En una entrevista con María Simma, la vidente que durante la mayor parte de su vida decía que veía ánimas del purgatorio, que iban a ella a pedirle ayuda y oraciones, respondía a una pregunta que le hacían respecto a que si podía haber personas que vivieran ya, en esta tierra, el purgatorio,
afirmando categóricamente que sí. Y explicaba esta señora que hubo casos en los cuales algunas personas le pedían a Dios nuestro Señor que les enviaran los castigos en esta vida, y así poder ir directamente -o lo más directamente posible- al cielo en la otra.
Otras personas no piden eso: simplemente, lo tienen. Este es el caso del niño
Amara Stover, cuyas imágenes de los tumores que le salen y le deforman dieron la vuelta al mundo hace algunos días. Ante el dolor y, en este caso, el dolor que no parece tener sentido alguno (como es el caso de un niño, ¿qué pecados puede tener un niño?), siempre nos sentimos un poco sobrepasados. Es ese tipo de dolor que muchos ateos utilizan como razonamiento para decir aquello de:
"¿ves cómo no existe Dios? Porque si existiera, no permitiría esas cosas".