San Luis María Grignion de Montfort que toda esa maravillosa entrega a Dios y a Jesucristo es una imitación perfecta de Cristo, y es perfecta porque se hace ya siendo uno adulto, y cada uno sabe lo que hace, no como cuando te bautizan, en donde las promesas las hacen terceras personas por ti.
El cristianismo se manifiesta a través del bautismo, y el compromiso que se asume en el bautismo es el de renunciar al demonio e incorporarse a la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo, asumiendo la misión de ser un evangelizador. La alianza es sencilla, se basa en el Evangelio, por lo que no se necesitan mayores estudios para comprenderla y cualquier persona puede firmar la alianza.
En todas sus misiones, san Luis María tenía como fin "reavivar el espíritu del cristianismo por medio de la renovación de las promesas del bautismo", según asevera su primer biógrafo Joseph Grandet. Grandet agrega: "Y para ayudar en la empresa, hizo imprimir una fórmula y, a los que sabían leer, les hacía firmarla" en el transcurso de una ceremonia especial que caracterizaba el tiempo fuerte de la misión. A esta fórmula se la llama "El Contrato de Alianza con Dios". En "el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen", san Luis María describe la consagración que propone como una "Perfecta renovación de los votos del santo bautismo".
Se conservan hasta nuestros días, cuatro ejemplares del Contrato de Alianza con Dios. Los cuatro ejemplares suponen, por lo menos, dos ediciones diferentes. Porque el texto - aunque sustancialmente el mismo - presenta variantes que permiten distinguir la fórmula Pontchâteau-Crossac y la fórmula Fontenay-Vouvant.
El texto de Grandet está de acuerdo con la última fórmula. Las variantes ofrecen cierto interés. Por ello publicamos las dos fórmulas.