¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscada;
y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo,
pero yo no estaba contigo.
Me retenían lejos de ti
aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti,
no existirían.
Me llamaste y clamaste,
y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste,
y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume,
y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste,
y deseo con ansia la paz que procede de ti.