Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

Mostrando entradas con la etiqueta juiciofinal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta juiciofinal. Mostrar todas las entradas

7.9.17

Los demonios quieren perderte, porque están perdidos


En el libro Speculu Historiale, el obispo Vicente cuenta cómo, hallándose un sacerdote exorcista conjurando a un demonio, con el fin de que dejase de atormentar a una víctima, le preguntó: "¿En qué parte quisieras ahora hallarte?", a lo que le respondió: "En el Cielo". Ante esta respuesta, el sacerdote replicó: "¿Y por qué causa deseas tanto encontrarte en el Cielo?". "Para poder ver otra vez la faz del Creador, en la cual consiste toda la bienaventuranza, y la gloria eterna de los elegidos: yo la vi cuando me crió, juntamente con los demás ángeles" -como enseña la Iglesia, los ángeles en el momento de ser creados hicieron la elección por elegir o rechazar a Dios, elección que, debido a su naturaleza, es inmutable y no pueden cambiar, mientras que los seres humanos, por cuestión de la carne perecedera, a pesar de haber rechazado a Dios nuestra debilidad nos hizo obtener misericordia para redimirnos- "si bien aquella vista fue solo por un momento brevísimo, y como un pestañeo". Y suspirando añadió: "Si yo pudiera ver otra vez aquella divina faz, aunque fuese por tan brevísimo tiempo y por un momento, me contentaría y lo daría por bien empleado el padecer todas las penas de los condenados desde esta hora y hasta el día del Juicio Final".

El sacerdote le replicó: "dame entonces alguna similitud de la belleza de la Divinidad que contemplaste, ya que tanto desearías padecer por verla, a fin de que pueda hacerme alguna idea".

28.7.17

El juicio final


Veo las nubes negras
y unos ángeles centinelas,
veo la muerte llegar,
veo el fuego arrasar,
veo correr y gritar
veo dolor y miseria.

Veo el libro abrir
y un ángel con el dedo marcar,
veo el populacho corriendo y huir
y sin poder siquiera escapar.

31.5.17

La corresponsabilidad en el Juicio Final


Cuando Cristo nos recomienda servir y no ser servidos, la pobreza, la humildad, la mansedumbre, la obediencia... No lo está diciendo solamente porque en este mundo tendremos más fácil seguirle de esa forma sino, y además, porque en el día del Juicio éste será menos duro para todos los que hayan llevado ese modelo de vida.

En efecto, el Juicio al que todos debemos enfrentarnos va a ser una prueba terrible, nada parecido al de los hombres, y no habremos visto nada semejante. Aunque sus detalles están ocultos y solo serán revelados en el momento preciso, podemos señalar, a la luz de las Escrituras, varios aspectos que habremos de enfrentar en él.