Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

20.9.18

La gran gracia de una misa


A veces parece que la Eucaristía sea una obligación, no pocos acuden a misa por desgana, "por cumplir", "para quitarla de en medio". En el pueblo era común oír recomendar a la gente ir a misa temprano, a la de la primera hora, y así "se tenía el resto del día libre". ¡Ir a misa por ir! ¡Qué desconocimiento! ¡Qué gran ignorancia!

No vamos a extendernos aquí sobre el valor de una Santa Misa tanto como lo ha hecho el santo Cura de Ars en su hermoso sermón sobre la eucaristía (el cual recomendamos a nuestros lectores y visitantes, encarecidamente, repasar), pero sí que vamos a dar unos pequeños bosquejos sobre lo que una misa significa, al menos en parte, porque daría para un voluminoso libro analizar lo que es la misa un poco en profundidad.

De las virtudes y de los vicios: Libertad de Espíritu



La Libertad de espíritu es una gracia directa del Espíritu Santo al alma a quien la da, y la da a quien le place. Consiste esta Libertad en un desalineamento del alma, en un vuelo del espíritu sin ataduras ni impedimentos, hacia lo sobrenatural y divino. Esta santa Libertad trae muchos bienes al alma dichosa que la posee; esta alma alcanza o llega a alcanzar una familiar, aunque respetuosa presencia de Dios y una Unión muy levantada y sublime con el mismo Dios. La Oración en el alma que posee este tesoro de la santa Libertad es casi constante. A esta dichosa alma nada impide la comunicación con su Dios y Señor: a toda hora, en las ocupaciones, lo mismo que en la soledad, en el ruido igualmente que en el silencio, en medio del mundo como en el Claustro, se comunica con su Dios.

¡Oh bendita Libertad nacida del que es la Libertad misma! El Demonio también da a las almas una especie de libertad fingida, engañadora y traicionera, porque han de saber que Satanás es como un mono que imita cuanto ve, y en la vida espiritual es en donde se da gusto con las almas incautas e imprudentes, y a veces permitiéndolo Yo para futuros bienes, también con las almas que me pertenecen. Mas a poco de andar se le conoce; porque sus huellas son muy marcadas, y no puede sostener por largo tiempo el peso de las virtudes sólidas.

19.9.18

De las virtudes y de los vicios: Solicitud



La Solicitud nace de la Caridad y del Amor activo. Esta hermosa virtud parece pequeña y es grande, abraza grandes empresas. El centro a donde tiende es al bien del prójimo, por lo mismo es hermana del Celo. El vicio conque generalmente lucha es la Vanagloria.

Tiene la Solicitud un campo muy vasto en donde extenderse, pero crece y se desarrolla bajo el amparo de la profundísima humildad.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

18.9.18

Cómo comulgar correctamente


Parece ser que un gran número de los asistentes a la Santa Misa, desconoce o ignora las normas de conducta que se han de seguir durante la comunión, si nos fijamos en lo que habitualmente se ve en nuestras iglesias. Pero antes de entrar en ese tema, conviene aclarar algo importante antes: la manera en la que debemos rendir culto al Señor en la consagración, o mientras el sacerdote realiza ésta.

Porque toda esta serie de ritos y gestos no son así sin más, sino que intentan introducirnos, y sumergirnos, en una mayor devoción al Señor y una mejor disposición para recibirle pero, además, nos quieren hacer patente la realidad del importante acto al que estamos asistiendo, ni más ni menos que participar de la celebración de la Eucaristía.

De las virtudes y de los vicios: Celo



El Celo de las almas, el Amor al prójimo, el Dolor interno y desgarrador por las ofensas hechas a Dios, el purísimo deseo de mi gloria, de mi mayor gloria, todas estas virtudes, nacen directamente del Amor divino. Son las consecuencias, los actos que este celestial incendio produce en las almas.

El Celo es hijo del Amor activo y una gracia muy especial que regalo a pocas almas. Es el Celo una comunicación de mi propio Ser, es un fuego que enciende a las almas en el deseo vehemente de la gloria de Dios y de la salvación del prójimo. Para este Celo divino no existen fatigas, ni cansancios, ni sacrificios por insuperables que sean y que con gozo no venza; lo sostiene una fuerza divina, lo impele constantemente un celestial fuego, las virtudes guerreras forman su séquito y es capaz de llevar a cabo grandes empresas.