Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

9.5.19

Letanías del arrepentimiento por amor


Señor, ten piedad de mí.
Señor, ten piedad de mí.

Cristo, ten piedad de mí.
Cristo, ten piedad de mí.

Vos, que por Vuestra longanimidad y dilación de los castigos, hacéis brillas Vuestro poder y bondad, tened piedad de mí.
Vos, que aguardáis con toda paciencia la conversión de los pecadores, tened piedad de mí.
Vos, que invitáis tan afectuosamente a los pecadores a penitencia, tened piedad de mí.
Vos, que os regocijáis tanto por la conversión de los pecadores, tened piedad de mí.

De haber pecado,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De haber pecado tantas veces y tan gravemente,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De haber pecado por pensamientos, por palabras y por obras,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De haber pecado con propósito deliberado y con malicia,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De haber pecado con innumerables negligencias y omisiones,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De haber violado tan ligeramente Vuestras santas leyes,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De no haber temido Vuestra omnipotencia,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De haber despreciado Vuestro amor,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De haber abusado de Vuestra bondad y de Vuestra longanimidad,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.
De haber merecido Vuestros justos castigos en este mundo y en el otro,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.

De todas estas faltas me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío,
pero me arrepiento mucho más y sobre todo por Vos mismo,
porque Os he ofendido,
porque Os he desagradado,
porque Vos sois sobre todas las cosas,
porque Os amo sobre todas las cosas,

en unión de este arrepentimiento de amor, que han tenido todos los santos penitentes,
en unión del extremo horror al menor pecado, que siempre tuvo la bienaventurada Virgen María,
en unión del dolor incomprensible que sintió Vuestro divino Hijo en el huerto de los Olivos, a causa de mis pecados y los de todo el mundo,
me arrepiento con todo mi corazón, oh Dios mío.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Papa Pío VI.

7.5.19

Acto de adoración


Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi;
Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.


Os adoro, ¡oh Padre Eterno!, y Os doy gracias por el amor infinito, por el cual Os dignasteis enviar a la tierra a Vuestro Hijo único para rescatarme y hacerse alimento de mi alma. Os ofrezco todos los actos de adoración y acción de gracias que os rinden los ángeles y santos en el cielo y las almas justas en la tierra. Os alabo, Os amo y Os doy gracias con todas las alabanzas, todo el amor y acción de gracias, con las cuales Os alaba, bendice y ama Vuestro Hijo mismo en el santísimo Sacramento; y Os pido le hagáis conocer, amar y honrar de todos; que sea bendecido y recibido dignamente en este divino Sacramento.

Padrenuestro, Ave María, Gloria.

Os adoro, ¡oh Hijo Eterno!, y Os doy gracias por el infinito amor con que habéis querido encarnar por mí, nacer en un establo, vivir escondido largos años en un taller, sufrir hambre, sed, frío, calor, penas, tedio, desprecios, persecuciones, golpes, espinas, clavos y la muerte en una durísima Cruz. Os doy gracias con la Iglesia militante y triunfante por la infinita caridad con que habéis instituido el santísimo Sacramento para servir de alimento a mi alma. Os adoro en todas las hostias consagradas en todo el mundo; Os bendigo también por todos los que no Os conocen ni Os bendicen. Quisiera poder dar mi vida para haceros conocer, amar y honrar de todos en este Sacramento de amor, y para impedir irreverencias y sacrilegios. Os amo, ¡oh Jesús mío!, y deseo amaros y recibiros con el amor, la pureza y el afecto de la Santísima Virgen Vuestra Madre, y con el amor y la perfección misma de Vuestro purísimo Corazón. Dignaos, ¡oh Esposo amadísimo de mi alma!, obrar en mí, cuando Os reciba en el Santísimo Sacramento, los efectos por los cuales venís a él, y haced que muera, antes que recibiros indignamente.

Padrenuestro, Ave María, Gloria.

Os adoro, ¡oh Espíritu Eterno!, y Os doy gracias por el infinito amor con que habéis obrado el inefable misterio de la Encarnación, y por la caridad infinita con que formasteis el Cuerpo sagrado de Jesús de la purísima sangre de la Virgen María, para darlo luego en el Santísimo Sacramento como alimento de mi alma. Os pido iluminéis mi espíritu, purifiquéis mi corazón y el de todos los hombres, para conocer mejor este gran beneficio de amor y recibir dignamente el Santísimo Sacramento.

Padrenuestro, Ave María, Gloria.

Tantum ergo Sacramentum
Veneremur cernui;
Et antiquum documentum
Novo cedat ritui;
Paestet fides suplementum
Sensuum defectui.
Genitori, Genitoque Laus et jubilatio;
Salus, honor, virtus quoque
Sit et benedictio;
Procedenti ab utroque
Compar sit laudatio.


Amen.

Panem de caelo praestitisti eis.
Omne delectamentum in se habentem.

Oremus:
Deus, qui nobis sub Sacramento mirabili Passionis tuae memoriam reliquisti, tribue, quaesumus, ita nos Corporis et Sanguinis tui Sacra Mysteria venerari, ut Redemptionis tuae fructum in nobis jugiter sentiamus. Qui vivis et regnas in saecula saeculorum. Amen.

[Indulgencia plenaria, el primer jueves de mes, comulgando y visitando en ese día el Santísimo Sacramento, y orando por las intenciones del Papa. 7 años y 7 cuarentenas, los demás jueves del año, con las mismas condiciones. 100 días por una vez al día].

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

5.5.19

Aspiración del Santo Cura de Ars a la Santísima Virgen


¡La Comunión! Explicádmela Vos misma, ¡Oh María! Alcanzadme un rayo de Vuestra luz para comprender algo de ella.

- ¡Ah!, pobre hija mía, pide más bien una partícula de mi Corazón para amar y querer. ¿De qué sirve comprender, y de qué serviría aún ver, si no se obra? En el cielo es en donde se verá y se comprenderá. Sobre la tierra basta inmolarse y sufrir.

¡La Comunión!, es unirse con Jesucristo, es recibirle como víctima, es ser víctima con él... Víctima, renunciándose a sí misma, viviendo para Él, muriendo para todo, abrazando la cruz, llevándola, identificándose con ella; esta es la Comunión. Es una extensión de la Encarnación, pues la sagrada Humanidad de Jesús no se ha unido a su divinidad para otro fin, sino para poder sufrir, inmolarse y morir.

Adora, pues, a tu Salvador en la Eucaristía. Aniquila tu propio ser para que Él le cambie en el suyo. No busques dulzura alguna ni consolación sensible, ni pidas más que la fuerza y la voluntad para subir también al Calvario, y subir con el peso de la cruz. Y si cada comunión te hace adelantar un paso en el estrecho sendero, bendice la Voluntad Divina por el favor que te concede.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

2.5.19

Preparación para la Sagrada Comunión


Señor, cuando pienso en Vuestra dignidad y mi vileza, tengo gran temblor, y me hallo confuso, porque si no me llego a Vos, huyo de la vida, y si indignamente me atrevo, incurro en Vuestra ofensa. ¿Pues qué haré, Dios mío, ayudador mío, consejero mío, en mis necesidades?

Enseñadme Vos el camino recto, proponedme algún ejercicio conveniente para la sagrada Comunión. Porque es útil saber de qué modo debo yo preparar mi corazón devotamente y con reverencia, para recibir saludablemente tu Sacramento, o para celebrar tan grande y divino sacrificio.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

30.4.19

Oración para después de confesarse


Después de la confesión se deben dar gracias a Dios de habernos devuelto, con su gracia, la inocencia bautismal. Cumplir lo más pronto posible la penitencia impuesta por el Confesor, y concluir con la siguiente oración:

Padre Santo, uniendo mi penitencia a todas las que se han hecho hasta el día de hoy por la gloria de Vuestro Nombre, y a todas las obras satisfactorias de Vuestro amado Hijo, a sus ayunos, a sus vigilias y oraciones..., Os ofrezco esta confesión y esta satisfacción, suplicándoos por los méritos de la pasión de Jesús y por la intercesión de la Santísima Virgen María y de los santos, la aceptéis y me la hagáis provechosa. En cuanto a lo que he podido faltar en ella, sin culpa grave de mi parte, a la sinceridad de mi preparación, a la perfección de mi contrición, a la fidelidad y claridad en las declaraciones de esta confesión, como también en las anteriores, la confío toda al dulcísimo Corazón de Vuestro Hijo, a fin de que todas las faltas y negligencias de las que me haya hecho culpable en la recepción de este Sacramento sean entera y perfectamente reparadas por este divino Corazón, para Vuestra eterna gloria.

Dignaos, pues, Dios mío, confirmar en el cielo la absolución que se me acaba de dar en la tierra. Así sea.