Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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6.3.20

Mini-reflexión de Cuaresma


La Cuaresma es un tiempo especial para hacer oración, para ayudar a los demás, para renovar nuestras vidas con sencillez y con humildad.

A veces, podemos hacer cosas por aparentar, por quedar bien. Como Dios se fija en el corazón de las personas, se nos dice: "Convertíos y creed...".

Es una invitación a vivir los valores del Evangelio, y a hacerlos realidad en el trato con los demás. Que el gesto externo de la ceniza cuando iniciamos esta Cuaresma sea signo de nuestra conversión interior.

Convertirse a Dios no es huir de lo demás. Es estar vinculado a todo. Abierto a la plenitud de Dios: en mí, en todas las personas, en toda la creación, en todas las criaturas y en todas las cosas. Y luego y también en el templo.

Oración:
Gracias, Padre, por tu bondad y misericordia, cuando nos encontramos ante Ti. Nos damos cuenta de nuestra autosuficiencia, de nuestra falta de humildad. Acepta nuestra actitud arrepentida y acógenos; danos fuerza para ser personas vinculadas unas a otras, profundas, comprometidas, y de fe.

Amén.

1.3.20

Salmo de Cuaresma


Señor, acompaña mi vida, y guía todas mis acciones, palabras y pensamientos.

Guarda mis pies, que no anden ociosos,
sino que caminen al encuentro de los demás.
Guarda mis manos, que no se abran para hacer el mal,
sino para abrazar y ayudar.

Guarda mi boca, que no diga falsedades
ni hable mal del prójimo.
Que siempre esté dispuesta
para animar y bendecir a los demás y a Ti.

Guarda mis oídos, que no pierdan el tiempo
en escuchar palabras falsas o sin sentido,
sino que estén siempre atentos a escuchar tu mensaje,
para hacer hoy tu voluntad.

28.2.20

Oración para Cuaresma


Señor, Tú llamas a cada uno a emprender de manera más personal y consciente su compromiso de seguir a Jesús. También nos invitas a ir hacia lo profundo de la vida para liberarnos de nuestras falsas inseguridades. Y nos das el Espíritu Santo, para ver qué tenemos que cambiar y la fuerza para lograrlo.

Haz que este tiempo de Cuaresma sea una nueva ocasión para volvernos hacia Ti, Dios de la bondad y de la alegría, vinculados a la multitud de los que marchan por la senda del Evangelio. Amén.

26.2.20

Miércoles de ceniza: auténtica conversión


Conversión del corazón y de corazón, es como decir, lo más íntimo de nuestro ser. Un cambio radical, en la dimensión de fe, de oración y del amor. Este cambio nos invita:

- A poner nuestra vida toda en manos de Dios. Tiene que ver con el "Sí" de María. Tiene que ver con la confianza plena: "Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras". La fe nos permitirá ver a Dios en todas las cosas, en todos los acontecimientos, en todas las personas.

- A vivir en la presencia de Dios, no sólo rezar oraciones. Ser consciente de esta presencia amorosa y providente. Estar vinculados con Él. Saber que no estás solo. Y sentirte salvado. Y agradecer, agradecer, agradecer.

Y como el amor es el núcleo más hondo del corazón, A cambiar ese núcleo, en el que reina el "yo", por otro rey que sería "tú", o sería "Dios". No es fácil, pero así nuestra vida ya no será nuestra. Y entonces, más que dar cosas, nos daremos a nosotros mismos; más que sacrificios y mortificaciones, multiplicaremos la misericordia. Nos haremos a la vez plegaria, ofrenda y pan.