En el libro Speculu Historiale, el obispo Vicente cuenta cómo, hallándose un sacerdote exorcista conjurando a un demonio, con el fin de que dejase de atormentar a una víctima, le preguntó: "¿En qué parte quisieras ahora hallarte?", a lo que le respondió: "En el Cielo". Ante esta respuesta, el sacerdote replicó: "¿Y por qué causa deseas tanto encontrarte en el Cielo?". "Para poder ver otra vez la faz del Creador, en la cual consiste toda la bienaventuranza, y la gloria eterna de los elegidos: yo la vi cuando me crió, juntamente con los demás ángeles" -como enseña la Iglesia, los ángeles en el momento de ser creados hicieron la elección por elegir o rechazar a Dios, elección que, debido a su naturaleza, es inmutable y no pueden cambiar, mientras que los seres humanos, por cuestión de la carne perecedera, a pesar de haber rechazado a Dios nuestra debilidad nos hizo obtener misericordia para redimirnos- "si bien aquella vista fue solo por un momento brevísimo, y como un pestañeo". Y suspirando añadió: "Si yo pudiera ver otra vez aquella divina faz, aunque fuese por tan brevísimo tiempo y por un momento, me contentaría y lo daría por bien empleado el padecer todas las penas de los condenados desde esta hora y hasta el día del Juicio Final".
El sacerdote le replicó: "dame entonces alguna similitud de la belleza de la Divinidad que contemplaste, ya que tanto desearías padecer por verla, a fin de que pueda hacerme alguna idea".