Atraído por los encantos de tu amor, Jesús Sacramentado, vengo a tu presencia para adorarte como a mi Dios y mi Padre, aquí presente; para alabarte en compañía de la Corte celestial, que tienes a tu alrededor; para darte las más rendidas gracias por los incontables beneficios, que me has concedido durante mi vida; y, finalmente, para pedirte nuevos favores para mí y para el mundo entero, que en adelante vamos a necesitar.
Protege mi vida con tu amor de Padre y concédeme a mí y a mis familiares todos, a mis amigos y a cuantos se encomiendan a mis oraciones, las gracias espirituales y materiales que necesitamos para amarte y servirte como debemos.
Bendice al Papa, a la Iglesia toda y a todos los cristianos, para que cada uno en su lugar cumplamos fielmente la voluntad del Padre, como Tú la cumpliste durante tu vida mortal.
A las Autoridades y a los padres y madres de familia dales que sepan realizar la gran misión que tú les has encomendado de llevar, por los caminos de la prosperidad y del bien, a sus súbditos e hijos, a la Patria del Cielo.
Haz que llegue la luz del Evangelio a todos los infieles, la gracia, a todos los pecadores y, a las almas todas, la paz, el amor y el bien.
Otorga a nuestros difuntos tu abundante misericordia y, con ella, dales el descanso del Cielo, que con tantas ansias esperan.
Santísima Virgen María del Carmelo, Glorioso San José y Ángeles todos de nuestra Guarda, interceded por nosotros ante Jesús Sacramentado, aquí presente, para que a nosotros y al mundo entero nos conceda las gracias y favores, que necesitamos para servirle y amarle con la mayor fidelidad, durante nuestra vida y en nuestra muerte. Y, al fin, lleguemos todos a conseguir la Corona, que el Padre nos tiene preparada en el Cielo. Amén
P. Lucio Sáinz, O. P. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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