Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

6.3.20

Mini-reflexión de Cuaresma


La Cuaresma es un tiempo especial para hacer oración, para ayudar a los demás, para renovar nuestras vidas con sencillez y con humildad.

A veces, podemos hacer cosas por aparentar, por quedar bien. Como Dios se fija en el corazón de las personas, se nos dice: "Convertíos y creed...".

Es una invitación a vivir los valores del Evangelio, y a hacerlos realidad en el trato con los demás. Que el gesto externo de la ceniza cuando iniciamos esta Cuaresma sea signo de nuestra conversión interior.

Convertirse a Dios no es huir de lo demás. Es estar vinculado a todo. Abierto a la plenitud de Dios: en mí, en todas las personas, en toda la creación, en todas las criaturas y en todas las cosas. Y luego y también en el templo.

Oración:
Gracias, Padre, por tu bondad y misericordia, cuando nos encontramos ante Ti. Nos damos cuenta de nuestra autosuficiencia, de nuestra falta de humildad. Acepta nuestra actitud arrepentida y acógenos; danos fuerza para ser personas vinculadas unas a otras, profundas, comprometidas, y de fe.

Amén.

5.3.20

Siervo de Dios, Andrés León Prévot: "Es necesario rebosar la medida de la caridad"


El padre Andrés León Prévot nació en Le Teil (Francia) el 9 de noviembre de 1840. En 1885 entró en la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús. Fue maestro de novicios y después Superior Provincial y Asistente General.

Durante toda su vida religiosa se consagró al amor de Cristo y a la reparación. Practicaba la mortificación; amaba la vida interior y la oración continua, y estaba movido por un ardiente celo por la salvación de las almas. En él era habitual la unión con Dios y tenía una gran devoción a la Eucaristía y a Santa María. La abnegación de sí mismo y la austeridad de vida se armonizaban con la caridad, la paciencia, la dulzura y la bondad. Sus libros muestran su fisionomía espiritual: humilde, tranquila y confiada.

Murió en Brugelette (Bélgica) el 26 de noviembre de 1913.

4.3.20

Venerable siervo de Dios, Juan León Dehon: "predicad el amor de Dios"


León Dehon nace en La Capelle (Francia), el 14 de marzo de 1843. Con 21 años se doctora en Derecho Civil en París, pero su vocación no es la abogacía.

Poco después, y en contra de los proyectos de su padre, va a Roma a estudiar teología. Es ordenado sacerdote en San Juan de Letrán el 19 de diciembre de 1868. Es testigo directo del Concilio Vaticano I, en el que participa como taquígrafo.

Regresa a la diócesis de Soissons, a San Quintín. Ve la necesidad social y religiosa que tiene la ciudad y lleva a cabo algunas iniciativas: Patronato de San José, Colegio de San Juan, Periódico... De esta forma, intenta paliar las carencias sociales que le rodean.

2.3.20

"Tarde te amé" (San Agustín de Hipona)


¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscada;
y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.

Tú estabas conmigo,
pero yo no estaba contigo.
Me retenían lejos de ti
aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti,
no existirían.

Me llamaste y clamaste,
y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste,
y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume,
y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste,
y deseo con ansia la paz que procede de ti.

1.3.20

El Contrato de Alianza con Dios, de San Luis María Grignion de Montfort


San Luis María Grignion de Montfort que toda esa maravillosa entrega a Dios y a Jesucristo es una imitación perfecta de Cristo, y es perfecta porque se hace ya siendo uno adulto, y cada uno sabe lo que hace, no como cuando te bautizan, en donde las promesas las hacen terceras personas por ti.

El cristianismo se manifiesta a través del bautismo, y el compromiso que se asume en el bautismo es el de renunciar al demonio e incorporarse a la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo, asumiendo la misión de ser un evangelizador. La alianza es sencilla, se basa en el Evangelio, por lo que no se necesitan mayores estudios para comprenderla y cualquier persona puede firmar la alianza.

En todas sus misiones, san Luis María tenía como fin "reavivar el espíritu del cristianismo por medio de la renovación de las promesas del bautismo", según asevera su primer biógrafo Joseph Grandet. Grandet agrega: "Y para ayudar en la empresa, hizo imprimir una fórmula y, a los que sabían leer, les hacía firmarla" en el transcurso de una ceremonia especial que caracterizaba el tiempo fuerte de la misión. A esta fórmula se la llama "El Contrato de Alianza con Dios". En "el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen", san Luis María describe la consagración que propone como una "Perfecta renovación de los votos del santo bautismo".

Se conservan hasta nuestros días, cuatro ejemplares del Contrato de Alianza con Dios. Los cuatro ejemplares suponen, por lo menos, dos ediciones diferentes. Porque el texto - aunque sustancialmente el mismo - presenta variantes que permiten distinguir la fórmula Pontchâteau-Crossac y la fórmula Fontenay-Vouvant.

El texto de Grandet está de acuerdo con la última fórmula. Las variantes ofrecen cierto interés. Por ello publicamos las dos fórmulas.