Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

1.3.20

Salmo de Cuaresma


Señor, acompaña mi vida, y guía todas mis acciones, palabras y pensamientos.

Guarda mis pies, que no anden ociosos,
sino que caminen al encuentro de los demás.
Guarda mis manos, que no se abran para hacer el mal,
sino para abrazar y ayudar.

Guarda mi boca, que no diga falsedades
ni hable mal del prójimo.
Que siempre esté dispuesta
para animar y bendecir a los demás y a Ti.

Guarda mis oídos, que no pierdan el tiempo
en escuchar palabras falsas o sin sentido,
sino que estén siempre atentos a escuchar tu mensaje,
para hacer hoy tu voluntad.

Los Siete Domingos a San José. Quinto domingo


- Esta práctica de los Siete Domingos debe hacerse confesando y comulgando -.

La práctica de los Siete Domingos a San José se puede hacer en cualquier época del año, pero es tradición hacerla los siete domingos antes del día de San José (19 de marzo).

Los santos padres han concedido indulgencias a quien realice esta práctica estos domingos.

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Antífona:
Tenía Jesús al comenzar su vida pública unos treinta años, hijo, según se pensaba, de José.

Rogad por nosotros, San José.
Respuesta: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

- Quinto domingo. Quinto dolor y gozo.

Oh custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José: cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente en vuestra huida a Egipto, pero cuán grande fue también vuestra alegría teniendo siempre con Vos al mismo Dios, y viendo derribados los ídolos de Egipto.

Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al tirano enemigo infernal, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que, ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

- Oraciones finales:
Acordaos, oh purísimo Esposo de María, oh dulce protector mío San José, que jamás se oyó decir que haya dejado de ser consolado uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro auxilio. Con esta confianza vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos fervorosamente, oh padre nutricio del Redentor. No desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas piadosamente. Amén.

Rogad por nosotros San José.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oremos:
Oh Dios, que por providencia inefable os dignásteis escoger al bienaventurado José para esposo de vuestra Santísima Madre, os suplicamos nos concedáis la gracia de que, venerándole en la tierra como a nuestro protector, merezcamos tenerle por intercesor en los cielos. Amén.

Rezar ahora un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria por las intenciones del Papa..

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

28.2.20

Oración para Cuaresma


Señor, Tú llamas a cada uno a emprender de manera más personal y consciente su compromiso de seguir a Jesús. También nos invitas a ir hacia lo profundo de la vida para liberarnos de nuestras falsas inseguridades. Y nos das el Espíritu Santo, para ver qué tenemos que cambiar y la fuerza para lograrlo.

Haz que este tiempo de Cuaresma sea una nueva ocasión para volvernos hacia Ti, Dios de la bondad y de la alegría, vinculados a la multitud de los que marchan por la senda del Evangelio. Amén.

26.2.20

Miércoles de ceniza: auténtica conversión


Conversión del corazón y de corazón, es como decir, lo más íntimo de nuestro ser. Un cambio radical, en la dimensión de fe, de oración y del amor. Este cambio nos invita:

- A poner nuestra vida toda en manos de Dios. Tiene que ver con el "Sí" de María. Tiene que ver con la confianza plena: "Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras". La fe nos permitirá ver a Dios en todas las cosas, en todos los acontecimientos, en todas las personas.

- A vivir en la presencia de Dios, no sólo rezar oraciones. Ser consciente de esta presencia amorosa y providente. Estar vinculados con Él. Saber que no estás solo. Y sentirte salvado. Y agradecer, agradecer, agradecer.

Y como el amor es el núcleo más hondo del corazón, A cambiar ese núcleo, en el que reina el "yo", por otro rey que sería "tú", o sería "Dios". No es fácil, pero así nuestra vida ya no será nuestra. Y entonces, más que dar cosas, nos daremos a nosotros mismos; más que sacrificios y mortificaciones, multiplicaremos la misericordia. Nos haremos a la vez plegaria, ofrenda y pan.

23.2.20

Los Siete Domingos a San José. Cuarto domingo


- Esta práctica de los Siete Domingos debe hacerse confesando y comulgando -.

La práctica de los Siete Domingos a San José se puede hacer en cualquier época del año, pero es tradición hacerla los siete domingos antes del día de San José (19 de marzo).

Los santos padres han concedido indulgencias a quien realice esta práctica estos domingos.

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Antífona:
Tenía Jesús al comenzar su vida pública unos treinta años, hijo, según se pensaba, de José.

Rogad por nosotros, San José.
Respuesta: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

- Cuarto domingo. Cuarto dolor y gozo.

Oh santo fidelísimo, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José: aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María os causó dolor de muerte, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa, que de ahí se seguiría para un gran número de almas.

Por ese dolor y por ese gozo, conseguidnos ser del número de los que por los méritos de Jesús y por la intercesión de la bienaventurada Virgen María han de resucitar gloriosamente.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.

- Oraciones finales:
Acordaos, oh purísimo Esposo de María, oh dulce protector mío San José, que jamás se oyó decir que haya dejado de ser consolado uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro auxilio. Con esta confianza vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos fervorosamente, oh padre nutricio del Redentor. No desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas piadosamente. Amén.

Rogad por nosotros San José.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oremos:
Oh Dios, que por providencia inefable os dignásteis escoger al bienaventurado José para esposo de vuestra Santísima Madre, os suplicamos nos concedáis la gracia de que, venerándole en la tierra como a nuestro protector, merezcamos tenerle por intercesor en los cielos. Amén.

Rezar ahora un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria por las intenciones del Papa..

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com