¡Divino Corazón de Jesús! ¡Corazón mil veces ofrecido en sacrificio! ¡Corazón víctima! ¡Corazón Real y magnífico, para el cual los hombres ingratos no tenemos más que olvido, indiferencia y desprecio! Permitidme venir en este día en demanda de misericordia a vuestras plantas. Quiero desagraviaros de las traiciones y sacrilegios de que sois la adorable víctima en vuestro Sacramento de amor.
Sí, Jesús nuestro. Quiero desagraviaros de tantas y tan horribles blasfemias, que hacen temblar la tierra. Quiero desagraviaros por la profanación de los Santos Sacramentos y del santo día de fiesta, que os está consagrado.
Quiero desagraviaros por las irreverencias que se cometen en el lugar santo, en vuestra casa, en el templo. Quiero asimismo desagraviaros por la indiferencia y cobardía que aleja de Vos a tantos cristianos cobardes. Y finalmente, quiero desagraviaros por los crímenes que se comenten. Señor, os pido perdón y vuestra gracia para todos los hombres.
Y vos, Padre Santo, Majestad Soberana, tan vilmente ultrajado, libradnos, en consideración al Corazón adorable de vuestro divino Hijo, de ofenderos; que todos los hombres vean en todos los santuarios del mundo una víctima permanente por nuestros pecados.
Os ofrezco las adoraciones infinitas y los continuos sacrificios de nuestro salvador Jesucristo. Me presento a Vos cubierto con su sangre y deseoso de sumergirme hondamente en su amor. ¡Ah!, ¡que esta sangre sea aplicada en nuestro favor, que cesen las ofensas, que vuestro amor se establezca, que reine en el corazón de todos los hombres, y que todos reinemos un día con Vos en el cielo!
Amén.