrección, roguemos al Señor.

T/: Te lo pedimos, Señor.

A/. Para que reciba en su reino a N. y N. (se pueden decir nombres) y a todos los difuntos de nuestras familias, roguemos al Señor.

T/: Te lo pedimos, Señor.

A/. Para que nuestra visita y nuestras ofrendas de flores, velas y comida sean signos de nuestra fe en la vida más allá de la muerte, roguemos al Señor.

T/: Te lo pedimos, Señor.

A/. Para que la fe en Cristo mueva nuestros corazones para dar frutos de solidaridad y de justicia, roguemos al Señor.

T/: Te lo pedimos, Señor.

A/. Oremos, hermanos, como Jesús mismo nos enseñó.

T/. Padre nuestro... Dios te salve María... Gloria al Padre...

A/. El Dios de todo consuelo, que con amor inefable creó al hombre y en la resurrección de su Hijo ha dado a los creyentes la esperanza de resucitar, derrame sobre nosotros su bendición.

T/. Amén.

A/. El nos conceda el perdón de nuestras culpas a los que vivimos en este mundo y otorgue a los que han muerto el lugar de la luz y de la paz.

T/. Amén.

A/. Y a todos nos conceda vivir eternamente felices con Cristo, al que proclamamos resucitado de entre los muertos.

T/. Amén.

A/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

T/. Amén.

A/. Dales, Señor, el descanso eterno

T/. Y brille para ellos la luz perpetua.

A/. Que las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.

T/. Amén.

Nota: Estas oraciones están tomadas del "Ritual de Exequias" de la Comisión Episcopal Española de Liturgia (2ª edición 1989). Dada la escasez de sacerdotes, están pensadas para ser dirigidas por laicos. Si el difunto es un niño, un joven, un accidentado o suicida se hacen las adaptaciones convenientes. La letra A/ significa "Animador" (el que dirige la celebración), T/ significa "Todos", L/ significa "Lector", R/. "Respuesta", y N. es para decir el nombre del difunto.

10.12.19

Oración en el cementerio durante el entierro


A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva.

T/. Bendito seas por siempre, Señor.

A/. Hermanos: vamos ahora a cumplir con el deber doloroso de dar sepultura a nuestro(a) hermano(a) N. Pero antes de colocarlo(a) en el sepulcro, elevemos nuestras súplicas a Dios Padre y, con la fe puesta en la resurrección de Cristo, el primer resucitado de entre los muertos, pidámosle que bendiga esta tumba (este nicho) donde el cuerpo de nuestro(a) hermano(a) descansará esperando la resurrección del último día. Oremos:

(Todos oran unos momentos en silencio).

A/. Señor Jesucristo que al descansar tres días en el sepulcro santificaste la tumba de los que creen en ti, de tal forma que la sepultura no sólo sirviera para enterrar el cuerpo, sino también para acrecentar nuestra esperanza en la resurrección; concede a nuestro(a) hermano(a) N. descansar aquí de sus fatigas, durmiendo en la paz de este sepulcro hasta el día en que Tú, que eres la Resurrección y la Vida, lo (la) resucites y lo (la) ilumines con la contemplación de tu rostro glorioso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

T/. Amén.

(Colocan el cuerpo en la sepultura y se reza:)

A/. Hermanos, Jesús ha dicho: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre".

Oremos por nuestro(a) hermano(a) N. diciendo: TE LO PEDIMOS, SEÑOR.

A/. Señor, tú que lloraste ante la tumba de Lázaro, dígnate enjugar nuestras lágrimas, roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

A/. Tú que resucitaste a los muertos, dígnate dar la vida eterna a nuestro(a) hermano(a) N., roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

A/. Tú que perdonaste en la cruz al buen ladrón y le prometiste el paraíso, dígnate perdonar y llevar al cielo a nuestro(a) hermano(a), roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

A/. Tú que purificaste a nuestro(a) hermano(a) con el agua del bautismo, dígnate admitirlo entre tus santos y elegidos, roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

A/. Tú que alimentaste a nuestro(a) hermano(a) con tu cuerpo y con tu sangre, dígnate también admitirlo(a) en la mesa de tu reino, roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

A/. Y a nosotros que lloramos su muerte, dígnate confortarnos con la fe y la esperanza de la vida eterna, roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

A/ Reunidos en el nombre del Señor, oremos todos como él nos enseñó:

T/ Padre nuestro... Ave María... Gloria al Padre...

A/. Padre nuestro que estás siempre atento a las súplicas de tus hijos, escucha los deseos de nuestro corazón, concede a tu siervo(a), cuyo cuerpo acabamos de depositar en el sepulcro, participar con tus santos y elegidos de la recompensa de la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.

T/. Amén.

A/. Dale, Señor, el descanso eterno.

T/. Y brille para él (ella) la luz perpetua.

A/. Descanse en paz.

T/. Amén.

A/. Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.

T/. Amén.

Nota: Estas oraciones están tomadas del "Ritual de Exequias" de la Comisión Episcopal Española de Liturgia (2ª edición 1989). Dada la escasez de sacerdotes, están pensadas para ser dirigidas por laicos. Si el difunto es un niño, un joven, un accidentado o suicida se hacen las adaptaciones convenientes. La letra A/ significa "Animador" (el que dirige la celebración), T/ significa "Todos", L/ significa "Lector", R/. "Respuesta", y N. es para decir el nombre del difunto.

9.12.19

Oraciones en casa del difunto. Oración comunitaria en el velatorio


1. Ritos iniciales.

A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer para una esperanza viva, por Cristo nuestro Señor.

T/. Amén.

A/. Aunque el dolor por la pérdida de un ser querido llena de pena nuestros corazones, avivemos en nosotros la llama de la fe, para que la esperanza que Cristo ha hecho nacer en nosotros dirija ahora nuestra oración para encomendar a nuestro(a) hermano(a) N. en las manos del Señor, Padre misericordioso y Dios de todo consuelo.

(Se canta o recita el salmo 129 con la respuesta que se propone. Las estrofas las puede cantar un salmista o bien las va recitando alguno de los presentes. También se puede cantar otro canto como "Juntos como hermanos").

Respuesta:
MI ALMA ESPERA EN EL SEÑOR,
ESPERA EN SU PALABRA;
MI ALMA AGUARDA AL SEÑOR,
PORQUE EN EL ESTA LA SALVACIÓN.

1. Desde lo hondo a ti grito, Señor:
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

2. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

3. Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
Más que el centinela a la aurora.

4. Aguarde Israel al Señor,
como el centinela a la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

A/. Oremos (pausa): Señor, escucha en tu bondad nuestras súplicas ahora que imploramos tu misericordia por tu siervo(a) N. a quien has llamado de este mundo: dígnate llevarlo(a) al lugar de la luz y de la paz, para que tenga parte en la asamblea de tus santos. Por Jesucristo nuestro Señor.

T/. Amén.

2. Liturgia de la Palabra.

(Ahora se lee alguna de las siguientes lecturas).

L/. Lectura del libro de la Sabiduría (3, 1-6.9).

"La vida de los justos está en manos de Dios y no los tocará el tormento. La gente insensata pensaba que morían, consideraba su tránsito como una desgracia y su partida de entre nosotros como una destrucción; pero ellos están en paz. La gente pensaba que cumplían una pena, pero ellos tenían total esperanza en la inmortalidad; sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí; los probó como el oro en el crisol, los recibió como sacrificio de ofrenda. Los que confían en él comprenderán la verdad, los fieles a su amor seguirán a su lado; porque Dios ama a sus devotos, se apiada de ellos y mira por sus elegidos". Palabra de Dios.


L/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (14, 7-9. 10c-12).

Hermanos: "Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. Todos compareceremos ante el tribunal de Dios, porque está escrito: "Por mi vida, dice el Señor, ante mí se doblará toda rodilla, a mí me alabará toda lengua". Por eso, cada uno dará cuenta a Dios de sí mismo". Palabra de Dios.

(Si se hacen dos lecturas, entre la primera y la del Evangelio se puede cantar un canto de meditación como un salmo, por ejemplo el Salmo 22).

L/.Lectura del Santo Evangelio según san Juan (11, 17-27).

"En aquel tiempo, cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania está como a tres kilómetros de Jerusalén; y muchos judíos habían venido a ver a Marta y a María para darles el pésame por la muerte de su hermano. Cuando Marta supo que Jesús venía en camino, salió a su encuentro mientras que María permaneció en casa. Y Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá".

Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Yo sé que resucitará en la resurrección de los muertos en el último día". Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contestó: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo".

Palabra del Señor.


(Si está presente un sacerdote o diácono, dirige a los presentes una breve homilía. De lo contrario alguno de los presentes puede hacer algún comentario y guardar un momento de silencio. Luego todos hacen la Profesión de fe).

A/. Con la esperanza puesta en la resurrección y en la vida eterna que en Cristo nos ha sido prometida, profesemos ahora nuestra fe, luz de nuestra vida cristiana.

T/. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

3. Oración de los fieles.

A/. Oremos, hermanos, a Cristo el Señor, esperanza de los que vivimos aún en este mundo, vida y resurrección de los que han muerto; llenos de confianza digámosle: R/ TÚ QUE ERES LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA, ESCÚCHANOS.

A/. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas, y no te acuerdes de los pecados de nuestro(a) hermano(a) N., roguemos al Señor.

R/ Tú que eres la resurrección y la vida, escúchanos.

A/. Señor, por el honor de tu nombre, perdónale todas sus culpas y haz que viva eternamente feliz en tu presencia, roguemos al Señor.

R/ Tú que eres la resurrección y la vida, escúchanos.

A/. No rechaces a tu siervo(a) N. ni lo(la) olvides en el reino de la muerte, sino concédele gozar de tu dicha en el país de la vida.

R/ Tú que eres la resurrección y la vida, escúchanos.

A/. Acuérdate, Señor, de los familiares y amigos a quienes entristece esta muerte y auméntales la fe para que encuentren consuelo y paz, roguemos al Señor.

R/ Tú que eres la resurrección y la vida, escúchanos.

A/. Acoge en tu Reino de vida a todos nuestros seres queridos que han muerto con la esperanza de la resurrección, roguemos al Señor.

R/ Tú que eres la resurrección y la vida, escúchanos.

(Se pueden agregar ahora peticiones espontáneas).

A/. Señor, sé tú el apoyo y la salvación de los que acudimos a ti: sálvanos y bendícenos porque somos tu pueblo, roguemos al Señor.

R/ Tú que eres la resurrección y la vida, escúchanos.

A/. El mismo Señor, que lloró junto al sepulcro de Lázaro y que, en su propia agonía acudió conmovido al Padre, nos ayude a decir la oración que él nos enseñó: T/. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

(Se puede rezar también un Avemaría).

A/. Escucha, Señor, nuestras súplicas y ten misericordia de su siervo(a) N. para que no sufra castigo por sus pecados, pues deseó cumplir tu voluntad; y ya que la verdadera fe lo (la) unió aquí en la tierra al pueblo fiel, que tu bondad divina lo (la) una al coro de los ángeles y elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor.

T/. Amén.

A/. Dale, Señor, el descanso eterno.

T/. Y brille para él (ella) la luz perpetua.

A/. Descanse en paz.

T/. Amén.

A/. Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.

T/. Amén.

(Se puede terminar con un canto como "Resucitó", "El Señor resucitó, aleluya", "Tú nos dijiste que la muerte", "Mientras recorres la vida"...).

Nota: Estas oraciones están tomadas del "Ritual de Exequias" de la Comisión Episcopal Española de Liturgia (2ª edición 1989). Dada la escasez de sacerdotes, están pensadas para ser dirigidas por laicos. Si el difunto es un niño, un joven, un accidentado o suicida se hacen las adaptaciones convenientes. La letra A/ significa "Animador" (el que dirige la celebración), T/ significa "Todos", L/ significa "Lector", R/. "Respuesta", y N. es para decir el nombre del difunto.

8.12.19

Oraciones en casa del difunto. Al colocar el cadáver en el féretro


A/. Señor, tú has dicho: "Si el grano de trigo muere da mucho fruto". Haz que este cuerpo, humillado ahora por la muerte, descanse de sus fatigas y, como semilla de resurrección, espere tu venida mientras su alma goza entre los santos por los siglos de los siglos.

T/. Amén.

A/. Por el amor y alegría que irradió su mirada.

R/. Concédele, Señor, contemplar tu rostro.

A/. Por el dolor y las lágrimas que oscurecieron sus ojos.

R/. Concédele, Señor, contemplar tu rostro.

A/. Por haber creído en ti sin haber visto.

R/. Concédele, Señor, contemplar tu rostro.

A/. Señor, este rostro que nos ha sido tan querido va a desaparecer para siempre de nuestros ojos; ahora levantamos hacia ti nuestra mirada: haz que este(a) hermano(a) nuestro(a) pueda contemplarte cara a cara en tu reino, y aviva en nosotros la esperanza de que volveremos a ver este mismo rostro glorificado junto a ti y gozaremos de él en tu presencia por los siglos de los siglos.

T/. Amén.

A/. Señor, escucha nuestra oración por tu siervo(a) N.

R/. Señor, ten piedad.

A/. Ilumina sus ojos con la luz de tu gloria.

R/. Señor, ten piedad.

A/. Perdónale sus pecados y concédele la vida eterna.

R/. Señor, ten piedad.

A/. Atiende a los que te suplican y escucha la voz de los que lloran.

R/. Señor, ten piedad.

A/. Consuélanos en nuestra tribulación.

R/. Señor, ten piedad.

A/. Oremos como nos enseñó el Señor.

T/ Padre nuestro... | Ave María... | Gloria al Padre...

Nota: Estas oraciones están tomadas del "Ritual de Exequias" de la Comisión Episcopal Española de Liturgia (2ª edición 1989). Dada la escasez de sacerdotes, están pensadas para ser dirigidas por laicos. Si el difunto es un niño, un joven, un accidentado o suicida se hacen las adaptaciones convenientes. La letra A/ significa "Animador" (el que dirige la celebración), T/ significa "Todos", L/ significa "Lector", R/. "Respuesta", y N. es para decir el nombre del difunto.

7.12.19

Oraciones en casa del difunto. A la hora de expirar


(Algún familiar o amigo puede hacer la señal de la cruz en la frente del difunto y decir):

A/. Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estén contigo, te infundan esperanza y te conduzcan a la paz de su reino.

Concede, Señor, a nuestro(a) hermano(a) N., cuyos ojos no verán más la luz de este mundo, contemplar eternamente tu belleza y gozar de tu presencia por los siglos de los siglos.

T/. Amén.

A/. Este primer mundo ha pasado definitivamente para nuestro(a) hermano(a) N. Pidamos al Señor que le conceda gozar ahora del cielo nuevo y de la tierra nueva que él ha dispuesto para sus elegidos.

A/. Vengan en su ayuda, santos de Dios; salgan a su encuentro, ángeles del Señor.

R/. Reciban su alma y preséntenla ante el Altísimo.

A/. Cristo que te llamó te reciba, y los ángeles te conduzcan al seno de Abrahán.

R/. Amén.

A/. Dale, Señor, el descanso eterno.

R/. Y brille para él (ella) la luz perpetua.

A/. Hacia ti, Señor, levantamos nuestros ojos; contempla nuestra tristeza, fortalece nuestra fe en este momento de prueba y concede a nuestro(a) hermano(a) N. el descanso eterno.

T/. Amén.

· Que Cristo, que sufrió la muerte de cruz por N. le conceda la felicidad verdadera, roguemos al Señor.

Todos: Te lo pedimos, Señor.

· Que Cristo, el Hijo de Dios vivo, lo (la) reciba en su paraíso, roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

· Que Cristo, el buen Pastor, lo (la) cuente entre sus ovejas, roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

· Que le perdone todos sus pecados y lo (la) agregue al número de los elegidos, roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

· Que pueda contemplar cara a cara a su Redentor y gozar de la visión del Señor por lo siglos de los siglos, roguemos al Señor.

T/. Te lo pedimos, Señor.

A/. Oremos como Jesús nos enseñó.

T/. Padre nuestro...

A/. Te pedimos, Señor, que tu siervo(a) N. que ha muerto ya para este mundo, viva ahora para ti y que tu amor misericordioso borre los pecados que cometió por fragilidad humana. Por Jesucristo nuestro Señor.

T/. Amén.

Nota: Estas oraciones están tomadas del "Ritual de Exequias" de la Comisión Episcopal Española de Liturgia (2ª edición 1989). Dada la escasez de sacerdotes, están pensadas para ser dirigidas por laicos. Si el difunto es un niño, un joven, un accidentado o suicida se hacen las adaptaciones convenientes. La letra A/ significa "Animador" (el que dirige la celebración), T/ significa "Todos", L/ significa "Lector", R/. "Respuesta", y N. es para decir el nombre del difunto.

1.12.19

Los siete dolores de la Virgen María


La Santísima Virgen comunicó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373):

"Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos. Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios".

Nuestra Señora prometió que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren o acompañen diariamente, rezando siete Avemarías mientras meditan en sus lágrimas y dolores:

· Yo concederé la paz a sus familias.
· Serán iluminadas en cuanto a los divinos Misterios.
· Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en sus trabajos.
· Les daré cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas.
· Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré a cada instante de sus vidas.
· Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
· He conseguido de mi divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevados directamente de esta vida a la felicidad eterna, ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su consuelo y gozo eterno.

La fiesta de Nuestra Señora de los Dolores se celebra el 15 de septiembre, al día siguiente de la Exaltación de la Santa Cruz.