Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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2.3.20

"Tarde te amé" (San Agustín de Hipona)


¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscada;
y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.

Tú estabas conmigo,
pero yo no estaba contigo.
Me retenían lejos de ti
aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti,
no existirían.

Me llamaste y clamaste,
y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste,
y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume,
y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste,
y deseo con ansia la paz que procede de ti.

13.11.18

Himno. Sálvete Dios


Gabriel al suelo la rodilla inclina.
Sálvete Dios, le dice, Virgen bella;
sálvete Dios, aurora matutina;
sálvete Dios, resplandeciente estrella;
sálvete Dios, Jerusalén divina;
sálvete Dios, fructífera doncella;
sálvete Dios, ciudad fortalecida;
sálvete Dios, morada de la Vida.

Sálvete Dios, favor de aprisionados;
sálvete Dios, consuelo de afligidos;
sálvete Dios, ciudad de desterrados;
sálvete Dios, ganancia de perdidos.

Sálvete Dios, amparo de olvidados;
sálvete Dios, salud de perseguidos;
sálvete Dios, de tristes la alegría;
sálvete Dios, Purísima María.

Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

12.11.18

Himno: sé Tú mi pureza


Sé Tú mi pureza,
sé Tú mi alegría,
mi consuelo en la tristeza,
amanecer en mi vida.

Sé Tú mi esperanza,
sé Tú mi ilusión,
la mano que me levanta,
la letra de mi canción.

Madre y Mujer, Santa María,
condúcenos hasta Él.

Tu vida es mi fuerza,
tu fe es mi razón,
tu pobreza es mi riqueza,
tu palabra es mi oración.

Tú serás mi estrella
cuando falte el sol,
llenarás de aire mis velas
para llevarme hasta Dios.

Te llevo en el alma,
estás escondida,
en la fe y en la esperanza
que me inundan cada día.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

10.11.18

Himno


El Padre mismo que nos dio la vida
nos da una Vida que no muere más,
con Jesús nos la da, con su venida,
el Cielo baja y no se irá jamás.

La redención ha sido concedida,
como don que nos une a los demás,
su promesa es Palabra ya cumplida,
y el temor a la muerte queda atrás.

La voluntad del Padre nos destina
a ser hijos amados del Creador.
Preciosa flor, la filiación divina.

El precio de esta flor paga en espinas
y en sufrimiento el Cristo Redentor,
que viene al mundo como medicina.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Amén.