Divino Jesús, dulcísimo Salvador mío, yo os ofrezco esta Hora de adoración, durante la cual, en unión con -nombrar los patronos de la hora o santos de devoción- deseo muy particularmente amaros, glorificaros y, sobre todo, consolar a vuestro adorado Corazón con mi amor. ¡Acercad a esta intención mis pensamientos, mis palabras, mis obras y también mis penas! Recibid, sobre todo, mi corazón, que os entrego sin reserva, suplicándoos le consumas con el fuego de vuestro purísimo amor.
Corazón de María, mi amor, proteged a todos los adoradores.