El Celo de las almas, el Amor al prójimo, el Dolor interno y desgarrador por las ofensas hechas a Dios, el purísimo deseo de mi gloria, de mi mayor gloria, todas estas virtudes, nacen directamente del Amor divino. Son las consecuencias, los actos que este celestial incendio produce en las almas.
El Celo es hijo del Amor activo y una gracia muy especial que regalo a pocas almas. Es el Celo una comunicación de mi propio Ser, es un fuego que enciende a las almas en el deseo vehemente de la gloria de Dios y de la salvación del prójimo. Para este Celo divino no existen fatigas, ni cansancios, ni sacrificios por insuperables que sean y que con gozo no venza; lo sostiene una fuerza divina, lo impele constantemente un celestial fuego, las virtudes guerreras forman su séquito y es capaz de llevar a cabo grandes empresas.