- Del último asalto y engaño con que procura el demonio que las mismas virtudes nos sean ocasiones de ruina. -
Hasta en las virtudes adquiridas, no deja de tentarnos con sus engaños la antigua serpiente, para perdernos. Una de sus más sutiles estratagemas es servirse de nuestras propias virtudes para inducirnos a la complacencia y estimación de nosotros mismos, a fin de que caigamos después en el vicio de la soberbia y de la vanagloria.
Para huir de este peligro debes combatir siempre, y mantenerte firme en combatir siempre y mantenerte firme en el verdadero conocimiento de ti misma, reconociendo que nada sabes, ni nada puedes, y que no hay en ti sino miserias y defectos, y no mereces sino la condenación eterna.