Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

Mostrando entradas con la etiqueta comulgar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta comulgar. Mostrar todas las entradas

5.5.19

Aspiración del Santo Cura de Ars a la Santísima Virgen


¡La Comunión! Explicádmela Vos misma, ¡Oh María! Alcanzadme un rayo de Vuestra luz para comprender algo de ella.

- ¡Ah!, pobre hija mía, pide más bien una partícula de mi Corazón para amar y querer. ¿De qué sirve comprender, y de qué serviría aún ver, si no se obra? En el cielo es en donde se verá y se comprenderá. Sobre la tierra basta inmolarse y sufrir.

¡La Comunión!, es unirse con Jesucristo, es recibirle como víctima, es ser víctima con él... Víctima, renunciándose a sí misma, viviendo para Él, muriendo para todo, abrazando la cruz, llevándola, identificándose con ella; esta es la Comunión. Es una extensión de la Encarnación, pues la sagrada Humanidad de Jesús no se ha unido a su divinidad para otro fin, sino para poder sufrir, inmolarse y morir.

Adora, pues, a tu Salvador en la Eucaristía. Aniquila tu propio ser para que Él le cambie en el suyo. No busques dulzura alguna ni consolación sensible, ni pidas más que la fuerza y la voluntad para subir también al Calvario, y subir con el peso de la cruz. Y si cada comunión te hace adelantar un paso en el estrecho sendero, bendice la Voluntad Divina por el favor que te concede.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

2.5.19

Preparación para la Sagrada Comunión


Señor, cuando pienso en Vuestra dignidad y mi vileza, tengo gran temblor, y me hallo confuso, porque si no me llego a Vos, huyo de la vida, y si indignamente me atrevo, incurro en Vuestra ofensa. ¿Pues qué haré, Dios mío, ayudador mío, consejero mío, en mis necesidades?

Enseñadme Vos el camino recto, proponedme algún ejercicio conveniente para la sagrada Comunión. Porque es útil saber de qué modo debo yo preparar mi corazón devotamente y con reverencia, para recibir saludablemente tu Sacramento, o para celebrar tan grande y divino sacrificio.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

18.9.18

Cómo comulgar correctamente


Parece ser que un gran número de los asistentes a la Santa Misa, desconoce o ignora las normas de conducta que se han de seguir durante la comunión, si nos fijamos en lo que habitualmente se ve en nuestras iglesias. Pero antes de entrar en ese tema, conviene aclarar algo importante antes: la manera en la que debemos rendir culto al Señor en la consagración, o mientras el sacerdote realiza ésta.

Porque toda esta serie de ritos y gestos no son así sin más, sino que intentan introducirnos, y sumergirnos, en una mayor devoción al Señor y una mejor disposición para recibirle pero, además, nos quieren hacer patente la realidad del importante acto al que estamos asistiendo, ni más ni menos que participar de la celebración de la Eucaristía.

13.2.18

La actitud ante la comunión


Tengo que decir que me disgusta cómo algunos se acercan a comulgar y cómo vuelven a sus asientos los que han recibido el Cuerpo del Señor. No sé qué sucede, pero, llegado ese momento de la Comunión, hay una especie de desconcierto en el Templo, con lo que da la impresión de que algunos de los presentes no son conscientes de lo que está sucediendo en ellos, para ellos y también para todos los que participan en la Misa. Parece que se olvidan de lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo cuerpo (cf 1 Co 12,13)".

En lo que se refiere al modo de comulgar, sin que me atreva a juzgar las actitudes interiores, en el modo de poner sus manos o su boca se refleja que aparentemente no valoran adecuadamente la presencia real y sacramental de Jesús en el Pan Eucarístico. No siempre en las manos que reciben al Señor se percibe aquello de que "la mano izquierda ha de ser un trono para la mano derecha, puesto que ésta debe recibir al Rey", como dijo San Juan Crisóstomo. Entiendo que había que educar con cierta frecuencia, sobre cómo se ha de recibir el Cuerpo de Cristo. Es evidente que lo que importan son las actitudes espirituales que adoptamos; pero las formas son también importantes y hay que orientarlas; sobre todo cuando se perciben hábitos muy poco correctos y además da la impresión de que muy arraigados. Para tratar al Señor hemos de poner lo mejor de nosotros mismos.

7.5.17

Recuerda que no puedes recibir la Eucaristía si...


Como ya dijimos en otras ocasiones, si la mayoría de los que reciben la Sagrada Comunión lo hicieran como ordena la Santa Iglesia, nuestras parroquias serían un verdadero centro de cristiandad y devoción. Por desgracia, nada hay más lejos de la realidad: muchos toman el cuerpo del Señor por cumplir, por costumbre o incluso porque les parece un acto social. De otra manera, no se explica cómo las filas de fieles que acuden a recibir la Eucaristía sean tan largas, y sin embargo los confesionarios estén vacíos.

En estas semanas donde tantas comuniones y bodas van a celebrarse, conviene que reflexionemos -y hagamos reflexionar- sobre ésto, y sobre la conveniencia de acudir a comulgar o no según la conciencia de cada uno.

17.4.17

¿Es más aconsejable comulgar en la boca que en la mano?


Este es un debate prácticamente constante dentro de los fieles cristianos, y ante el cual existen opiniones de lo más diversas, tanto en favor de una postura, como de otra.

Los más tradicionalistas y retrógrados defienden que el Cuerpo de Cristo solo y únicamente lo debe tocar el ministerio sacerdotal, es decir los presbíteros, además de diáconos, etc., y en ningún caso los simples "laicos". Ellos toman la postura incluso de recibir la comunión arrodillados, en un gesto de humildad pero que puede derivar fácilmente en simples adornos externos que tanto denunciaba Nuestro Señor con los escribas y fariseos, llamándoles "hipócritas" por servir a Dios simplemente con ritos externos.