Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

5.3.18

El combate espiritual: De la desconfianza de sí mismo


La desconfianza propia, hija mía, nos es tan necesaria en el combate espiritual, que sin esa virtud no solamente no podremos triunfar de nuestros enemigos, sino ni aun vencer la más leve de nuestras pasiones. Debes imprimir y grabar profundamente en tu espíritu esta verdad; porque aunque verdaderamente no somos más que nada, no obstante no dejamos de concebir una falsa estimación de nosotros mismos, y persuadiéndonos sin fundamento que somos algo, presumimos vanamente de nuestras propias fuerzas.

Este vicio, hija mía, es un funesto y monstruoso efecto de la corrupción de nuestra naturaleza, y desagrada mucho a los ojos de Dios, el cual desea siempre en nosotros un fiel y profundo conocimiento de esta verdad: que no hay virtud ni gracia en nosotros que no proceda de su bondad, como de fuente y origen de todo bien, y que de nosotros no puede nacer algún pensamiento que le sea agradable.

4.3.18

Novena de la gracia de San Francisco de Javier


Esta novena se reza cada día del 4 al 12 de marzo.

Oración indulgenciada:
¡Oh, amabilísimo y lleno de caridad, San Francisco Javier! Junto con vos adoro con la mayor reverencia a la Divina Majestad; y complaciéndome sumamente en los especialísimos dones que os comunicó, de gracia en tiempo de vuestra vida, y de gloria después de vuestra muerte, le rindo las más afectuosas gracias; y os suplico con todo mi corazón, que me alcancéis por vuestra poderosísima intercesión la gracia importantísima de vivir y morir santamente; os suplico, además, que me impetréis... (aquí se pide las gracias espirituales y temporales que se desean). Y si esto que pido no es para mayor gloria de Dios y mayor bien de mi alma, alcanzarme vos lo que sea más conforme a lo uno y a lo otro. Así sea.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

(Oración compuesta por el reverendo Mastrilli e indulgenciada para la Novena de la Gracia de San Francisco Javier).

1.3.18

La perfección cristiana


Non coronabitur, nisi qui legitime certaverit. (II Tim. II, 25).


En qué consiste la perfección cristiana, y que para adquirirla es necesario pelear y combatir; y de cuatro cosas que se requieren para este combate.

Si deseas, oh hija muy amada en Jesucristo, llegar al más alto y eminente grado de la santidad y de la perfección cristiana, y unirte de tal suerte a Dios, que vengas a ser un mismo espíritu con Él, que es la mayor hazaña y la más alta y gloriosa empresa que puede decirse e imaginarse, conviene que sepas primeramente en qué consiste la verdadera y perfecta vida espiritual.

Muchos atendiendo a la gravedad de la materia, creyeron que la perfección consiste en el rigor de la vida, en la mortificación de la carne, en los cilicios, disciplinas, ayunos, vigilias y otras penitencias y obras exteriores. Otros, y particularmente las mujeres, cuando rezan muchas oraciones, oyen muchas misas, asisten a todos los oficios divinos y frecuentan las iglesias y comuniones, creen que han llegado al grado supremo de la perfección.

28.2.18

Intenciones marianas para 2018


Enero:
Por la paz, para que sepamos resolver todas las divergencias, personales y sociales, por medio del diálogo y buscando el bien común, en los pequeños conflictos y en las relaciones internacionales.

Febrero:
Por todos los consagrados. Para que, siendo fieles en sus compromisos evangélicos, se conviertan en sal de la tierra y luz del mundo, y así puedan ser ejemplo para muchos.

24.2.18

Buscar a Dios en los escondido


"Muy bien haces, ¡oh alma!, en buscarle siempre escondido, porque mucho ensalzas a Dios y mucho te llegas a Él teniéndole por más alto y profundo que todo cuanto puedes alcanzar. Y, por tanto, no repares en parte ni en todo lo que tus potencias pueden comprehender. Quiero decir que nunca te quieras satisfacer en lo que entendieres de Dios, sino en lo que no entendieres de Él; y nunca pares en amar y deleitarte en eso que entendieres o sintieres de Dios, sino ama y deléitate en lo que no puedes entender y sentir de Él: que eso es, como habemos dicho, buscarle en fe. Que, pues es Dios inaccesible y escondido, como también habemos dicho, aunque más te parezca que te hallas y le sientes y le entiendes".

"Siempre le has de tener por escondido y le has de servir escondido en escondido. Y no seas como muchos insipientes, que piensan bajamente de Dios, entendiendo que, cuando no le entienden o le gustan o sienten, está Dios más lejos y más escondido, siendo más verdad lo contrario, que cuanto menos distintamente le entienden, más se llegan a Él, pues, como dice el profeta David (Salmo 17. 12): 'Puso su escondrijo en las tinieblas'. Así, llegando cerca de Él, por fuerza has de sentir tinieblas en la flaqueza de tu ojo. Bien haces, pues, en todo tiempo, ahora de adversidad, ahora de prosperidad espiritual o temporal, tener a Dios por escondido, y así clamar a Él, diciendo: ¿Adónde te escondiste?" (Cántico Espiritual 1.12).