Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

9.8.19

Acto de desagravio al Sagrado Corazón de Jesús


¡Divino Corazón de Jesús! ¡Corazón mil veces ofrecido en sacrificio! ¡Corazón víctima! ¡Corazón Real y magnífico, para el cual los hombres ingratos no tenemos más que olvido, indiferencia y desprecio! Permitidme venir en este día en demanda de misericordia a vuestras plantas. Quiero desagraviaros de las traiciones y sacrilegios de que sois la adorable víctima en vuestro Sacramento de amor.

Sí, Jesús nuestro. Quiero desagraviaros de tantas y tan horribles blasfemias, que hacen temblar la tierra. Quiero desagraviaros por la profanación de los Santos Sacramentos y del santo día de fiesta, que os está consagrado.

Quiero desagraviaros por las irreverencias que se cometen en el lugar santo, en vuestra casa, en el templo. Quiero asimismo desagraviaros por la indiferencia y cobardía que aleja de Vos a tantos cristianos cobardes. Y finalmente, quiero desagraviaros por los crímenes que se comenten. Señor, os pido perdón y vuestra gracia para todos los hombres.

Y vos, Padre Santo, Majestad Soberana, tan vilmente ultrajado, libradnos, en consideración al Corazón adorable de vuestro divino Hijo, de ofenderos; que todos los hombres vean en todos los santuarios del mundo una víctima permanente por nuestros pecados.

Os ofrezco las adoraciones infinitas y los continuos sacrificios de nuestro salvador Jesucristo. Me presento a Vos cubierto con su sangre y deseoso de sumergirme hondamente en su amor. ¡Ah!, ¡que esta sangre sea aplicada en nuestro favor, que cesen las ofensas, que vuestro amor se establezca, que reine en el corazón de todos los hombres, y que todos reinemos un día con Vos en el cielo!

Amén.

7.8.19

Oración a la llaga adorable del Corazón de Jesús


¡Oh Jesús!, tan amante, tan amable y tan poco amado, nos postramos humildemente al pie de la Cruz, para ofrecer a Vuestro divino Corazón, abierto por la lanza y consumido por el amor, el homenaje de nuestro respeto, de nuestras adoraciones, y de toda nuestra ternura.

Dignaos, Dueño bondadoso, hacerme cada día más constante y más fiel; yo os pido esta misma gracia para todos los que se encomiendan a mis oraciones, por el Corazón dulcísimo e inmaculado de vuestra Madre, que lo es también nuestra, María Santísima.

Amén.

6.8.19

Cántico ante el Santísimo



Latín:

Ave verum Corpus natum
de Maria Virgine,
Vere passum, inmolatum
in Cruce pro homine.

Cuius latus perforatum
unda fluxit cum sanguine;
esto nobis praegustatum
mortis in examine.

¡Oh Iesu dulcis! ¡Oh Iesu pie!
¡Oh Iesu Fili Mariae!


Castellano:

Os saludo, Cuerpo Santo,
Víctima pura, inmolado;
que en la Cruz sacrificado
quisiste padecer tanto.

Dulce Jesús, nuestro encanto,
de tu amante Corazón
brotó nuestra salvación.

Jesús, Hijo de María,
en la postrera agonía
válganos tu redención.


Latín:
O Cor, amoris victima,
caeli perenne gaudium,
mortalium solatium,
mortalium spes ultima.

Cor dulce Cor amabile,
amore nostri languidum
amore nostri saucium,
fac sis mihi placabile.


Castellano:

Oh Corazón muy amado,
dulce alegría del cielo,
del mortal dicha y consuelo,
víctima de amor llagado.

Por nosotros traspasado
en la Cruz quieres estar,
para los nuestros robar.

Corazón que languidece
y por nosotros padece,
déjate, pues, hablandar.

1.8.19

Oración a San Benito por una buena muerte


(Oración de Santa Gertrudis, con la promesa de asistirla a la hora de la muerte):

Glorioso Patriarca, santo padre Benito, os recuerdo aquel favor que el Señor os concedió de honraros con una muerte tan gloriosa, exhalando el último suspiro en medio de la oración, y permitiendo que aún ahora despidáis un perfume tan suave en compañía de los Santos, que todos se deleitan. Os suplico que os dignéis asistirme tan fielmente a la hora de mi muerte, que resistáis al demonio por todas partes donde le veáis redoblar sus esfuerzos contra mí, para que defendido por vos quede libre de todas sus emboscadas y llegue a los goces del Cielo para siempre.

Así sea.

30.7.19

Oración de Santa María Magdalena


(Oración revelada por Santa María Magdalena a Santa Matilde, con la promesa de una bendición especial):

Os doy gracias, oh buen Jesús, por aquel acto piadoso que la Beatísima Santa María Magdalena ejecutó, cuando regaba Vuestros pies con sus lágrimas, los enjugaba con sus cabellos, los besaba, y con preciosos perfumes los ungía. Vos la recompensasteis derramando en su corazón y en su alma tan gran caridad, que no amó en adelante nada fuera de Vos.

Yo os suplico os dignéis concederme por sus méritos lágrimas de verdadera penitencia, y llenar mi corazón del amor divino.

Amén.