¡Oh Jesús, Hijo único de Dios, sabiduría infinita y bondad esencial, esplendor del Padre, honor y gloria del Paraíso, cuya vista constituye la felicidad de los ángeles y santos del cielo!, Os adoro en todo lo que sois en Vos mismo y en todo lo que habéis querido ser en Vuestras humillaciones, a causa de la Encarnación y de Vuestra presencia real en el Santísimo Sacramento del altar; en todo lo que sois para la gloria de Vuestro Padre, y en todo lo que queréis ser para nosotros, para nuestras necesidades y nuestra elevación al cielo.
Considero el gran amor que nos tenéis, y el don que nos hacéis de Vos mismo, no solo una vez, sino tantas cuantas queremos; me doy a Vos en acción de gracias, consagrando mi vida y todo lo que soy, por naturaleza y gracia, para honrar todo lo que sois para nosotros en el Santísimo Sacramento del altar; y todos los designios que tenéis particularmente sobre mi alma, a fin de que todos se cumplan en mí, para Vuestra gloria y la de Vuestro Padre, y para mi bien.