A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva.
T/. Bendito seas por siempre, Señor.
A/. Hermanos: vamos ahora a cumplir con el deber doloroso de dar sepultura a nuestro(a) hermano(a)
N. Pero antes de colocarlo(a) en el sepulcro, elevemos nuestras súplicas a Dios Padre y, con la fe puesta en la resurrección de Cristo, el primer resucitado de entre los muertos, pidámosle que bendiga esta tumba (este nicho) donde el cuerpo de nuestro(a) hermano(a) descansará esperando la resurrección del último día. Oremos:
(
Todos oran unos momentos en silencio).
A/. Señor Jesucristo que al descansar tres días en el sepulcro santificaste la tumba de los que creen en ti, de tal forma que la sepultura no sólo sirviera para enterrar el cuerpo, sino también para acrecentar nuestra esperanza en la resurrección; concede a nuestro(a) hermano(a)
N. descansar aquí de sus fatigas, durmiendo en la paz de este sepulcro hasta el día en que Tú, que eres la Resurrección y la Vida, lo (la) resucites y lo (la) ilumines con la contemplación de tu rostro glorioso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
T/. Amén.
(
Colocan el cuerpo en la sepultura y se reza:)
A/. Hermanos, Jesús ha dicho: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre".
Oremos por nuestro(a) hermano(a)
N. diciendo: TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
A/. Señor, tú que lloraste ante la tumba de Lázaro, dígnate enjugar nuestras lágrimas, roguemos al Señor.
T/. Te lo pedimos, Señor.
A/. Tú que resucitaste a los muertos, dígnate dar la vida eterna a nuestro(a) hermano(a)
N., roguemos al Señor.
T/. Te lo pedimos, Señor.
A/. Tú que perdonaste en la cruz al buen ladrón y le prometiste el paraíso, dígnate perdonar y llevar al cielo a nuestro(a) hermano(a), roguemos al Señor.
T/. Te lo pedimos, Señor.
A/. Tú que purificaste a nuestro(a) hermano(a) con el agua del bautismo, dígnate admitirlo entre tus santos y elegidos, roguemos al Señor.
T/. Te lo pedimos, Señor.
A/. Tú que alimentaste a nuestro(a) hermano(a) con tu cuerpo y con tu sangre, dígnate también admitirlo(a) en la mesa de tu reino, roguemos al Señor.
T/. Te lo pedimos, Señor.
A/. Y a nosotros que lloramos su muerte, dígnate confortarnos con la fe y la esperanza de la vida eterna, roguemos al Señor.
T/. Te lo pedimos, Señor.
A/ Reunidos en el nombre del Señor, oremos todos como él nos enseñó:
T/ Padre nuestro... Ave María... Gloria al Padre...
A/. Padre nuestro que estás siempre atento a las súplicas de tus hijos, escucha los deseos de nuestro corazón, concede a tu siervo(a), cuyo cuerpo acabamos de depositar en el sepulcro, participar con tus santos y elegidos de la recompensa de la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.
T/. Amén.
A/. Dale, Señor, el descanso eterno.
T/. Y brille para él (ella) la luz perpetua.
A/. Descanse en paz.
T/. Amén.
A/. Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
T/. Amén.
Nota:
Estas oraciones están tomadas del "Ritual de Exequias" de la Comisión Episcopal Española de Liturgia (2ª edición 1989). Dada la escasez de sacerdotes, están pensadas para ser dirigidas por laicos. Si el difunto es un niño, un joven, un accidentado o suicida se hacen las adaptaciones convenientes. La letra A/ significa "Animador" (el que dirige la celebración), T/ significa "Todos", L/ significa "Lector", R/. "Respuesta", y N. es para decir el nombre del difunto.